viernes, 19 de septiembre de 2025

Patologías del yo ideal

 El yo ideal es una noción fundamental en la obra de Freud y luego reelaborada de manera decisiva por Lacan. Ambos autores la trabajan en relación con el narcisismo, el deseo y la constitución subjetiva, pero desde marcos conceptuales distintos.

Freud introduce la noción de yo ideal en el marco de su teoría del narcisismo (1914) y luego la vincula con el ideal del yo en textos como El yo y el ello (1923). 

En el narcisismo primario, el sujeto inviste su libido sobre sí mismo: no distingue claramente entre sí y el mundo. En este estadio, el yo ideal representa una imagen omnipotente de sí: el sujeto se ve a sí mismo como completo, autosuficiente, deseable. Esta imagen es, en rigor, una fantasía de plenitud: el yo ideal es el modelo de perfección que el sujeto cree haber sido o aspira a recuperar.

Más adelante, Freud diferencia el yo ideal del ideal del yo:

  • El ideal del yo es una instancia psíquica que juzga y vigila: está ligada al superyó, formado por las identificaciones con las figuras parentales.

  • Mientras el yo ideal es una imagen libidinal idealizada, el ideal del yo es una instancia normativa que impone exigencias.

Lacan retoma estos conceptos, pero los reorganiza a partir de su teoría del estadio del espejo y la distinción entre yo ideal (moi idéal) e ideal del yo (idéal du moi).

En el estadio del espejo (hacia los 6–18 meses), el infante se identifica con una imagen especular: se ve desde fuera, como totalidad. Esa imagen es el yo ideal: una forma unificada, pero alienada, construida desde la mirada del Otro (madre, semejantes, etc.). 

El yo (moi) surge como una ficción estructurante, pero también fuente de engaño, alienación y conflicto.

El yo es una instancia fundamentalmente imaginaria.

El ideal del yo en Lacan no está en el registro imaginario, sino en el registro simbólico. Representa el punto desde donde el sujeto es mirado como deseable por el Otro. Funciona como una suerte de “mirador” desde donde el sujeto espera reconocimiento y amor. Está vinculado al deseo del Otro, al lugar del significante, y se articula con el superyó.

El yo ideal está en la base de múltiples patologías, sobre todo aquellas donde hay un conflicto entre la imagen que el sujeto desea ser y la experiencia que tiene de sí. En esta entrada vamos a ver cómo se relaciona el yo ideal con distintas estructuras clínicas y patologías, desde Freud, pasando por Lacan, hasta algunas lecturas contemporáneas:

1. Neurosis: la distancia angustiante con el yo ideal

En las neurosis (especialmente la obsesiva y la histérica), el yo ideal se presenta como una imagen deseada pero inalcanzable.

  • El sujeto se siente inadecuado, incompleto, insuficiente frente a ese ideal.

  • Esto produce angustia, culpa, inhibición o síntomas que funcionan como castigo por no alcanzar ese ideal.

  • Ejemplo: en la histeria, la identificación con un yo ideal deseable puede generar síntomas conversivos; en la neurosis obsesiva, puede tomar la forma de un ideal moral o intelectual inalcanzable.

El síntoma aparece muchas veces como una forma de protesta ante la imposibilidad de colmar esa distancia con el yo ideal.

2. Melancolía: identificación con un yo ideal perdido

En la melancolía (descrita por Freud en “Duelo y melancolía”), el sujeto no solo pierde un objeto amado, sino que se identifica con ese objeto perdido — que coincide muchas veces con su yo ideal.

  • El superyó se vuelve sádico y cruel con el yo, como si le dijera: “no fuiste como deberías haber sido”.

  • La autoestima se derrumba porque el yo se vuelve contra sí mismo como sustituto del ideal perdido.

  • La fórmula lacaniana sería: el sujeto se acusa a sí mismo por no haber estado a la altura de su propia imagen ideal.

3. Narcisismo patológico: inflación del yo ideal

Aquí el yo ideal no es inalcanzable, sino que se confunde con el yo mismo. Esto se ve especialmente en:

🔹 Trastorno narcisista de la personalidad
  • El sujeto se cree equivalente al yo ideal: perfecto, autosuficiente, superior.

  • Esto genera grandiosidad, falta de empatía, necesidad de admiración.

  • Sin embargo, en el fondo hay una fragilidad estructural: el sujeto necesita que los otros confirmen constantemente esa imagen idealizada.

🔹 Psicosis maníaca
  • Hay una identificación directa y delirante con un yo ideal omnipotente: “Soy el elegido”, “soy Dios”, etc.

  • No hay mediación simbólica que limite o relativice ese lugar ideal.

4. Psicosis: ruptura entre el yo y el Otro

En las psicosis, el problema no es tanto la tensión con el yo ideal, sino la forclusión del significante del Nombre-del-Padre, que impide la estructuración simbólica del ideal del yo.

  • El sujeto puede experimentar una fragmentación del cuerpo (imagen especular rota) o, en su reverso, una identificación megalomaníaca con el yo ideal.

  • Ejemplo: en la esquizofrenia, el yo puede quedar reducido a fragmentos sin unidad; en la paranoia, el sujeto puede proyectar en el Otro su ideal narcisista, transformado en amenaza.

✨ Lecturas contemporáneas: redes sociales, imagen y síntomas actuales

Hoy se ve cada vez más la producción de sufrimiento ligada a una hiperinflación del yo ideal alimentado por las redes sociales, el culto a la imagen, la exigencia de rendimiento.

  • Patologías como la depresión por comparación social, la ansiedad de desempeño o la autoexplotación están íntimamente relacionadas con la imposibilidad de estar a la altura de ese yo ideal.

  • El yo ideal hoy aparece como una especie de "avatar publicitario de uno mismo", lo que genera una disociación subjetiva y malestar.

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