martes, 18 de noviembre de 2025

El corte, la interpretación y la topología: un hacer que desplaza al saber

La topología lacaniana no constituye una teoría en sentido estricto; es antes que nada una manipulación, más cercana a un hacer que a una elucubración. Esta diferencia pone en acto dos modos divergentes de abordar el saber: no es lo mismo tratarlo desde lo que puede articularse conceptualmente que desde la práctica de una operación.

Desde esta perspectiva se vuelve posible situar el corte como operación y, al mismo tiempo, establecer la distancia entre el corte que funda la estructura —condición inaugural— y aquellos cortes que la modifican. Es importante destacar la diferencia entre el singular del primero y el plural del segundo: mientras que el primero compromete el momento fundante, los segundos ponen en juego el valor de la interpretación como operación de corte.

De este modo, asistimos a una reelaboración de la estructura: tanto la estructura que sostiene al hablante en su posición de sujeto, como la estructura misma de la interpretación —apofántica, gramatical y lógica. ¿Por qué no también topológica?

Esta reconsideración de la interpretación forma parte de la indagación lacaniana en búsqueda de un recurso que permita salir de las ficciones de la mundanidad. Lo mencionaba a propósito de la pregunta por cómo ir más allá de la metáfora. Las ficciones de la mundanidad constituyen el campo del ensueño fantasmático; se oponen a la vía del despertar, delineada casi desde el inicio de su enseñanza. La oposición puede retomarse en los términos del Seminario 17: entre la verdad y su impotencia, por un lado, y la potencia que proviene de lo imposible, por el otro. Se trata de orientarse hacia lo real que queda velado por los mitos que lo suplen.

Sin embargo, pensar ese “detrás” induce una ilusión, porque supone volumen, interioridad, profundidad. La topología viene justamente a romper con ese imaginario: sustrae la idea de un adentro y un afuera, desarma la lógica de la profundidad y, con ello, hace posible una lectura no atrapada en la metáfora espacial. Por eso, incluso después de haber trabajado con el encadenamiento tridimensional de la cuerda, Lacan plantea como condición un aplanamiento: sin esa operación, la lectura topológica no deviene efectiva.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario