jueves, 28 de febrero de 2019

Saber y entender como un relámpago.


Lacan toma muchas veces la expresión que tiene que ver con el relámpago. Dice que hay algo del orden del saber que se produce como un relámpago. El relámpago es una fulguración muy breve. Muchas veces nos pasa de leer un texto y decir “Ah, lo tengo!”... Y al instante, otra vez el objeto a desapareció, el Otro barrado no se sabe qué es… Creo que el psicoanálisis tiene algo de esto. Lacan toma esto de Heráclito, el presocrático que decía “todo lo gobierna el rayo”. Es una frase que Heidegger a su vez tenía grabada en la cabaña en la Selva Negra.

Si todo lo gobierna el rayo, debemos quedarnos tranquilos si capturamos algo y luego de nos escapa. También quisiera tomar la palabra de 2 escritoras. Una es un breve fragmento de cuando la poeta polaca Szymborska recibe el premio Nobel en 1996: 
“Por eso tengo en tan alta estima dos pequeñas palabras: “no sé”. Pequeñas pero con potentes alas. Que nos ensanchan los horizontes hacia territorios que se sitúan dentro de nosotros mismos y hacia extensiones en las que cuelga nuestra menguada tierra”
Nos interesa nuestro “no saber”. Entre otras cosas, porque no saber es de estructura: el todo no se puede saber y porque más banalmente, el “no sé” cotidiano y el “no entiendo”, siempre es muy fructífero.

Hay otro texto, de Clarice Lispector, poeta rumana que vivió en Brasil toda su vida, dice:
No entiendo. Esto es tan vasto que supera cualquier entender. Entender es siempre limitado. Pero no entender puede no tener fronteras. Siento que soy mucho más completa cuando no entiendo. No entender, del modo en que lo digo, es un don. No entender, pero no como un simple de espíritu. Lo bueno es ser inteligente y no entender. Es una bendición extraña, como tener locura sin ser demente.
(Introducción a la conferencia "Masoquismo y repetición: los mayores obstáculos de la cura", dictado por Miriam Bercovich el 11/1/2018)

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