Introducción al narcisismo es un texto de más de 100 años. Freud lo escribe tratando de dar cuenta de la clínica de la psicosis, diferenciándola de la clínica de las neurosis. Él estaba descubriendo el psicoanálisis. Él se preguntaba de dónde viene la psicosis y la respuesta que Freud plantea tiene que ver con el narcisismo. Les digo desde ya que no tiene que ver con el narcisismo como hoy se lo entiende. Pero esa es la respuesta que Freud encontró cuando estaba solo. En el texto, se habla de la introversión de la libido. Habla de un narcisismo primario y un narcisismo secundario.
Caso clínico.
Es un caso que me hizo dudar si era una neurosis o una psicosis. Por esto, lo tuve mucho tiempo frente a frente, porque no tenía seguridad en el diagnóstico. En la segunda entrevista me pide ir al diván y le dije que no. 4 o 5 años de entrevista cara a cara después, finalmente acepté que fuera al diván. Es un sujeto muy solo en el mundo, a pesar de que está casado y tiene 2 hijos. está casado de casualidad, porque se casó al dejar a una mujer embarazada. Se trata de un sujeto que tiene muchas dificultades para el lazo social. Él cuenta que viajaba solo, y de repente se preguntaba qué hacía en París sin tener nada para hacer. Entonces se tomaba el city-tour y paseaba solo. A él le gustaba que lo miraran las mujeres. Era un tipo pintón, pero aún así me resultaba desagradable y rechazante. Esto cambió totalmente apenas lo empecé a tratar. En la vida, él no sabe qué hacer. Dice que tiene todo: hijos, mujer y dinero. Las mujeres lo seguían, pero tenían que ir a tocar timbre a su casa. Él nunca se levantaba a ninguna, las mujeres lo levantaban a él. En ese punto, era algo bastante femenino. Él bajaba por las escaleras del club como si bajara una diva para que lo miraran. Él no llama a nadie ni en los deportes. Dice que no puede perder nada, ni un lápiz. De esta manera, hizo una fortuna de una manera casi maníaca. Trabajó forzadamente y como es inteligente y capaz, en eso le fue bien.
La libido. La libido cuesta definirla, pero es algo que cada uno porta. Freud habló de instintos sexuales y libido. La libido puede recaer sobre un objeto o una persona. Cuando recae sobre una persona, es lo que conocemos como lazo social. En el caso que vimos, la libido estaba concentrada en sí mismo, en su propia persona. Freud decía que en el narcisismo uno mismo se toma como objeto sexual. Contempla a su cuerpo, lo acaricia y hasta lo besa.
Freud dice que cuando la libdido cae en un objeto, puede ser que uno se enamore o quiera algo. El asunto, dice Freud, es cuando la libido se retrae y recae sobre el mismo sujeto. ¿Y cuál es la diferencia entre un psicótico y una neurótico narcisista grave?
En el psicótico, la libido se retrae sobre el propio sujeto, pero no crea ninguna fantasía. Yo diría que en el psicótico no hay libido, perdón Freud. El psicótico está constreñido a su propio ser, ni siquiera hay cuerpo. A veces los psicóticos tienen delirios de grandeza, pero eso no es una fantasía. Mientras que la fantasía está en uno, el delirio viene de afuera y es una manera de hacer con las alucinaciones.
En la neurosis, como este hombre del caso que yo estoy transmitiendo, tiene fantasías. La libdio, en este caso, recae sobre fantasías.
El hombre del caso dice estar enfermo de fantasías. Fantasea lo que ya hizo: que gana mucha plata, que trabaja como un burro, que no tiene para comer, que ahorra y ahorra y llega a tener una fortuna. Aunque él ya la tiene, sigue fantaseando con lo mismo. Fantasea que se encuentra un bolso lleno de dinero y tiene que ver cómo hace para hacerlo circular. Él fantasea cómo hacer millones y ya los tiene, pero como se declaró que ya no quiere trabajar más, entonces fantasea. Pero él no puede aprovechar lo que tiene, se termina su historia cuando él termina de construir un edificio monumental. Él solo se alimenta de su fantasía y no puede disfrutar de la vida porque entra en dificultad en el lazo con los otros. Él ama a sus hijos y a su mujer, pero si ella no lo saca a pasear, él no sale. Su vida es vacía y tiene grandes fantasías. Este descubrimiento de la libido recayendo sobre sí mismo o sobre una fantasía, es un descubrimiento muy interesante de Freud.
El cuerpo. Tiene que ver con el narcisismo, diría que cuerpo es exactamente lo mismo que narcisismo. El narcisismo no se constituye de entrada ni nace con él. Por ejemplo, los psicóticos no lo tienen constituido. El narcisismo implica un nuevo acto psíquico. Freud plantea que de entrada está el autoerotismo. Lacan plantea que el bebé nace desvalido y con una necesidad de ser asistido en el momento del nacimiento. Sin esa asistencia, no hay posibilidad de vivir. Se trata de un cuerpo fragmentado, del que el niño no tiene dominio. El bebé necesita imperiosamente del deseo de la madre. Ese deseo de la madre lo aloja y ese niño viene a ocupar el lugar de una falta en la madre. Sin este deseo, hay estragos terribles. El humano se constituye gracias a un deseo que lo aloja. Las experiencias de Spitz y del marasmo infantil lo demuestran: aunque los sujetos estén cuidados por enfermeras, sin la transmisión de algo del orden del deseo y la palabra, el niño puede morir. Sin madre no hay hijo y tiene que haber un lugar en el discurso de la madre para ese hijo. Hay un caso muy típico que Lacan cuenta de un sujeto japonés, que le gustaba la lengua francesa y la aprendió a la perfección, pero es deslizó en la psicosis porque en la lengua francesa no había lugar para él.
El narcisismo primario que Freud descubre no es un narcisismo que viene con uno. Tampoco crece en el sujeto: es cómo te mira tu madre. No voy a hacerles el esquema óptico de Lacan, pero hay algo de la mirada y la voz de la madre, que mira a su hijo y lo ve como a un ideal. Su majestad el bebé, es su rey. Lacan retoma esto y dice que el narcisismo primario está como ideal en la madre. Es como la madre mira al niño. Si realmente vino a ocupar un lugar en su lengua, ese chico va a ocupar el lugar de su ideal. De esta manera, la madre constituye al niño con una imagen ideal. El niño, si todo ocurre más o menos de forma esperable, se mirará en los ojos de la madre e incluso en lo que sería la mirada del padre, se verá en el espejo (el gesto de la madre) como constituído. Esto es lo que Lacan llama el estadío del espejo, que es la constitución del cuerpo. Es decir, se nace desvalido, sin coordinación motora, sin poder controlar nada, por eso es necesario que la madre transmita ese cuerpo al niño por el deseo materno. Esto, según las estadísticas, ocurre al sexto mes hasta el año y medio. Es el tiempo donde ocurre este acto psíquico nuevo, que es el narcisismo y es tener un cuerpo. Tener un cuerpo quiere decir que el niño se reconoce en la mirada de la madre. También, que el niño empieza a reconocer su cuerpo en el espejo.
No hay relación sexual. No solamente no hay relación sexual entre el hombre y la mujer. Tampoco entre la madre y el niño. Por ejemplo, no siempre los bebés se prenden en el pecho de la madre. Nunca hay un ajuste perfecto, eso quiere decir que no hay relación sexual.
Cuerpo imaginario. Tener un cuerpo no es poca cosa. Los niños empiezan que quieren ponerse una ropa, la otra. Los niños cuando tienen un cuerpo empiezan a sentirlo como propio. Y el cuerpo que uno tiene es imaginario. No se trata del cuerpo orgánico, sino el cuerpo que la madre le donó al hijo. Por eso los hijos, incluso los adoptivos, tienen características que toman de los padres y caminan como ellos. Es una identificación lo que lo produce, una identificación imaginaria al Otro que lo constituyó.
Si el niño no es deseado y no hay lugar en este mundo, lo más probable es que ese niño quede como un resto. El niño nace en lo que se llama objeto a causa del deseo. Él nace como un objeto, no como un sujeto. También se tendrá que constituir como un sujeto, pero primero constituye su cuerpo. Hay una observación: primero se aprende a caminar y después se habla. Uno camina si tiene un cuerpo. Si no lo tiene, pasado un tiempo, uno se arrastra. Si el niño no es suficientemente libidinizado desde la madre, lo que ocurre es la psicosis en el caso extremo, cuestiones de autismo, de esquizofrenia o cuestiones que hacen después a la parafrenia o a la paranoia. Si hubo poca libidinización, poco deseo, o no hubo un lugar claro, puede ser que el sujeto se agarre como pueda de algunos hilos y constituya un cuerpo inconsistente. Una cosa es la melancolía y otra el físico culturismo. Yo me pregunto por qué uno necesitaría tener esos cuerpos tan importantes, remarcados y exhibidos. Creo que es porque en el fondo es una compensación de una debilidad corporal. El narcisismo da para muchas cosas y tiene que ver con esta cuestión de que si tengo un cuerpo y lo amo, es porque fui amado. Y si fui amado, mi cuerpo es consistente.
El cuerpo no viene solo, viene del deseo de la madre que incluye también la ley paterna. La explicación freudiana de por qué una mujer quiere tener un hijo es un poco machista. Freud vivió en una época donde las mujeres no tenían un gran lugar en la vida. Para Freud, la maternidad es una solución a la falta de pito por el famoso complejo de castración. Cuando la nena le pregunta al padre por qué ella no tiene, él le dirá que no se haga problema, porque podrá tener muchos hijos.
Ser madre es una función, no es una naturaleza. Si a mi me gustara, yo podría ser una madre. Cualquier hombre puede ser madre y cualquier mujer puede ser padre, siempre y cuando cumplan determinadas funciones. Otra cosa distinta es ser hombre y mujer, que no es lo mismo que ser padre y madre. El dormitorio que en el mejor de los casos uno llama “de los padres”, es en realidad el dormitorio de hombre y mujer. Para Freud, la cuestión de la mujer es un enigma, pero Lacan lo ubica de otra manera. Dentro de la lógica fálica, del ser y del tener un pene, la universalidad del falo tenía que cumplirse y entonces el destino de una mujer, diría Freud, era la histeria, la frigidez, la homosexualidad o la maternidad.
Hoy sabemos que ser madre no implica ser mujer. Ser madre implica tener un hijo y ser mujer implica una cuestión que tiene que ver con el hombre. Una niña puede querer ser madre para suplir la carencia fálica, según la lógica universal del falo: tener un hijo para que no le falte nada. Esto está muy presente en la cultura, pero muchas veces las mujeres no desean tener hijos, más allá de que hayan resuelto su Edipo. En realidad una mujer no se define por no tener pito, sino que se define por ser no-toda fálica. Esto es una ventaja que los hombres no tenemos, porque la mujer es fálica por un lado, pero también son no-toda fálicas: habitan un espacio que no tiene que ver con la lógica fálica de tener o no tener. No todo es medible en ese cuerpo femenino. Ella habitan lo real mucho mejor que un hombre, que está totalmente subsumido a la lógica fálica.
Del cuerpo se goza y aparte el cuerpo habla. Es un cuerpo que tiene algo referido a la sexualidad. Una vez que tenemos un cuerpo, hemos sido amados, tenemos lenguaje y una sexualidad, tenemos también que ese cuerpo imaginario. Es imaginario y lo sabemos por las parálisis histéricas, que no se producen por las vías neurológicas esperadas. Se produce una parálisis diferente a la de la biología neurológica. Tiene que ver con la imagen, una imagen anudada a la palabra y anudada a lo real. El cuerpo es la piel y ese cuerpo está agujereado. Esto quiere decir que el narcisismo es la superficie corporal. Se trata de una superficie con agujeros: la boca, el ano, la oreja, los ojos y lo que hace diferencia entre el hombre y la mujer.
En la superficie del cuerpo ubicamos el amor. Se dice “tener piel” con una persona. El amor es la constatación de que ese cuerpo no es todo. El paciente del que les conté cree al principio que su cuerpo es todo, pero luego se da cuenta de que no es todo, de que necesitaría de otro.
Hay una definición de Lacan del amor, que es dar lo que no se tiene a alguien que no lo es. Lo que no se tiene es el falo, que no hay que confundirlo con el pene del hombre. La lógica fálica es la supuesta completud. El niño viene a ocupar el lugar de la falta en la madre. Dar lo que no se tiene -el falo- a alguien que no lo es. El narcisismo del hombre pasa del cuerpo al pene. La mujer es ella todo un falo. Ella no accede a esta lógica, pero puede adornar su cuerpo para presentarse como falo. Pero Lacan dice “...a alguien que no lo es”, porque tampoco ella es un falo. Los hombres aman a a las mujeres, a las que toman por un objeto a causa de su deseo. Y las mujeres ubican a sus hijos como objeto a causa de su deseo. El psicoanálisis dice que un hombre ama a una mujer y una mujer ama a su hijo. En cambio, en los hombres el amor está dirigido a la mujer, que no la pueden capturar y se les escapa. Para un hombre, la mujer es muy real.
Este cuerpo que se constituye alrededor de los 6 meses, y que de alguna manera uno lo ama, después uno puede libidinizar otro cuerpo y eso es el amor. El amor es que la libido que a mi me dio la relación con mi madre pueda donarla a otro. Esa transferencia de libido hace que cuanto más se ama a otro, más se empequeñece uno y más se agranda al ser amado. Se puede amar hasta que uno desaparezca, es el caso de los enamorados que aman tanto que se achican. Se ama a quien se idealiza. Cuando uno se constituye, primer es amado por la madre. Después hay un tiempo en que se ama al padre y si se puede soltar al padre se puede amar a un par.
Este cuerpo que se constituye tempranamente, más o menos desde los 6 meses al año y medio, está agujereado. Esas son las zonas pulsionales: la boca, pulsión oral, que tiene una patología que tiene que ver con la bulimia, la anorexia y las adicciones. Cuando alguien come excesivamente, se droga, se fuma, el problema no es la adicción, sino que es una manera de tratar la angustia. Primariamente el sujeto está angustiado y por eso se droga, se emborracha o come de más. Hay que ver qué vacío quieren tapar.
Las pulsiones anales priman en los obsesivos. Hay una especie de goce anal que puede transformarse en muchas cosas. También puede sublimarse, como vemos en los niños que juegan con la masilla, la pintura en lugar de las heces.
Hay 2 pulsiones muy importantes: la escópica y la invocante. Uno necesita ser mirado para verse, como veíamos antes en la constitución de un cuerpo unificado. La pulsión escópica tiene su patología: el exhibicionismo, el voyeurismo. Pero también se puede sublimar, como los pintores que dan a ver. O uno mismo puede darse a ver, como los físicoculturistas. La pulsión escópica está desde el inicio. La mirada de la madre está desde el inicio. La pulsión invocante, la voz, toma muchas formas: el que grita y la voz del que no habla, la voz que enzordece y la voz muda de cuando uno espera a que diga algo.
Las pulsiones tienen una cuestión, que es su fuente. También tienen un objeto, que es lo que se bordea. Hay amores apasionados, muy pulsionales. Hay un intento de 2 personas en juntarse de tal manera que se fusionen para hacer uno, cosa imposible. Pero cuando uno está enamorado, uno cree en la media naranja. A veces ocurre que cuando uno está apasionado, no importa el mundo exterior, sino el objeto amado. Ahí hay una conjunción de amor con cuerpo. Una vez que lo escuché a Lacan en Caracas, ya viejito y enfermo, dijo “¿Qué pide un cuerpo? Un cuerpo pide ser abrazado”. Y en el abrazo se ve la consistencia del cuerpo.
Pregunta: ¿Cómo se podría pensar el amor de transferencia?
B.D.: La transferencia es la puesta en acto de la realidad del inconsciente. La transferencia es la manifestación del obstáculo para que haya 2 sujetos. El paciente vuelca su estructura psíquica sobre el analista. Si yo me amo a mi mismo, me voy a aguantar que el analista y lo voy a amar como una parte de mí. Los sujetos neuróticos amamos a nuestro inconsciente, que es un saber. Es un residuo del amor al padre, entonces el amor de transferencia es volcar sobre el analista una estructura que es la estructura del inconsciente. Lacan habla del sujeto supuesto saber. El sujeto supuesto saber es la invención de cada analizante. El paciente cree que el analista es un sujeto, pero en realidad es la parte de uno. En un análisis, la estructura psíquica se despliega y el analista forma parte de esa estructura. Lacan dirá en muchos lugares que la presencia del analista es parte del inconsciente del analizante. El amor de transferencia es porque el sujeto se siente escuchado, pero siente escuchada su estructura misma, su objeto aparece presentificado. El analista no existe, no es una relación de 2, sino de uno con uno mismo. Es un autismo de dos, dice Lacan. Quiere decir que uno habla consigo mismo, el analista presta su cuerpo para que uno pueda desplegar su saber inconsciente y su estructura. Quiere decir que despliega el objeto que lo constituye. El analista se pierde como sujeto. Cuando el analista sabe hacer ahí, cuando recibe a un paciente en su consultorio, el analista deja de lado su estructura y se presta a la transferencia. Si uno se presta a la transferencia, el sujeto está constituído por una cuestión amorosa a la neurosis, va a haber transferencia, pero es como amarme a mí mismo. Esto puede tener que ver con el amor al padre, el amor a la madre, pero el analista es un objeto que está ahí puesto para que se haga la transferencia.
No solo hay transferencia en el análisis. La transferencia en el análisis es manejada por el analista y que puede no involucrarse: creérsela, por ejemplo. La transferencia forma parte de la estructura de los neuróticos. Establecemos transferencia porque estamos constituidos de tal manera, a partir del Otro, y nuestra estructura es parte de una identificación con el Otro. Entonces, la transferencia es un fenómeno que se produce porque en la estructura psíquica la castración operó y hay algo que falta. Eso que falta se transfiere en las relaciones cotidianas habituales o en el analista. El analista puede operar en esa transferencia y cuando le toca a su pareja, no opera. Para Lacan, el sujeto habla solo, habla con su inconsciente y cada uno vuelca sobre el otro su fantasma. Es más bien un diálogo de sordos, pero la estructura psíquica está planteada de tal forma que como nos falta algo, buscamos ese algo, nos enamoramos y transferimos. El analista escucha esto, ¡pero en la vida diaria se arma cada despelote!
Pregunta: ¿Cómo es la transferencia en la psicosis?
B.D.: La transferencia en la psicosis es totalmente otra. En el psicótico no hay inconsciente, no se trata de la puesta en acto de la realidad inconsciente. En la psicosis, Lacan habla del inconsciente a cielo abierto, del Otro que habla. De la transferencia en la psicosis, se habla de una transferencia amistosa. En el psicótico, uno lo acompaña, pero no es que el psicótico vuelca, porque si el psicótico llega a volcar algo de su estructura, por ejemplo las voces, el analista se puede transformar en un perseguidor. Esto pasa cuando el analista trata al psicótico como si fuera un neurótico. Esto le pasa al presidente Schreber con Flechsig, cuando él se sintió acorralado. Al psicótico no se lo puede acorralar, al neurótico sí. El neurótico tiene como defenderse cambiando de posición. Al psicótico hay que ayudarlo a que estabilice su psicosis y uno debe ponerse a su par. No hay sujeto supuesto saber, hay que cuidarse de saber con el psicótico. Al psicótico se lo escucha, se lo acompaña, pero no se le interpreta. hay que ayudarlo a que se le estabilice su estructura, cosa que no es fácil. Yo pensé mucho tiempo que era algo que podía conseguirse, Lacan dice que no hay que retroceder ante la psicosis, pero es una tarea ardua. El neurótico a veces da más satisfacciones, en cambio con los psicóticos es muy difícil, pero no hay que retroceder, sino escucharlo sin ponerse en el lugar de sujeto supuesto al saber. Él tampoco te lo va a permitir-
Pregunta: El niño viene a ocupar un lugar en la falta de la madre. Decíamos que si no hay deseo materno, se produce un estrago. ¿Qué pasa cuando este hijo no se corre de ese lugar para esa madre?
B.D.: Psicosis. La función paterna, que no tiene que ver con el sexo, debe hacer a esa madre causa a de su deseo. Un padre es aquel que le dice que deje al niño en la cuna y que vaya con él a la cama. Es el que hace de una madre, una mujer. Este es un padre ideal, que no siempre ocurre. Muchas veces las madres se transforman en toda madre y hay que ir a buscar a la mujer a algún lado. Es función paterna que un niño se separe de la madre. Y cuando no hay padre, el niño a veces se separa de la madre porque la madre cumple las 2 funciones. Se trata de que para la madre el niño no sea todo en su vida. Si el niño es todo, no hay lugar para el sujeto. El niño queda como un objeto y esa es la posición psicótica.
Pregunta: ¿Cómo se pone en juego la construcción del cuerpo en relación a la identificaciones?
B.D.: Para que haya cuerpo tiene que haber algo que se llama nombre del padre, que tiene que estar en la madre. La madre tiene que haber atravesado la castración. No es una madre completa. Ya ahí hay una primera identificación que es con el nombre del padre, pero no es la específica del narcisismo. Hay otra identificación que es al rasgo. Esa tampoco. Hay una tercera identificación que es la llamada histérica. Esa identificación es imaginaria, a la imagen del otro. Lo que pasa ahí es que el niño se identifica con la imagen de la madre. Y esa identificación imaginaria, que tenga un cuerpo, es el cuerpo que donó una madre y uno se identifica a ese cuerpo imaginario. Esa es la tercera identificación, la identificación a la imagen.
Pregunta: ¿Se puede pensar el amor en la perversión?
D.B.: Yo creo que si, aunque hay que ver qué es lo que se entiende por perversión. Si se trata de la renegación del nombre del padre, por ejemplo, eso no quita que en un masoquista, que se ofrece al Otro como objeto a que produce angustia… Si bien en la perversión no hay mucho lugar para el vacío, para que el otro ocupe un lugar en relación a la estructura, uno no debería ser absoluto en sus definiciones y ver qué papel cumple el otro en la pareja perversa. Es difícil que un perverso se enamore. Si un perverso pide análisis, es porque algo de falta tiene. A veces a mi me han tocado pacientes perversos pero que en algún momento la perversión se fisuró porque han mantenido una pareja durante mucho tiempo y alguno de los 2 cae de la relación y sufre la pérdida. Ahí se da cuenta que amaba al sujeto que perdió. Es un tema que es muy difícil generalizar, hay que escuchar a cada uno.
Pregunta: ¿Cómo se puede pensar la maternidad en la psicosis?
B.D.: Es difícil pensar en el deseo materno o paterno en la psicosis. Pienso que hay casos donde el hijo podría estabilizar a una mujer, pero yo no lo aconsejaría. Hay una película, “Cuerpo y alma” donde la protagonista es una esquizofrénica sin desencadenar. Su pareja es un neurótico que termina enamorándose de ella. La última escena es que tienen relaciones sexuales y ella no goza nada, pero él sí. De ahí a a que tenga un hijo, puede ser. Joyce también tuvo una hija esquizofrénica, pero es complicado. A veces la maternidad o la paternidad desencadena la psicosis. Es el caso del presidente Schreber, que desencadenó la psicosis a los 50 años.
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