jueves, 13 de febrero de 2020

¿Qué es la envidia para el psiconálisis?

La envidia ocurre en personas capaces, pero que están totalmente sometidas a renunciar a esa capacidad, pero aún logran verla en los otros. Una vez que las ven, buscan destruirlas, porque tienen constancia de las capacidades que el envidioso no pudo desarrollar. El envidioso busca que ni él ni el otro tengan o puedan desarrollar esa capacidad. Es evidentemente un sentimiento masoquista, y lo destructivo hacia el otro es secundario. El envidioso no puede verse bien y quiere nivelar por lo bajo. Nivelar por lo bajo no trae todo el dolor que le provocaría darse cuenta de todo aquello a lo que renunció. Las personas incapaces primariamente no envidian.

Un envidioso es una persona capaz que busca destruir masoquísticamente esa capacidad en dos pasos: Primero, proyectándola en otro y luego no soportando que el otro tampoco la tenga y la disfrute. La consecuencia es como el perro del hortelano: no come ni deja comer.

El envidioso:
1) reprime su deseo por esra criticado por su superyo.
2) el deseo retorna en la percepcion del otro capaz. Esta capacidad la envidia porque piensa que no la va a poder recuperar y quiere que el otro no lo tenga: juticia: nivelar por lo bajo.
3) primer paso: es el deseo es suyo atribuido al otro.
4) el envidioso renuncia al deseo por sometimiento,por obedecer al superyo

Para salir de la envidia, entonces, hay que indepedendizarse del superyó.

Envidia viene de "mirar con malos ojos". El envidioso es una persona capaz (tiene una representación psíquica de la capacidad) que se ha sometido masoquísticamente a renunciar a ella. A partir de eso la proyecta en los demás quienes, al exhibirla le recuerdan su propia capacidad odiada y reactivan su ataque contra ella, esta vez en otro individuo. Por eso no la tienen ni quieren que otro la tenga. Por la pecepción de su masoquismo creen que nunca van a tener esa capacidad. El envidioso no tiene algo ni quiere que lo tenga el otro. Como cree que no sera capaz de vencer los obstaculos internos para tenerlo, desea que el otro tampoco lo tenga porque verlo en el otro le recuerda sis deseos frustrados.

Para Klein es un ataque destructivo al objeto bueno y debe diferenciarse de la ambivalencia. Dice que forma parte del stock instintivo y requiere como condición el mecanismo de splitting que trae problemas en la traducción como escisión, pues la escisión freudiana no es un mecanismo de defensa.

Caso clínico
Intentemos un caso clínico utilizando el mito del Libro I de los Reyes (3: 16-28), donde se menciona el juicio de Salomón. En él se escribe el recurso que utilizó Salomón, rey de Israel, para averiguar la verdad en un caso judicial que se le presentaba: la disputa entre dos mujeres, el hijo de una de las cuales había muerto; ambas decían ser la madre del niño vivo.

«Ésta afirma: “Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto”; la otra dice: “No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive.”» Y añadió el rey:
—Traedme una espada.
Y trajeron al rey una espada. En seguida el rey dijo:
—Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra.
Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo:
—¡Ah, señor mío! Dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis.
—Ni a mí ni a ti; ¡partidlo! —dijo la otra.
Entonces el rey respondió:
—Entregad a aquélla el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre.


Además de la maldad de la envidia de una de las mujeres (que prefiere el mal ajeno aun sin provecho propio, también vemos el amor de la otra, que prefiere renunciar al propio derecho por el superior interés del hijo. Esta forma de amor, que tiene que ver con la abnegación, es lo que Lacan decía de que el amor es "dar lo que no se tiene a quien no es"

No hay comentarios.:

Publicar un comentario