En el año 1962 el Dr Edgardo Rolla escribió sobre la transferencia psicótica:
Freud sostuvo que las neurosis narcisisticas, las psicosis, hacían escasa transferencia y por otra parte ésta era inutilizable para el ejercicio de la terapia. De haber tenido tiempo para hacerlo, de haberse enfrentado más con el problema de la psicosis, en lo que respecta al fenómeno de la transferencia y su manejo, Freud posiblemente hubiera modificado su concepto (como en efecto lo dejó entrever en sus escritos); quienes venimos trabajando con psicóticos desde hace largo tiempo podemos afirmar que la transferencia "positiva" es inmediata y masiva, aunque con las mismas caracteristicas que tiene la estructura del self psicótico en cuanto a sus delimitaciones. Es una transferencia positiva, masiva, envolvente, pero con una fragilidad ameboide que le dá la carencia de límite. Decir que la transferencia es el propio psicótico. constituye la expresión gráfica, accional, del grado de regresión al que ha llegado: tan primitivos instantes de su vida, que ni aún a través de sus percepciones propioceptivas, kinestésicas, conseguiría establecer una percepción de límites. Por lo tanto, es esa transferencia, así, de tal inmadurez, la que debemos cuidar, supermaternalmente, y no al propio enfermo.
Si uno lee lo que Freud dice siempre sobre la trabsferencia en las psicosis, se entiende que se refiere a la transferencia positiva sublimada, no a las otras. Para muestra, ver Schreber con Fleschig. Y de esa transferencia de Schreber es que Freud reconstruye la constelación familiar del paciente con bastante precisión.
Sigue diciendo Rolla:
Algunos terapeutas, como Secheaye, Rosen, Whitaker, la misma Fromm-Reichman, entran en determinadas actuaciones tratando de incrementar ese aspecto "positivo" de la transferencia, estos autores, en la actuación, coinciden con nuestra ya expuesta posición, desde que entre las actitudes principales que muestran se incluye la de defensa (en algunos casos como en Rosen, activísima defensa) del enfermo respecto de su familia"
Por otra parte, hablar de psicóticos, caracterópatas o neuróticos puros es imposible, encontramos personas que han sufrido perturbaciones en las diferentes etapas de la contrucción de su organización de personalidad y los diagnósticos deben dar cuenta de la predominancia de la perturbación, pero también de los otros aspectos, con que han continuado la vida. Freud mismo habla de algún caso de una mujer que se volvía histérica u obsesiva y dependía de la presencia o ausencia de su marido. Desde el comienzo, Freud habló de que no hay patologías puras sino mixtas. El hombre de los Lobos ya es un ejemplo histórico de 3 corrientes: Neurótica, psicótica y perversa.
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