domingo, 5 de abril de 2020

El desencadenamiento de la psicosis


En el seminario de la psicosis de 1955-56, Lacan va aborda el caso de paranoia escrito autobiográficamente, que es el caso Schreber, escrito por Freud en 1910-11. Iremos haciendo un punteo del texto, que se encuentra en el Tomo XII de Amorrortu.
El doctor Schreber informa; «He estado dos veces enfermo de los nervios, ambas a consecuencia de un exceso de esfuerzo mental; la primera vez (como director del Tribunal Regional en Chemnitz), con ocasión de una candidatura al Reichstag, y la segunda, por la inusual sobrecarga de trabajo en que me vi al asumir el cargo de presidente del Superior Tribunal de Dresde para el cual se me acababa de designar»
Todo esto está en el texto, que es un alegato sobre su enfermedad, un testimonio. El texto de Schreber tiene valor de testimonio. Freud nunca lo vio como paciente; tomo su texto y sobre él trabajó. Nos da una transmisión del valor del decir del psicótico como texto.
La primera enfermedad le sobrevino en el otoño de 1884, y a fines de 1885 había sanado totalmente. Flechsig, en cuya clínica el paciente pasó esa vez unos seis meses, definió más tarde su estado —en un informe oficial— como un ataque de hipocondría grave […] 
«Tras la curación de mi primera enfermedad, he convivido con mi esposa ocho años, asaz felices en general, ricos también en honores externos, y sólo de tiempo en tiempo turbados por la repetida frustración de la esperanza de concebir hijos».
En junio de 1893 fue notificado de su inminente nombramiento como presidente dei Superior Tribunal; asumió su cargo el 1° de octubre de ese mismo año. En el intervalo * le sobrevinieron algunos sueños, pero sólo más tarde se vio movido a atribuirles significatividad. Algunas veces soñó que su anterior enfermedad nerviosa  […]  Además, en una oportunidad, llegando ya la mañana, en un estado entre el dormir y la vigilia, había tenido «la representación de lo hermosísimo que es sin duda ser una mujer sometida al acoplamiento» (36), una representación que de estar con plena conciencia habría rechazado con gran indignación. La segunda enfermedad le sobrevino a fines de octubre de 1893 con un martirizador insomnio que le hizo acudir de nuevo a la clínica de Flechsig, donde, no obstante, su estado empeoró con rapidez. Un posterior informe [de 1899], redactado por el director del asilo Sonnenstein, describe su ulterior desarrollo; «Al comienzo de su estadía allí,* él exteriorizó más ideas hipocondríacas, se quejaba de padecer de un reblandecimiento del cerebro, decía que pronto moriría, etc.; luego ya se mezclaron unas ideas de persecución en el cuadro clínico,  basadas en espejismos sensoriales, los cuales, sin embargo, inicialmente se presentaban más aislados, al par que imperaban un alto grado de hiperestesia y gran susceptibilidad a la luz y al ruido. — Luego se acumularon los espejismos visuales y auditivos, que, sumados a perturbaciones de la cenestesia, gobernaron todo su sentir y pensar; se daba por muerto y corrompido, por apestado, imaginaba que en su cuerpo emprendían toda clase de horribles manipulaciones; y, como él mismo lo declara todavía hoy, pasó por las cosas más terribles que se puedan imaginar, y las pasó en aras de un fin sagrado. (...) Poco a poco, las ideas delirantes cobraron el carácter de lo mítico, religioso, mantenía trato directo con Dios, era juguete de los demonios, veía "milagros", escuchaba "música sacra" y, en fin, creía vivir en otro mundo». Agreguemos que insultaba a diversas personas por las cuales se creía perseguido y perjudicado, sobre todo a su anterior médico Flechsig: lo llamaba «almicida»
Podemos pensar hoy en el lugar del médico en la transferencia, la transferencia en la psicosis. En este texto Freud se pregunta:
¿Por qué al paciente le sobrevino ese estallido de libido homosexual en aquel tiempo, en la situación de transición entre el nombramiento y la asunción del cargo?
[…] 
Del dictamen pronunciado en 1899 per el médico del asilo, el doctor Weber, podemos tomar una descripción más detallada del delirio en su plasmación definitiva: «El sistema delirante del paciente remata en estar él llamado a redimir el mundo y devolverle su perdida bienaventuranza.  […] En esta misión suya redentora, lo esencial es que primero tiene que producirse su mudanza en mujer. No es que él quiera mudarse en mujer; más bien se trata de un "tener que ser" fundado en el orden del universo y al que no puede en absoluto sustraerse, […] él es el objeto exclusivo del milagro divino y, así, el más maravilloso de los hombres que hayan vivido sobre la Tierra […] 
En el delirio se prsentan 2 puntos esenciales: la mudanza en mujer y la relación con Dios. El primero se manifestó a través de la fantasía de emasculación, o sea la transformación en mujer que se le impuso en la duermevela. Con esta frase que les dije de "qué bello sería ser una mujer en el acoplamiento", en el momento que fue designado presidente del Tribunal de Dresden. Luego esta idea se unió con la idea de redención:
La ulterior consecuencia de la emasculación sólo podría ser, desde luego, una fecundación por rayos divinos con el fin de crear hombres nuevos. La mudanza en una mujer había sido el punctum saliens, el primer germen de la formación delirante; demostró ser también la única pieza que sobrevivió al restablecimiento […] 
Freud nos dice que:
Agreguemos que las «voces» escuchadas por el paciente nunca trataron la trasformación en mujer de otro modo que como una injuria sexual,[…] 
Miren en qué modo aparece la transformación en las voces, como injuria, lo cual es un punto importante en las psicosis.
[…]en virtud de la cual se consideraban autorizadas a burlarse del enfermo. «Rayos de Dios,* con respecto a la emasculación que parecía inminente, no rara vez se creían autorizados a burlarse de mí llamándome "Miss Schreber"» (127). — «¡Y quiere ser presidente del Superior Tribunal uno que se hace f. . .!»." — «¿Y no se avergüenza usted ante su esposa?». La naturaleza pfimaria de la fantasía de emasculación y su inicial independencia respecto de la idea del redentor es atestiguada, además, por aquella «representación», citada al comienzo [pág. 14], que afloró en duermevela: tiene que ser hermoso ser una mujer sometida al acoplamiento. Esta fantasía había devenido conciente en la época de incubación de la enfermedad,[…] 
La mudanza en una mujer había sido el punctum saliens, el primer germen de la formación delirante; demostró ser también la única pieza que sobrevivió al restablecimiento, y la única que supo asegurarse su lugar en el obrar efectivo del ahora sano. […] 

Entiendo que este primer germen de la formación delirante como una respuesta al desencadenamiento, de lo que fue ahí el punto del nombraminto. Como respuesta aparece esta frase en duermevela y ahí comienza toda la formación delirante.

La relación con Dios es rara y poblada de contradicciones. 
[…] adoptaba una actitud femenina frente a Dios, se sentía mujer de Dios.
Dios le demanda un goce contínuo, era su misión ofrecérselo. Los 2 fragmentos principales del delirio de Schreber están enlazados en su actitud femenina frente a Dios. Desde el sueño en duermevela, se instaló en seguida un rechazo indignado de esa fantasía a la que estallaría imponiéndose sin pausa. 
Si nos acordamos del sueño que tuvo en el período de incubación de su enfermedad, antes de su traslado a Dresden,  se vuelve evidente y a salvo de cualquier duda que el delirio de la mudanza en mujer no es más que la realización de dicho contenido onírico. En aquel tiempo se había revuelto con viril indignación contra ese sueño, y de igual modo se defendió de él al comienzo, durante la enfermedad; veía la mudanza en mujer como una irrisión a que lo condenaban con un propósito hostil. 
Más adelante en el texto, Freud nos dice que:
[…] en el período de incubación de la enfermedad (entre su nombramiento y su asunción del cargo, de junio a octubre de 1893), sobrevinieron repetidos sueños del siguiente contenido: había retornado la anterior enfermedad nerviosa. Además, cierta vez, en un estado de duermevela le afloró la sensación de que era hermosísimo sin duda ser una mujer sometida al acoplamiento.
[…] 
Pero en la grave psicosis que pronto estallaría, la fantasía femenina se iría imponiendo sin pausa, y apenas hace falta corregir un poco la indeterminación paranoica de los modos de expresión de Schreber para colegir que el enfermo temía un abuso sexual de su médico.
Vean como esto iba directamente hacia la transferencia.  
Un avance de libido homosexual fue entonces el ocasionamiento de esta afección; es probable que desde el comienzo mismo su objeto fuera el médico Flechsig, y la revuelta contra esa moción libidinosa produjese el conflicto del cual se engendraron los fenómenos patológicos.
[…] su delirio de ser mudado en mujer era una idea patológica. — No lo hemos olvidado.
Freud nos dice, entonces, un avance de la libido homosexual fue el ocasionamiento de la enfermedad. Vamos a ir avanzando sobre este punto, pero antes quería ubicar algunas cosas en relación al padre.
Ahora bien, el padre del presidente del Superior Tribunal doctor-Schreber no había sido un hombre insignificante. Fue el doctor Daniel Gottlieb'" Moritz Schreber, cuya memoria es conservada todavía hoy, sobre todo en Sajonia, por numerosas «Sociedades Schreber». Era un. . . médico, cuyos empeños en torno de la formación armónica de los jóvenes, de la educación familiar y escolar combinadas, del ejercicio y el trabajo corporales para mejorar la salud, habían surtido duradero efecto sobre sus contemporáneos."' De su fama como fundador de la gimnasia terapéutica en Alemania rinden testimonio todavía hoy las numerosas ediciones con que se ha difundido en nuestros círculos médicos su Arztliche Zimmergymnastik {Gimnasia médica casera} ."
Eran como unos elementos de tortura anezados a una silla donde se ataba con correas a los chicos para que tengan una buena postura. estas ideas tenía el padre, que acompañaba en la época, porque él tenía un importante lugar en la sociedad. Esto también es importante, ¿qué lugar tiene un padre en lo social? O si no lo tiene.
Un padre así no era por cierto inapropiado para ser trasfigurado en Dios en el recuerdo tierno del hijo, de quien fue arrebatado tan temprano por la muerte […] 
Conocemos con exactitud la postura del varoncito frente a su padre; contiene la misma alianza entre sumisión respetuosa y rebelión que hemos hallado en la relación de Schreber con su Dios, y es el modelo inconfundible de esta última, que lo copia fielmente. Ahora bien, el hecho de que el padre de Schreber fuera un médico, y uno de gran prestigio y sin duda venerado por sus pacientes, nos explica los más llamativos rasgos de carácter que Schreber destaca de manera crítica en su Dios. ¿Qué mayor expresión de escarnio para un médico que afirmar de él que no comprende nada del hombre vivo, y sólo sabe tratar con cadáveres? Y sin duda responde a la esencia de Dios hacer milagros, pero también un médico los hace.
Unas páginas más adelante, nos dice que identifica al sol directamente como Dios y se basa en eso para colocar también lo que aparece en el delirio de Schreber como un Dios inferior. Dice Freud:
No soy yo responsable por la monotonía de las soluciones psicoanalíticas si aduzco que el Sol, a su vez, no es otra cosa que un símbolo sublimado del padre. El simbolismo se establece aquí con prescindencia del género gramatical; en alemán, quiero decir, pues en la mayoría de las otras lenguas «Sol» no es femenino, sino masculino. […] 
Por tanto, también en el caso Schreber nos encontramos en el terreno bien familiar del complejo paterno,Si la lucha con Flechsig se le revela al enfermo como un conflicto con Dios, nosotros no podemos menos que traducirlo a un conflicto infantil con el padre amado . […] La más temida amenaza del padre, la castración, ha prestado su material a la fantasía de deseo de la mudanza en mujer, combatida primero y aceptada después. La referencia a una culpa, encubierta por la formación sustitutiva «almicidio», es muy nítida.
¿Qué ocurre con la posición sexual en esta estructura clínica, teniendo en cuenta el texto freudiano? El aporte de Lacan a la psicosis es el concepto de forclusión del nombre de padre. En el texto de Lacan sobre la psicosis vamos encontrando respuestas. 

Puede que al comienzo un taburete no tenga los suficientes pies, pero que igual se sostenga hasta cierto momento. ¿Qué ocurre en el sujeto cuando en determinada encrucijada de su historia biográfica confronta ese defecto que existe desde siempre? Es el momento del desencadenamiento, que fue la pregunta que nos hicimos. Previa a toda simbolización, hay una etapa en la que puede suceder que parte de la simbolización no se lleve a cabo. Y algo primordial en lo tocante al ser del sujeto no entre en la simbolización y sea no reprimido, sino rechazado. Con lo que queda, el sujeto se forma un mundo y sobretodo, se ubica en su seno. Es decir, se las arregla para ser aproximadamente lo que admitió que era.  Un hombre, cuando resulta ser del sexo masculino, o a la inversa, una mujer. El ser humano, en tanto sujeto, no puede escapar al sometimiento de la ley de la palabra. La ley está en el origen y la sexualidad humana se realiza a través de ella. esta ley es una ley de simbolización y ¿qué quiere decir esto? El Edipo.  

Cuando al comienzo de la psicosis lo no simbolizado aparece en lo real, por no poder realizar una mediación simbólica entre lo nuevo y él mismo, entra en otro modo de mediación que sustituye la mediación simbólica por un pupular, una proliferación imaginaria, que es lo que se llama delirio. 

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