En ese texto, lo que Freud propone es el uso que en el tratamiento psicoanalítico de los enfermos, es preciso darle al arte interpretativo de los sueños. Quien aborde el tratamiento analítico, partiendo de la interpretación de los sueños, retendrá su interés por el contenido de estos y entonces querrá obtener la interpretación más completa posible de cada sueño que el enfermo cuente. Sin embargo pronto notará que entra en coalición con las tareas más inmediatas de la terapia. Insultándose a lo largo de las sesiones que el ofrecimiento del material del sueño, por parte del paciente, sería una exteriorización de la resistencia.
A semejante técnica hay que contraponer esta regla: para el tratamiento es de máximo valor tomar noticia cada vez de la superficie psíquica del enfermo y mantenerse orientado hacia los complejos y las resistencias que por el momento puedan moverse en su interior y hacia la eventual reacción consciente que guiará su comportamiento frente a eso.
¿Qué hacer con la interpretación de los sueños?
Uno se conforma cada vez con los resultados interpretativos que pueda obtener en la sesión y si no alcanzo a discernir por completo el contenido del sueño, no se anota esto como una deuda.
A la sesión siguiente no se prosigue el trabajo interpretativo, sino sólo si se nota que entretanto que ninguna otra cosa que se ha esforzado en el enfermo hacia el primer plano. Por tanto, no se hace excepción a la regla de tomar siempre lo primero que al enfermo se le pase por la mente aun a costa de interrumpir la interpretación de un sueño. Se privilegia la interpretación de los sueños más recientes o nuevos en detrimento a los anteriores. En caso que se un sueño muy extenso, uno renunciará de antemano a la interpretación completa del sueño.
No se debe mostrar gran interés por la interpretación de los sueños ni despertar en el enfermo la creencia de que el trabajo se verá detenido si éste no aporta sueños. Ya que se corre el riesgo de guiar la resistencia a la producción onírica.
Educar al analizado de que el análisis, en cualquier cosa, hallará material para continuar, aportando o no sueños.
Cada moción de deseo que hoy se procura un sueño, retornara en otro mientras que no sea entendida ni se sustraiga del inconsciente. Es así que el mejor camino para completar la interpretación de un sueño, consistirá en dejarlo para consagrarse al nuevo sueño que retoma el mismo material de una forma quizá más accesible.
En el tto analítico, la interpretación de sueños no se cultive como arte autónomo, sino que su manejo se someta a la regla técnicas del objetivo de la cura.
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