Se avecinaban años difíciles para Europa y el mundo. Apenas seis meses antes del definitivo encaramamiento del nazismo en el poder, el 30 de julio de 1932 Albert Einstein y Sigmund Freud dieron inicio a un sustancioso diálogo epistolar a propósito del sinsentido de las guerras y la inveterada compulsión del hombre a tropezar una y otra vez con la deletérea piedra de la discordia.
Transcurridos ya 88 años, vaya el mayor de los reconocimientos para estos dos preclaros exponentes del pensamiento y la cultura de todos los tiempos. Qué mejor manera de evocarlos que adentrándonos en la esencia de "¿Por qué la guerra?"(1933 [1932]), texto que está a vuestra disposición en el Tomo XXII (p. 179-198).
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