sábado, 14 de noviembre de 2020

Teoría y técnica de integración de la personalidad en la terapia gestáltica

El concepto de organismo – como – un todo es el centro del enfoque psicológico Gestáltico

Goldstein denomino a nuestra aparta sensorial, nuestra medio de orientación y al aparato motor nuestra medio de manipulación. 


Los sentidos son los medios de la capacidad de darse cuenta, de la conciencia y de la atención. El neurótico tiene dificultad o disminución en la capacidad de darse cuenta.


Para el ser humano no hay una realidad per se. Es algo diferente para cada individuo, para cada grupo, cada cultura.


La realidad esta determinada por los intereses y  necesidades especificas del individuo.

Todo esta influyendo. Solo después de habernos asombrado por la infinita diversidad de procesos que construyen el universo, podemos entender la importancia del principio organizador que crean orden del caos; principalmente la formación de figura – fondo (lo que esta en primer plano es la figura y el ambiente en que se encuentra fondo).  Cualquiera sea la necesidad mas destacada del organismo, ésta hace aparecer a la realidad como tal. Hace emerge como figura a obj. que corresponden a diversas necesidades.


El hecho mas importante a cerca de la formación de figura fondo es que si una necesidad es satisfecha genuinamente, la situación cambia. La realidad pasa a ser un diferente de la que era mientras la situación se mantenía inconclusa.


Apenas una tarea se completa, esta retrocede al fondo y permite que emerja hasta el primer plano, la que ahora se ha vuelto importante. Este es el principio de la autorregulación organística.

La meta del tratamiento es lograr aquel grado de integración que facilita su propia evolución. Esto esta en concordancia con el hecho de que la persona disociada esta inhibida e incluso, degenerando el desarrollo. Dicho de otro modo, el criterio de un tratamiento exitoso es: el logro de aquel grado de integración que facilite su propio desarrollo.


Las situaciones incompletas claman por ser solucionadas, pero si son excluidas del darse cuenta, el resultado serán los síntomas neuróticos y la formación del carácter neurótico.


La técnica esta basada en la función y el experimento. Nuestra meta es la integración y el procedimiento analítico es solo uno de los muchos instrumentos que se dirigen a este fin. Trato de averiguar todo lo posible acerca de los desordenes de la personalidad del paciente, mediante la observación y la discusión. Aparecerá cierta angustia, cierto hablar en torno al tema proporcionara la oportunidad de mostrarle  la existencia de conflicto aún no percibido.


Hagan que paciente comience cada frase con las palabra “aquí y ahora” y observen como reacciona. Puede ser que resulte cooperador o puede que sea un cliente mañoso y comience una pocas frases con aquí y ahora, para luego deslizarse a la primera oportunidad al ayer o mañana. Las primeras reacciones le dan al analista y al paciente desde ya la oportunidad para discutir algunas actitudes básicas. Por ejemplo, su tendencia a escapar del presente, del contacto con la realidad o la tendencia de engañarse a si mismo y a los otros.


Se escogen frases como “aquí y ahora” o “ahora me doy cuenta de” no solo para hacer aparecer el nivel superficial de la información del carácter del paciente y algunas de sus resistencias sino también para limpiar el camino al reconocimiento de todos sus funciones: especialmente sus disfunciones, sus conflictos y sus actitudes de escape.


El pensamiento reconoce registros de formas y eventos previos como precipitadotes de funciones previas. Reconoce aspectos del futuro: planeamiento, esperanza, predicción y vectores, pero sostiene que estos procesos tiene lugar en el aquí y ahora. Además, una frase una palabra, es un evento temporo espacial. Cuando leemos una frase compleja, uno puede volver al pasado con el objeto de retomar el hilo o, como yo diría, consultar rápidamente nuestros registros acústicos para producir una guestalt significativa.


Existencia es actualidad. Es capacidad de darse cuenta, de tomar conciencia, de percatarse. Para Freud, el presente incluía algo así como las últimas 48 horas. Para mi, el presente incluye incluso una experiencia infantil siempre que sea recordada vividamente ahora..


A veces, las dificultades iniciales en aceptar el concepto de pensamiento funcional son considerables. Quizás uno pueda generalizar y decir: la resistencia más dura está proporcionada por lo que al paciente se le aparece como obvio. Para él es obvio que no se debe insultar al analista.


Un vez que uno ha trabajado la resistencia básica del carácter, la batalla está ganada. No se trata de que el paciente pueda rescatar plenamente su capacidad de darse cuenta por sí mismo, sino que desde ese punto la creciente integración invierte el círculo vicioso de la neurosis. Cada vez más el “yo” en contra del “tu” se transforma en un “nosotros”.


Típico de las actitudes no integrales es el fetiche de la relajación. A nuestros pacientes no les es fácil aprender que no se les está exigiendo que se relajen deliberadamente, sino que lleguen a darse cuenta del conflicto interno del cual la tensión es sólo una parte.


Esto nos lleva a la etapa siguiente en la integración. En esta etapa el paciente deberá familiarizarse con la estructura de sus conflictos internos y externos, y con el concepto de aceptación / rechazo. En el período anterior debió haber aprendido que la conciencia está en un flujo constante, excepto durante el sueño o en trance. Se ha familiarizado con una multitud de procesos del mundo interior y exterior. En la etapa presente hacemos un examen detallado de estos procesos.


Si aprende a escuchar el lenguaje figura-fondo del organismo y a actuar de acuerdo con este confiable medio de orientación, esto es, completando la situación incompleta, entonces será capaz de restaurar el equilibrio de su personalidad y pavimentar el camino para un desarrollo productivo.


Veamos dos ejemplos sencillos de situaciones incompletas: la urgencia de orinar y una carta importante por contestar.


La fase siguiente bien podría ser llamada fase de re-orientación, topológico y de reorganización del lenguaje.


La orientación topológico se ocupa de tres procesos: la introyección, la proyección y la retroflexión. 


La cura implica resensibilización del paladar muerto, llegar a darse cuenta de la barrera del disgusto, removilización de la mandíbula agarrotada y un volcamiento de la agresión en el morder y masticar. 

La confluencia implica la no existencia o el no darse cuenta de la existencia de límites. Es un tomar la unidad como un hecho establecido. La confluencia en el adulto es fijación sado-masoquista, disfrazada de amor. El odio es codicia de confluencia frustrada. El contacto es la apreciación de las diferencias. Límite significa contacto y separación: significa individualidad. 


El mecanismo de proyección se relaciona con el problema lingüístico. A través de la proyección de iniciativa y responsabilidad, nuestros pacientes se vivencian a sí mismos permanentemente en un papel pasivo. Les ocurre un sueño. Son sorprendidos por un pensamiento. Las ideas y las especulaciones se pasean por sus mentes, cerebros o cualquier hueco que escojan. Más específicamente, esto se refiere al paciente que no está dispuesto a identificarse con sus propias actividades, que habla de su mala suerte, del destino, que es víctima de las circunstancias. Si se reorganiza su modo de expresarse desde un lenguaje en que intervienen con frecuencia los pronombres personales de tercera persona a un lenguaje en que predominan pronombres personales en primera persona, se puede lograr una integración considerable. El ajuste lingüístico debe comenzarse durante el trabajo sobre su armadura muscular.


La unidad de la reorganización estructural y lingüística es igualmente esencial en el tratamiento de la retroflexión. La retroflexión es el pan diario de psiconalista. Coincide aproximadamente con lo que Freud denominó “narcisismo secundario”.


La retroflexión se caracteriza por las palabras que llevan “si mismo” o “auto”. Amor de sí mismo, control de sí mismo, augocastigo, autodestrucción, autoconciencia y así sucesivamente.


En la retroflexión una parte de la personalidad  es separada de la otra, pero permanecen en una relación activa. La relación objetal es reemplazada por la relación “yo y mi mismo”. En la retroflexión activa, una tendencia que puede ser el amor, la destrucción, el control, el escrutinio, etc; se dirige hacia la propia persona. Mientras que en la retroflexión pasiva, el “yo” reemplaza al objeto perdido; yo me apiado de mi mismo, ya que nadie más lo hace, yo me castigo a mi mismo en anticipación a que alguien más lo haga.


En el mecanismo de proyección, lo aparente es la desensibilización; en la retroflexión es más obvio el mal funcionamiento del sistema motor. De hecho, la buena respuesta al tratamiento es resultante de que el proceso de retroflexión puede ser demostrado con facilidad. El origen de la supresión muscular es inmaterial, ya sea esté en el entrenamiento en higiene personal o, como sucede más a menudo, en la mordida perseverante. Lo importante es que se ha invertido una enorme cantidad de energía motora en inhibir la catarsis y la iniciativa. La mala coordinación muscular se precipita en síntomas que luego constituyen el problema manifiesto: torpeza, constipación, asma, dolores de cabeza, etc.


Finalmente, tenemos que mencionar a las emociones como otro grupo de procesos poderosos. Así como las manifestaciones visibles de procesos en el organismo humano recibieron el nombre de “cuerpo”, así también el darse cuenta de las funciones de manipulación /orientación fueron llamadas “mente”, y la totalidad de las emociones fue llamada “alma”. Este término tiende a desaparecer junto a la degeneración progresiva de nuestro ciclo cultural en general, y en particular con el progresivo vaciamiento emocional del individuo neurótico.

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