¿Cómo utilizar los conceptos de alienación y separación en la clínica? Lacan, hasta el año 1954, quería instituir lo simbólico como instituyente del imaginario.
En el Seminario XI, Lacan explica la alienación. Utiliza la teoría de los conjuntos para explicar el objeto a, formalizado en el seminario anterior. Se le había objetado haber descuidado la dinámica sexual, la pulsión. ¿Cómo articulamos lo que queda, con lo real?
En el año 1964, Lacan es "excomulgado" de la Asociación Psicoanalítica.
Los nombres del padre: Va más allá de Freud. Los 4 conceptos que toma son el inconsciente, la repetición, la transferencia y la pulsión. Habla de la pulsión, el inconsciente como lo pulsátil. La repetición, como tyché (encuentro con lo real) y la transferencia como la puesta en acto de la realidad del inconsciente.
En el Seminario XI, Lacan aborda la relación del sujeto con el Otro. ¿Cómo surge el sujeto en el campo del Otro? En todas las relaciones del sujeto con sus otros, se repite la relación con el Otro primordial. El Otro es el lugar del significante.
Si el sujeto adviene en el campo del Otro, ¿Cómo surge ese Otro? Lacan recurre a la teoría de los conjuntos.
Partimos de conjuntos vacíos. Eso que antes no era nada, queda fijado como significante. El S es un conjunto vacío, mientras que el A (Otro) están los significantes. El Otro preexiste al sujeto, que en este punto es un sujeto a advenir.
S1 tiene que ver con el trauma original. El sujeto se encuentra con el otro y este encuentro es traumático. El Otro le da sentido a las experiencias del bebé. El sujeto que antes era nada, sujeto por advenir, queda marcado por el Otro, que le dona los significantes. Del lado del Otro, tenemos la cadena de significantes. S2 es el saber, el sentido.
La alienación es la unión de los elementos comunes y no comunes de los 2, Otro y sujeto:
El S2 le da sentido en forma retroactiva al S1. Es decir, Esto en la dialéctica del sujeto, la respuesta del Otro (S1) es primera en relación a la pregunta del sujeto o a su llamado (S2). Pensemos en el grito del infans, en donde es el Otro el que decodifica ese grito, por ejemplo "Tiene hambre".
S1 ⟶ S2
(Rta del A) (Llamado del $)
La alienación es elegir entre alguno de los campos: S1 ó S2. Lacan decía “La bolsa, o la vida”, porque elija lo que elija, algo siempre se pierde. Si elige la vida, siempre va a haber una falta de sentido. En las neurosis se elige “la vida”.
Lacan va a decir que se debe elegir entre el ser o el sentido. Se trata de una elección forzada, según Lacan
Si elijo el ser… Ser como en la falta ($) o ser como consistencia (S1). La histérica se para desde el sujeto barrado y pierde la determinación subjetiva. En cambio, cuando el obsesivo dice “yo soy…”, viene del Otro, S2.
Si elijo el sentido… Si elijo esto, pierdo los S1, que comanda el goce del sujeto, y pierdo la falta en ser. Si yo elijo el sentido, pierdo el inconsciente.
El S1 es un significante al que el sujeto se identifica por entrar en el campo del Otro. Ej: Un paciente dice “soy loco”. Eso lo aliena en el campo del Otro. Estos significantes comandan la vida del sujeto y lo determinan, porque son inconscientes. Además, estos significantes hacen que que aparezcan los síntomas, actos fallidos y las demás formaciones del inconsciente. Un fallido es un S1 porque no remite a un significante. Es un significante privilegiado, que saca al sujeto del discurso y habla del goce. Cuando produce esto, hay que interrogar qué asocia*.
Cuando no se produce la alienación, tenemos una psicosis, porque nadie significa. Es el caso del autismo y la esquizofrenia.
Vamos a la clínica...
El analista debe hacer que se produzca el sujeto, que se pregunte qué es lo que le pasa. Para que esto ocurra, debemos pasar de la transferencia imaginaria (que es a un rasgo del analista, por ejemplo "es hombre", "estudió en tal lado") a la transferencia simbólica, donde el respeto al analista pasa por el amor al saber. La transferencia real es lo que se conoce como transferencia negativa.
El analista comienza haciendo preguntas por el sentido de los síntomas. El paciente debe salir de la indeterminación subjetiva (lado $), para preguntarse por lo que le pasa. Pero si el análisis sólo se queda en la vía del sentido, se queda en la indeterminación del significante. Debemos acotar el análisis vía el objeto a.
El analista se constituye, justamente, cuando el sujeto le dirige la pregunta. Allí el sujeto se aliena a la figura del analista. Las intervenciones, decíamos antes, apuntarán al sin sentido, que está en el S1, del lado del sujeto.
El significante muerde el goce. El a es la caída del objeto. Es eso del goce del sujeto con el que el Otro no se va a poder meter nunca porque es irreductible y propio del sujeto. Si bien la pulsión se origina en el campo del Otro (en todo su contenido), los objetos están perdidos y no están en el campo del Otro ni en el del sujeto. Están en un lugar de extimidad. En la angustia, uno siente que viene de afuera, pero es lo más propio de uno.
¿Cómo es que la pulsión se origina en el campo del Otro? Al nacer, un bebé es mirado y la madre del dona la pulsión escópica. Al hablarle, le dona la pulsión invocante. Es sostenerlo, le dona lo anal (por lo muscular de sostén). Las pulsiones se encuentran intrincadas. Si no lo estuvieran, una pulsión sola puede ser mortífera.
La alienación en la clínica la vemos en el discurso del paciente. Aparece un Otro sin falta, que todo lo puede y que no le deja al sujeto hacer nada.
El sentido nunca puede ser completo y esto produce el efecto sujeto. Un sujeto es lo que representa un significante para otro significante. El Otro es un portador de sentido. Como el Otro no puede dar un sentido pleno, surge la barradura. Por eso, el analista no debe explicar ni "saberlo todo" cuando se le dirige la pregunta.
La alienación es la pregunta por el sentido. ¿Qué me pasa? ¿Quién soy? En la clínica, vamos a notar que los pacientes responde "Soy...". Es decir, el entrevistado viene alienado a un sentido que le dio el Otro. No suponemos un sujeto allí, sino cuando empieza a preguntarse algo sobre su barradura. Al analista le corresponde apuntar a la separación del sujeto con el Otro, en su alienación al sentido que ese Otro le dio. Lo hace mediante la interpretación, que justamente apunta al sin-sentido. La interpretación no es una significación cualquiera, sino al significante irreductible, traumático, al que el sujeto se alienó.
Separación:
En la separación, el sujeto le pregunta al Otro "¿Puedes perderme?". Esa pregunta es la que vemos en el acting out. Si del Otro lado no hay nada que perder, el acting puede evolucionar hacia un pasaje al acto. Para hablar de la separación, pensamos al Otro como deseante, lo que implica que está en falta, para la pregunta de qué me quiere.
Para la separación, hay que partir de la falta en ser. El sujeto se encuentra que no todo puede ser reducido al sentido del Otro. La clínica de la separación tiene que ver con esto. El Otro, a partir de su ausencia, va a hacer que el sujeto se encuentre con la falta (del Otro).
Ante la pregunta “qué me quiere el Otro”, se produce una separación, y lo que el sujeto esboza es una respuesta fantasmática: me quiere loca, me quiere inteligente, etc. Son respuestas que da el Otro, pero poniendo en juego el objeto. En el fantasma, el sujeto se coloca como objeto en el Otro. ¿De qué manera? Tomando un objeto del campo del Otro. Lo que no debemos olvidar es que aunque el objeto sea del campo del Otro, el goce es del sujeto.
El analista se pregunta a qué significantes del Otro se alienó su paciente y cómo se separa de ésto, que determina la relación con el Otro. ¿Por qué el Otro -del paciente- hace lo que hace? Cuando se dice que el fin de análisis es atravesar el fantasma, es hacer el pasaje de "El Otro me quiere (lo que sea)..." a que el paciente reconozca, via la pulsión, que hay una satisfacción en ponerse en ese lugar, una satisfacción en el sufrimiento que es el goce.
En la asociación libre del paciente, cuando aparece algo del objeto a, es bueno para cortar sesión. En un principio es bueno que la persona pueda asociar con un fallido, por ejemplo. Muchas veces el paciente se cierra en el sentido. La respuesta del paciente a “¿Qué va a pensar ante una resistencia?” es el objeto a, es la respuesta fantasmática. También cuando el paciente quiere ver qué piensa el analista de él. ¿Qué objeto soy para el Otro?
Finalmente, la manera de llegar al fantasma es vía el síntoma. Es el síntoma el que nos habla del goce del sujeto y el analista lo cierne puntuando el discurso del paciente.
¿Cómo cernir el síntoma?
En el relato del paciente, vamos a encontrar significantes con un peso especial, pues se anudan a cuestiones de goce. El sujeto, decíamos, se aliena al significante y para nosotros esto tiene vlor de goce. Esto es lo que está en la parte de arriba del algoritmo de la transferencia...
____St → Sq____
s (S1, S2, S3...)
...Y abajo está la significación, que viene del Otro y es inconsciente. El Otro como discurso del inconsciente.
Veamos un caso. Un hombre acude al análisis pidiendo una sóla sesión, pues dice que tiene una sóla pregunta. Le dice al analista "Mi esposa no quiere tener sexo conmigo, ¿Podría decirme por qué?". Es decir, el motivo de consulta es una queja.
¿Por qué piensa que ella hace eso? - pregunta el analista.
Porque me quiere humillar -responde el paciente.
En este ejemplo "Una sola" es el S1, mientras que "humilla" es el S2. El fantasma del sujeto del ejemplo es "me humilla", es la respuesta que él se dio a la pregunta de qué lo quiere el Otro, encarnado en la esposa, en este caso. En este caso, habría que preguntarle por esto de la humillación, porque justamente las buenas preguntas son las que implican a los significantes cargados de satisfacción pulsional. El pasaje al síntoma será cuando él haga el pasaje a "me hago humillar" y empiece a preguntarse por eso, para que descubra qué objeto es él para el Otro.
El finde análisis está en que el sujeto descubra el sin-sentido de la alienación al Otro.
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