martes, 7 de septiembre de 2021

Las psicosis: Sus formas de abordaje a través de la enseñanza de Lacan

En esta ocasión intentaremos situar las psicosis y su abordaje en relación a un caso de  psicosis paranoica en una adolescente.  

Los antecedentes previos, a lo que Lacan nos dice sobre las psicosis son  abundantes. Daré sólo unas pinceladas.  

Tenemos a Krepelin que dió un gran salto en torno a este tema, entre 1909  y 1913 donde introdujo un método de clasificación, muy diferente al de la  época, en que las psicosis hasta entonces eran abordadas como un trastorno  funcional del Sistema nervioso central. Diferencia las neurosis, las psicosis  de destino, y las psicosis de relación: delirio a dos, y delirio de  persecución.  

En 1920 tenemos a Clerembaut, que nos da referencias de psicosis  pasionales, erotomanía y celotipia, y trata del automatismo mental, que  luego será tomado por Lacan para hablar de fenómenos elementales,  introduciendo la idea de que las psicosis no se pueden pensar sólo a partir  de delirios y alucinaciones, sino de otros fenómenos como el automatismo  mental. 

En Freud, tenemos cuatro textos fundamentales, en relación a las  psicosis, que son:  

1894, Neuro-psicosis de defensa. Plantea el concepto de representación  intolerable para el paciente, así como la defensa que pone en marcha para  contrarrestarla. En la psicosis el yo “rechaza la representación intolerable  y el afecto y se conduce como si la representación no hubiese llegado  nunca a él. El sujeto sucumbe a una psicosis que hemos de calificar de  locura alucinatoria.” 

1911: Caso Schreber. Caso retomado por Lacan. Freud a través de este caso  avanza que más que rechazo, en la psicosis se da una “abolición” de lo  simbólico. También dice que lo “abolido retorna desde el exterior, en  forma de alucinaciones o delirio.  

1924: La pérdida de la realidad en la psicosis y en la neurosis. En este  texto, hay un párrafo que condensa su pensamiento: “La neurosis no niega  la realidad, se limita a no querer saber nada de ella. La psicosis la niega e  intenta sustituirla.”

Desde Lacan:  

La enseñanza de Lacan en relación a la psicosis cambió el abordaje  psicoanalítico de esta estructura, en relación a la cual Freud se había  mostrado reservado en cuanto a su tratamiento por medio del método  analítico. 

El texto fundamental es Cuestión preliminar a todo tratamiento de las psicosis de 1958.. Sin embargo, hay dos textos que constituyen sus  antecedentes: Su tesis doctoral de 1932 y el Seminario III de 1955-1956.  

Su tesis doctoral llevaba como título: De la psicosis paranoica en sus  relaciones con la personalidad. En dicha tesis Lacan analizó el caso de la  Sra. Aimée, que fue detenida después de atacar a una famosa actriz cuando  ésta salía del teatro. Aimée ingresó en prisión y poco después su delirio de  persecución se desmoronó. Lacan interpretó que la paciente con su agresión  a otra persona, se castigaba a sí misma, y por ello este caso recibió el  nombre de paranoia de autocastigo.  

Para Lacan en este texto hay dos puntos importantes:  

1- El delirio en la paranoia es un mensaje y significa algo.  2- El delirio intenta que el sujeto se signifique socialmente.  Es decir que el delirio es una forma de comunicación, y su mensaje lo  quiere dirigir a alguien. Nos dice Lacan: “Se dirige a relaciones de índole  social: con la familia, con los colegas, con los vecinos”.  

El Seminario III, Las Psicosis, fue impartido en 1955-1956. Lo primero de  todo es destacar, que Lacan centra su seminario en la paranoia, dejando a la  esquizofrenia en un segundo término.  

Po otra parte, hace una crítica de Kreapelin, ya que Lacan comenta que al  contrario de él, piensa que el proceso paranoico no es insidioso, sino que se  caracteriza por la aparición de brotes o fases. Siempre hay un momento de  ruptura, que marca el inicio del brote o la recaída. No es cierto que se deba  sólo a causas internas, ya que siempre hay un elemento emocional en la  vida del sujeto, que tiene que ver con sus relaciones externas. Por ello,  Lacan lo denominó delirio de relación.  

También nos dice que lo que está en juego no es la realidad, admite una  cierta irrealidad, pero” tiene una certeza, que lo que está en juego desde la  alucinación hasta la interpretación, le concierne. Esta certeza es radical.  Esto es que constituye el fenómeno elemental”. 

En La Cuestión preliminar, texto redactado por Lacan en 1957-58, su  finalidad esencial es introducir un mecanismo, el de la forclusión del  Significante del Nombre del Padre, propio de la psicosis, para diferenciarlo  radicalmente de la neurosis. La forclusión es la incapacidad simbólica de  sustitución, la incapacidad de metáfora, en particular la Metáfora paterna,  el no pode sustituir al deseo de la madre, el o los Significantes del Nombre  del Padre, o sea el fracaso de esta metáfora. No hay tercero que regule las  relaciones de la madre y el hijo, que queda en una relación dual. La  forclusión se sustituye a la afirmación o simbolización primordial de los  neuróticos. 

Desde esta época, 57-58, hasta el Seminario RSI de 1975, Lacan avanza en  cuanto a la comprensión y el tratamiento de las psicosis. 

Dos hitos marcan este recorrido: 

1-El fracaso de la metáfora paterna como hemos dicho. Los efectos de esta  forclusión, serán puestos de relieve en cuanto al desencadenamiento como  a las estabilizaciones de las psicosis. 

2- Más allá del mecanismo de la forclusión, Lacan desarrolla en un Seminario denominado “El Sínthoma” que dedica al escritor Joyce, el  concepto de suplencia. Si bien en las psicosis no se puede curar la  forclusión del Nombre del Padre, si es posible en algunos casos, crear una  suplencia que daría una estabilidad al sujeto, a través de la creación de una  significación por medio de una obra o creación propia. 

Por otra parte, ya en el tema de las psicosis desencadenadas en la  adolescencia, nos encontramos a veces con el problema de que no siempre  son descompensaciones con síntomas como el delirio o las alucinaciones.  Muchas veces, los pacientes adolescentes, aparecen con trastornos de  comportamiento, con crisis narcisistas. Algunos psicoanalistas denominan  a estos casos, “borderlines”, es decir fronteras entre psicosis y neurosis.  Ciertamente, es una dificultad real en muchos casos de difícil diagnóstico,  y la discusión se centra en los que remiten y se compensan. Recordemos las  bouffees delirantes en la adolescencia que remiten al poco tiempo.  

En relación a estas psicosis habrá que plantear dos dimensiones:  

1-Desencadenamiento 

2-Las estabilizaciones. 

 

1- Desencadenamiento: Significa un momento de eclosión brusca del  cuadro psicótico, con síntomas en ocasiones de delirio o  alucinaciones, o bien con fenómenos elementales, autorreferenciales  etc. Las coyunturas del desencadenamiento son peculiares en cada  caso. Generalmente estriban en el encuentro del sujeto con un  significante de la serie Nombre del Padre, es decir un significante  situado en un lugar de tercero, imposible de simbolizar para el  sujeto. No le puede dar una significación a ese encuentro, y tiene  lugar el retorno en lo real de lo que no simboliza. Puede ser un  encuentro con alguien en posición de Un padre, (un maestro, los  estudios, un examen, una promoción, una relación sexual, la  menarquia etc). La adolescencia no es es sí misma una coyuntura de  desencadenamiento, pero sí es favorecedora de encuentros y por ello  se oye hablar con frecuencia de crisis psicótica en esa edad de la  vida. Además, es una época de cambios, en cuanto a la imagen, a la  identidad y la posición sexuada que puede favorecer la aparición de  la crisis.  

2- Las estabilizaciones: Lo que estabilizaba al sujeto, y que perdió, se  trata de restituirlo, aunque de forma diferente. Casi siempre eso que  perdió, es del orden de una identificación que tiene que ver con el  Otro que le sostenía, y que no tiene simbolizada. Se trata de poder  crear otro tipo de significación, que no sea delirante. Puede ser una  forma de estabilización imaginaria, o una metáfora delirante: el  sujeto ya no se sitúa sólo en relación al Otro, sino que sitúa al Otro  aunque sea de forma en ocasiones delirante en relación a él. O bien,  puede ser una obra que le remita a hacerse un nombre a través de  ella, como numerosos pintores o personas dedicadas al arte o a la  ciencia que suplen con su obra el NP que no está.  

Creo que todas estas cuestiones son de actualidad en nuestra clínica de hoy  tanto por la dificultad diagnóstica desde la psiquiatría como también por  todo un cortejo de síntomas que pueden acompañar a las psicosis,  (trastornos de la alimentación, trastornos en el control de impulsos,  toxicomanías etc.) y que pueden llevar a confusión en torno al diagnóstico.  Es decir, es muy importante diagnosticar no sólo por los fenómenos que  presenta un paciente, sino por su estructura, la relación con el mundo que le  rodea y con el discurso.  

El caso de una joven paciente,, a la que llevé en tratamiento, me conduce  a poder desplegar las cuestiones teóricas . Para ello trataré los siguientes  puntos que cito a continuación, después expondré el caso, para volver  después sobre estos puntos, en los que trataré de los efectos terapéuticos.  Estos puntos son:


1-El significante principal o la alusión imaginaria, en torno a lo que el  psicótico forja su ideación delirante, podemos decir su sentimiento de auto referencia, tal como Lacan lo comenta en el Seminario III, Las Psicosis de  1956. En este caso se trata a partir del material clínico que la paciente trae  del significante: Mirar. Representa la alusión imaginaria o la primera  significación delirante, con el fenómeno de la certeza, que podemos  detectar en la paciente es como veremos en el caso: “Me miran mal”. 

2-El esfuerzo de estabilización de la paciente, antes del desencadenamiento, en forma de construcciones imaginarias y la  búsqueda de modelos ideales. 

3- Desencadenamiento de la psicosis, a los 13 años con ocasión de la  primera menstruación. Tiene lugar el desencadenamiento, ante la  imposibilidad de darse una respuesta a la pregunta ¿Qué soy? (que es sobre  la sexuación: hombre/ mujer). 

4- Búsqueda a través del tratamiento de una nueva significación en el  lugar de la delirante con la constitución de significantes y de modelos  ideales, distintos a los anteriores al desencadenamiento.  

5- Caída de estas significaciones ideales y por lo tanto límites a los  efectos terapéuticos del tratamiento con la irrupción de las primeras  relaciones sexuales

6- Dirección del tratamiento analítico: Transferencia e Interpretación. 

EXPOSICIÓN DEL CASO: Por razones de confidencialidad no lo  expongo aquí.  

Volviendo a los puntos antes citados

1-El significante principal: Lacan despliega este concepto en el Seminario  III como el núcleo inicial como a su vez decía Clerembeaut en el seno de la  personalidad alrededor del cual el sujeto haría una construcción y daría una  significación delirante. Así, el sujeto no sabe que significación darle a este  núcleo pero si sabe que se le impone. En este caso se trata del: “Me miran  mal”. Es una interpretación delirante con un elemento que se repite, el  mirar, como significante principal y que se cierra a la dialéctica. Se trata de  un fenómeno que invade al sujeto. Nos dice Lacan en este seminario III “es la palabra clave que detiene la significación y da el fenómeno de la  certeza”.  

Así en el lugar de la falta o castración coloca el núcleo delirante como  punto de ruptura imaginaria para poder separarse de un Otro al que vive  absoluto e invasor.  

2-El esfuerzo de estabilización en forma de construcciones imaginarias.  El psicótico al no poder restablecer el pacto con el Otro entra en otro modo  de mediación diferente del neurótico. Sustituye la mediación simbólica por  una proliferación imaginaria que haga contrapunto a la significación  delirante. En el caso la paciente intenta una precaria estabilización en  forma de las identificaciones imaginarias a otras chicas de su edad.  

Se trata de un esfuerzo que equivaldría al intento de compensación del NP  ausente, y que no logra su éxito de estabilización ya que tiene lugar un  desencadenamiento en la pubertad. 

A este respecto, Lacan nos comenta en el Seminario III, que cuando el  registro de Nombre del Padre está ausente, el sujeto al no poder asumir la  realización del significante padre a nivel simbólico le queda la imagen  a la que se reduce la función paterna. Es una imagen que no se inscribe  en ninguna dialéctica triangular, cuya función de modelo, de alineación  especular le da un punto de enganche y le permite captarse en el plano  imaginario, como ocurre en este caso. Esta situación puede sostenerse  mucho tiempo, a veces toda la vida, pero también puede ocurrir como en  esta paciente que estas identificaciones imaginarias caigan y sobreviene el  desencadenamiento. 

3-Desencadenamiento a los 13 años, con ocasión de la primera regla. Cuando al sujeto se le aparece la pregunta por el ser: ¿Qué soy? Hombre,  mujer, ante lo imposible de las respuestas simbólicas, se desencadena la  psicosis. Estas preguntas la precipitan además en la pregunta que todo  sujeto se hace acerca de la posibilidad de engendrar, de ser padre o madre. 

4- Búsqueda de una nueva significación en el tratamiento en lugar de la  delirante. Sabemos que se trata en todos los casos de psicosis de situar que  había antes del desencadenamiento es decir en relación a que se había  estabilizado el sujeto. En esta paciente, ya lo hemos dicho, se trataba de  una estabilización vía unas identificaciones imaginarias. Entonces se trata,  y es la propia paciente que indica el camino, que pueda encontrar de nuevo  una construcción imaginaria, en donde insertar algo de un deseo, que la  estabilice de nuevo. Intenta una identificación con otros significantes no  delirantes y construirse una identidad a través de ellos.

A este respecto, recordemos que Lacan en 1957 hablaba de la búsqueda  de una significación a través de significantes que marquen los ideales  del sujeto y en 1975 hablando del escritor Joyce dirá que intenta a  través de su obra hacer un remiendo de su Ego movilizando de esta  forma el goce sobre sus construcciones (en vez de que el sujeto sitúe el  goce en el Otro (paranoia), lo puede sostener en su obra, lo que le permite  una identificación narcisista y hacerse un nombre. Por medio de esta obra,  producir una forma de metaforización: el sujeto ya no sólo se representa el  Otro para él (por medio del delirio) sino también él para el Otro con la  mediación de su obra o de los significantes que le representan 

5- En cuanto a los limites del efecto terapéutico podemos pensar en la  estructura misma y en la fuerza del empuje a la mujer, es decir del  goce que irrumpe y se deslocaliza ante la imposibilidad de poderlo  situar en el fantasma vía la significación fálica o NP. En efecto, la  paciente tiene sus primeras relaciones sexuales y presenta de nuevo, ante la  incapacidad de darse una respuesta a la pregunta ¿qué es una mujer?, una  descompensación. Intenta responderse a esta pregunta con la maternidad  pero puede acabar siendo crítica con esta idea. Es decir consiente a situarse  en una espera de que pueda realmente querer tener un hijo en la edad  adulta. Continúa con sus estudios, puede situarse como una más entre otras  chicas, aunque por su estructura sea un artificio tomado de las otras  jóvenes de su edad como referencia. Creo que este es el punto límite  adonde puede llegar en su camino. 

6- Para finalizar me gustaría poder hablar brevemente de la transferencia  y de la interpretación con esta paciente. Por una parte hemos visto que la  paciente se presentaba con una convicción delirante que es de su parte una  interpretación. Pero al mismo tiempo cuando en el tratamiento puede hablar  de esta certeza y enfrentarse a ella, trata de darle otra significación. Es por  la búsqueda de esta significación que también busca un saber. Es ahí en  esta búsqueda de saber que se puede introducir el analista como el que  comparte la búsqueda de esta significación y el que trata de que la paciente  ceda en cuanto a situarse como objeto de goce de un Otro perseguidor. Es  decir no se trata de interpretar como podemos entender que se hace en la  neurosis, sino de intentar producir una crítica de la certeza y por lo  tanto un vacío de significación. Ante esto no se trata de darle unos  significantes o un sentido que llenarían este vacío, sino de conducirla a que  los pueda construir con otra significación que irá encontrando en lo que le  produce un deseo de realizar su pequeña “obra”, en este caso sus estudios.  Asimismo, pienso que en la transferencia, el analista es el que ofrece por  su presencia y sus palabras unos límites, crea una demanda e introduce una  mediación entre el paciente y lo que le producía horror. Por último y este  ha sido el trabajo fundamental con esta paciente y lo que he tratado de  mostrar, da lugar con sus intervenciones a la creación por parte de la  paciente de una nueva significación, en donde situar su vida.  

Fuente: Clotilde Pascual (2014) "Las psicosis: Sus formas de abordaje a través de la enseñanza de Lacan"

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