“La meta esencial del ser humano no es su propia felicidad” – S. FreudS. Freud concluye, porque así lo comprueba en su práctica clínica, que “no está en la naturaleza del hombre la búsqueda de su propio bien a través del Principio del Placer”.
La Pulsión de Muerte -introducida formalmente en 1920- es la encargada de destronar al Principio de Placer. Definida como una irrupción pulsional muda que está por fuera del campo simbólico (terreno del inconsciente y de las palabras).
¿Qué es el “Masoquismo primario”?
En el año 1924 Freud escribe el texto denominado “El problema económico del Masoquismo”, obra en la que da un paso más en la conceptualización de la Pulsión de Muerte, orientado por su clínica. Introducirá el concepto de “Masoquismo primario” para afirmar que el Masoquismo forma parte de la estructura psíquica de manera primitiva.
El Masoquismo Primario está fundado y constituido por la Pulsión de Muerte. Es irreductiblemente inconsciente y no puede ser abordado por medio de alguna interpretación/es.
¿Cómo se manifiesta el Masoquismo primario en la vida de un sujeto?
El Masoquismo se manifiesta, se da a ver, por hechos concretos que se comprueban y se confirman en la clínica.
¿Cómo se nos muestra? A través de:
. La autodestrucción del sujeto -consumo de sustancias de manera compulsiva, autolesiones, acting out y pasaje al acto-.
. La culpa acechante y eterna que martiriza al sujeto, junto a la necesidad inconsciente de un castigo que se siente merecido.
. La compulsión a la repetición de un “destino cruel”, como lo es tropezar siempre con la misma piedra que hace fracasar una y otra vez al sujeto.
Un “placer” sufriente: esa gran contradicción subjetiva
El Masoquismo puede ser definido como la “satisfacción paradójica” de la Pulsión de Muerte (contraria a toda lógica), en tanto el sujeto experimenta una satisfacción -inconsciente- en el sufrimiento.
Hagamos aquí una aclaración fundamental que Freud nos aporta: “El Masoquismo otorga un placer que no puede ser sentido como tal por la consciencia. El sujeto sólo vivencia un padecimiento psíquico de alto voltaje”.
J. Lacan conceptualizó a esta “satisfacción sufriente” nombrándola: “goce”.
Un aporte clave para nuestra práctica
Cuando Freud introduce -hacia el final de su obra- la conceptualización del “Masoquismo primario”, da un verdadero giro radical con respecto al alcance que tendrá de aquí en más la clínica psicoanalítica; en tanto brinda una nueva herramienta de intervención clínica fundamental: las “Construcciones en Psicoanálisis”. Ellas serán las que, a partir de entonces, Freud utiliza para poder abordar las presentaciones clínicas masoquistas, tan frecuentes en la práctica.
Una fina distinción clínica entre el “Superyó” y las “Presentaciones Masoquistas”
Si bien el Superyó está configurado por las Pulsiones de Muerte, sus mandatos insensatos, crueles y sádicos, aparecen en la consciencia y en el relato de los pacientes. Por lo tanto, el Superyó permite el abordaje clínico a través del primer método psicoanalítico, que sabemos se despliega a través la asociación libre.
En cambio, las experiencias Masoquistas padecientes están configuradas por la Pulsión de Muerte en su estado puro -irreductiblemente inconsciente-, la cual permanece en la estructura psíquica como un resto no elaborado ni elaborable.
El Masoquismo: Un tope a la clínica simbólica
La clínica de las Presentaciones Masoquistas es una práctica que deja forzosamente por fuera el “arte de interpretar”. Es imposible interpretar la Pulsión de Muerte en su estado puro, que no se liga a ninguna representación-palabra.
Las Presentaciones Masoquistas ponen un tope a la clínica simbólica. Se abrirán dos modalidades para nuestra práctica: (a) la clínica en su vertiente simbólica (asociación libre, para el terreno de los síntomas, las angustias y/o sufrimientos superyoícos) y (b) la clínica en su vertiente real (construcciones en psicoanálisis, para las presentaciones masoquistas -la autodestrucción del sujeto, la culpa eterna junto a la necesidad inconsciente de castigo y la compulsión a la repetición-).
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