domingo, 15 de octubre de 2023

Las entrevistas con madres y padres en la clínica infantil - ¿Cómo intervenir en la vertiente simbólica, imaginaria y real de la transferencia?

¿Qué significa nacer dos veces durante la crianza?
Como sujetos humanos, estamos destinados a experimentar, al momento de nacer a la vida, el desvalimiento (Hiflosigkeit) en relación al Otro de los primeros cuidados.

El infante depende absolutamente del Otro primordial, porque es quien -eso es lo esperable- le brinda “la condición de existencia” real y psíquica. Esto ocurre porque el futuro sujeto representa aquello que al Otro le falta.

El Otro primordial le donará los significantes con los cuales el infante se va a nombrar y que le permitirán, a su vez, la constitución del cuerpo.

Estas representaciones-palabra forman parte de una trama aún mayor: la de los deseos y goces de las otras generaciones. Así, madres y padres posibilitarán el “primer nacimiento psíquico”: la transformación de un ser que nace viviente a un sujeto del lenguaje.

Como consecuencia, surge -del lado del niñx- en estos tiempos, la angustia en su vertiente traumática.

A la salida de la adolescencia, se produce un “segundo nacimiento psíquico”: el sujeto en tanto tal -sujeto del inconsciente, portador de su propio deseo-.

El sujeto del inconsciente, esto es fundamental, nacerá en el lugar vacío de la cadena significante del Otro primordial, aquello que J. Lacan denominara “el enigma del Otro”.

La consecuencia de nacer -como sujeto del inconsciente- a partir del vacío de los significantes y significaciones del Otro primordial, es el despertar de las huellas del desamparo originario con el que nacimos a la vida. Como efecto, surgirá -del lado del púber y/o el adolescente- la angustia en su vertiente señal.

Beatriz Janin afirma: “En tanto extensión del psiquismo del infante, los padres están indefectiblemente involucrados en el tratamiento del niño o la niña”.

Por lo tanto, lo primero a tener en cuenta, del lado del analista, es la importancia y la necesariedad que adquiere -por estructura- el trabajo con los padres en la clínica con niños, niñas y adolescentes.

Tres modos transferenciales con los que se presentan en la consulta los padres y las madres

Vertiente simbólica de la transferencia: las figuras parentales pueden presentarse a la consulta formulando preguntas, en la búsqueda de un saber -que le es otorgado al analista- con respecto a la problemática que padece el niño o niña. Esta modalidad transferencial se denomina “vertiente simbólica de la transferencia”.

La vertiente simbólica de la transferencia es, así, la más propicia para la labor analítica.

Vertiente imaginaria de la transferencia: las figuras parentales pueden presentarse a la consulta con teorías imaginarias que cierran conclusiones acerca del niño o la niña, sin implicación alguna en la problemática. Esta modalidad transferencial se denomina “vertiente imaginaria de la transferencia”.

La primer tarea del analista será introducir una pausa, un corte, en el conjunto de lo que imaginan acerca de la problemática del infante. Se apuntará, de a poco, a construir -junto a la participación de los padres y las madres- una causalidad para el sufrimiento infantil. Asimismo, se intentará que las figuras familiares se anuden a la conflictiva.

Vertiente real de la transferencia: las figuras parentales pueden presentarse a la consulta por demanda de otros (maestros, psicopedagogos, pediatras, jueces). Lo hacen sin ninguna implicación subjetiva, incluso desmintiendo las problemáticas del infante y tomando las intervenciones del analista de manera persecutoria. Esta modalidad transferencial se denomina “vertiente real de la transferencia”. Esta “vertiente transferencial”, tan compleja, despliega el campo de las pulsiones (pasiones) parentales.

La primer tarea del analista será jugar su posición entre la suma paciencia y, en muchas ocasiones, la puesta de limites -que están tan desdibujadas en estas figuras parentales-.

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