martes, 31 de octubre de 2023

Los diagnósticos en la infancia

¿Qué recibe un analista en la clínica de la infancia?
Atenderemos en primera instancia a las figuras parentales (madres, padres, abuelos) que llegan sobre todo angustiados. La angustia tiene diferentes caras, por lo cual adopta diferentes expresiones: desborde, enojo, irritabilidad. Nos hablarán de un niño que está por fuera del ideal que ellos esperaban o, incluso, el que la propia escuela considera como “correcto”.

Se presentarán luego los niños y niñas que fundamentalmente sufren y que también lo expresarán de diversos modos -de acuerdo a sus recursos psíquicos-. Lo hacen a través de berrinches, ataques de llanto, estados de apatía y desinterés, desatención, inhibiciones, conductas regresivas.

¿Cuál es el mayor riesgo de la clínica infantil en esta época?

El mayor riesgo que corren los niños y niñas en nuestra contemporaneidad es que, madres, padres, cuidadores y maestros, por seguir un “ideal de normalidad”, se sienten exigidos a rápidamente buscar un diagnóstico que dé respuestas a las supuestas “fallas”.

Se realizan “diagnósticos a la carrera”, que terminan transformándose en etiquetas identificatorias, catalogando a los niños y niñas por los síntomas que presentan, borrándose sin miramiento lo más preciado del infante: su subjetividad única, irrepetible y repleta de enormes potencialidades.

¿A qué abismo nos confronta “La Pastilla”?

Cuando aparece “La Pastilla” para modificar la conducta, toda pregunta que nos podemos formular y el llamado de auxilio por parte del niño o la niña queda sepultado. El fármaco, en algunos casos, podría ser un recurso eficaz -en tanto leve y transitorio, para facilitar la palabra y el juego cuando este está impedido-, pero siempre y en todos los casos debería ser complementario a un abordaje psicoterapéutico, donde el infante sea alojado y escuchado en la particularidad de su sufrimiento.

Cada vez estará en nuestro propósito ayudarlo, y por sobre todo, apostar activamente a que el niño o la niña pueda construir o recuperar su infancia.

¿Qué es la “iatrogenia profesional”?

Es el ejercicio de un daño (no necesariamente intencional) que viene desde el lado de una autoridad, que puede estar encarnada en un profesional.

En el caso de los infantes la iatrogenia profesional estaría dada por desconocer que el psiquismo en estos tiempos está en permanente estructuración. Esto quiere decir que está abierto a múltiples y variadas transformaciones. Sigmund Freud así nos lo fundamenta y nos lo enseña cuando conceptualiza el primer despertar sexual, seguido de la latencia y el segundo despertar sexual.

Hacer un diagnóstico cerrado en los tiempos de la infancia es colocar una sentencia inexorable, un “Destino” que no se puede detener, para el niño o la niña. .

Proponemos, entonces, como reverso a esta iatrogenia, tomar como joya conceptual y clínica el decir de Gisela Untoglich: “Los diagnósticos en la infancia se escriben con lápiz”.

¿Qué-hacer en la clínica frente al sufrimiento infantil?

- Como analistas es fundamental alojar activamente los decires del niño y su familia; principalmente, escuchar en qué lugar es situado por sus figuras primarias, qué mandatos pesan sobre él y las idealizaciones en juego.

- Ayudarlo en su sufrimiento, con el firme propósito de rescatar el derecho a su subjetividad y su potencia siempre abierta y expansiva.

- Mirar, leer y analizar, a través de todas las variables que tengamos a nuestro alcance (juegos, sueños, dibujos, actuaciones), cuál es la conflictiva predominante.

- Descifrar los recursos psíquicos del niño o la niña para hacer frente a sus dificultades internas y externas.


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