jueves, 14 de diciembre de 2023

El problema del carácter

 Todos aquellos que practicamos el psicoanálisis nos encontramos, no pocas veces, con un problema más habitual de lo que podríamos suponer y es la cuestión del carácter.

El carácter se presenta esencialmente en la clínica del psicoanálisis como algo ligado a una inercia, a una fijeza, algo difícil de conmover. Algo más parecido a una constante en el sujeto. Esencialmente se presenta, y ese es su modo de aparición, como algo que la palabra no alcanza a conmover del todo y que se afirma en el sujeto como un punto que podría de alguna manera darle alguna forma de identidad: “yo soy así”, “este es mi carácter”


En el planteo de Freud, el carácter queda, al menos en parte, asociado a aquellas marcas que quedan de cargas de objeto abandonadas, en el sujeto, o sea que es del orden de unos restos. Y en este sentido el carácter tiene que ver con algo que resta a lo simbólico.

En el abordaje de Lacan, el carácter se asocia a algo que se sitúa en el borde, en el litoral entre lo simbólico y lo real. También podríamos decir que el carácter está en el borde entre aquello que el significante puede y no puede tomar, tramitar, simbolizar, sumariamente escribir.

No casualmente el término carácter es consistente con la letra, ese elemento, recurso de borde tan fundamental en Lacan, a la cual se refiere en no pocas oportunidades destacando el sesgo de carácter, en el sentido de esa impresión, de eso con lo que se hace la escritura.

Tomado entonces desde estas perspectivas el carácter constituye un punto de real en el sujeto, y de allí su fijeza y la dificultad clínica que comporta, por lo difícil de interrogar, por cuanto, salvo que algo de eso comience a hacer pregunta en el sujeto, se delimita como un punto que no remite más que a sí mismo

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