miércoles, 13 de diciembre de 2023

El cierre del inconsciente: ¿Qué lo produce?

El cierre del inconsciente.

Un punto complejo en la práctica es el problema de la duración de las sesiones. Ella no puede estar sujeta a un canon temporal cronológico, fijado de antemano y siempre el mismo en todos los casos dado que el inconsciente, en la medida de responder a una lógica que es la del significante, conlleva necesariamente una temporalidad que no se corresponde con lo cronológico.

Más allá de que al principio no esté formulada en estos términos, la cuestión de la temporalidad de las sesiones es un problema atinente a la transferencia. Si se trata de cierre, el problema de la temporalidad de las sesiones, el asunto es cómo volver a abrir el inconsciente ahí donde se cierra.

Lo que nos habilita una pregunta que va un paso más allá, ¿qué cierra al inconsciente en la sesión analítica, desencadenando la conclusión de esta?

Es verdad que en el seminario 11 no parece establecer un vínculo entre este cierre del inconsciente y la dificultad que la transferencia implica, no solo el analizante, sino también al analista. Sino que parte, una vez más, de una crítica que sostiene a lo largo de mucho tiempo respecto de considerar a la transferencia como un aquí y ahora con el analista. “Una lectura banal”.

En cambio, no tiene nada de banal el problema respecto del cierre del inconsciente. Es la dificultad acerca de los límites del saber y la verdad. Si hay algo que cierra el inconsciente, esto no pertenece al campo del significante, sino que allí, en la transferencia, algo de otro orden se hace presente, y concierne a la posición del analista en la transferencia, a lo que allí viene a encarnar.

Esto hace necesario entonces considerar a la transferencia allende el Sujeto Supuesto al Saber y es por esa rajadura, en el saber, por donde entrará a jugar la posición del analista como semblante del objeto a.

 ¿Qué es lo que produce el cierre del Icc? 

Muy rapidamente, podríamos sentirnos inclinados a decir que es algo de otro orden que la verdad, y no faltaríamos a ella (precisamente). Sin embargo Lacan, en "Los cuatro conceptos..." aborda esta pregunta dando un rodeo por dos modos de considerarla.

En primer término esa verdad que interroga en su enseñanza parte de la crítica a parte del psicoanálisis de su época que toma a la transferencia como un aquí y ahora con el analista, situación en la cual la intervención analítica pone en forma una discordancia entre la transferencia y una "realidad" supuesta objetiva. ¿Qué concepto de verdad es éste? Es posble definirlo como uno erístico, en el sentido de soportarse del abuso de una perspectiva dialéctica que culmina en una banalización de lo que está en juego. Esta banalización cobra necesariamente, la forma de una disputa en la medida de que esta idea de la transferencia como una situación real donde dos "sujetos reales" entablan un vínculo termina casi hegelianamente en una disputa de conciencias. Y esta situación implica a la verdad soportada de un contenido.

A diferencia de esto Lacan lleva el impasse que la afecta a la diferencia entre la mentira y el engaño. La primera es inherente a la posibilidad de la verdad, pertenece a su campo y de allí que afirme no pocas veces que la mentira se afirma en verdad. Del lado del engaño, en cambio, se trata de un campo donde el sujeto habita, en la medida de su sujección al significante, y eso en tanto y en cuanto que engañar es hacer uso del significante para significar. El engaño entonces evidencia al significante como causa material del Icc, a la par que la diferencia entre mentira y engaño implica a la estructura del grafo del deseo soportado en dos cadenas que delimitan un intervalo en el cual lo que cierra al Icc se presenta.

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