Siempre hablamos de la neurosis, ¿Pero qué es eso exactamente? Hay cuestiones que parecen obvias, pero cuando uno se pone a desplegar el concepto, se desprenden cuestiones interesantes para la clínica.
La neurosis es un punto de fijación de un evento histórico traumático en la vida del sujeto. Ese evento, objetivamente hablando, puede haber sido vivido por muchas personas aunque no a todos les produce un efecto traumático. ¿Qué es un trauma? El aparato psíquico procesa estímulos y cuando éstos no pueden ser metabolizados o transcriptos, producen un cambio permanente. No se trata del contenido, sino del nivel del exceso pulsional que termina uniéndose a una representación. La representación sustitutiva tiene algunos lazos con la representación original, pero muchas veces es una representación investida de ese exceso traumático de la escena original.
Cuando nosotros recibimos al paciente, le pedimos asociaciones respecto al contenido. Es importante detectar, desde las primeras entrevistas, también desde cuándo le sucede esto y desplegar históricamente las fluctuaciones de lo traumático. Es decir, cuándo el síntoma aumenta, disminuye... Con eso evaluamos la energía de la pulsión.
Transferencia mediante, el paciente va ir acercándose al núcleo patógeno. Allí nosotros debemos observar cómo está planteada la escena, cuáles son los personajes y qué lugar ocupan. Es decir, vamos a tratar de definir una matriz, un tipo de escena que se va repitiendo. Lo esencial de esta escena es que se produjo en un momento donde el paciente no podía lidiar con esa intensidad. En 1896, Freud describe que se trata de una vivencia sexual en un tiempo pre-sexual. ¿De qué se trata eso? De la intensidad propia con la que la sexualidad del significante se inscribe en el cuerpo del sujeto.
Las escenas traumáticas actuales que el paciente relata con una angustia inadecuada, el analista las va ordenando, verificando que se trata de los mismos personajes y variables que una escena anterior. El analista restaura un sentido, cosa que en las primeras entrevistas el analista debe ubicar y comunicarle al paciente, para que vea cómo las cosas fueron pasando. Recordamos que lo más propio de un paciente es consultar absolutamente extraviado de sí mismo.
También nos interesa ubicar la responsabilidad que el paciente ha tomado respecto a su propia historia. No se trata de una decisión consciente, sino la que su neurosis ha configurado. Dependiendo de la posición del sujeto en la trama significante, será lo que el sujeto podrá ver. Hay personas que toman ciertos lugares como un destino trágico. Allí, su posición inconsciente es la que les impide ver ciertas cosas. Se trata de una posición simbólica que tiene efectos en lo imaginario (lo que el sujeto percibe, piensa, etc). Por eso Lacan refería que lo simbólico determinaba a lo imaginario: el significante determina lo que el sujeto podrá ver, los campos de visibilidad e invisibilidad (como decía Deleuze). Allí el analista deberá intentar elaborar las causas de que a esa persona siempre le termine pasando lo mismo, intentando restarlo de allí.
Por último, hay que resaltar que el neurótico sufre mucho, hay mucho dolor psíquico puesto en juego. El neurótico no logra dejar atrás un evento traumático de su historia, no logra olvidar y ve el mundo determinado por eso. El neurótico se aferra a la idea del destino más que a la de incertidumbre, que es una de las cosas más difíciles de soportar. Ante la incertidumbre y el no saber, hay una seguridad mayor al pensar que todo va a ir mal. De esta manera, aunque se traten de eventos azarosos, el neurótico puede hacerse responsables de eso y autorreprocharse (predominantemente narcisistas) o culpar a los demás. En ambos casos la castración no está inscripta, se trata de cuestiones fálicas. El sujeto neurótico intenta evadir la castración, es decir, que uno tiene parte de responsabilidad de lo sucedido tanto como el otro... Y que tanto uno como el otro tienen un límite a lo que saben hacer.
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