viernes, 17 de mayo de 2024

La estructura de la interpretación

 Para sacarla del campo de la mera doxa, podemos afirmar que en psicoanálisis hay una estructura de la interpretación.

La interpretación como forma paradigmática de la intervención del analista está sometida a una serie de condiciones, más que parámetros. Podría decir que la interpretación se delimita a partir de una serie de coordenadas bien precisas, por ejemplo, la interpretación en psicoanálisis es correlativa de un concepto de saber agujereado, o sea que interpretar no habilita al analista a creerse el agente o poseedor de un saber.

Por el contrario, la interpretación exige del lado del analista esa acomodación referida por Lacan. Un modo de tal acomodación podría ser el servirse de la cita del discurso del sujeto instalando, allí donde hay una afirmación, algo del orden de un interrogante. En este sentido podríamos decir que interpretar es inducir un efecto de división en la demanda del sujeto.

O sea que interpretar se separa de cualquier perspectiva que implicara en el sujeto una traducción. El analista no traduce en términos conscientes el discurso inconsciente del sujeto. Interpretar no es develar sentidos, o ponerle palabras a aquello que el sujeto quiso decir, algo como una elucidación.

La interpretación analítica, en cambio, es algo que se dirige a la posición del sujeto, en una escena, respecto del deseo como deseo del Otro. Aquí el término relación es fundamental: hay relación allí donde se inscribe la inexistencia de una esencia o identidad. La interpretación se dirige entonces a esa relación, la cual lo implica al sujeto “interesado” en una escena en la cual cumple un papel. Interpretar entonces concierne a una interrogación dirigida al sujeto acerca de su papel en aquello de lo que se queja.

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