Sorprenden noticias relacionadas a una tendencia occidental a tener menos de 2 hijos por mujer, lo que eventualmente traería a una disminución de la población para el año 2100. Porque claro, niños siguen naciendo y se agregan a la población que ya existe, de manera que es para esa época en donde se deberían ver los cambios demográficos.
El fenómeno de la disminución en la natalidad y el hecho de que muchas parejas decidan tener menos hijos o no tenerlos en absoluto se debe a una combinación de factores económicos, sociales, culturales y personales. Algunos de los motivos más destacados son:
Factores económicos:
- Costo de la crianza: El costo de criar hijos, incluyendo educación, salud, vivienda y actividades extracurriculares, es muy alto en muchos países, lo que desincentiva a las parejas a tener más hijos.
- Inseguridad laboral: La incertidumbre en el mercado laboral y la precariedad de muchos empleos hacen que las parejas sean más cautelosas a la hora de tener hijos.
- Dificultades para acceder a la vivienda: En muchas regiones, especialmente en las grandes ciudades, el costo de la vivienda es muy alto, lo que dificulta que las parejas jóvenes puedan establecerse y formar una familia.
Factores sociales:
- Cambio en los roles de género: Con el avance en la igualdad de género, muchas mujeres priorizan su carrera y desarrollo personal, posponiendo o decidiendo no tener hijos.
- Urbanización: Las personas que viven en áreas urbanas tienden a tener menos hijos que las que viven en áreas rurales, debido a factores como el espacio limitado y el ritmo de vida acelerado.
- Cambio en las estructuras familiares: Aumento de las parejas que deciden no casarse o que optan por relaciones no tradicionales, lo que puede influir en la decisión de tener hijos.
Factores culturales:
- Cambio en las expectativas de vida: La sociedad moderna valora mucho la libertad personal, el desarrollo profesional y la búsqueda de experiencias, lo que a veces es percibido como incompatible con la crianza de hijos.
- Menor influencia de la religión: En muchas sociedades, la influencia de la religión en la vida cotidiana ha disminuido, y con ello, la presión para tener hijos.
- Retraso en la edad de maternidad y paternidad: Muchas parejas posponen la maternidad y paternidad para después de los 30 o 40 años, lo que biológicamente reduce el número de hijos que pueden tener.
Factores personales:
- Deseo de independencia y libertad: Algunas personas prefieren no tener hijos para mantener su independencia y libertad para viajar, cambiar de carrera o dedicarse a sus hobbies.
- Experiencias negativas: Algunas personas pueden haber tenido experiencias negativas en su propia infancia o haber observado dificultades en la crianza de hijos en otros, lo que les desanima a tener los suyos.
- Problemas de fertilidad: Aunque no siempre es una elección, los problemas de fertilidad afectan a muchas parejas, reduciendo la tasa de natalidad.
Políticas y apoyo gubernamental:
- Insuficiente apoyo a la familia: En muchos países, la falta de políticas robustas de apoyo a la familia, como permisos parentales remunerados, guarderías asequibles y flexibilidad laboral, desincentiva a las parejas a tener hijos.
- Acceso limitado a servicios de salud reproductiva: La falta de acceso a servicios de salud reproductiva y planificación familiar también puede influir en las decisiones sobre tener hijos.
Estos factores, interrelacionados y multifacéticos, explican en gran medida la tendencia a la disminución de la natalidad en muchas partes del mundo. La decisión de tener hijos es muy personal y compleja, influenciada por una variedad de consideraciones prácticas y emocionales.
El descenso de la natalidad en los países trae consigo una serie de problemas económicos, sociales y demográficos. Entre los más destacados se encuentran:
Envejecimiento de la población:
- Con una menor tasa de nacimientos, la proporción de personas mayores aumenta en comparación con la de jóvenes. Esto puede llevar a una sociedad envejecida, con una mayor demanda de servicios de salud y cuidados para personas mayores.
Presión sobre los sistemas de pensiones:
- Menos personas en edad de trabajar significa menos cotizaciones a los sistemas de pensiones, mientras que el número de jubilados que reciben pensiones aumenta. Esto puede poner en riesgo la sostenibilidad financiera de estos sistemas.
Escasez de mano de obra:
- Una baja natalidad puede llevar a una reducción de la fuerza laboral, lo que puede limitar el crecimiento económico y la capacidad de innovación de un país. Las empresas pueden encontrar dificultades para cubrir vacantes, especialmente en sectores específicos.
Reducción del consumo interno:
- Con una población más pequeña y envejecida, el consumo interno puede disminuir, afectando negativamente a la economía. Menos jóvenes significa menos demanda de productos y servicios orientados a este grupo demográfico.
Desafíos para la educación y formación:
- La disminución en el número de niños puede llevar a la consolidación o cierre de escuelas, afectando la infraestructura educativa y los empleos relacionados. También puede dificultar la formación de nuevas generaciones en sectores clave.
Impuestos y financiamiento público:
- Con menos personas en edad de trabajar y, por tanto, menos contribuyentes, los ingresos fiscales pueden reducirse. Esto puede afectar la capacidad del gobierno para financiar servicios públicos y programas sociales.
Cambio en las estructuras familiares:
- Las estructuras familiares pueden cambiar, con menos niños por familia y, a menudo, un mayor número de hogares unipersonales o sin hijos. Esto puede tener implicaciones sociales y culturales significativas.
Desigualdades generacionales:
- El envejecimiento de la población puede llevar a una brecha generacional en términos de ingresos y riqueza, donde los jóvenes pueden encontrarse en desventaja económica en comparación con las generaciones mayores.
Impacto en la innovación y creatividad:
- Una menor población joven puede afectar la capacidad de un país para generar nuevas ideas y emprender, ya que los jóvenes son a menudo una fuente importante de innovación y cambio cultural.
Problemas de sostenibilidad:
- Aunque una menor población puede reducir la presión sobre los recursos naturales y el medio ambiente, también puede dificultar la implementación de políticas sostenibles debido a la falta de jóvenes dispuestos a impulsar y adoptar cambios.
En resumen, el descenso de la natalidad plantea importantes retos para los países, afectando diversos aspectos de la sociedad y la economía. La adaptación a estos cambios requiere de políticas integrales que fomenten la natalidad, mejoren la conciliación entre vida laboral y familiar, y promuevan la inmigración para compensar la disminución de la población joven.
No tener hijos, ¿Un deseo o énfasis en la cuestión imaginaria?
Al contrario de las escenas simbólicas, con varios puntos de vista, el paciente puede anclarse en una imaginaria. Lo propio de estas escrituras es que son fijas y acosan al sujeto. Es tan pregnante esa imagen, que el sujeto se inhibe, así como lo vemos en el nudo borromeo cuando el registro imaginario avanza sobre el simbólico, trabando la sustitución significante. El sujeto, de esta manera, puede quedar coagulado.
En las redes aparece este tema de no tener hijos, ya sea por el exceso de explotación de los recursos naturales, o cualquiera de las causas que vimos. Puntualmente, el psicoanálisis atiende al sujeto que vacila y no se mete con temas morales. Aún así, cuando la imagen determina una decisión -incluso a consta de un deseo-, se puede intervenir. Es lícito preguntar, si este tema llega a un análisis, cómo se tomó esa decisión. ¿Se trata de algo que opera como un mandato, o sencillamente el paciente no es algo que anhele?
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