1- El Duelo es un estado afectivo -normal y esperable- de dolor ante una pérdida de alguien o algo significativo para nuestra subjetividad.
Hay que destacar, tal como afirma J. Lacan, que en el Duelo algo de uno mismo se pierde en aquello de lo que hemos quedado privados, a causa de la pérdida.
Al respecto, S. Freud afirma: “Sepultamos con aquello que perdemos nuestras esperanzas, nuestras demandas, nuestros goces, no nos dejamos consolar y nos negamos a sustituir al que perdimos”.
2- Nuestro Narcisismo.
El estado de Duelo afecta profundamente nuestro Narcisismo en dos niveles psíquicos:
A- Sufrimos el impacto de perder a alguien o algo que “nos hacía falta”.
B- Sufrimos por el lugar que ocupabamos en el otro.
Al comienzo del Duelo sufrimos un colapso traumático en la subjetividad, a consecuencia de la herida producida en nuestro narcisismo. Enorme es el trabajo del Duelo, porque implica una recomposición de nuestro carozo identitario.
3- ¿Cómo “perder” lo perdido?
Frente a la pérdida se hace necesario un Trabajo de elaboración -proceso de duelar- que permite hacer el pasaje del campo real (aquello que indudablemente hemos perdido) al campo simbólico (recolocar la pérdida a nivel psíquico).
¡Importante!
Por este motivo, es importante destacar que duelar lo perdido, de ninguna manera implica el olvido. Por el contrario, para abordar el vacío, primero es necesario reconocerlo y nombrarlo.
4- Tres tiempos que sitúa Freud en la elaboración del Duelo.
Primer tiempo: Como sujetos, renegamos de la pérdida, no queremos saber nada de ella. Existe la creencia de que podemos recuperar lo perdido, aunque la realidad objetiva nos indique lo contrario.
Segundo tiempo: Implica un desprendimiento, pieza por pieza, de los lazos libidinales que nos unen a aquello que hemos perdido. Esto se hace con un gran dolor porque hay un desgarro de nuestro propio narcisismo.
Tercer tiempo: Es el que surge a posteriori del retraimiento libidinal sobre nuestro yo. En este tiempo se comenzará, poco a poco, a sacar nuestra libido del yo que ha quedado dolorido, para investir y reconectarnos nuevamente con el mundo exterior.
Este momento representa el resurgimiento del deseo y la posibilidad de enlazarnos a otro objeto, sobre el que tenemos que construir un lazo diferente, con otras particularidades.
5- Que el sujeto sea capaz de trabajar y atravesar los tiempos de elaboración del Duelo, da cuenta de una importante manifestación de la Pulsión de Vida.
Si en cambio, al sujeto no le fuera posible desplegar el trabajo de Duelo en los tres tiempos mencionados y/o se detiene en uno de ellos, nos encontraremos con manifestaciones clínicas patológicas que llaman a la tarea insoslayable del analista.
La labor del analista será motorizar el trabajo de Duelo, que permitirá sostener el campo deseante del sujeto, vivificador de su existencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario