lunes, 23 de diciembre de 2024

La bella fealdad de los analistas

 Se lee en “La transferencia”:

Que los propios analistas no se hagan valer por su encanto corporal es algo que tiene en la fealdad socrática su más noble antecedente y, al mismo tiempo, por otra parte, nos recuerda que ello no es en absoluto un obstáculo para el amor”.

El brillo encanta, la fealdad de Sócrates no brilla menos que la belleza que brilla, porque no siempre la belleza brilla. Una mirada puede brillar, un gesto, una entonación de la voz o un silencio.

Aquello que encanta o hipnotiza tiene función de fetiche en tanto permite evitar la angustia de castración. La belleza o lo que haga las veces de ella, como la elegancia de una idea, por ejemplo, cuanto más atrae más cerca está de la angustia, escondiéndola. Esto si hay quien sepa advertirlo.

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