domingo, 12 de enero de 2025

La incertidumbre y el sujeto: una Vacilación en el Otro

El inconsciente, cuyo rasgo distintivo es el no saber, puede analizarse en relación con diversos conceptos, uno de ellos es la incertidumbre.

A primera vista, este término podría parecer más ligado a lo imaginario, en contraste con el no saber, que tiene un carácter más estructural. Sin embargo, su relevancia no es menor. Según María Moliner, la incertidumbre se define como una forma de inseguridad, una cualidad de lo incierto asociada a la duda o al estado de quien no tiene certeza sobre algo. Este estado de vacilación establece el vínculo que queremos destacar.

La incertidumbre surge en el sujeto como resultado de un punto de vacilación. Es decir, el proceso se mueve de la vacilación hacia la incertidumbre. Pero, ¿qué es lo que vacila?

El Otro, entendido como la sede del significante, es también el lugar del saber. Al ser el inconsciente una expresión del discurso del Otro, este se convierte en el sostén del sistema de creencias del sujeto. La incertidumbre, por tanto, emerge como consecuencia de una vacilación en el lugar del Otro, ya sea por una carencia estructural o por el impacto de una contingencia histórica.

En la neurosis, el Otro es percibido ilusoriamente como completo y consistente, garante de respuestas y creencias. Así, la incertidumbre, desde el lado del sujeto, resulta de la vacilación que puede desestabilizar ese punto de apoyo, como ocurre en las crisis de fe. El sufrimiento que esta situación puede generar en el sujeto evidencia que el término "incertidumbre" no tiene un carácter meramente imaginario.

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