viernes, 3 de octubre de 2025

Inconsciente, transferencia y repetición: entre la nasa y el despertar

El inconsciente se sostiene en un juego de apertura y cierre, una temporalidad pulsátil que Lacan ilustra con la figura de la nasa: un artefacto de pesca que atrapa por su estructura de embudo, pero cuyo centro es un vacío. Ese vacío interroga la práctica: ¿el inconsciente se abre desde dentro o desde fuera? ¿Y qué implica, para el sujeto, no quedar del todo atrapado?

En este punto se hace indispensable diferenciar transferencia y repetición. Si se las confunde, la clínica se orienta a reparar lo fallido de la repetición, reduciendo la cura a un horizonte adaptativo. En cambio, si se distingue la transferencia de la repetición, la primera se convierte en el campo donde la repetición se pone en acto, permitiendo un encuentro con ese malogro estructural que no pertenece a lo contingente.

La articulación con la pulsión es crucial para comprender esta diferencia: sin su insistencia, el inconsciente quedaría reducido a un simple retorno de significantes. La pulsión introduce lo irredimible, lo que resiste a la simbolización, haciendo de la repetición algo más que insistencia simbólica.

Estas preguntas se redoblan en la clínica cuando se piensa el fantasma: si allí el sujeto no se encuentra siendo mirado desde donde se ve, ¿esa disyunción implica una exterioridad radical entre posiciones? ¿Qué estatuto tiene entonces la mirada en relación al deseo del Otro?

Todas estas cuestiones apuntan al núcleo práctico del psicoanálisis: su eficacia. ¿Cómo —y desde dónde— puede un sujeto “salir” de la determinación por el deseo del Otro? Pero salir, aquí, no equivale a situarse afuera: se trata de abrir un espacio donde ese deseo deje de ser un destino y pueda devenir causa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario