martes, 11 de noviembre de 2025

De la paradoja al escrito: la reescritura de la ética del psicoanálisis

El recorrido que va de La ética del psicoanálisis a Aún puede pensarse como el tránsito de una ética pensada a una ética escrita. Lacan habla reiteradamente de su deseo de “reescribir” aquella ética, y esa aspiración —más que una mera revisión conceptual— parece apuntar a dotar de una escritura formal a lo que en el Seminario 7 sólo había podido ser dicho.

En La ética…, la articulación entre deseo y goce se sostiene en una paradoja lógica: el deseo humano, siempre marcado por la falta, se enfrenta con un goce imposible, límite donde el sujeto se confronta con lo real. Sin embargo, allí la paradoja se formula aún en el registro del discurso filosófico. Falta, podríamos decir, una formalización que escriba ese real, un soporte que dé cuenta topológicamente de la paradoja del goce.

En Aún, en cambio, Lacan dispone de los instrumentos que le permiten llevar ese impasse al plano de la escritura y la topología. Lo que antes aparecía como paradoja puede ahora inscribirse como falla estructural: una anomalía constitutiva del lenguaje que impide toda relación sexual. Allí donde el goce se escabulle, el sujeto sólo puede apelar a lo que Lacan llama aparatos de goce, artefactos que, como suplencias del lenguaje, bordean ese agujero real.

La reescritura ética implica, entonces, un desplazamiento decisivo: de una ética fundada en la renuncia (no ceder en su deseo) a una ética orientada por la lógica del no-todo. En lugar de concebir el goce como un límite que habría que respetar, Aún lo presenta como una falla productiva, una abertura desde la cual el sujeto se sexuará y se escribirá como no-todo.

El adverbio del título, “aún”, deja oír esta torsión: designa lo que persiste, lo que insiste sin cerrarse, pero también lo que marca una falla inherente al lenguaje. Esa falla —eso que no cesa de no escribirse— abre la vía a una ética que ya no se sostiene en la prohibición ni en el ideal, sino en la escritura misma del imposible.

Así, la “reescritura” de la ética no es un retorno sobre lo dicho, sino su torsión lógica: el paso de la paradoja a la escritura, del real como límite al real como efecto de borde. Es, en definitiva, el modo lacaniano de hacer del acto analítico una práctica “aún” ética, pero ahora en el registro del matema.

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