miércoles, 5 de noviembre de 2025

De la semántica a la orientación: la función de lo escrito en la praxis analítica

La apuesta lacaniana por una formalización de la escritura que sea acorde a la praxis del psicoanálisis implica una operación decisiva: poner en disyunción el sentido y la orientación. Allí donde el pensamiento se mantiene en el registro de la semántica, la orientación se extravía; el sentido se multiplica, pero se pierde el rumbo. Quizás por eso la escritura lógico-matemática resulta, para Lacan, un recurso legítimo: porque conserva la posibilidad de una dirección —una brújula— al tiempo que traslada el sentido a otro registro.

Esta escritura, aunque predicativa, no se limita a representar. En ella intervienen tres términos —argumento, función y cuantor— cuya articulación produce lo que Lacan denomina “la función de lo escrito”. La raíz de esta concepción es fregeana: la escritura formal no sólo expresa una relación, sino que hace existir un lugar vacío, un hueco donde el argumento puede alojarse para hacer función.

Lo verdaderamente novedoso en Lacan es haber llevado esta noción de función al nivel de la estructura del discurso. El discurso, entendido como un artefacto lógico, es el lugar donde un sujeto puede alojarse, pero también donde queda inmerso en una economía política del goce. Allí donde el cuerpo y el goce se encuentran en disyunción, la función de lo escrito permite pensar una relación lógica.

Esta inmersión del sujeto en la estructura equivale a su introducción en la causalidad: el campo donde se abre la pregunta por la causa, que no se agota en la causa del deseo, pero la incluye. El psicoanálisis, al ubicar al sujeto en esta red causal, sustituye la pregunta por el origen —siempre desorientadora, tanto como la búsqueda del sentido— por un trabajo que se define, más bien, como una lógica de la acción.

En lugar de responder al “¿por qué?” que busca sentido, la praxis analítica se orienta por el “¿desde dónde?” y el “¿hacia dónde?” de una acción: la del acto analítico, que opera escribiendo un vacío allí donde el saber fracasa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario