Las siguientes citas de Fichte, son similares a la forma en cómo elaboró Freud (contemporáneos freudianos) el Yo:
"El yo se determina, contiene en sí misma contrarios; y por consiguiente se anula. Pero como no puede anularse sin que mediatamente se anule igualmente la unidad de la conciencia, debemos conciliar por medio de una nueva síntesis los contrarios que hay en ella. Así el yo es a la vez agente y paciente en una sola y misma acción; al mismo tiempo le son atribuidas realidad y negación, lo que es indudablemente una contradicción.
Esta contradicción debe resolverse por el concepto de determinación recíproca. El yo determina por el hacer su padecer; o: determina por el padecer su hacer. Entonces sería a la vez agente y paciente en un solo y mismo estado.
Para que sea posible una determinación en general (todo acto de medir), tiene que ser fijada una unidad de medida. Pero esta unidad de medida sólo puede ser el mismo yo, porque originariamente sólo el yo es puesto absolutamente.
Un grado ínfimo de hacer en el yo tendría que preceder un hacer del no-yo; éste tendría que haber suprimido efectivamente una parte del hacer del yo, antes de que el yo pudiera poner en sí una mínima parte de este hacer.
Decir que es movido por el impulso proyectado hacia fuera, significa: debe ser el determinante. Pero todo acto de determinar presupone una materia determinable. –El equilibrio tiene que ser mantenido; por tanto, la realidad permanece continuamente lo que era, realidad, algo relacionable al sentimiento. Para la realidad como tal, como simple materia, no se puede pensar otra modificación que el aniquilamiento y la supresión total.
El yo es guiado por el impulso, y él tiende a determinar el objeto conforme a este impulso; pero a la vez se halla bajo el influjo del no-yo y es limitado por éste, por la índole efectiva de la cosa; no puede en un grado mayor o menor determinar la cosa conforme al impulso.
El yo es limitado por esta limitación del impulso; surge aquí –al igual que en la limitación de la tendencia y de la misma manera– un sentimiento, que es aquí un sentimiento de limitación del yo no por la materia, sino por la índole de la materia. Y así queda entonces a la vez respondida la segunda cuestión, la de saber cómo podía relacionarse con el sentimiento la limitación del acto de determinación.
El yo se determina a sí mismo por absoluta espontaneidad. A esta actividad de determinación se aplica el impulso que necesitamos examinar actualmente, y es impulsada hacia fuera. Si queremos conocer con fundamento la determinación de la actividad por el impulso, ante todo tenemos que conocer a fondo esta misma actividad.
En el obrar ella era pura y únicamente reflexionante. Ella determinaba al yo tal como lo hallaba, sin cambiar nada en él; podría decirse que ella sólo era figuradora imaginativamente. El impulso ni puede, ni debe introducir algo que no esté en ella: por consiguiente, únicamente la empuja a refigurar imaginativamente lo que existe tal como existe; la empuja solamente a la intuición, pero de ningún modo a la modificación de la cosa por una actividad causal real. Sólo debe ser producida en el yo una determinación tal como ésta es en el no-yo."
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