La sustancia gozante es un concepto lacaniano que aparece en el seminario 14 y 15.
El goce, por decirlo de una manera concreta, es el efecto del significante sobre el cuerpo, es decir, la satisfacción de la pulsión de muerte a través de las palabras. Esto implica que la inscripción en el cuerpo toma dimensión. Aquí avanzamos en el concepto de sustancia, que tiene una espacialidad.
Lacan, al hablar de sustancia gozante, agrega elementos freudianos como cuando Freud habló del yo como proyección de una superficie corporal. Hablar de sustancia gozante tiene particularidad de poder saltar de lo que podría ser una lógica clásica de estos tiempos: el principio de no contradicción.
Los psicoanalistas no nos regimos por la lógica clásica, aunque la usemos en las intervenciones sobre lo inconsciente. En cuanto al funcionamiento del inconsciente, Freud enseñó que no existe el principio de contradicción. El inconsciente es contrario a la lógica clásica, lo cual va en contra del dominio de lo escópico actual. A otras disciplinas esto les cuesta, pues pretenden una objetividad. El malestar psíquico muchas veces no es localizable y se lo tiende a degradar... por lo tanto también al trabajo del psicoanalista. Un ejemplo de esto es cuando, antes de Freud, se tomaba a la histeria como una simulación. Freud ubica que el trabajo allí no tiene que ver con el afecto o las emociones, sino los efectos de la palabra en el cuerpo. Se trata de efectos en el cuerpo que tienen una dimensión.
Si el psicoanalista va a la topología, es que está pensando en una geometría, en una superficie y en cómo operar sobre eso.
Un caso: la melancolización de una neurosis.
Una mujer, muy unida a su madre durante años, emprende 10 años de vida de manera independiente tras el fallecimiento de ésta. Ella logra armar una vida, con gente que la acompaña y viaja. Cuando sobreviene la pandemia del 2020, que implicó el aislamiento obligatorio, ella quedó viviendo sola. Ella hizo una regresión al narcisismo: comenzó a reactivarse los lugares de ella como hija de una madre ausente. Se reavivó, entonces, todo el complejo materno. Sabemos que el dolor es una consecuencia de la regresión al narcisismo.
En el medio de la pandemia, la paciente cumple 79 años. Y dice "A mi edad, acabo de recordar que mi madre se enfermó a los 79 años, en lo que sería el final de su existencia". El punto de regresión al narcisismo se enlaza con significantes que la ubican a ella en un lugar de hija que anhela unirse a esa madre. Previsiblemente, se desencadena una melancolización, con síntomas hipocondríacos. En el desenlace de la pulsión de vida con la de muerte (producto de la regresión), la pulsión de muerte comienza a tomar cada vez más protagonismo.
La melancolización implica un duelo no elaborado; se reaviva el complejo materno y la paciente comienza a estar como una nena chiquita. Por la cantidad de síntomas, empieza a no poder vivir sola: se desorganizaba su yo y sus funciones, esa regresión la convierte en una niña desesperada por atención. Una convocatoria a esa madre.
La mujer es internada en un hospital, pues representa un riesgo para sí misma. Allí le hacen los estudios de rigor para descartar organicidad. Los estudios dan bien para su edad.
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El caso deja ver la sustancia gozante: la resonancia magnética de "normal", pero eso no implica que no haya un enorme sufrimiento, que tampoco es una simulación. Es algo que que tiene efectos concretos sobre el cuerpo, y que empezó porque "Mi madre se enfermó a los 79 años...". esas palabras inscriben en el cuerpo algo específico. Casi como si fuera un tumor que no se puede ver, pero que tiene efectos.
La sustancia gozante, en este caso hacerse uno con la madre, efecto de la mortificación de la palabra. En este punto del psicoanálisis, no se trata de la res extensa y la res pensante, sino un tercer elemento a tener en cuenta, imposible de detectarlo imaginariamente pero que tiene efectos concretos.
En el seminario 15, Lacan habla de la sustancia gozante y la establece en relación al ser. El inconsciente aparece, en el nudo borromeo, como algo que viene desde afuera que viene a inscribirse.
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