¿Cómo reconocer en la clínica si un infante sufre?
Es frecuente recibir en el consultorio niños y niñas que expresan su sufrimiento, siempre de acuerdo a las particularidades de su subjetividad y su historia. Desatentos (o mejor dicho, con la atención puesta en otra escena), otros que padecen conductas regresivas (encopresis, enuresis), infantes que se mueven sin orientación ni rumbo, y tantos otros que presentan crisis de angustia a la manera de berrinches y negativismos persistentes.
¿Qué-hacer para ayudarlos?
Te compartimos 5 recomendaciones que te resultarán beneficiosas.
1° RECOMENDACIÓN
Cuando recibimos a un niño en tratamiento, resulta fundamental preguntarnos:
✅¿En qué lugar está ubicado ese niño en su complejo familiar?
✅¿Con qué rasgo y/o situación el niño o la niña se halla identificado?
✅¿Qué idealizaciones y/o mandatos recaen sobre el infante?
✅¿Cuáles son los recursos subjetivos y/o defensas psíquicas que prevalecen en ese niño o niña? ¿Qué idealizaciones y/o mandatos recaen sobre el infante?
✅¿De qué forma, con los recursos que ya posee y aún con los que no, expresa su angustia?
✅¿Cómo se halla configurado su narcisismo en el tiempo de la consulta?
✅¿Posee la posibilidad del juego simbólico, es decir no automatizado?
✅¿Puede el niño o la niña armar de manera lúdica una historia, que exprese alguna narrativa?
✅¿Qué escenas repite en el juego?
2° RECOMENDACIÓN
Intentaremos tener siempre presente que nuestro paciente es el niño o la niña.
En la clínica infantil nos encontramos con múltiples actores que van más allá de nuestro paciente: madres, padres y cuidadores preocupados, docentes e instituciones que solicitan el logro de ciertos “objetivos escolares”, y otros discursos terceros, con prejuicios arraigados, en los que corremos el riesgo de quedar atrapados.
Por este motivo y por tanto más, resulta siempre fundamental mantener una disponibilidad abierta hacia el niño o la niña, que lo aloje y lo abrace en su sufrimiento, en su subjetividad irrepetible, ayudándolo a que pueda a abrir la puerta para “ir a jugar su juego”, en el que se incluya con su propia traza subjetiva entre sus otros familiares y sus otros semejantes.
3° RECOMENDACIÓN
Un tesoro inigualable: nuestro sostén
Una función fundamental del analista en la clínica infantil es “el Sostén” -al decir de Winnicott-, esto implica posibilitarle al niño o la niña un despliegue de sus pulsiones. El analista funcionará como el que puede recibir y devolver de manera ligada el des-borde pulsional. Nuestra palabra, narración, presencia, intentará oficiar de espacio seguro para que el infante escenifique sus encerronas edípicas, orientandolo siempre a que encuentre su subjetividad encuentre una puerta de salida.
4° RECOMENDACIÓN
Estar siempre dispuestos a lo que “sí” puede ocurrir: una apertura al acontecimiento
Como analistas, nos apartaremos de la “posición negativista” que es la que pone el foco en aquello que el niño o la niña no puede hacer, ni decir, ni representar, ni jugar, ni crear. Intentaremos corrernos, así, de la angustia de los Otros familiares y/o los establecimientos educativos y recreativos.
Por el contrario, nos sostendremos en lo que se halla en plena potencia, es decir, en plena capacidad de estar construyéndose en tiempo presente, y que encontrará un despliegue mayor en su futuro mediato.
5° RECOMENDACIÓN
Enseñanza fundamental: Clave Clínica
El niño o la niña nunca están parados en el mismo lugar, aunque no nos sea visible de manera directa. Y nosotros, como analistas, así se lo haremos saber y oficiaremos de apoyo y respaldo con nuestras palabras, nuestros gestos y nuestras acciones.
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