viernes, 7 de junio de 2024

La cobardía moral en la tristeza

 Se lo ha criticado a Lacan, planteando que el psicoanálisis desde su enseñanza desatiende lo que pertenece al campo de los afectos en orden a priorizar o resaltar una dimensión más determinista, simbólica y por consiguiente, estructural.

Esta postura implica una falta de lectura respecto al planteo de Lacan. Una de las cuestiones más importantes que elabora y con mucho detalle a partir del seminario “La angustia” es el campo mismo de los afectos y esencialmente, a partir de pensarlos como efectos del significante.

El afecto no solo cuenta por cuanto el sujeto lo padece o vivencia, sino que lo define como un efecto de la desnaturalización por acción del significante, con lo cual entrama al afecto en la constitución misma del sujeto.

Otro abordaje interesante de los afectos es a través de lo que denomina las pasiones del alma, puntualmente tomando a Santo Tomás.

En “Televisión”, de 1973 propone un abordaje de los afectos en el sentido de la seriedad, o sea asociarlo a la lógica que es propia de la serie, la cadena significante. Entonces el planteo se dirige a interrogar el vínculo que existe entre el afecto y el inconsciente. Y allí llama poderosamente la atención una afirmación respecto de la tristeza asociada generalmente a la idea de depresión.

La crítica se dirige a ese asociar la tristeza a la depresión, en la cual el alma, incluso dice la psicología serian su soporte. Para Lacan en cambio la tristeza es una falta moral que se asocia al pecado. Agregar a esa falta la dimensión de la cobardía indica que se trata allí de un cierto retroceder no solo del inconsciente, sino también del deseo.

Es importante resaltar que este planteo, en el contexto de esa entrevista no significa que el analista debiera empujar al sujeto al heroísmo, situación en la cual orientaría la cura de acuerdo a algún ideal o S1

No hay comentarios.:

Publicar un comentario