domingo, 22 de diciembre de 2024

La Identificación: Un lazo entre el sujeto y el significante

En diversas oportunidades hemos resaltado la importancia clínica y conceptual de la identificación. Hoy queremos reflexionar sobre una pregunta clave: ¿en qué nivel opera la identificación?

Más allá de lo Imaginario

A partir de su seminario 9, La identificación, Lacan revisa profundamente este concepto, vinculado también al tema de la repetición. Este planteo lleva a considerar la identificación no solo como un fenómeno del campo imaginario o de la egomimia (la imitación del yo), sino como una operación que se inscribe en el nivel del significante. Así, Lacan desplaza su estatuto hacia una función que permite al sujeto establecer un lazo en el campo del Otro.

Identificación y el Grafo del Deseo

La identificación debe situarse en la estructura de la cadena de la enunciación, tal como Lacan lo escribe en el grafo del deseo. En este nivel estructural, se manifiestan sus efectos tanto metafóricos como metonímicos, lo que permite escuchar su funcionamiento en el discurso.

La Sutura como Operación de Lazo

Un ejemplo fundamental de esta operación es el concepto de sutura. La sutura representa el lazo que el sujeto establece con la cadena significante, pero en tanto que sujeto marcado por la falta. Este lazo no elimina la falta, ya que ningún significante puede nombrar completamente al sujeto. Sin embargo, la sutura permite que el sujeto sea incluido en esa cadena, actuando como el elemento que, paradójicamente, falta.

El Nombre Propio y la Evanescencia del Sujeto

En este contexto, el nombre propio emerge como un operador central. A través de la letra, el nombre propio habilita un anclaje para un sujeto definido por su carácter evanescente, es decir, por su tendencia a desvanecerse en el proceso significante. Mediante los retornos metafóricos y metonímicos, la identificación ofrece al sujeto una vía para aspirar a nombrarse, produciendo una ilusión de completud en el campo del Otro.

Conclusión

La identificación no es solo una operación imaginaria, sino un proceso estructural que articula al sujeto con la cadena significante. A través de la sutura y el nombre propio, la identificación inscribe al sujeto en el campo del Otro, manteniendo la tensión entre su falta constitutiva y el deseo de completud. Así, opera como un mecanismo esencial en la constitución del sujeto y en su relación con el lenguaje.

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