Quizás convenga separar sublimación de arte. No todo destino sublimatorio de un instinto crea una obra de arte ni toda obra de arte es fruto de la sublimación. En la sublimación, lo que está valorado socialmente no es su producto sino la desexualización del instinto que implica. Así, por ejemplo, podemos decir que la obra de arte de Vincent van Gogh es hermosa, pero lo decimos ahora, cuando él las pintó no tenía casi ninguna aceptación social. Y entonces no podemos decir que esta obra es fruto de la sublimación ahora y entonces no lo era.
Cuando hablamos de sublimación se suele confundir el valor social del destino instintivo con la obra producida. Görlitz, un maestro que compartió la vivienda con van Gogh durante un período, decía: "...era feo, pero cuando se ponía a hablar de religión o de arte y se entusiasmaba, cosa que siempre sucedía de inmediato, sus ojos comenzaban a brillar y sus facciones me producían honda impresión; su rostro se transfiguraba: se lo veía hermoso".
Y en una carta a su hermano: "...soy un hombre apasionado, capaz de hacer - y propenso a ello - cosas más o menos tontas, de las cuales luego me arrepiento más o menos. Cuando estaba en otro ambiente, en medio de cuadros y objetos de arte, sabes bien cuánta pasión sentía por ellos, una pasión violenta que llegaba a la cima del entusiasmo." No se ven en esas escenas expresiones de la desexualización.
Y en una carta a su hermano: "...soy un hombre apasionado, capaz de hacer - y propenso a ello - cosas más o menos tontas, de las cuales luego me arrepiento más o menos. Cuando estaba en otro ambiente, en medio de cuadros y objetos de arte, sabes bien cuánta pasión sentía por ellos, una pasión violenta que llegaba a la cima del entusiasmo." No se ven en esas escenas expresiones de la desexualización.
La sublimación existe antes del psicoanálisis y existirá después de él. De los famosos artistas no se puede tener idea si su creación artística era por sublimación o no. De van Gogh, pareciera que no. La actividad producida por la sublimación es emocionalmente light, tipo cero calorías, y van Gogh era un tipo apasionado, loco por el arte, y por lo tanto su actividad estaba sexualizada y en conflicto intenso. La persona que sublima puede darle valor o no a su actividad, el que sí le da valor es el superyó, que instiga o a la represión y sus sustitutos o a la sublimación. Esta última, al ser una desexualización, muestra la hilacha de ser una meta superyoica más lograda por la desexualización, y por lo tanto incapaz de producir sintomatología, lo que no ocurre con los instintos reprimidos pues los síntomas son un retorno de esos instintos.
Un indicio del sometimiento al superyó en la sublimación es el incremento de autoestima que tienen las personas que subliman mucho. Se sienten superiores a los que no lo hacen, a las personas que no tiene ideales tan elevados.
El único modo de saber si son sublimaciones es conocer el estado anímico en el momento en que realizan su obra. Si se lee la biografía de Ignacio de Loyola se ve que su paso del descontrol bravucón de una vida desorganizada al de Santo frugal era una formación reactiva lograda. Armó una organización cuasi perfecta, una de los más perfectos sistemas organizativos del mundo: la compañía de Jesús.
Recomiendación del caso: Ignacio de Loyola, solo y a pie. José Ignacio Tellechea Idígoras.
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