jueves, 28 de octubre de 2021

La neurosis de angustia (2)

En la entrada pasada vimos diversas articulaciones de Freud respecto a las neurosis de angustia. Las neurosis de angustia se presentan como catexia que no se adhiere a una representación, colocando al sujeto en una espera eterna. Cuando algo del fantasma se puede empezar a constituir y a sintomatizarse, el sufrimiento disminuye.

La angustia señala un peligro, dice Freud. En Inhibición, síntoma y angustia Freud relaciona a la angustia con una pérdida: la pérdida del órgano del niño por sus deseos incestuosos. ¿Pero qué pasa con la niña? Lo que está en juego es la pérdida del amor de la madre. Freud toma el modelo del trauma del nacimiento, como situación donde el aparato psíquico no logra tramitar ese montante de excitación.

Lacan hizo varias objeciones sobre la angustia como la describió Freud. Uno de los puntos es la reversión que hace sobre el tema de la angustia es qué pasa con el fort-da, donde uno de los placeres del niño es que la madre se vaya. Lacan pesca que el juego del fort-da es la posibilidad del niño de establecer una presencia-ausencia. Otro punto tiene que ver con la angustia que surge cuando "falta la falta". Mientras que para Freud la angustia ocurre cuando falta el objeto de amor, para Lacan la angustia surge cuando el sujeto siente que está tomado por el Otro como objeto.

El objeto a lacaniano está pensado en un objeto que al taparlo o al hacer las veces de, aplasta al sujeto. El objeto a es algo separado del propio cuerpo, es idéntico a sí mismo y le pertenece tanto al sujeto como al Otro. 

A    S

$    Ⱥ

a     .

Lo interesante es que el objeto a deviene del significante. En el primer piso del matema vemos que el sujeto toma lugar en el Otro (A). En este punto estamos hablando de un sujeto mítico (S). El significante, en el segundo piso, da como lugar a un sujeto y a un Otro barrado. Con barrado nos referimos a un sujeto y a un Otro que no saben. En el tercer piso vemos un resto de la operación, el objeto a, que no se puede asimilar a nada y siempre queda como resto. 

El tema es cuántas veces ese sujeto mítico va a estar en el Otro. Lo que deviene de esa operación es un sujeto y un Otro barrado, en falta, con un resto que cae. La columna de la izquierda es el "lado objetivo", que tiene que ver con el inconsciente. De allí se desprende la fórmula del fantasma. La relación del sujeto con el Otro en este caso tiene una distancia inalcanzable para el sujeto, no obstante éste se esmera por borrarla. 

En las neurosis de angustia, el gran problema ocurre al nivel del fantasma, que no se termina de conformar para que el sujeto haga con su deseo. En las neurosis clásicas, el sujeto utiliza al fantasma para soportar el deseo del Otro. Si esta operación no se realiza, resulta avasallador para el sujeto. 

En términos del estadío del espejo, sabemos que no todo puede ser catectizado y reenviado al Otro. Queda allí también un resto imposible de suprimir. Es una presencia invisible que a su vez permite ver. En la neurosis de angustia, eso aparece sin intervenir una imagen en el campo especular. 

Los objetos a aparecen bajo 5 modalidades, según Lacan. La voz, la mirada, el pecho, el objeto anal y el falo (-𝞅). Un ejemplo de aparición del objeto a sería cuando nos escuchamos hablar a nosotros mismos en una grabación, como los mensajes de voz. Como el objeto a es soporte de la voz, si aparece en el campo que no debe aparecer, nos angustia. Nuestra voz nos parece ajena, nos incomoda. En la neurosis de angustia, ese resto aparece donde no debe aparecer, positivizándose en el campo del Otro. Es otra forma de decir que falta la falta. 

La angustia lacaniana tiene más que ver con el texto de Freud Lo siniestro. Lo siniestro ocurre cuando algo inesperado aparece en el campo donde no debería estar. En las películas de terror, los ejemplos abundan. En lo siniestro, el sujeto se objetaliza y al Otro le falta la falta. Hay un fenómeno que Lacan marca en las neurosis actuales, que es la del doble real. Es extraño porque no hay muchos reportes de esto, pero sí aparece en las psicosis. Por ejemplo, en la película El Inquilino de Polanski:

El protagonista empieza a pasarla mal, cada vez más las miradas se dirigen a él. Hay una escena donde él ve desde su ventana a sí mismo viéndose. El cuadro se agudiza, él empieza a vestirse de mujer, intenta suicidarse. Ahí tenemos un caso donde algo que debe permanecer perdido reaparece y se instala en el campo del Otro, mayormente visto en las psicosis o en neurosis con intoxicaciones.

Lacan hace tres dimensiones del Otro: como goce del Otro, la demanda del Otro y el deseo del Otro. Lacan destaca que la demanda del Otro es más usual y es articulable. Es por el camino de lo cotidiano que puede aparecer lo siniestro. En la neurosis de angustia, el sujeto la empieza a pasar mal en situaciones cotidianas. De hecho, las fobias propician muchas veces la salida de la neurosis de angustia, por ejemplo tenerle miedo a los colectivos, porque se trata de que la angustia al menos se enganche a algo.

Si bien la demanda del Otro es articulable, el tema es el deseo del Otro, que objetaliza al sujeto y lo angustia. Al sujeto se le presenta la pregunta de qué es para el Otro, una pregunta que no tiene respuesta.

Hya una lectira que hace Lacan, que tiene que ver con el goce del Otro. Algunos psicoanalistas como Diana Rabinovich, consideran que el goce del Otro es una forma de defensa que establece el aparato psíquico a los efectos de tramitar esa carga energética. En el cuadro de la neurosis de angustia, lo que suele pasar es que la situación del goce del Otro es quedarse expectante para que eso no ocurra, por eso no duermen, o se automedican. Las figuras del íncubo y súcubo son figuras que se presentifican en el cuerpo del sujeto de manera opresiva.

Para Lacan, tanto el fantasma como la angustia están enmarcadas. En cuanto al fantasma, brinda una forma de controlar el deseo y articular aspectos diarios de la realidad. El ejemplo de Lacan es el del cuadro de la ventana, que tiene un más allá que el sujeto no accede, por ser aspectos de lo real del Otro. El ejemplo de cuando esto no ocurre lo encontramos en el ejemplo de los ojos que miran al hombre de los lobos. Lo importante es que el paciente con neurosis de angustia vuelva a reelanzar el fantasma, que como la angustia tiene un marco. La ansiedad, por otra parte, carece de marco.

Lacan se preguntó por qué Freud mezcló en las neurosis de angustia lo libidinal con la angustia y propuso que a prtir de un resto que quedaba sin libidinizar que intenta colarse. Estos pacientes que están expectando tienen un montante que nunca logra aplacarse. 

De lo que se trata en estos cuadros, es llevar eso que se presenta como actual a lo más histórico. Hay un segundo esquema en el seminario de la angustia que es el siguiente:

A    S

a    Ⱥ

$     .

Lo que vemos, respecto al primer esquema es que los términos han cambiado. En la barra de arriba nos encontramos con el goce, que sostiene al sujeto completando al Otro sin barrar,a mbas posturas míticas. En el piso del medio, es el piso de la angustia: el sujeto en lugar de objeto, frente a un Otro barrado. La angustia es la que avisa sobre esa posibilidad de complemento, de que falte la falta. En el piso de abajo encontramos el piso del deseo, donde el sujeto barrado establece la posibilidad de un fantasma y de un deseo cuyo cumplimiento siempre va a faltar a la cita.

En las neurosis de angustia, lo que hay que hacer es formalizar el fantasma y abrir a la posibilidad del síntoma. De esta manera, el síntoma va a poder preguntar sobre el significante de la falta en el Otro, como lo vemos en el grafo del deseo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario