En más de una oportunidad puede interrogarnos sobre la diferencia clínica entre un cínico y un canalla.
Y al respecto es importante destacar que Lacan deja de lado cualquier posibilidad de utilizar alguna categoría psicopatológica para definir al canalla, como podría ser la psicopatía, lo que le aportaría, si se quiere, alguna justificación clínica.
En la posibilidad de distinguir una posición cínica de una posición canalla se juega la relación del sujeto respecto del deseo, y por consiguiente con relación al goce y la demanda. Vamos a esbozar entonces una conjetura respecto de esta diferencia.
Diría esencialmente que el cínico es aquel que en determinadas circunstancias se corta del Otro, y de allí entonces que incluso en el ámbito del psicoanálisis se discute en qué medida un análisis pudiera tener un saldo cínico.
Incluso es patente que hay momentos del análisis, dominados por cierta posición cínica del lado del sujeto que coinciden con los momentos donde la relación al Otro, a alguno de los anclajes que le hicieron de sostén al sujeto se conmueven. Este desasimiento no significa, desde luego, que los lazos con el Otro se desanuden sin retorno.
Un canalla es algo de otro tenor. Un canalla no es aquel que se desconecta temporalmente del Otro, sino que es quien se coloca en el lugar del Otro y desde el lugar del Otro intenta operar sobre el sujeto. Por eso no casualmente, si el cinismo puede ser un rasgo neurótico, la canallada se acerca mucho más a una posición perversa.
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