sábado, 4 de mayo de 2024

Gramática y lógica del fantasma


El fantasma reviste una serie de particularidades. Es en principio una respuesta a la castración en el Otro tal como el matema del significante de una falta en el Otro barrado lo escribe en el grafo del deseo.

Ahora, la ubicación del fantasma le aporta estas particularidades. Por un lado, en su función de ser el sostén del deseo; además de constituir la pantalla de esa castración recién aludida. Su ubicación decíamos en el grafo del deseo, le da una pertinencia particular, la cual queda confirmada y redoblada por el hecho de que el sujeto en el análisis no habla del fantasma. El sujeto habla del síntoma, es el analista el que va pudiendo situar al fantasma a partir de una serie de recortes sobre lo que el sujeto dice o aquello a lo que su discurso alude.

Para destacar esta particularidad de la estructura del fantasma es que Lacan puede introducir en su seminario “La lógica del fantasma”, una diferencia fundamental.

Esa elaboración que le lleva años de trabajo culmina, en algún sentido, en la distancia entre la gramática y la lógica.

El fantasma tiene una gramática y en eso es solidario de lo serial de la cadena. Quiero decir con esto que el fantasma se soporta de una articulación significante, cuyas resonancias se escuchan en el discurso del sujeto. En esta línea la gramática del fantasma da cuenta de la identificación como velo, y de allí el “hacerse…” tal o cual objeto.

Del lado de la lógica del fantasma es que se articula la repetición en el punto en el cual se conecta con lo real. Y esta lógica se plasma en la escritura del fantasma, una escritura lógica, carente de significación (no decimos sentido).

Si del lado de la gramática ubicamos entonces a la identificación haciendo de pantalla, se juega allí la repetición simbólica; del lado de la lógica en cambio, se especifica la repetición en su articulación con lo real.

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