viernes, 19 de julio de 2024

¿Cuál es la diferencia entre ansiedad y angustia?

 A partir del predominio que a lo largo de las últimas décadas han tomado los diagnósticos llevados a cabo a través de las distintas versiones del DSM, encontramos que no pocas veces se confunde o se homologa la ansiedad, con la angustia. Sería por ende importante señalar algunas diferencias.

La ansiedad conlleva alguna forma de preocupación y de miedo, quizá también podría conllevar algún desborde o exceso. Pero esencialmente implica una precipitación temporal que podríamos situar como un intento de pasar del instante de ver, al momento de concluir, saltándose ese tiempo intervalar, de comprender, esencial al sujeto.

A diferencia de esto, la angustia es una coyuntura clínica para el sujeto, una encrucijada. Como afecto es el único que no engaña, lo que significa su vínculo con lo real. La angustia además involucra al enigma que el deseo del Otro implica en el sujeto. Por ambas cuestiones entonces: su vínculo con lo real y el deseo del Otro se constituye en una brújula para el analista, en la medida en la cual le permite ir situando el modo en que el sujeto responde a ese enigma del deseo del Otro. La angustia testimonia que en el hablante no todo es significante.


Con lo cual, si tuviéramos que marcar una distancia fundamental entre la ansiedad y la angustia, diríamos que la ansiedad, que a veces fenomenológicamente pudiera confundirse con angustia, debiera ser situada en la lúnula que se despeja entre lo simbólico y lo imaginario; la angustia en cambio entre lo simbólico y lo real. O aún entre lo imaginario y lo real, dependiendo de las coordenadas desde las que la abordamos.

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