sábado, 28 de septiembre de 2024

De la queja al síntoma

Al recibir a un paciente que se queja, el analista debe formalizar el síntoma, es decir, que todo eso que el paciente trae se convierta en un enigma para él. Un enigma que le compete, que tiene que ver con algo de sí mismo y su historia.

Ante una queja, el lugar del paciente es de víctima de algo externo que lo daña. No obstante, hay una ajenidad en el sujeto que se queja y sobre eso hay que trabajar para formalizar el síntoma. ¿Pero qué es formalizar un síntoma? El concepto de formalización proviene de la matemática: poner en conceptos operacionales lo que uno escucha: la pulsión, el deseo, la identificación, la idealización, etc... Uno debería tomar la queja y traducirla en estos conceptos.

De esta traducción, se desprenden conclusiones. Cuando el sujeto escucha su queja formalizada, se abre un enigma, en el sentido de qué le pasa con eso que el analista le está diciendo. No se trata de agregar sentido, todo lo contrario: hay que preservar la pureza de la queja, sin agregar nada propio.

Hace tiempo, un paciente varón llegó a consulta con un malestar muy inespecífico referido a su novia. Desde su descripción, se trataba de una buena chica. Parecía un buen encuentro, pero él no se encontraba cómodo con ella. Pero el psicoanálisis no tiene una ética del bien, sino del deseo. El paciente se quejaba y decía que no entendía, porque estaba todo bien.

La idea del analista fue explorar en qué momentos aumentaba la angustia, en qué momentos disminuía, pese a que había una base de angustia permanente en la presencia de ella. Eso reveló que él sufría cuando descubría que ella lo miraba, demasiada pendiente de él. Él quedaba atrapado mirando a ella mirarlo. esta frase le es devuelta, denotando el punto de encierro donde él se sentía atrapado.

Acá tenemos una ligazón a la pulsión, la escópica. Esta traducción de la queja en una modalidad lingüística permitió que él pudiera ver qué le pasaba con la mirada del Otro y la persistencia de la mirada de ella. Este enigma es lo que se necesita para comenzar la cura. Es un punto donde se instala la transferencia, en la medida que el analista capta la cuestión inicial y se gana el lugar transferencial. De estas cuestiones se desprende oro en polvo, en la medida que se ubica cómo ocurrió este encierro.

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