lunes, 9 de junio de 2025

Caso clínico: “Cuando me miras/ mis ojos son llaves”

 Joven, de 17 años, a la que llamaremos Magali, es traída a consulta por su madre porque dice que su hija “está depresiva, no quiere salir a la calle, no sale sola sino es conmigo”.

“Alguien me está gestando indefiniblemente. Sé que naceré muerta”

Vive con su hermana dos años mayor que ella, su madre y la pareja de ésta, a quien la joven lo nombra como padrastro. Hace veinte años que conviven y este le dio el apellido a Magali. Nunca conoció a su padre biológico quien según refiere la madre “apenas quedé embarazada no apareció nunca más …yo sé cómo encontrarlo, pero nunca quise, nunca le hizo falta a Magalí…yo hice y hago de mama y de papa”.

Lacan denomina “estrago materno” a las consecuencias mortíferas del deseo de la madre erigido como Otro materno en la constitución subjetiva.

Tengamos en cuenta que la palabra “estrago” en francés alude a “hacerse amar y hacer sufrir”, con lo cual se evocan claramente las manifestaciones clínicas del fenómeno a tratar (p.1).

Primera entrevista 

“Estoy deprimida, no me gusta estar con gente, si entro a un bar y veo mucha gente, me choco con las mesas, esto me pasa desde siempre, siento que la gente me está juzgando, que me tengo que comportar de otra manera, pero no se cual es... desde chica no podía ser yo misma.

“Estado peligroso de fatiga, insomnio y palpitaciones cardíacas. Me siento muerta, mejor dicho, un peso muerto, algo enormemente pesado, no mi cuerpo sino esto que se llama yo…”

No tengo ningún tipo de talento, soy una inútil, nunca encontré un lugar en el mundo y ahora tampoco quiero encontrarlo, soy desapasionada, no tengo deseo de nada, solo de morirme…siento muchas cosas, pero a la vez no siento nada”. 

Jules Ernest Séglas​, psiquiatra francés, dice al respecto: “Al inicio de toda melancolía, se observa un vago sentimiento de abatimiento o de tristeza, de inquietud, incluso de ansiedad; sentimiento que manifiesta el enfermo espontáneamente cuando dice sentirse deprimido, incapaz de actuar, triste, desazonado, vagamente inquieto o indiferente”.

“Alguien está herida de muerte y finge una salud perfecta, sólo para que no la hieran más, para que no la hieran de nuevo, de improviso, y se asiste sola, y no sabe asistirse”

Siempre estoy cansada, no tengo ganas de nada, pero algo tengo que hacer, no tengo fuerzas para nada, porque nada me llama la atención…me aburro, estoy casi todo el tiempo en mi casa sola porque mi mama y mi hermana casi no están y eso está bien porque no quiero hablar con nadie…además muchas veces ellas no se dan cuenta como estoy…solo estoy con mis perros y mis gatos”.

No sé para qué me tuvo mi mama, es más, no se para qué tuvo hijos, de hecho, antes que yo naciera, perdió un embarazo y enseguida quiso tenerme”.

Una madre en duelo, una hija que no se siente causa de deseo ni deseada por esta madre como así tampoco por su padre, duelo fundante no elaborado.

Philipen Julien (1995) dice que la identificación al falo da al niño una razón para vivir…sin esto, no vale la pena vivir. “Ser lo que le falta al Otro, eso es el amor, sino mejor suicidarse”. 

“Recuerdo mi niñez cuando yo era una anciana. Las flores morían en mis manos porque la danza salvaje de la alegría les destruía el corazón”

Comenta que fue al colegio hasta primer año de la secundaria porque “sufría bullyng” porque siempre estaba aislada y no hablaba con nadie…lo único que hacía en el colegio era actuar en los actos escolares porque desde chica me gustaba ser otra, porque tenía un problema existencial”.

Uso lentes porque si veo con claridad me mareo porque veo la realidad demasiado clara, demasiado cruda…nunca me relajo…no puedo vivir tranquila”.

 “merece un amor menos salvaje y temible e inútil que el tuyo”
En relación a su madre dice: “Ella no entiende nada, para lo único que sirve es que si no es con ella yo no salgo... igualmente, no quiero salir a ningún lado”.

Lugar obturado, sin salida., sin intervalos.

Silvia Amigo (1999) plantea que para que alguien pueda preguntarse y responderse respecto del deseo del Otro, es necesario que “el goce del Otro no abrume al sujeto” (p. 18), es decir, son necesarios los intervalos en que el sujeto se encuentre libre del goce del Otro. 

De la madre, dice: “Ella siempre tira para adelante, siempre está bien, intenta darme fuerzas, se muestra siempre perfecta, como si nunca le pasara nada malo o no tuviera problemas, pero no se pregunta ni me pregunta que me pasa”.

Silvia Amigo define al fantasma como “una respuesta que el sujeto se da a la pregunta enigmática por el deseo del Otro”. 

El fantasma entonces sería una respuesta del sujeto a la pregunta “¿qué quiere el Otro de mí?” (p. 18).

“Soy un deseo suspendido en el vacío”

Dice que a los 10 años a veces iba a piyamadas y robaba… “robaba cosas insignificantes, no plata, juguetes o ropa…no me daba culpa, era para hacer lo que nadie hacía...no eran cosas que necesitaba”.

Yo no quiero apegarme a la gente porque si hace la suya, me voy a sentir abandonada, no voy a poder superarlo y me voy a deprimir…no quiero sentir las relaciones, no quiero sentir afecto porque no quiero sufrir”.

A esa edad inventé que era bulímica para llamar la atención... en ese momento me cortaba y me golpeaba cuando me sentía mal... hace mucho tiempo que no quiero vivir más…siempre fui melancólica, 50% viva y 50% muerta”.

Tristeza, sentirse deprimida, desesperación desde siempre, dice Heinrich (2012) “no tienen comienzo, no se desencadenan por una pérdida o decepción, sino que acompañan al sujeto desde toda la vida y determinan un modo particular de relacionarse con el otro”.

“Alguien en mí se quema”

Siempre fui un poco rara, a los 11 casi prendo fuego mi casa…encendí un fósforo para saber que pasaba si quemaba papeles en la cocina y mi mamá cuando llegó del trabajo se enojó conmigo, se enteró, porque el vecino le contó, porque él apagó el fuego…me preguntó mi mamá porque lo había hecho y no sé, en ese momento no pienso nada…quizás para saber si podía controlar el fuego que es algo que me gusta”. 

Dice haberlo hecho en dos oportunidades más en el lapso de 2 años.

“No pudiendo respirar, asfixiándome en mi yo, imagino la muerte como un lugar en donde no necesite hacer tan horrorosos esfuerzos”

Le pregunto si tuvo miedo de que ocurriera algo grave al encender esos fósforos y dice: “No, para nada…no me preocupa morirme…quisiera morirme porque no me siento cómoda en este mundo…tengo problemas de identidad, confusión en quien soy”.

“El deseo se constituye en relación al deseo del Otro; sin el amor del Ideal del Yo no habrá lo que comúnmente se llama “autoestima” Heinrich (2020).

En la segunda entrevista se describe como: … “una cucaracha, no quiero sentir que mi personalidad se desprende de mí, pero me pasa... yo sé que si me muero voy a ser yo, de esa manera voy a encontrarme y sentirme libre”.

Vacío a colmar, el cual no es reconocido como estructural, a llenar con más dolor, con el suicidio. Si no ha existido un duelo instituyente en el Otro, el sujeto no podrá renunciar a la satisfacción ideal, total, y el deseo se verá dificultado.

“Este silencio de las palabras que me invaden, de las que digo y escribo, es el horror, el vértigo, el dolor en su estado más puro”

Mi manera de pensar es media rara... reviso lo que pienso dos o tres veces y muchas veces no puedo cortar la cadena de ideas …a veces pienso como si fuera el pensamiento de otra persona y meto más pensamientos”.

“Tiendo a sentir que son muy reales las cosas y eso me pone mal. Hablo bastante sola y cuando lo hago me olvido que estoy sola…mis fantasías, lo que pienso son más reales que la realidad. A veces no diferencio si es real o fantasía”.

A casi tres años de tratamiento, Magali termina el secundario acelerado (no cursando, sino que rinde materias libres), desaprueba un examen de ingreso para el traductorado de Ingles, cursa una materia de la carrera de Psicología y decide dejar de cursar, estos dos intentos de cursada universitaria la frustran y dice que “esto me confirma que soy una fracasada”, empieza a leer y escribir novelas, poesías que sugiero que las traiga a sesión (lo hace). Dice empezar a sentirse mejor. Función de terceridad, en términos de Winnicott la existencia de una zona tercera, espacio transicional entre el sujeto y el Otro. La escritura como elemento tercero que permite que se sostenga la relación entre dos. 

“Suicidarse implica la máxima atención y lucidez, decirse «esta soy yo, ahora, aquí”

Al respecto dice: “quiero escribir, vivir de escribir, vender libros así gano plata para vivir en otro lado…un pueblo que casi no haya gente, ahí ser yo misma, desapegarme de todo y quitarme la vida”.

A los cinco meses de esto, me comenta de manera “desafectivizada” que su hermana “se mató, manejando una moto…realmente la envidio…me hubiera gustado ser ella…Quiero un lugar para empezar de cero, para no ser”

“Desperté viéndome como un cuerpo sin piel, una llagada”

Al mes, me cuenta que ha decidido hacer fasting (desayuno intermitente), el motivo es “quiero bajar de peso, estoy pesando 55 kilos y quiero llegar a los 45…me veo la cara deformada, veo además que estoy gorda…quiero ser ultra delgada, invisible, ser perfecta…así soy asimétrica”.

Haydee Heinrich (1996) habla de personas(sujetos) que consultan de los cuales se podía/puede pensar que son “inanalizables”, dice textual “nos enteramos que hacen locuras, se exponen a situaciones de riesgo, no cuidan sus cuerpos. Tienen una imperiosa necesidad de sensaciones fuertes” que los haga sentir vivos”. 

Además del fasting, hice referencia a varios actings, cuando prende fuego los papeles en la cocina, cuando roba en la casa de sus compañeros.

Mi mama me dice que estoy bien, me llevó a dos médicos que me dijeron que no tengo la cara ni el cuerpo deformado y que estoy bien de peso (a mí me da la sensación que es delgada), yo no les creo. A vos tampoco te creería si me decís algo semejante…quiero ir a un cirujano plástico a que me opere y me cambie toda la cara”.

Le pregunto porque a 45 kilos y que pasaría si llega a esos 45 kilos y se sigue viendo “gorda y con la cara deformada”, a lo que responde: “No sé…ni lo pienso”.

Buscar. No es un verbo sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene

A la semana me dice que me quiere preguntar algo (es la primera vez que lo hace): “¿Me podés decir que me pasa, hay algo para hacer?… ¿Se me puede ayudar? nada en mi es estable…todo es insignificante…estoy enferma de espíritu… ¿estoy fantaseando o es real?”

¿Son preguntas dirigidas a un Sujeto Supuesto Saber? ¿Comienzo de análisis? ¿Abre una hendija?

Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En ese sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, repararEscribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos”.

En relación a su producción literaria, comienza a escribir textos en los que aparecen situaciones de abandono, muertes y desamores ...momento del análisis en el que dice sentirse “más animada, más viva” aunque reticente de mostrarme lo que ha escrito, “hago esto para hacer algo…igualmente no me gusta, nada de lo que haga me va a gustar, aunque vos me digas que está bueno”. ¿Cierra la puerta?

Todas las frases que están en negrita son versos de Alejandra Pizarnik

A Magalí le gusta la poesía y la personalidad de la poetisa 

Comienzo esta presentación con la pregunta por el diagnóstico diferencial

Resulta necesario especificar cómo definimos en nuestra investigación el proceso diagnóstico psicoanalítico, ya que es sustancialmente opuesto al diagnóstico psiquiátrico. 

Definimos este proceso como “el trabajo por el que el analista se ubica en el campo transferencial del paciente para hacer posible desde allí una manifestación más nítida del síntoma en tanto expresión de un saber inconsciente que concierne y divide al sujeto que lo padece” (Lacan, 1964-65).

Desde la Psiquiatría, a manera de pregunta

¿Podríamos hablar desde el DSM 4 de un Trastorno Depresivo Mayor?

¿De un Trastorno distímico? 

¿De un Trastorno de despersonalización y de desrealización? (teniendo en cuenta que estos, son diagnósticos secundarios o adicionales a un diagnóstico principal diferente)

Desde Henry Ey, ¿Podríamos decir que se trata de una Melancolía? (estado de depresión intensa)

Desde E. Kretschmer, ¿Podríamos pensarlo como un Delirio sensitivo de relación? 

¿Desde Freud, podríamos pensarlo como una Neurosis Narcisista y dentro de ella, la Melancolía?

Desde una lectura lacaniana, referenciando a Haydee Heinrich, podría pensarse como una Neurosis fallida, Neurosis grave, Neurosis que no es de transferencia. 

¿Es una patología del acto?, ¿Clínica de bordes?

También abordaré el caso clínico con la teorización que hace Silvia Amigo de lo que denomina “clínica de los fracasos del fantasma” 

Comenzaré con algunas preguntas:

¿Podemos hablar de melancolía si no se lee/escucha ningún tipo de pérdida desencadenante?

¿Podemos hablar de melancolía sin hablar de duelo?

En términos de Winnicott, ¿Puede haber desilusión si nunca hubo ilusión?

¿Puede haber deseo sin duelo?

¿Siempre es posible establecer el “amor de transferencia”?

¿Hay personas(pacientes) inanalizables?

En términos freudianos, podemos pensar que el repliegue y aislamiento de Magalí está representado como el estado del dormir (estado narcisista).

En Magali se presentan todos los signos del duelo más la perturbación del sentimiento de sí, autoreproches (se reprocha no haberse matado y no, no haber matado a alguien), posición melancolizada, desgano, un desgarro profundo en el sentimiento de vida.

En Duelo y Melancolía, Freud dice: "La melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja del sentimiento de sí que se exterioriza en autorreproches y auto denigraciones y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo”.

¿Melancolía como psicosis?

En 1914, “Introducción del narcisismo”, Freud diferencia a las “neurosis de transferencia” de las “neurosis narcisistas”, estableciendo una clínica diferencial dentro del campo del psicoanálisis.

Dentro de las neurosis narcisistas se incluyen la paranoia, la melancolía y la esquizofrenia de Bleuler, que Freud llama “parafrenia propiamente dicha”.

Freud teoriza conceptos tales como los de: elección narcisista de objeto, identificación narcisística, y conflicto de ambivalencia, y esto ubicara a la melancolía del lado de las neurosis narcisistas. 

Propongo pensar a la melancolía como una neurosis narcisista tal como lo planeta Freud en su segunda nosografía y no como una psicosis.

Fallas en el narcisismo, el cual regula la relación con el “otro”, con el cuerpo (imagen de sí misma), relación con el deseo.

En Magali aparece  la “cancelación del interés por el mundo exterior y  la pérdida de la capacidad de amar  pero no podemos hablar de psicosis porque tiene una posición ambivalente frente al mundo externo y además citando a Freud “Pero el nuevo mundo exterior, fantástico, de la psicosis quiere reemplazar a la realidad exterior; en cambio, el de la neurosis, gusta de apuntalarse, (…) en un fragmento de la realidad –diverso de aquel contra el cual fue preciso defenderse-, le presta un significado particular y un sentido secreto que (…) llamamos simbólico”.

Tampoco aparece en su discurso un sustituto de la realidad, una nueva realidad, como lo hay en la psicosis, sino que esta joven reconoce la realidad material como amenazante y hostil (“veo la realidad demasiado clara, demasiado cruda…”).

En Magali, no se escucha/lee una relación amorosa hacia un objeto, ya perdido, cuyo resultado produce autorreproches hostiles, efecto de la identificación a aquel objeto, me pregunto entonces si alguna “sombra del objeto ha caído sobre el yo”, en principio diría que no.

¿Podemos hablar de melancolía si no se lee/escucha ningún tipo de pérdida desencadenante?

En Duelo y Melancolía (1915), Freud dice que en la melancolía hay una pérdida que no puede ser elaborada mediante un trabajo de duelo, porque hay algo de ese objeto perdido que justamente no puede ser dado por perdido y con respecto al duelo dirá que ya no será por la pérdida de la libido.

 En el Manuscrito G, Freud plantea que “La melancolía consistiría en el duelo por la pérdida de libido” (1895), años más tarde dirá que es por una pérdida de objeto del cual el sujeto tenía una ligadura libidinal que luego se perdió, de ahí la reacción frente a la pérdida. Freud en "Contribuciones para un debate sobre el suicidio” habla de libido desengañada o desilusionada. 

En relación a la pregunta formulada, podemos entonces responder afirmativamente, ya que podemos hablar de melancolías, algunas con fallas en la estructuración psíquica, en la constitución del narcisismo.

Tengamos en cuenta que, en la nosografía freudiana, la melancolía, a diferencia de las neuropsicosis de defensas y de las psicosis, no se explica por el mecanismo de la represión ya que para “dar cuenta de la sintomatología melancólica (...) Freud coloca en primer plano, las relaciones con el objeto de amor”, o sea, ubica en primer plano los vínculos libidinales con el objeto.  (Mazzuca 2006).

En este caso, podríamos preguntarnos qué relación con esos objetos primarios tuvo Magali, que lugar ocupó para esa madre, en relación a ella, dice: “se muestra siempre perfecta como si nunca le pasara nada malo o no tuviera problemas” a lo que agrega que muchas veces esta madre no registra lo mal que está su hija.

Una madre que le negó todo acceso al padre biológico y al padrastro: 

“Nunca le hizo falta a Magalí…yo hice y hago de mama y de papa”, una, madre sin límite, un goce materno voraz no regulado del todo por la función paterna que complica al sujeto en su recorrido deseante 

Plantea Haydee Heinrich (2013) que “Freud reconoce, efectivamente, que puede haber una pura afección yoica narcisista, que puede dar lugar a un cuadro melancólico, independientemente de la pérdida de un objeto. O sea que habría melancolías que no se desencadenaron por una pérdida, sino que evidencian algún problema en el narcisismo”.

Lacan (1963) en relación al duelo, plantea: "Sólo estamos de duelo por alguien de quien podamos decir 'Yo era su falta”.

De acuerdo al relato que hace Magali, podríamos inferir que no tuvo la posibilidad de alojarse en el campo del Otro como falo imaginario, para identificarse a lo que al Otro le falta, en otras palabras, no hubo distancia fálica. 

Dice Hayde Heinrich (1999):     

Cuando el Otro primordial no puede hacer el duelo por el niño en tanto objeto, cuandoesa primera pérdida estructural no se ha inscrito ni transmitido, cuando el Otro no dona su falta, el sujeto tendrá dificultades a la hora de tratar las pérdidas fortuitas que sufrirá en su vida.  ¿Cómo sobrevivir a tantas frustraciones, privaciones, problemas que se enfrenta todos los días, sin contar con el recurso del duelo?”.

Magali dice en una sesión que, si ella se muere, “si yo no estuviera, nadie se daría cuenta… solo mi mama, pero enseguida saldría adelante y no pensaría más en eso…ya le pasó con mi hermana que casi la olvidó”.

Se lo dice a su analista, quien en ese momento tampoco registra el lugar al que es convocado.

 “Si   el   sujeto   no   encuentra   una   respuesta   tranquilizadora   a   la   pregunta: “¿puedes perderme?”, si no es lo que le falta al Otro, no podrá más que preguntarse todo el tiempo para qué vivir”.

Teniendo en cuenta que para Freud lo que cura a “nuestros pacientes” es que se establezca una “neurosis artificial”, es aquí que me surge la pregunta, siguiendo la segunda Nosografía freudiana, si es posible establecer la transferencia con una paciente melancólica.

“Las neurosis narcisistas no tienen ninguna capacidad de transferencia o sólo unos restos insuficientes de ella. Rechazan al médico, no con hostilidad, sino con indiferencia” es decir, la investidura de objeto fue resignada, trasponiéndose en libido yoica.

En estas Neurosis, no solo hay regresión de libido al yo sino también en la viscosidad: “la libido, convertida en narcisista, no puede entonces hallar el camino de regreso hacia los objetos, y es este obstáculo a su movilidad el que pasa a ser patógeno” Freud (1916-1917). 

Heinrich (1996) plantea que hay neurosis en las que hay una falla en su constitución, con “formaciones al “estilo acting out” antes que con formaciones del inconsciente”.  

¿Es un borde de la neurosis que podemos llamar acting out? pregunta la autora: “En realidad no se trata de una especie de sujeto sino de una zona de relación, aquella que yo defino como Acting- Out” .

La pregunta por si hay posibilidad de transferencia, queda cuestionada por una paciente, quien a pesar de decirle a su analista que “siempre voy a sentirme así…una inútil, sin deseos de nada”, es la misma que sigue sosteniendo el espacio de análisis a pesar del sin salida en el que dice convencida estar.

Para Lacan, el acting out aparece cuando fracasa la posibilidad de la transferencia, es una indirecta, de alguna forma, al analista, mostrándole que ha fallado, que no pudo escuchar, que no la alojó en el campo del Otro.

 ¿Qué muestra ésta paciente?

 Dice Heinrich que muestra que el analista ha fallado en su función, que no pudo escuchar ,no pudo alojar “el objeto en el campo del Otro” advertencia, mostración fallida aunque también es importante plantear que en la paciente de referencia hay fallas en la constitución del narcisismo desde los primeros tiempos y entonces también “podemos suponer que fue el Otro primordial en tiempos instituyentes quien no ofreció  el intervalo necesario para que el sujeto transfiera el objeto al cual se identifica” .

Función de afanisis que no se produjo, entendiendo por esta, la pregunta que el sujeto le formula al Otro en el encuentro con su deseo: “¿Puedes perderme?”.

En Magalí no solo, no se ha constituido esa pregunta en los primeros tiempos de estructuración psíquica sino tampoco se instala en el análisis, ya que ella dice que puede no estar más, puede morirse y a nadie conmover semejante hecho. “el sujeto se ubica, se instala, se constituye como sujeto en ese intervalo, en ese lugar de falta del Otro, a condición que el Otro ofrezca ese intervalo”. (Heinrich 2020). Entonces, sino aparece el “puedes perderme”, sino aparece el deseo del analista, no se instalará la neurosis de transferencia.

La joven de referencia le pregunta al analista: “¿Me podés decir que me pasa, hay algo para hacer?… ¿Se me puede ayudar?”, éste en lugar de producir una falta, un intervalo, le dice: “lo que a vos te pasa…” y en esa obturación, que el Otro no ha mostrado una falta, anula la posibilidad de instalar la transferencia que “no es más que el analista haga semblant de ese objeto que el sujeto transfiere ya que el acting tiene la función de “cavar esa hiancia” de manera encarnizada. (Lacan,1964).

Si lo que define la posibilidad de transferencia es el deseo del analista, en términos de Lacan, si Magali muestra de varias maneras que a nadie le importa/importaría perderla, es el analista que debe ubicarse en otra posición, hacerle un lugar, en el caso de este análisis, podría haber sido mostrarle a la paciente que él lamentaría mucho su ausencia apostando al “yo soy su falta”.

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