jueves, 13 de junio de 2024

El análisis "por encargo"

 Sabemos que la consulta a un analista está comandada, de un modo más o menos claro, por alguna demanda. En ella se puede jugar alguna circunstancia perentoria o contingente de la vida del sujeto.

También nos encontramos frente a aquellos casos, no poco frecuentes, en los cuales alguien consulta, pero no porque se sienta afectado o aquejado por algún malestar o alguna pregunta que no puede resolver, sino que esa demanda en realidad no es del sujeto, sino de alguien de su entorno, que podría ser un familiar más o menos directo, como los propios padres e incluso el partenaire del sujeto. A eso nos referimos con esto que llamamos un análisis por encargo.

En un primer momento el trabajo apuntará a ir delimitando en qué medida esa demanda que no es de quien consulta, pudiera dar paso a un interrogante o algún pedido de tratamiento, la puesta en interrogación de algún malestar que pudiera justificar que el sujeto requiriera ser escuchado.


De no producirse ese pasaje se impide la puesta en forma del dispositivo analítico. Precisamente porque el hecho de que la demanda no sea de aquel que consulta viene a evidenciar que el malestar asociado a la posibilidad de la interrogación está en otro lado. O sea que quien consulta no lo hace por un malestar que lo divide, que en todo caso lo afecta por el no saber y el cual le conlleva, quizás, hasta un penal de más, sino que consulta como modo de responder a esa demanda.

La demanda en psicoanálisis no coincide con el pedido, la reclamación de un objeto determinado, sino que es el vehículo a través del cual se formula una pregunta, articulada, que se dirige al Otro. Entendida así es el plafond a la par que el vehículo del deseo, el cual no admite el anonimato ni la suplantación.

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