jueves, 19 de diciembre de 2024

La Angustia en la Contemporaneidad: Entre el Semblante y la Estructura

En nuestra práctica clínica actual, ciertas manifestaciones de malestar o sufrimiento podrían llevarnos a pensar que las estructuras psíquicas han sufrido modificaciones. Sin embargo, pareciera ser que los cambios observados pertenecen al ámbito del semblante. Esto incluye nuevas modalidades de goce que se articulan con las particularidades del Otro en la época contemporánea.

La Permanencia de la Estructura

A pesar de estos cambios en el semblante, las cuestiones estructurales fundamentales permanecen inalteradas. El axioma que sostiene el campo de la estructura no puede ser perturbado. Por lo tanto, no puede decirse que existan modalidades contemporáneas de la angustia en un sentido estructural.

Para abordar este tema, es necesario diferenciar dos perspectivas:

  1. La angustia como fenómeno, que incluye las expresiones y características visibles en un contexto contemporáneo.
  2. La angustia desde su estructura, que implica una coordenada precisa y su articulación con la falta en el Otro.

Angustia Fenoménica vs. Angustia Estructural

Cuando analizamos la angustia como fenómeno, las formas contemporáneas se caracterizan por la intensidad y el carácter irruptivo, manifestándose en sujetos con dificultades exacerbadas para enfrentar estas experiencias.

Por otro lado, si consideramos la estructura, la angustia se presenta como el afecto que revela la posición del sujeto frente a la falta en el Otro. Esta falta implica al sujeto en una escena estructurada, situándolo en un marco específico.

La Paradoja de la Angustia

La angustia aparece tanto frente a la presencia de la falta en el deseo del Otro, como ante su ausencia. Este carácter paradójico sitúa a la angustia en el límite entre lo simbólico y lo real, convirtiéndola en la subjetivización del objeto a.

Además, puede pensarse como el afecto que señala el borde entre lo imaginario y lo real. En el cuerpo imaginario, la angustia surge cuando se presenta algo que no es representable, algo que excede esa dimensión del cuerpo. Por ello, puede definirse también como un signo de lo real.

Conclusión

La angustia, entendida desde su estructura, trasciende las transformaciones del semblante contemporáneo. Es un testimonio de los bordes que articulan lo simbólico, lo imaginario y lo real, y evidencia la posición del sujeto frente a la falta en el Otro y el lugar del objeto a en esa escena. Así, aunque las presentaciones fenoménicas puedan variar con el tiempo, la estructura de la angustia permanece como una constante en la clínica psicoanalítica.

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