¿Cómo pensamos a un Sujeto?: Las Series Complementarias
En 1916 Freud empleó por primera vez el término Series Complementarias en las “Conferencias de Introducción al Psicoanálisis”. En este texto, y a lo largo de su obra, nos enseña que, para poder pensar un Sujeto y sus Vicisitudes Psicopatologías, debemos tener en cuenta 3 Factores que interactúan en la Subjetividad:
1. Su Constitución Genética y Congénita.
2. Sus Experiencias Infantiles.
3. Los Factores desencadenantes.
¿Por qué, en nuestra contemporaneidad, debemos Retornar a Freud cuando abordamos el Autismo?
Porque a este Cuadro Clínico, desde hace tiempo ya se lo intenta Reducir solo a lo Biológico. La Reducción Biologicista tiene consecuencias Éticas y Técnicas: se trata de suprimir síntomas en base al esquema Estímulo-Respuesta, que solo contempla el Orden de los Patrones de Aprendizaje Adaptativos, dejando a un costado la Subjetividad del Niño o la Niña.
Porque en nuestros tiempos, 123 años después de Freud, la Epigenética (una parte de la biología que estudia las Interacciones entre los Genes y el Ambiente) demuestra que el Ambiente (Situaciones generales de Crianza) resulta de Capital Importancia para Favorecer o Reprimir que un Gen de nuestro ADN se exprese o no en el Fenotipo (es decir, en aquellos Caracteres Visibles que presenta un Sujeto).
La Epigenética Actual verifica lo que S. Freud afirmaba acerca de la Interacción de ambos factores: lo Constitucional y las Experiencias Infantiles.
¿Cuál es la Posición Ética-Clínica que el Psicoanálisis propone?
Ayudaremos al Niño o la Niña que Sufre, sosteniéndonos en una postura que incluya las Series Complementarias (lo Biológico, las Experiencias de Crianza y los Factores Desencadenantes) y la Dimensión del Enigma, es decir, desde una posición que Reconoce No tener todo el Saber.
Apostaremos siempre a que el Infante es un Sujeto en formación -que Siente, Sufre, se Alivia, se Angustia, Disfruta-, absteniéndonos de investigar posibles “Culpables” de aquello que al Niño o la Niña le acontece y abriendo posibilidades en el tiempo presente y futuro.
Entenderemos que para las Problemáticas Clínicas más difíciles, como lo es el Autismo entre otras, Poner el Cuerpo -en juego y en la escena- es Esencial e Insustituible.
Sabremos que la Donación de una Experiencia por parte del Analista, es posibilitadora de una Inscripción Representacional en el Aparato Psíquico (campo de lo simbólico).
Intentaremos el Armado del Vínculo Transferencial, ya que como en todos los niños, este Lazo libidinal amoroso es Condición de todo Tratamiento posible.
Siempre Apostaremos a construir algo nuevo y a generar Deseos propios en el Niño o la Niña, a través de la donación del Campo Deseante de las Figuras Parentales y del Analista.
¿Qué distingue a un Tratamiento Psicoanalítico en el Campo del Autismo?
La Distinción fundamental que un Psicoanalista le aporta a un Tratamiento (en cualquier rango etario y/o problemática psíquica) es el Respeto por la Subjetividad.
¿Y esto qué implica?
El psicoanálisis, con Freud, respeta las Estrategias, las Defensas, los Síntomas, las Inhibiciones, las Angustias, entendiéndose como Construcciones Subjetivas para vernos con nuestra Indefensión Primaria y el Trauma Estructural que, al decir de J. lacan, nos provoca el Otro del Lenguaje.
El Psicoanálisis, lejos de querer suprimir aquello singular que a cada uno nos representa, intentará ser una Clínica que trabaja desde adentro.
¿Qué significa que “el Psicoanálisis es una Clínica que trabaja desde Adentro”?
Significa que, en el caso del Autismo -y de otras tantas patologías graves de la Infancia-, el Psicoanalista le Donará su Lenguaje para ayudarle a crear el Propio.
Hará uso de una Palabra Nominante, saludará y nombrará al Niño o Niña por su nombre.
Le hará referencia al Niño o Niña de la Angustia que le provoca aquello que está Fuera de su Cuerpo y de sus Sensaciones. El “Fuera de Cuerpo” por ahora es equivalente a un Vacío en el cual está en Peligro de Caer.
Le donará su Cuerpo Unificado, como así también la Mirada de un Cuerpo Unificado del Propio Niño.
Habilitará el Juego, como manera de Introducir el par Presencia-Ausencia, posibilitador del Campo Simbólico y de la Palabra.
De esta forma, el Psicoanalista desde Dentro de la Escena, implicado con su Cuerpo y su Libido, introduce sin prisa -de manera suave y de a poquito- la Representación de que hay un Otro, que como tal está fuera, separado por la Distancia que pone en Juego la Palabra, que Él pronuncia.
El Otro es, si o si, una Instancia imprescindible para la Constitución de la Subjetividad que cada Niño o Niña - a su manera- tiene Derecho a Construir (si el Otro así se lo dona).
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