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jueves, 15 de mayo de 2025

La angustia, ¿Por qué nos orienta en la clínica?

 “El analista dirige la cura, no la vida del paciente” - Fernando Ulloa

La angustia es un afecto que orienta al analista en la cura. Le señala, nada más ni nada menos, como está situada la subjetividad del paciente en relación al sufrimiento que padece. 

¿Qué nos muestra un paciente cuando se angustia? 
Cuando el paciente está angustiado, nos muestra -sin saberlo- que se encuentra ante una puerta de entrada (un umbral) que, si decide atravesar, lo ubicará frente a su posición deseante: su falta. 

La Angustia Traumática
La Crisis de Angustia es experimentada de manera traumática, porque el sujeto -en el tiempo en donde se produce- no posee representaciones psíquicas que lo orienten en su posición subjetiva con respecto a sus Otros Significativos y a su lugar en el mundo.

La angustia se presentifica frente a un “Umbral”: ¿Que hay de un lado y qué hay del otro del “Umbral”? 


“Cuando falta la falta”
De un lado del umbral, tenemos al sujeto ubicado frente a un Otro significativo (padres, hermanos, parejas, autoridades), como siendo aquel que fantásticamente cubre la falta del Otro -ideal del yo-: En este punto -inexorablemente- aparece la angustia relacionada a la encerrona incestuosa. 

Será esta posición la que va a ser leída por el analista, transferencia mediante. Muy importante resulta siempre recordar que el armado del vínculo transferencial será una condición indispensable e insustituible para la interpretación que se le dirigirá al paciente. 


El acto del sujeto 
Del otro lado del umbral (a condición de cruzarlo), tendremos el acto del sujeto: separarse como objeto que cubre la falta del Otro, recuperando, así, su condición deseante: Es un acto liberador, relacionado a la salida de la encerrona incestuosa. 

La salida del encierro -fantasmatico- incestuoso, implicará angustia porque como neuroticos -inconscientemente-, nos resistimos a dejar de ser ese objeto maravilloso o degradado (segun cada historia) que suponemos que al otro le falta, aunque esto nos ocasione sufrimiento. 


¿Cuál es la posición -inconsciente- del sujeto neurótico, que está en la base de su sufrimiento? 
La posición inconsciente del sujeto neurótico es la renegación de la castración
Esto quiere decir que, por un lado, la prohibicion del incesto (Nombre del Padre) está inscripta en su estructura. Como tal, es aceptada. Y, también quiere decir, que por otro lado, el sujeto, sin embargo, la desmiente. 


¿Qué fijación produce la desmentida? ¿Qué movimiento produce la angustia? 

La desmentida de la castración, lo que produce es una fijación: fijación a un objeto (de la pulsión) ofrecido a manera de tapón del Deseo del Otro, lo que conlleva a una pérdida de la libertad deseante. 

La angustia le señala al sujeto la oportunidad de producir un movimiento de caída de su fijación como objeto: Ganancia de la libertad deseante. 


Intervenciones del analista ante la angustia cuando falta la falta 
El analista, orientado en la dificultad característica, propia de la neurosis, que es asumir la castración del Otro, podrá descifrar e interpretar -en la singularidad de cada caso- dónde el sujeto está atrapado. Hará una lectura -desde los enunciados y la enunciación- de la “encerrona trágica”, al decir de Fernando Ulloa. 

¿Qué es lo que siempre le hará notar -intervenciones mediante- el analista al paciente? 
El analista, al decir de Ulloa, dirige la cura pero nunca la vida del paciente. 
En la dirección de la cura, el analista debe (a través de sus intervenciones) apostar, reconocer y sobre todo hacerle notar al sujeto su posición deseante -cada vez que, por causa de su neurosis, se enrede los pies-. Al respecto, Fernando Ulloa nos dice: 
La única subversión que el psicoanálisis propone es la del sujeto cuando asume su deseo.” 

domingo, 1 de octubre de 2023

Obstáculos en la cura: la desmentida en la neurosis

Octave Mannoni, en su libro “La Otra escena: Claves de lo imaginario”, afirma que, en la práctica clínica, frecuentemente nos encontramos con pacientes que expresan su dicho de manera afirmativa, para luego proseguir con un “pero” que contradice o niega la afirmación anterior. Sujetos que evitan así la angustia y la posibilidad de alguna implicación subjetiva.
Son frecuentes expresiones, tales como:

. "Sí, sucedió tal cosa, pero no tiene ninguna importancia”.
. “Si, sucedió tal cosa, pero fuiste vos el que me dijo que lo hiciera”.
. “Si, tal cosa sucedió, pero también sucedió esta otra" (que contradice la afirmación anterior).

La Desmentida en la Neurosis

Cuando el paciente se expresa bajo la fórmula del “ya lo sé... pero aún así” nos encontramos ante un mecanismo psíquico defensivo que Freud denomina “Desmentida” (Verleugnung).

Si bien la Desmentida es el mecanismo distintivo de la estructura psíquica perversa, Freud nos aclara que también se presenta, con mucha frecuencia, en la clínica de los adultos neuróticos.

“Hechos que encontramos, por doquier, en la vida cotidiana y en los análisis” - Octave Mannoni

¿Cómo opera la Desmentida en la Neurosis?

La Desmentida como mecanismo de defensa se trata de hacer existir dos afirmaciones contrarias, sin que se afecten mutuamente. Ambas están en el plano consciente de la instancia Yoica.

Esta defensa ejercida ante una realidad que se “acepta” para después negarla, produce una Escisión en el Yo. Ocurre cuando la realidad externa que se desmiente le provoca al sujeto un encuentro actualizado con la castración. El mecanismo de la Desmentida le permite al sujeto anular la señal de angustia frente a la falta del Otro.

El resultado de esta renegación nunca es perfecto, sin residuo. Siempre siguen ahí -en la consciencia- las dos posturas opuestas” – Sigmund Freud

La Desmentida y su diferencia con la Represión (Verdrangung)

La Represión es un mecanismo psíquico que se opera sobre una representación de la realidad, a diferencia de la Desmentida que lo hace sobre la realidad misma. Otra diferencia con la Desmentida es que ella se produce al nivel del Yo, mientras que en la Represión se ponen dos instancias en juego: el Yo y el Ello.

En la Represión, el Yo se opone -porque le resulta intolerable- a una representación del Ello inconsciente, una verdad del sujeto que lucha por hacerse representar, no sin angustia. En cambio, en la Desmentida, el sujeto se “libera” de la angustia y el Yo se fortalece como único protagonista.

La Desmentida y su diferencia con el Rechazo (Verwerfung)

El Rechazo es un mecanismo psíquico propio de la estructura psicótica, en donde el sujeto niega la realidad en forma radical y la intenta sustituir, a diferencia de la Desmentida que la acepta a pesar de que luego la desmiente. Otra diferencia con la Desmentida es que lo rechazado (la Castración Primordial), retorna en la vida real del sujeto como delirios y/o alucinaciones intolerables, en tanto no puede ser inscripta ni simbolizada en el inconsciente.

¿Qué peligro puede desatar la Desmentida en la Neurosis?

Cuando un sujeto neurótico, atravesado por el mecanismo psíquico de la Desmentida, acepta pero luego niega la realidad exterior que percibe, crea las condiciones para que dicha realidad se exprese bajo la forma abrupta del Acting Out y/o el Pasaje al Acto.

La angustia que no ha podido tramitarse por la vía del síntoma, sube a escena para representar al sujeto en el Acting Out o, en muchos casos, para hacerlo desaparecer, como ocurre en el Pasaje al Acto.

La Desmentida neurótica: Un gran obstáculo en la clínica
Estrategias de abordaje para la práctica

. Deberemos tener una escucha fina y sumamente atenta para detenernos en el momento en que surge un movimiento oscilante y/o una incerteza en los decires del paciente, que en la Desmentida se intentarán congelar -a través del “ya sé que…pero aún así”-.

. Deberemos intervenir en las fisuras, en los quiebres del relato (que dejan fuera la angustia, la falta), vía el señalamiento de las contradicciones y/o algún silencio que pueda leerse como una duda encubierta, por parte del paciente, de aquello que su afirmación desmiente.

. Deberemos intentar -mediante las Construcciones en Psicoanálisis- historizar la vida del sujeto que se nos aparece congelada en el tiempo presente (a través de enunciados tales como: “ya sé, pero es lo que hay”, “ya lo sé, pero soy esto”). Apostamos a que el paciente registre que hay una causa psíquica en su subjetividad, posible de ser transformada. A modo de ejemplo, producir un pasaje del: “ya lo sé, tengo un carácter insufrible” a “es verdad, podría cambiarlo para tener una mejor vida personal y familiar”.

viernes, 18 de agosto de 2023

Cuando la angustia se coloca en un mal lugar: intervenciones clínicas frente a la desmentida

¿Qué pasa cuando la angustia se presenta en el analista y no en quien viene a consultar? Se trata de los casos donde el analista tiene dificultades para sostener su lugar. Lo fundamental es tener en claro lo que el analista no sabe, lo que habilita a preguntar. El efecto de esto es que el consultante se queda pensando en esas preguntas. Las interpretaciones en un análisis son muy pocas, porque es muy difícil arribar a algo que toque al sujeto. El trabajo analítico tiene mucho más que ver con lo que Freud mencionó en Construcciones en psicoanálisis. De ahí la importancia de las preguntas.

Lorenzo pide una entrevista. Se trata de un señor joven, trajeado, muy amable y sonriente. A la invitación de sentarse por parte de la analista, él responde "No me voy a sentar, soy un fetichista de pies". La analista se sorprende, es raro que un fetichista consulte. Por otro lado, hay rasgos perversos en la neurosis y también en la sociedad, de manera que es más frecuente de lo que muchos piensan.

Finalmente Lorenzo se sienta y dice que siempre le atrajeron los pies de una mujer, desde los 6 años recuerda estar debajo de la mesa y acariciarle el pie a una amiga de la madre que había ido de visita y que se fue sin decir nada y nunca más volvió. La analista tomaba notas, como una manera de colocar distancia. Él trabajaba en una empresa, se define como legalmente soltero, aunque vivió con una mujer. Tiene un hijo de 7 años y se separó. Ahora vive con otra mujer. Con esta nueva pareja, dice, se están repitiendo los mismos problemas.

El paciente se pregunta "¿Vengo a pedir absolución, yo siento culpa? No. Creo que vivo en la marginalidad. Soy un jorobado que busca el país de los jorobados. Tengo una larga trayectoria en colegios católicos. Ahora estudio una carrera en la UCA y estoy viendo cómo no terminar". ¿Cómo no terminar? "No tengo interés en terminar". Se muestra sobrador, canchero. Juega con las palabras todo el tiempo, desplegando esa habilidad en toda la entrevista.

Los padres de Lorenzo fallecieron de aneurisma cerebral. La madree estuvo hemipléjica. "No sé cuándo me pasa algo, me agarra de golpe de forma paroxística, llamo a mi vecino médico y me medica". "No sé si estoy en una pareja que sigue o si estoy en una pareja que se rompe". "El fetichismo mío es desde siempre, me ocurre ayer, hoy y mañana. No es importante, nunca lo tomé así". La analista le pregunta, entonces, qué lo trae a la consulta. "Tengo abulia, apatía, en un montón de cosas. Vivo la vida de un viejo, no tengo intereses, ni amigos, ni salidas" Todo esto contado sin angustia.

Al terminar la entrevista, pregunta cuánto le debe a la analista, saca la chequera y pregunta si puede sacar con cheque. En ese momento se usaba esa forma de pago. Y pregunta: ¿Con talón o sin talón? Su cara de triunfo le avisa a la analista que estaba jugando con ella.

¿Cómo pensar cuando la angustia no se presenta en quien viene a consultar? No se trata de un paciente que quiera cambiar su modo de gozar, pero sí algo lo traía. En otra entrevista dice "Soy hijo único, no debo haber sido deseado" "Mis tías me miraban mucho, yo nací y mis padres se casaron dos años después" "Hice mi propia composición: mi padre no se quería casar, se tomó su tiempo" "¿Me puede dar un vaso de agua?" "Tuve un sueño: mis viejos usaban máscaras. Se sacaban las máscaras y no tenían cara" "Resulté parecido a mi mamá" "Mis padres eran incoherentes, papá tenía terror a que yo fuera homosexual. Yo tenía terror al sexo, hoy lo conservo" "Mamá me decía: Boludo, andá a coger. Papá decía que yo no era avispado con las chicas, un día llegué de madrugada y me cagó a gritos. No tenían coherencia".

A la cuarta entrevista, trae dos libros de regalo: "Sadismo y masoquismo" de Wilhelm Stekel y otro de varios psicoanalistas. La analista acepta el regalo, para posicionarse como quien no sabe y que el saber lo tiene que dar el paciente. Luego trae otro, pero para mostrar: libros lujosos sobre perversiones. La analista interviene: "Si ud. no viene a resolver nada de la perversión, no me muestre los libros". Su respuesta ante esa negativa es una pregunta: "¿Sabe que le estoy tomando cariño?". Esto fue una constante en todo el tratamiento. Cada vez que la analista hacía una intervención importante, Lorenzo decía "Qué lindo pulóver" ó "Qué linda pulsera". 

En el tratamiento, había que situar qué lo traía y hacía Lorenzo volver. La analista pensaba que ella era un objeto con el cual él jugaba. Era su manera de hacer transferencia, la manera de poner en acto la realidad del subconsciente, pero la analista tenía que hacer maniobras para correrse de ese lugar de sorpresa. 

Lorenzo no podía mantener relaciones sexuales porque gozaba exclusivamente con los pies de una mujer. Le tenía terror al sexo. Ninguna relación de pareja le duraba mucho tiempo, según él, porque las mujeres le pedían un hijo. En el análisis, esto se corrige a que lo que las mujeres le pedían era tener una relación sexual que involucrara algo más que el pie de la dama. Todo esto lo dejaba muy solo. Cuenta al pasar que posee armas y que de noche juega a la ruleta rusa, con una botella de whisky. 

La desmentida. Para Freud, hay tres mecanismos básicos de defensa ante la castración de la madre, que es el momento que el niño descubre que no completa a su madre, que no es eso por lo cual fue traído a este mundo. Son defensas ante cosas que para el sujeto son insoportables, irrepresentables y que para el sujeto se trata de un duelo imposible.

Se trata la represión para las neurosis, la forclusión para la psicosis y la desmentida para las perversiones. En la desmentida, está la posibilidad de que en el yo del sujeto algo se afirme y se niegue simultáneamente. Para ello, es necesario producir una escisión en el yo. "Lo sé, pero sin embargo...". De esta manera, alguien puede sostener dos posiciones disímiles o contrarias al mismo tiempo. Este mecanismo está al filo de aceptar la castración, pero sin embargo crean el fetiche, que es fijo e inamovible. El fetiche está justo ahí para taponar ese agujero que se deslumbra. 

En Lorenzo, el padre tarda en aceptar a su esposa, tarda en aceptar ese hijo. Parecería que este padre que teme a la homosexualidad, también lo caga a gritos cuando llega tarde. Es como el sueño que trae, donde los padres tienen máscaras, pero no cara. Él se las arreglaba para no encontrarse nunca con la falta. Toda esta depresión y melancolización que trae tampoco es traída como un síntoma. 

El perverso no ubica en el campo del Otro la causa de su deseo. Se identifica a un objeto y produce en el otro la angustia. Es imposible no angustiarse ante un caso así. 

Culturalmente, ubicamos muchas desmentidas. Por ejemplo, la desmentida ante la muerte, la asunción de la vejez. Las cirugías, las religiones, las terapias de "vidas pasadas", son todas desmentidas que incluso han llegado al campo psi. En nuestra cultura hay un verdadero empuje a la perversión y a la desmentida, donde la angustia no tiene buena imagen, tampoco los límites ni la ley. 

Volviendo a Lorenzo, él consulta porque está deprimido, triste y enojado. Es un juego que él hace, donde la angustia se presenta en el lado equivocado. La que se angustia es la analista, durante todo el tratamiento. El tratamiento duró varios años, hasta que él fue descubierto en su empresa practicando su fetichismo de pies con una empleada y lo despidieron. Se quedó sin empleo, la madre de su hijo y su hijo se fueron del país. Lorenzo se quedó muy mal, sin un peso para pagar. Ahí la analista decide no dejarlo sin tratamiento y hace una apuesta fuerte a que va a encontrar otro trabajo y a ser más cuidadoso, que le pagará en su momento. 

En los momentos donde él estaba mal, la analista pregunta si había alguien con quien armar una red. Descubre unos primos que aceptan venir a una entrevista a la que no quiere estar presente. La analista les propone estar cerca. Él interrumpió el tratamiento sin pagar. Dos años después, en contra de los prejuicios de la analista, él llamó para pagar. Durante tres meses apareció un sobre por debajo de la puerta del consultorio. Al terminar de pagar la deuda, pidió otra entrevista. Con toda la desmentida, había logrado ponerle valor al tratamiento y pagar la deuda. 

Con el tiempo, logró hablar de la paternidad, algo que no había aparecido antes. También tuvo una relación con una mujer que disfrutaba de sus relatos, a la que "no quería perder" y con quien pudo establecer una diferencia con las prostitutas a las que acudía.

La angustia del lado del analista. En estos pacientes, el modo de gozar producen angustia y descolocan al otro. Juegan con el otro. Después está la angustia grave del paciente que atenta todas las noches contra su vida. Ahí fue donde la analista armó la red con los primos. 

A él le encantaba hablar de su perversión, de la ceremonia que implicaba, de los avisos clasificados de las prostitutas que se dedicaban a esto, los contratos que hacía con las prostitutas, el sadomasoquismo puesto en la escena... Ulloa se topó con las peores perversiones cuando trabajó con los derechos humanos durante el proceso. Él habló sobre le encerrona trágica lo importante de la ternura. Él escribe, en las Jornadas de Reflexión con las abuelas de Plaza de Mayo, en 1988:

Frente al duelo por lo no tenido, no es fácil encontrar una solución; más bien se buscan sustitutos alternativos. El término perversión aquí remite a su significado etimológico de giro o desvío. El duelo sin solución, por inexistencia de suministro tierno, provoca un desvío hacia una alternativa de reemplazo de lo inexistente. Esta nueva situación que llamo perversa tiene algunas características más o menos típicas. El objeto sustituto no puede ser reconocido como original porque no sólo no lo es, sino que se refiere a algo que, habiendo sido necesario, estuvo ausente. Además, en cuanto vínculo sustitutivo, lo nuevo tampoco es reconocido en sus propias características singulares. Por estas dos razones se trata de una relación espuria. La función de esta relación perversa, por desviada, es encubrir o mantener apartado al sujeto de ese doloroso y difícil duelo. Resulta así un vínculo recreado en permanencia, precisamente para mantener esta distancia, de ahí su transformación en vínculo adicto, al mismo tiempo frágil y tenaz, puesto que configura una modalidad de relación donde fácilmente se abandona al objeto por otro, pero no se cambia de estilo relacional a la manera de un alcohólico que cambia de vida pero no deja de beber.

La desmentida en la neurosis

Existen neuróticos con rasgos de perversión. Laura consulta a una analista. Ella es joven, producida, con mucha desenvoltura. Dice que Alex, el novio, le recomendó ir. Ella dice "Ahora dice que no me ama más y quiere terminar la relación, pero yo pienso que no es cierto. Él me ama y yo no estoy dispuesta a dejarlo. Lo confunde su trabajo". "Alex trabajaba como acompañante de mujeres con mucho dinero. Le va muy bien, lo llaman del extranjero, viaja mucho". La analista se sorprende, porque además de la desmentida, aparece esta salida laboral del novio.

"Las norteamericanas se enloquecen con él, se lo recomiendan una a otra. Lo llevan de viaje, le sacan el gusto, le pagan muy bien... Pero yo sé que él me ama". La analista le pregunta qué siente ella por él. Tras un largo silencio, ella dice "Yo quiero que sigamos juntos". No podía tolerar no ser alojada.

Este caso resultó ser una neurótica, pero es interesante la desmentida sostenida con tanta convicción. Se trata de una desmentida para esquivar el duelo. El término duelo tiene dos raíces latinas. Dolos, que es dolor y duelum, que es desastre. Por lo tanto, podríamos decir que el dolor psìquico, la pena y aflicción también implica desafío.  para Freud, la desmentida en la neurosis es una forma de desasirse de la realidad y poder desautorizarla aún reconociéndola. "El dice que no me ama, pero se equivoca". En la conciencia de ella está lo que el novio le dijo y lo que ella está convencida de su equivocación.

Clave clínica: El punto de desmentida del neurótico produce la impotencia de cualquier analista. Se trata de creencias férreas, cerradas, donde las propuestas están imposibilitadas. Una propuesta posible es trabajar con la novela familiar y ver qué otras desmentidas hubo en la historia. La historia del paciente nos pone en la pista de la repetición, la insistencia. Es una manera posible para entrar, por ejemplo, comparando escenas. Nunca se debe entrar directo contra la desmentida, sino más bien desde la historia, situando que algo ya estaba en otra escena y con otros personajes.

La misma escisión del yo produce un movimiento de rechazo para poder aceptar lo que implicaría el duelo de que este hombre que la amaba deje de hacerlo. Se trata de un duelo narcisista, pero que para ella es imposible. Cuando Freud habla de la amencia de Meynert, habla de una imposibilidad de duelar. Pone de ejemplo la mujer que perdió un hijo y mese un leño como si fuera su hijo. También el de la novia que espera al novio y baila en el jardín cuando el novio no apareció, como si ella estuviera con él. Son duelos imposibles, del que hablaba Ulloa y la necesidad urgente de sustituir eso que falta y no se puede duelar.

La desmentida viene a instalarse como un rechazo del duelo como lo que se perdió o lo que nunca hubo, que Ulloa lo marca como terrible. Cuando uno pierde a un ser querido, más allá del dolor, uno puede alegrarse de haberlo tenido. La pérdida es dolorosa, pero también fue un privilegio tener a alguien para quien uno tuvo un lugar importante.

En la desmentida, se trata de una forma también de experimentar la castración materna. Es la pérdida de un lugar que se creyó ideal y que al perderse, lo que se pierde es la construcción imaginaria de unidad con la madre. Cuando la célula narcisista se muestra inexistente, porque la madre desea otras cosas además de ese bebé, aparece la madre en falta y esto produce la pérdida de una ilusión. A partir de allí la construcción imaginaria del fantasma será alrededor de qué quiere el Otro al traerme al mundo. A partir de ahí se establece un objeto de deseo y de goce. La desmentida hace a la producción de una creencia, pero también de una fragilidad.

Clave clínica: en estos casos, conviene empezar a trabajar la desmentida, antes que con la angustia. En el caso de Lorenzo, hubo que construir el motivo de consulta. Cernir el motivo de consulta, más allá de la desesperación que traiga el paciente, establece una línea de trabajo posible. Hay límites que hay que poner, para construir orillas. En las adicciones o en las perversiones hay que poder decir "Esto no entra acá", para no constituirse como una especie de espía de esas escenas.

Fuente: Notas de la conferencia "¿Y si la angustia no se presenta a la cita? Maniobras posibles", dictada por Elida Fernández, el 15/8/23 en la Institución Fernando Ulloa.

domingo, 14 de agosto de 2022

¿Qué es la desmentida? Definición de varios autores

 La desmentida es un mecanismo de defensa ante la angustia de la amenaza de  castración y apunta a la percepción de la realidad externa. Dicho proceso defensivo no implica  en este caso una anulación de la percepción (cosa que resulta del rechazo psicótico), sino más  bien una acción sumamente enérgica para mantener renegada una percepción traumatizante  para el yo. 

La desmentida de una percepción no implica la pérdida de la percepción. Por lo  tanto, la definición de desmentida no pasa por el rechazo de una percepción del mundo  exterior, sino por el rechazo de las consecuencias que dicha percepción provoca sobre una  creencia previa que se quiere mantener. Esto da origen a una paradójica coexistencia de una  antigua creencia con un saber que ha venido a anularla Este saber subsiste, pero sus  consecuencias son desmentidas. De dicha coexistencia de dos vías opuestas se llega a la noción  de escisión del yo. Si bien existe una escisión entre consciente e inconsciente, lo característico es  que la escisión se produce en el inconsciente. 

La desmentida es una defensa fallida, solo logra a medias su objetivo, su dinámica  nunca permanece del todo inactiva. Generalmente suele expresarse en el lenguaje bajo la  fórmula privilegiada del “ya lo sé,... pero aún así”. 

BLEICHMAR, HUGO B. 

Introducción al estudio de las perversiones 

Bleichmar entiende que el fetichista mediante la ecuación fetiche-falo afirma en el  inconsciente que la madre tiene falo, que la castración no existe. Esto permite renegar  (desmentir)(verleugnung) de la castración. La renegación se realiza en el inconsciente y el  engaño no es a la consciencia, ya que en ella si se reconoce que la mujer no tiene pene. 

Concluye Bleichmar diciendo que en la construcción del objeto fetiche ha habido entonces: a) Un desplazamiento, algo se ha conectado asociativamente con el genital, y se ha extendido a  ese algo la sobrevaloración. 

b) La castración ha quedado renegada (desmentida) y afirmada al mismo tiempo, el yo esta  escindido. 

c) Relacionado con lo anterior, se ha producido una transformación (realización de deseos): lo  que era una ausencia (el falo) ha quedado transformado en presencia, el fetiche. 

La diferencia principal que Bleichmar señala entre la represión y la renegación  (desmentida) sería que la primera actúa contra la demanda pulsional y la segunda contra la  percepción. 

En la represión el inconsciente sabe de la realidad, la consciencia no, y ésta solo conoce  elementos que se le aparecen como desprovistos de sentido. La represión se ejerce sobre la  representación de la realidad, nunca sobre la realidad misma. 

La renegación es el reemplazo de una realidad por otra no cualquiera sino la recíproca.  Este sustituto recíproco sin embargo no tiene cualidad sensorial, no es una alucinación, sigue  estando a nivel de la consciencia. La renegación consiste en el rechazo de una representación a  través de una afirmación de la opuesta. No se rechaza la percepción sino que la suplanta por  otra. El fenómeno mismo del reemplazo es la renegación. La presencia de una creencia  implicaría la renegación de la otra.  

La renegación implica una escisión del yo que no se define por ser exclusivamente entre  consciente e inconsciente, sino que puede serlo entre ideas inconsciente o ideas conscientes. 

LAPLANCHE Y PONTALIS 

Renegación/Verleugnung

Utilizado por Freud como modo de defensa consistente en que el sujeto rehusa  reconocer la realidad de una percepción traumatizante, principalmente la ausencia de pene en  la mujer. Este mecanismo fue especialmente invocado por Freud para explicar el fetichismo y  las psicosis. Lo relaciona con la angustia de castración. Freud comienza a utilizar este término  en sentido más específico a partir de 1924. Lo atribuye tanto a la niña como al niño, conviene  hacer observar que Freud relaciona este proceso con el mecanismo psicótico, proceso que no  parece raro ni muy peligroso en la vida psíquica del niño, pero que en el adulto, constituirá el  punto de partida de una psicosis. 

Las dos actitudes del fetichista, renegar la percepción y reconocer la carencia, persisten  toda la vida una junto a la otra, sin influenciarse recíprocamente. Esto puede llamarse escisión  del yo. 

SOL APARICIO 

De la verdrängung a la forclusión 

Lo reprimido, lo rechazado y lo renegado: 

El problema de la psicosis en los escritos de Freud. 

Freud en su intento de elaborar términos teóricos que diferencien la neurosis de la  psicosis, centra su esfuerzo en definir un mecanismo análogo al de la represión. Así fueron  surgiendo proyección, abolición, rechazo, renegación. 

Renegación utilizada primero para designar el mecanismo psicótico, adquiere luego definición  precisa referida con el problema de la castración, a través de la siguiente formulación:  “Preguntémonos cual puede ser el mecanismo análogo a una represión x el cual el yo se separa  del mundo exterior”. Da dos nombres a este mecanismo análogo: rechazo y renegación. Por lo  tanto agrega al campo de la neurosis y psicosis el de la perversión, referido al problema de  castración (angustia de castración). 

En el estudio sobre el fetichismo da una definición acabada: “el niño rehusa reconocer  su percepción, porque reconocerla lo llevaría a aceptar la posibilidad de su propia castración, y  añade que el “proceso defensivo no implica en este caso una anulación de la percepción” (cosa  que resulta del rechazo psicótico), sino mas bien una acción sumamente enérgica para mantener  renegada una percepción que sigue presente. Paradójica coexistencia de una antigua creencia  con un saber que ha venido a desmentirla. De dicha coexistencia de dos vías opuestas se llega a  la noción de escisión del yo, que no se presenta solo en este mecanismo. 

Se diferencia de la psicosis en que es una defensa que no logra sino a medias su  objetivo; aunque el fetichista no reconozca la ausencia de pene en la mujer tampoco afirma  haberlo visto, y no solo no lo afirma sino que crea un sustituto, aceptando así que está al tanto  de la falta. El niño no alucinó un pene donde no lo había, solo realizó un desplazamiento de  valores ayudado por el mecanismo de la regresión. 

RAFAEL MOSES 

Rev. de psicoanálisis - Tomo XLVI, Nº 1. Pág. 13 (enero-febrero 1989) 

La desmentida en los adultos no psicóticos 

Habla de desmentida en los adultos no psicóticos e intenta describir algunos de sus  aspectos adaptativos y no adaptativos. 

Freud (1927) en relación al fetichismo señala que coexisten dos percepciones de material  amenazador: una es exacta pero inconsciente o no del todo consciente, la otra, la desmentida  que contradice la realidad y resulta menos dolorosa y amenazadora. Dada tal disociación  existen dos posiblidades: la desmentida puede ser tan completa que no exista ninguna  percepción consciente exacta a la realidad que es necesario evitar, ó la desmentida puede ser 

parcial de modo que a consecuencia hay una percepción consciente o parcialmente consciente  de la realidad amenazadora. 

El mecanismo de desmentida es al comienzo primitivo en tanto lo utilizan los niños en  una fase temprana. Se trata de una defensa que tiene su origen en los esfuerzos de un niño por  librarse de percepciones displacenteras del mundo exterior. Para el niño la desmentida es muy  adecuada y adaptativa, mientras que, en el adulto su uso para muchos autores es una  indicación de considerable psicopatología, ya que implica una prueba de realidad  distorsionada. Freud en 1930 acepta que la desmentida también constituye un mecanismo  normal en los adultos. 

Habla de distintos empleos de la desmentida y aclara que cuando se utiliza en forma  limitada es un mecanismo muy común en los adultos. 

En estos una desmentida más amplia se ve activada por una realidad externa  particularmente amenazadora y peligrosa para la propia existencia física o psicológica. Esta  desmentida no parece la misma forma primitiva de la desmentida empleada en una etapa  temprana ó en individuos psicóticos o fronterizos. Esta versión adulta de la desmentida actúa  sobre todo en personas no muy perturbadas; su activación es inconsciente y apunta de manera  principal, sino exclusiva a la realidad externa. 

La realidad externa y la interna están siempre y necesariamente interrelacionadas. En una persona más perturbada y en un niño pequeño, los mecanismos primitivos  predominan y así la realidad interna domina la externa. 

En el adulto menos perturbado la realidad externa sirve como estímulo de los conflictos  internos. Los dos niveles de percepción coexisten. 

La desmentida tiene altibajos, que se producen cambios a lo largo del tiempo con  respecto a lo que se desmiente y a la medida en que se lo desmiente. 

Como uso adaptativo de la desmentida podemos encontrar que frente a un peligro  extremo para la vida o la integridad física, parecería que el hombre necesita desmentir ese  peligro externo para poder seguir funcionando con eficiencia. En esta forma de desmentida lo  más notable es la falta de percepción por parte del soldado del peligro al que está expuesto. Sin  embargo en los soldados persistía la impresión de que podían resultar heridos o muertos. 

Una forma muy acentuada de desmentida en los soldados es cuando hacen uso  excesivo de los sentimientos de omnipotencia, en un intento por apartar la realidad peligrosa. 

OCTAVE MANONI 

La otra escena: claves de lo imaginario 

Relaciona la problemática de la desmentida con el tema de la creencia. Considera que  ante todo lo que es repudiado es el efecto que una realidad inflige a una creencia. 

Manoni distingue cómo se observa este mecanismo en el niño, en el adulto neurótico, en  el fetichista, en la situación analítica, etc. 

Destaca muy especialmente la función del crédulo, necesaria para el sostenimiento de  una creencia que de otro modo sería destituída por la percepción de la realidad Resume el mecanismo de la desmentida con la fórmula : "ya lo sé...pero aún así" 

Definición operativa de desmentida 

¿A qué nos referimos cuando hablamos de una definición operativa? 

Si definimos la desmentida como un mecanismo por el cual el sujeto rehusa aceptar la  realidad traumatizante de la ausencia de pene en la mujer, nos encontramos con la necesidad de 

definir qué entendemos por "ausencia de pene en la mujer". Si traducimos "ausencia de pene en  la mujer" por "castración" nos encontramos con enormes diferencias en los textos freudianos  acerca de lo que debemos entender por castración. Y las dificultades aumentan cuando tenemos  que ubicar la "castración" en un caso clínico concreto. 

Si en cambio analizamos las afirmaciones de Freud sobre desmentida y aislamos sus  ejemplos analizando sus aspectos formales, obtenemos una serie de elementos que se repiten en  casi todos los casos. 

Elementos para una definición operativa del mecanismo de defensa: DESMENTIDA 

Del seguimiento del concepto en la obra de Freud, obtuvimos las siguientes  conclusiones: 

Hay desmentida cuando se produce: 

a) Una afirmación, seguida de una preposición adversativa ( pero, mas, aún así, etc) y luego una  negación ó desvalorización de la afirmación inicial, o una afirmación contradictoria. 

Ejemplo :  

"(Sí, sucedió tal cosa) ,  

(pero)  

(no tiene ninguna importancia) o (también sucedió tal otra cosa opuesta a la primera)” 

b) Una afirmación "1" , seguida de una preposición adversativa, luego una proyección y  finalmente una afirmación "2".  

Ejemplos:  

" (sí, yo hice tal cosa) ,  

(pero)  

(fuiste vos)  

(el que me dijo que lo hiciera)" . 

Paciente que le dice a su analista: 

"( Esto es efectivamente así ) 

(pero) 

( Se le ocurrió a usted ) " 

c) Aparición de un prejuicio que desmiente una percepción. 

Ejemplo :  

Freud se refiere a las teorías sexuales infantiles : "Si el varoncito llega a ver los genitales de una  hermanita, sus manifestaciones evidencian que su prejuicio ya ha adquirido fuerza bastante  para doblegar a la percepción” (...) “Ella tiene...pero todavías es chiquito; claro es que cuando  ella sea mas grande le crecerá”. (Freud, S. : “Sobre las teorías sexuales infantiles”, 1908) 

d) Afirmación de la castración o del afecto seguida de una acción compensatoria que desmiente  la castración ó......afirmación de una creencia compensatoria (poder divino) que la desmiente.  

Ejemplo:  

"Estoy desprotegido/a, lo que me hace sentir desconsuelo. Pero como existen los poderes  protectores infantiles (Dios me ama) desmiento el desconsuelo.” 

e) Aparición de un elemento "x" (fetiche, doble) - que implica por el mismo hecho de su  existencia - la desmentida de un elemento "y" (castración, muerte)

Aquí se introcude una variante, porque no es necesario el pero . La desmentida se infiere  producto de una construcción teórica, a partir de la aparición del elemento "x". 

Ejemplo:- Ante la presencia de un fetiche, inferimos que hay desmentida de la castración.- Ante  la presencia de un doble, inferimos la posibilidad de que se esté desmintiendo la muerte f) Ignorancia o no aceptación de una realidad basándose en una creencia que se sostiene o se  acompaña de un comportamiento"como si".  

Ejemplo :  

Es el caso de los pacientes cancerosos o terminales que desmienten su enfermedad sin negarla.  La desmienten con su comportamiento, que es "como si no estuvieran enfermos" aunque  racionalmente aceptan su padecimiento. También se puede observar en el paciente infartado  que fuma o sigue hiperactivo, aún aceptando la gravedad de su situación. 

g) Registro de una realidad, seguido de acciones que la "hacen desaparecer"  

Ejemplo :  

(Freud cita el Romance-lamento “! Ay de mi alhambra ¡” en el que el rey Boabdil mata al  mensajero y quema las cartas que lo notifican de la pérdida de su reinado) 

h) Creencia previa o básica en función de la cual o cuya consecuencia es la ignorancia, no  aceptación o rechazo de una realidad  

Este mecanismo sigue el siguiente esquema: 

Creo que sí, por lo tanto ignoro que no 

Creo que no, por lo tanto ignoro que sí 

Para ignorar a veces hace falta un no, que es una negación.  

Eso quiere decir que la desmentida es un mecanismo abarcativo que requiere  herramientas, como por ejemplo la negación, las acciones, los productos sustitutivos (fetiches) ,  etc.  

La negación formando parte de la desmentida, se diferencia de la negación propiamente  dicha, en que en el primer caso la negación viene acompañada de una afirmación contraria  conciente. El sujeto que dice: "- no soy homosexual" está ignorando su homosexualidad pero sin  aceptarla simultáneamente . En cambio el que dice "esto no puede ser cierto" pero sabiendo que  es cierto, está haciendo una desmentida. La negación en este último caso está tratando de  ignorar aquello que obstaculiza un sistema de creencias que afirma otra cosa. Así, es una  negación que actúa sobre una percepción o un conocimiento del cual se rechaza , mas que la  percepción o el conocimiento en sí, las consecuencias que esa percepción o conocimiento  producirían en contra de una creencia previa. 

i) Realización de un acto seguida de una preposición adeversativa - pero - y luego una  creencia que desmiente el acto. 

Ejemplo:  

Tomo conocimiento que he desvirgado a una mujer, pero inmediatamente afirmo que  es una heroína, la rodeo de atributos fálicos o la describo como castradora o mas fuerte que los  hombres, etc. 

Freud sostiene que la fantasía de asesinato del padre (Moises) es desmentida con la  posterior creencia en Dios. 

j) La desautorización ( de la percepción o de sus consecuencias) - es complementada por - el  simultáneo reconocimiento de la percepción o de sus consecuencias.

Aquí la desmentida se deduce de una escición del yo.

sábado, 14 de mayo de 2022

La desmentida: ¿Es ante la diferencia sexual.... o la diferencia generacional?

Cuando hablamos del fetichismo, sabemos que lo que está en juego es el atribuir un falo a su madre, que hace que el fetichista se defiende de sus miedos de castración. El niñom como lo señaló Freud en "El sepultamiento del complejo de Edipo" ( 1924). tiene únicamente "representaciones" muy imprecisas de lo que constituye el comercio amoroso satisfactorio, pero sabe que en este el pene desempeña un papel. Aún así queda un asunto: ¿Dónde ubicar la castración de la madre?

Dice J anine Chasseguet-Smirgel, en "El ideal del yo. Ensayo psicoanalítico sobre la «enfermedad de idealidad»" p. 36: 

Joyce McDougall. cuyos notables trabajos han hecho progresar mucho nuestros conocimientos de la estructura perversa, pone el acento sobre el papel de la integración de la diferencia de los sexos en nuestra aprehensión de la realidad en general, y sobre la desmentida de que ella es objeto en el perverso. Esta tesis no es nueva. pero lo que la autora destaca -y que coincide plenamente con mis propias conclusiones- es que la visión de los órganos genitales femeninos desprovistos de pene no es sólo terrorífica porque- confirme la eventualidad de la castración, sino también porque la falta de pene en la madre obliga al niño a reconocer el papel del pene del padre y a no negar más la escena primitiva (McDougall. 1971).

Pienso, en efecto, que la roca de la realidad no consiste sólo en la diferencia de los sexos sino en lo que le es absolutamente correlativo, como la otra cara de una misma medalla: la diferencia de las generaciones. La realidad no consiste sólo en que la madre es castrada: la realidad consiste en que la madre tiene una vagina que el pene del varoncito no podría colmar. La realidad consiste en que el padre tiene un pene y prerrogativas que no son sino virtuales en el pequeño. La negación de la ausencia de pene en la madre recubre la negación de la presencia de su vagina. La visión de los órganos genitales femeninos es tan "traumalizante" porque enfrenta al varoncito con su insuficiencia lo obliga a reconocer su fracaso edipico; un fracaso al que Catherine Parat se ha referido luminosamente en su trabajo sobre .. L'organisation oedipienne du stade génltal .. (Parat, 1966).

miércoles, 22 de enero de 2020

La pulsión no es la perversión.


Por Alma Barrera
Podemos pensar que lo fundamental de la pulsión es que el sujeto no está aún colocado en ella, mientras que lo que define al perverso como sujeto es su localización como objeto “a” a nivel del fantasma. Desmiente así, a la vez que reconoce, el valor de la castración. Es así como Lacan propone que “la pulsión no es la perversión”. En esta diferencia conceptual, de enormes consecuencias para la clínica, se propone avanzar este trabajo.


      En Tres ensayos de teoría sexual, Freud analiza la sexualidad en las perversiones, indicando que hay un carácter anómalo en la sexualidad del ser humano. Establece allí una ruptura entre la sexualidad del animal y la humana, y señala que la sexualidad en buena medida está desligada de la función reproductora, y que en ésta no hay ninguna posibilidad de complementariedad. La razón fundamental se debe a que la sexualidad en el ser humano —un ser hablante— está inscripta en el campo del lenguaje desde su nacimiento. Debido a ello, el lenguaje trastorna todas las necesidades biológicas, cerrando el camino a una satisfacción enteramente natural. 



         El lenguaje, en tanto que pre-existe a todas las necesidades, se inscribe en el registro de la palabra, que se expresa en la demanda. La demanda implica que toda palabra tenga como efecto una pérdida de satisfacción respecto a la necesidad. Esta pérdida depende del todo de su carácter siempre equivoco, en la medida en que el significante puede significar algo más. No hay un lazo unívoco entre el significante y el significado, ya que la simple articulación de la palabra produce una discordia entre éstos. El significante no es idéntico a su significado, ya que no puede significarse a sí mismo. Por tanto, hay una estructura de discordia fundamental que establece como Ley: eso jamás. El significado, por su parte, se desliza bajo el significante para significar otra cosa: pero aún así. Aquí se ubica la causa del fracaso de la demanda, fracaso que resulta de la división del sujeto entre lo enunciado, lo que demanda, y la enunciación, lo que está más allá.


         En Subversión del sujeto y dialéctica del deseo, Lacan afirmará que “el deseo se esboza en el margen donde la demanda se desgarra de la necesidad: margen que es el que la demanda, cuyo llamado no puede ser incondicional sino dirigido al Otro” (1). En el punto donde la demanda fracasa surge el deseo, que no es sino la huella, la marca, de una pérdida de satisfacción. A partir de esto, se puede decir que el deseo se articula no sólo con aquel resto insatisfecho que se produce —lugar donde el sujeto queda dividido por la imposibilidad de una satisfacción—, sino también con una parte de la estructura del lenguaje que se designa como lo imposible de decir, el goce.



lunes, 15 de julio de 2019

Las locuras: concepto y clínica.


Apuntes de la conferencia de Damián Lopez, dictada el 5/06/2018

La clínica de la neurosis siempre remite a algo del orden de la pérdida. Entiendo que no hay un solo psicoanálisis, sino que está el psicoanálisis de cada quien, siempre y cuando pueda dar cuenta de él.

Desde los orígenes, las locuras interrogaron al psicoanálisis y están desde el punto de partida. Las locuras son un término general que luego se han ido particularizando. Se referían con locuras a todo lo que hacía referencia al desorden mental. La pregunta que me hago es por qué la psiquiatría dejó de hablar de las locuras. Bleuler unificó muchísimas manifestaciones clínicas de la esquifrenia para intentar dar con una descripción englobante. Voy a leer una breve cita de Bleuler, cuando hace su propuesta a partir de la esquizofrenia:

Hay también una esquizofrenia latente, y estoy convencido de que es la forma más frecuente (....). En esta forma podemos ver, en germen, a todos los síntomas y a todas las combinaciones de síntomas que están presentes en los tipos manifiestos de la enfermedad. Suscitan la sospecha de esquizofrenia personas que son irritables, extrañas, caprichosas, solitarias o exageradamente puntuales»

A partir de ese acto de nominación de alguien, que justamente tiene el poder de nominar y por eso tiene un discurso dominante, a partir de ahí se determina un diagnóstico. Hago una pequeña referencia a Colette Soler, psicoanalista francesa, que en su libro La querella de los diagnósticos dice que el diagnóstico es una injuria para el sujeto, porque viene aportado por el Otro; le es ajeno a él. Dice que así, el tratamiento analítico sería algo así como un pasaje de ese acto de nominación dado por el Otro a hacerse un nombre. Sería la forma que tendría cada quien de subjetivar aquello que podríamos llamar su patología. 

Estamos acostumbrados a pensar en una psicopatología que está conformada por una tripartición: neurosis, perversión y psicosis. Cabe pensar quién propuso esa tripartición. ¿Fue Freud? ¿Freud la tomó de la psiquiatría? ¿Freud propone esa tripartición así sin más? ¿Alcanza esa tripartición para dar cuenta todo lo que nos presenta la clínica? A veces se fuerzan los diagnósticos para que entre en alguna de las categorías. Las locuras es un concepto clínico que todo el tiempo señala el límite de  la tripartición neurosis, perversión y psicosis, poniendo en cuestión otros conceptos de la clínica. En general, hay consenso en esta tripartición, pero debemos habilitarnos a no consensuar tan rápidamente. De no hacerlo, se corre el riesgo de psicotizar al psicoanálisis. 

Psicosis y locura. Se suele hacer esta equiparación que quedó como resabio, dada por la psiquiatría como sinónimos. Los signos que se manifiestan en la clínica no dicen de qué estructura se trata. No por estar presente un delirio significa necesariamente que estamos frente a una psicosis. O porque haya algo del orden de una alucinación, que necesariamente sea una psicosis. Se puede delirar y alucinar también en las estructuras neuróticas. Por otra parte, esto no es complementario para las psicosis. En la psicosis no aparecen elementos de la neurosis: no hay síntoma neurótico en la psicosis. Y esto se debe a que hay operaciones de estructura que son fundantes, donde una permite a la otra pero no al revés. Me refiero a la represión en la neurosis y a la forclusión en la psicosis. La forclusión es excluyente, no permite que haya fenómenos represivos. 

Freud sacó a la histeria del campo de las psicosis. Además, toma algo que estaba olvidado que era la neurosis obsesiva y propone que comparte estructura con la histeria: ambas son neurosis y su determinante es la represión. Luego ubica otro campo que es el de la psicosis.  Voy a tomar unas pequeñas citas de un texto de Neurosis y psicosis (1924). En esto texto, diferencia neurosis de transferencia, psicosis y otro grupo, que son las neurosis narcisistas. Las divisiones están dadas por el conflicto entre instancias. Dice que en la neurosis el conflicto es entre el yo y el ello; en la neurosis narcisista el conflicto es entre el yo y el superyó; en la psicosis, el conflicto es entre el yo y el mundo exterior. Freud marca estas 3 modalidades de la clínica. Hacia el cierre del mismo trabajo, Freud dice:

"Las inconsecuencias, extravagancias y locuras de los hombres aparecerían así bajo una luz semejante a la de sus perversiones sexuales; en efecto: aceptándolas, ellos se ahorran represiones". 

Freud propone que aceptar las locuras implica un ahorro de represiones, es decir que para las locuras no es necesaria la represión. Tomemos esto como hipótesis. Este artículo concluye con una pregunta:

¿Cuál será el mecanismo, análogo a una represión, por cuyo intermedio el yo se desase del mundo exterior? Pienso que sin nuevas indagaciones no puede darse una respuesta, pero su contenido debería ser, como el de la represión, un débito de la investidura enviada por el yo.

Voy a adelantar algo: ese mecanismo análogo a la represión deriva posteriormente en el concepto de desmentida. Justamente por eso menciona a las perversiones, porque las desmentida es la operación preponderante no excluyente, pero sí preponderante en las perversiones. Acá Freud toma la desmentida para pensar que es el mecanismo preponderante en estos cuadros, como la represión lo es para las neurosis. 

Vayamos ahora Las neuropsicosis de defensa (1984). Hace mención a la Amentia de Meynert. Meynert fue un neurólogo que devino en neurocirujano y fue el primero en cuestionar el circuito de la hipnosis, a la que Freud se agregó. La psicosis de Meynert es también conocida como psicosis alucinatoria de deseo. Freud la despliega como un mecanismo de defensa mucho más eficaz que la represión de la neurosis. En este texto, Freud ubica que la neurosis es un mecanismo para resolver algo que se le presenta al sujeto y dice que hay algo que tiene aún mayor eficacia

Pregunta: ¿Eficacia para qué?
La instancia de la represión en la neurosis ayuda, pero no resuelve. El síntoma en la neurosis es un retorno de lo reprimido, es efecto de la represión secundaria. Se trata de una resolución de compromisos, conlleva a una satisfacción pulsional. La hipótesis es que si esto es así, habrá habido una represión originaria. La represión no es eficaz, actúa pero no resuelve. El síntoma es una solución de compromiso, que hace que haya satisfacción en el síntoma, pero hay satisfacción de más y se consulta a análisis porque hay padecimiento y se desconoce qué está pasando. El tema está en ver cómo las pulsiones, levantando la represión, sigan su recorrido o la senda que estaban teniendo y que no esté ligada a una representación reconciliada al yo. Pensemos en una operatoria que pudiera ser más eficaz que la represión, es decir, que no se produzca esta formación de compromisos: ahí es donde Freud piensa la psicosis alucinatoria de deseo. El caso conocido es el de la mujer que mece al leño porque perdió a su hijo. Ahí, el leño está exactamente en el lugar del hijo, no es “como si”. El caso que Freud da es el siguiente:

"Una joven ha regalado a cierto hombre una primera inclinación impulsiva, y cree {glauhen] firmemente ser correspondida. [...] Los desengaños no tardan en llegar; primero se defiende de ellos mediante la conversión histérica de las experiencias correspondientes, y así conserva su creencia en que él vendrá un día a pedir su mano; no obstante, se siente desdichada y enferma, a consecuencia de que la conversión es incompleta y de los permanentes asaltos de nuevas impresiones adoloridas. Por fin, con la máxima tensión, lo espera para un día prefijado, el día de un festejo familiar. Y trascurre ese día sin que él acuda, l-'asados ya todos los trenes en que podía haber llegado, ella se vuelca de pronto a una confusión alucinatoria. El ha llegado, oye su voz en el jardín, se apresura a bajar, con su vestido de noche, para recibirlo. Desde entonces, y por dos meses, vive un dichoso sueño cuyo contenido es; el está ahí, anda en derredor de ella, todo está como antes (a ni es de los desengaños de los que laboriosamente se defendía. Histeria y desazón están superadas; mientras dura su enfermedad, ni se habla de sus dudas y padecimientos de los últimos tiempos; ella es dichosa en tanto no la molestan, y sólo rabia cuando un decreto de su entorno le impide hacer algo que ella con total consecuencia derivaba de su beatífico sueño".

Subrayo “inclinación impulsiva”, porque esto es arborizado expansivamente.

Un beatífico sueño. Se trata de un sueño vivido sin oposición, característica que marcaría su diferencia con la paranoia. El delirio de la paranoia es más o menos sistematizado, pero el delirio es un recurso en la psicosis paranoica que genera estabilidad en la estructura. Es un delirio restitutivo, restituye una realidad. En la paranoia existe esto, pero la diferencia es que en la paranoia el delirio es siempre un fracaso porque el yo está permanentemente amenazado. 

"Esta psicosis, no entendida en su momento, fue descubierta diez años más tarde por medio de un análisis hipnótico [cf. pág. 48, n. 6]. El hecho sobre el cual yo quería llamar la atención es que el contenido de una psicosis alucinatoria como esta consiste justamente en realzar aquella representación que estuvo amenazada por la ocasión a raíz de la cual sobrevino la enfermedad". 

Es decir, no viene el muchacho, ella alucina que él viene y se comporta como si el muchacho estuviera allí con ella. Todo funciona bien mientras nadie le diga que eso no es así.

"El yo se arranca de la representación insoportable, pero esta se entrama de manera inseparable con un fragmento de la realidad objetiva, y en tanto el yo lleva a cabo esa operación, se desase también, total o parcialmente, de la realidad objetiva".

La realidad objetiva, en este caso, hay que pensarla como realidad en el lazo social.

"Esta última es a mi juicio la condición bajo la cual se imparte a las representaciones propias una vividez alucinatoria, y de esta suerte, tras una defensa exitosamente lograda, la persona cae en confusión alucinatoria". 

El mayor éxito puede ser entendido a partir de un beneficio obvio, porque la desestimación en sumamente eficaz al querer separar conjuntamente representación y afecto. En cambio en la represión hay un divorcio entre representación y afecto. Acá, la operatoria recae sobre la representación y el afecto. 

Pasemos a otro texto de Freud: Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños (1915). Dice, de la formación de la fantasía del deseo. 

"La formación de la fantasía de deseo y su marcha regresiva hasta la alucinación son las piezas más importantes del trabajo del sueño, pero no le pertenecen a él con exclusividad. Al contrario; se encuentran también en dos estados patológicos: en la confusión alucinatoria aguda, la amentia (de Meynert), y en la fase alucinatoria de la esquizofrenia. El delirio alucinatorio de la amentia es una fantasía de deseo claramente reconocible, que a menudo se ordena por entero como un cabal sueño diurno". 

Fíjense cómo está en juego el deseo: se realiza el deseo a través de la psicosis alucinatoria.

"Tengamos en claro que la psicosis alucinatoria de deseo —en el sueño o dondequiera— consuma dos operaciones en modo alguno coincidentes. No sólo trae a la conciencia deseos ocultos o reprimidos, sino que los figura, con creencia plena, como cumplidos".

O sea, el deseo se realiza. Ahora, vayamos a Lacan: él propone como su eje de lectura la obra freudiana. Propone además sus 3 registros: real, simbólico e imaginario. Dice que estos 3 registros ordenan todo lo que acontece en la subjetividad y diríamos que también se puede ordenar todo lo que acontece en la clínica. Uno piensa los eventos de la clínica desde los registros. Hagamos un pequeño repaso de los registros:

Lo real: lo que no cesa de no inscribirse. La apoyatura freudiana que tenemos para esto es lo reprimido primordial, el ombligo del sueño, el núcleo patógeno y el trauma, donde hay una fantasía en el lugar de un agujero. 

Lo imaginario: todo aquello que cierra por el lado del sentido. Cuando le pedimos a un analizante que asocie libremente, que rompa las amarras del sentido común, lo estamos invitando a que hable y que se genere un punto de inflexión. Lo imaginario tiende a la cerrazón del sentido. A veces los pacientes preguntan ¿Me entendés, no? Y no, no lo entiende, porque justamente si lo entendés estamos en este plano.

Lo simbólico: instala la legalidad de lo que es dicho. En el campo de lo simbólico operan las representaciones, que en Freud podemos decir que el cuerpo no es orgánico, sino que es un cuerpo que además del órgano está determinado por representaciones. 

Las locuras pueden abordarse en Lacan en el texto Acerca de la causalidad psíquica. Lacan en ese texto toma de Hegel el concepto de la inmediatez. La inmediatez, según Hegel, siempre convoca al semejante (Hegel dice la otra consciencia) y lo desconoce. Desconoce esta otra consciencia. Psicoanalíticamente, diremos que la locura desconoce al semejante. Esto es interesante por el concepto de narcisismo, porque podemos pensar el narcisismo como la constitución del yo, donde Freud habla del acontecimiento de un nuevo acto psíquico donde se constituye un yo. Existe la constitución del yo y esa constitución del yo, mientras se identifica con esa imagen, es que a partir de ese primer objeto se pueda pensar en los objetos que son a imagen y semejanza. Las imágenes que son a imagen y semejanza se incorporan; las que no, se expulsan. Concepto de yo - no yo. Y esta constitución concluye con las 2 primeras personas de la conjunción verbal: el yo se constituye en relación al “tu”. A esto hay que llegar, no se parte de ahí. Solo se llega a eso si y sólo si hay una mediatización simbólica. Sino, nunca va a dejar pasar primero a nadie en el subte, porque no va a tener registro del otro y lo avasalla. Uno piensa en qué violento que es, pero en realidad es que amenazado se siente que se tuvo que tirar de cabeza al asiento. El yo se constituye en relación a un tu. La inmediatez que menciona Lacan en ese artículo anula esa dimensión del semejante (Lacan lo toma del texto de Hegel de Fenomenología del espíritu: el loco desconoce a la otra conciencia). Las locuras desconocen la mediatización. 

En las locuras también están presentes las vías de la acción en lugar de la palabra. La palabra es la mediatización simbólica y la acción es la inmediatez. Pensemos en el pasaje al acto y el acting out en los estados locos. 

¿Conocen sujetos que no pueden no decir la verdad? En el campo de las neurosis, aprendimos que la verdad nunca puede decirse toda. La verdad puede decirse solamente a medias, la verdad es inaprensible y lo que vemos más a menudo es que esa verdad está escrita en otra parte: en las formaciones del inconsciente. Síntomas, el sueño… Cuando se dice la verdad, en algún punto se arrasa al semejante. Se trata de una verdad sin filtro, porque la verdad con filtro es la verdad que se dice al modo de lo que se puede escuchar. No se dice más que lo que el otro quiere escuchar. Acá tenemos otro vector para pensar esto que se llama estados locos.

La transferencia en la locura. ¿A qué lugar es convocado el analista? ¿Qué lugar para el analista si no hay lugar para el semejante? Porque quien posea una verdad, difícilmente consulte a un analista. Son pacientes que buscan la complicidad del analista, no habilitan a la faltaEsto que yo digo, ¿es o no es así?”. En el texto Algunos tipos de carácter descubiertos en el labor analítico Freud trabaja los que fracasan al triunfar, los que delinquen por sentimiento de culpa y las excepciones. Las excepciones son aquellos que están exceptuados porque sienten que la vida está en deuda con ellos. Al contrario de los que delinquen por sentimiento de culpa y los que fracasan al triunfar (no pueden asumir su deseo sin padecerlo), no hay sentimiento de culpa.

La propuesta lacaniana es binaria, en el sentido si hay represión o no, si algo se inscribe o no. Ordena muchísimo la clínica, indiscutiblemente, pero es difícil para esta lógica discontinuista tomar ciertos rasgos de la clínica que no entran dentro de las neurosis ni las psicosis. Las locuras interrogan permanentemente la psicopatología a la que estamos acostumbrados. La escuela inglesa, en este sentido, ha avanzado mucho, porque tiene una propuesta continuista: propone que todos tenemos núcleos neuróticos, núcleos psicóticos. Entonces, para la clínica kleiniana, podría haber pasaje de estructuras porque todos tenemos todo. Winnicott era un clínico sagaz, y tenía un discípulo que era Masud Khan. Él tiene un texto, Locura y Soledad. Entre la teoría y la práctica psicoanalítica. Para él no hay pacientes inanalizables, para él hay que hacerle frente. Debemos pensar cómo abordar el caso por caso. 

A él le derivan una paciente que había destruido el consultorio de la analista anterior. La paciente concurre puntualmente a la primera sesión, y cuando él le indica que se puede quitar el abrigo porque hace mucho calor, ella se niega, porque debajo sólo lleva su camisón, ya que no tuvo tiempo de vestirse. Masud Khan le dice de un modo firme pero amable, que si ella no puede distinguir la diferencia entre su dormitorio y el espacio analítico, no van a poder trabajar, de modo que interrumpe la sesión y le indica que la espera al día siguiente vestida como es debido.

Sabemos de los avatares del deseo. El deseo en la histeria es insatisfecho; en la neurosis obsesiva, postergado y en la fobia, prevenido. Pero imaginemos que hay un sesgo en la clínica donde el deseo es posible. En las locuras, el deseo queda realizado. Ahí podemos conjeturar cierta intervención del analista que el analista pueda hacer en los casos en que estos pacientes se las ingenian para dejar toda falta aparte. 

En estas manifestaciones, el punto del desconocimiento y el arrasamiento del otro es lo que hace padecer al sujeto. Pensemos también que la problemática también viene contada por otros. Son pacientes traídos por otros. 

Intervenciones que hacen de borde. Quizá la intervención de masud Kahn no sea eficaz, pero hay que apostar a establecer bordes. Pensemos que para que haya un desborde, tiene que haber un borde. 

Diagnóstico diferencial de locura con la perversión: En la locura aparece el atisbo subjetivo. Lo que comanda a la perversión es la no separación entre saber y goce: es un saber-gozar. El saber gozar lo posiciona de tal manera donde el otro es el que queda permanentemente en el lugar de objeto. En la locura se desconoce al otro, pero este otro no queda en el lugar de objeto de goce.