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sábado, 10 de septiembre de 2022

El hilo invisible: marcas de lo no dicho en la filiación en familias homoparentales

Por Lucas Topssian

Una de las conformaciones familiares actuales más interesantes, cada vez más frecuentes en la clínica, son las llamadas familias homoparentales, cuya proliferación ha sido facilitada por los adelantos biotecnológicos y el cambio de legislación en algunos países respecto a los derechos de población LGTBI. Son familias que, por su conformación, abren la brecha entre progenitor/a y padre/madre, relanzando viejas preguntas: ¿Qué es un padre o una madre? ¿Bajo qué pactos se fundan? Familias que, como cualquier otra, no escapan al sufrimiento como cualquier otra. Berenstein, en ese sentido, recalca que las parejas del mismo sexo deberán pasar también por las vicisitudes del vínculo, dificultades que tienen que ver con el trabajo arduo que propone la ajenidad. (1)

En este trabajo acompañaremos una de estas familias, tomada de la película “El hilo invisible”, para pensar temas tan frecuentes en la clínica como la filiación, los silencios y la infidelidad.



Paolo (52) y Simón forman una pareja italiana de hombres unida bajo la figura de “sociedad civil”, pronta a la celebración de su vigésimo aniversario. Ambos crían a su hijo de dieciséis años Leone, quien nació por subrogación de vientre en California a través de Tilly, una mujer estadounidense que ayudó a sus padres a traerlo al mundo y que todo este tiempo ha sido una presencia amorosa en sus vidas. Tilly tardó dos años en tener a Leone. Tilly, por su parte, tiene su pareja con quien vive en EEUU, Leroy. Leone se encuentra haciendo un documental sobre su familia para el secundario, con especial acento sobre los derechos de filiación por parte de parejas del mismo sexo. A los 15 años de Leone, el alcalde transcribe la partida de EEUU donde figura que ambos son sus padres.

La película nos muestra que esta familia ha vivido una vida relativamente común, ocupada en sus asuntos cotidianos, donde la pareja parental sólo discutía por temas “normales”, según ellos. Simón administra un restaurante (que Paolo es dueño) y además es sommelier. Guarda en la casa una colección de vinos. Para poder criar a Leone, ambos debieron hacer sacrificios: Paolo le pidió a Simón que abandonara su doctorado, a lo cual éste último accedió. Paolo, por su parte, se puso a trabajar vendiendo cocinas y renunciando, según él, a ser un gran arquitecto.

En este tipo de familias, los lugares y las funciones de “madre” y “padre” se reparten obligatoriamente entre ambos “patrés”, plural de pater, como Berenstein menciona haciendo mención a la institución romana y medieval. Es interesante que no solo Berenstein, sino la psicología en general, han propuesto históricamente al padre como una figura mediadora o tercera interdictora entre el hijo y su madre (2). Poco se suele teorizar acerca de qué hace un padre por su cuenta, en qué medida está implicado su deseo, su cuerpo.

La novedad.

La noche anterior al vigésimo aniversario de la pareja, Paolo descubre, revisando por primera vez el celular que su pareja se había olvidado, que Simón lo ha estado engañando durante dos años con Riccardo. Encontramos aquí una novedad, es decir, ese evento imprevisto, dispar entre el evento y el recuerdo, fundadora de un nuevo tiempo y espacio para la familia (3). Este evento coincide con que Leone (17 años) comienza a salir con su primera novia. Como en todo evento, a los sujetos les toca hacer con esto que se presenta, no sin incertidumbre. Ahí se puede ubicar las dimensiones de Berenstein acerca de la semejanza, ajenidad y la diferencia. Paolo se encuentra con eso y se topa con la ajenidad, donde al otro se lo desconoce y también a él mismo en esa versión que aparece.

Paolo inmediatamente acude y le cuenta el hallazgo a su hermana, quien lo calma y le responde que en lugar de Simón, ella se hubiera ido hace tiempo de su lado porque desde que Leone nació, no pensó en otra cosa que en “comida para bebés, pañales, pediatras y vacunas, cursos de inglés, de chino, la escuela…”. Ella le pregunta por la sexualidad de la pareja y Paolo responde que hace años que “Eros se fue de vacaciones” y que la pareja se sostenía desde otros pilares, “como el amor”. La hermana le resalta que hace tiempo que Paolo no mira a Simón a los ojos, que no le pregunta cómo está, qué piensa, lo que teme. Paolo se justifica diciendo que no tienen tiempo.

Un dato para observar es que la infidelidad comienza justo para la época en que el alcalde transcribiera el acta de nacimiento de Leone. Es lícito preguntarse, si no hipotetizar, si ese obstáculo legal no tenía que ver con el flujo posibilitador para la emergencia del querer estar juntos. Desde “Psicología de las masas…” reconocemos bien la cohesión del grupo mediante la identificación a un ideal, a la vez que la experiencia de lo extranjero, de lo otro, mantiene la aspiración al universal implícita en las identificaciones simbólicas. En ese sentido, Bernard Nominé lo resume diciendo que “nada une más a un grupo como un buen enemigo común. Cuando el enemigo común desaparece la cohesión del grupo resulta amenazada(4)

Por otra parte, la infidelidad se descubre en el momento de salida de exogamia de Leone, quien se encuentra saliendo con su primera novia y relación sexual. Ubicamos aquí una reformulación del el contrato narcisista, según Kaes, que es aquel que asigna a cada sujeto un cierto lugar en el grupo y que para P. Castoriadis-Aulagnier“incluye los ideales y los valores; transmite la cultura y la palabra de certeza del conjunto social(5) Es la adolescencia de Leone lo que encuentra la falla el contrato, trastocando la triple función del contrato narcisista: asegurar un origen, establecer una continuidad, asegurar al niño, en contraparte de su investidura del grupo. Leone reclama un nuevo lugar y eso no es sin una modificación en la dinámica familiar. Se debe tener en cuenta que el contrato narcisista mantiene una temporalidad de proyecto y de futuro para el grupo, de manera que tal evento también afecta a los padres.

La reconfiguración de dicho contrato que pone a jugar en cada sujeto el posicionamiento subjetivo en relación a la filiación y si habilita en los difentes actores una permutación simbólica que dirija a la exogamia.

La infidelidad de la pareja, no necesariamente rompe el contrato narcisista tampoco, sino que lo pone a trabajar. La crisis emerge en la pareja y  ahí se lanza el conflicto que los llevará a ver cómo lo resolveran. La infidelidad puede ser un acting dirigido al otro, en ese olvido del celular. Muchas veces la infidelidad no tiene que ver con una cuestión de deseo, puede ser una venganza, una respuesta al miedo a sentirse atrapado en un vínculo, un modo de recuperar una complicidad perdida,un refugio narcisista. También habrá que ver qué lugar tiene ello en el plano de la fantasía de la pareja..

Paolo confronta a Simón frente a toda la mesa por su infidelidad. Simón, enojado porque su pareja violó su intimidad y le leyó los mensajes, se va de la casa decidido a separarse. Entre ambos ocurre una pelea a los gritos y Simón finalmente se va de la casa.

Ocurre una seguidilla de venganzas cruzadas: Paolo rompe una foto de la pareja; descorcha y tira por drenaje la colección de vinos de Simón. Cuando Simón y Riccardo van a buscar sus cosas sin avisarle a Paolo, descubre las botellas vacías de su colección de vinos, lo que lo hace enojar. En represalia, él le destruye a Paolo un estimado traje de Prada. Más tarde Paolo nota y llora por su traje destrozado. Paolo contraataca e intenta vender el restaurante que Simón administra. Su hijo lo ve y trata de reconfortarlo, a lo que él le pide que no vea más a su otro padre, pero Leone trata de mantenerse al margen. Lo que detiene la seguidillas de venganzas es el hecho de que Simón y Paolo son citados por su abogado y allí se enteran que la Corte ha fallado en contra de la doble parentalidad de Leone. En Italia rige el principio ius sanguinis, y la ley les pide volver a un estado anterior y pruebas para determinar quién es el progenitor (por ejemplo, un ADN), cosa que ellos ignoran porque no habían querido saberlo cuando hicieron la subrogación. El abogado les advierte que la Justicia puede, en favor del menor, obligarlos a tal prueba.

Aquí encontramos una especificidad en este tipo de familias, que cuestiona la idea de que la pertenencia al parentesco que los hace parientes esté necesariamente determinada por el vínculo de sangre y “lo natural”, conforme a la definición de familia que también menciona Berenstein. En realidad, esta manera de pensar data de la Grecia del siglo V a.C, según Eric Dodds, donde a partir de las invasiones jónicas apareció la idea de la transmisión de las enfermedades por la sangre, como así también la familia vinculada por la sangre (6). Surge también la figura de familia condenada como se ve, por ejemplo, la vemos en la tragedia de Edipo y Antígona. Hasta entonces no existía la idea de “culpa de sangre” en sentido estructural, sino que la culpa era algo individual respecto a los otros.

Si bien Berenstein también ubica para la época estructuralista los lugares familiares de padre, madre, hijo y el tío materno, en este caso encontramos otra figura, que en la película es “la dede”: la mujer que gestó el embarazo (que no es quien puso el óvulo). Se trata de las subrogadas, gestantes, ó portadoras (“carrier”). Tanto en la película como en las familias homoparentales reales que se pueden ver en la clínica, se escucha que estas mujeres muchas veces conservan una relación más o menos estrecha con la familia, aún después de haber dado a luz. En este trabajo no se hará sino más que plantear la pregunta por qué lugar tienen estas mujeres.

Una de las preguntas frecuentemente formuladas en los análisis por los pacientes que constituyen este tipo de familias es qué y cómo transmitir el relato del origen a su descendencia, ya que el proceso de fertilización asistida es de por sí complejo y requiere la participación de diversas personas. [CZ3]  La GS (gestación subrogada) es de gran complejidad e introduce elementos como el dador de los gametos, el gestante y las figuras de crianza. Además, la clínica muestra que no faltan las comparaciones con las parejas heterosexuales, en el sentido que las parejas suelen plantear que falta una madre, sobra un padre, en lugar de plantear que la familia “es así”.  En la familia del caso que estamos analizando, lo que vemos es que hasta ese momento, la familia se manejaba con la siguiente máxima: “El ADN y la sangre no une a la familia, sino el amor y la sinceridad”. Se trata de un pacto denegativo, que implica una restricción al saber. Para lograrlo, en su momento, ambos hombres habían mezclado su semen en lo que ellos llamaban “cóctel” y haciendo silencio respecto al asunto.

El pacto denegativo es una formación inconsciente bifásica que mantiene la ilusión de que el vínculo se burla de la negatividad radical, siendo un pacto que se hace sobre el no-vínculo. Tal acuerdo se hace sobre los mecanismos de represión, desmentida o rechazo. Estos pactos, según Kaës, sirven para la conformación del vínculo y también como modalidad defensiva (7). El caso nos deja ver un pacto formado a la manera de la desmentida, en tanto el conocimiento sobre la filiación de Leone es activamente rechazado. Cumple con la fórmula “Yo sé que, pero aún así…”. Este tipo de pactos, por otra parte, mantienen al hijo excluído de parte de su propia historia.

Roto el mencionado pacto de ignorancia sobre la filiación de Leone, comienza entre los padres una batalla por el ADN, pues cada uno afirma ser el progenitor de Leone en base a los parecidos, los gustos, la personalidad de Leone. Riccardo convence a Simón de tomar pelos del cepillo de pelo de Leone para obtener una muestra y así anticiparse al resultado del ADN, sin Leone saber nada de esto. Paolo secretamente también realiza por su cuenta una prueba de ADN.

Por separado, ambos descubren que no son los progenitores de Leone, pero creyendo recíprocamente que el otro lo es. Comienza una etapa de “paz”: Simón le compra a Paolo un traje nuevo, Paolo le cede el restaurante a Simón. Hablan de lo que han logrado juntos con la crianza de Leone, de lo importante del respeto. Incluso hablan de un régimen de visitas. Pero conforme la charla avanza, ambos se dan cuenta de la realidad: ninguno de los dos es progenitor de Leone.

Ambos confrontan a Leone con los resultados, pero éste se enoja al darse cuenta que lo hicieron sin su consentimiento, recordándoles lo que siempre le han dicho sobre el ADN, el amor y la sinceridad. Los padres terminan confesando que ninguno es su progenitor. Leone huye de la casa, se toma unas pastillas, escala una palestra sin protección y cae desde lo alto sobre unas colchonetas, quedando inconsciente. Es llevado a un hospital por sus amigos.

Los padres rápidamente aparecen, junto con la tía, quien le aclara que lo del ADN no cambia el hecho de que ellos sean los padres. Tilly, la gestadora subrogada, se hace presente y al ser confrontada, ella confiesa que ante el séptimo embrión que a ella le habían implantado, la mujer temía que tuvieran que volver a empezar. Ella confiesa haberse acostado una vez con su ex marido, Stephen, pese a que el médico le dijo que no lo hiciera. Tilly ya tenía tres hijos con él. Al quedar embarazada supuso que el embrión implantado había sobrevivido, aunque siempre dudó de eso y no lo dijo para conservar la alegría de Paolo y Simón y porque ella sintió que ellos lo deseaban. Ella le dice a Leone que sus padres hicieron de él quien es, no ella ni Stephen. Leone los perdona a todos.

La respuesta sobre el origen de Leone llega: su progenitor es Stephen, a quien no conocerá por haber él fallecido unos años antes. Paolo y Simón logran, con su abogado, adoptar a Leone. Leone cuenta, en un video, que pasa los días viviendo con un padre o con el otro, que no han vuelto a juntarse. Leone rescata el amor que ambos padres le tienen a él y que siempre serán una familia.

Marcas de lo no dicho

Se puede formular la pregunta de si todo el proyecto escolar de Leone de hacer un documental de la familia no se motorizaba a partir de una marca silenciada. Por otro lado, el accidente de Leone se trata de una situación grave que en la clínica podemos catalogar de pasaje al acto, motivada ante una gran angustia, como Lacan señala en el seminario X.

En los casos donde la patología de ciertos sujetos no estuvo marcada por ningún trauma grave en su propia vida, se vuelve necesario revisar los traumas de las generaciones anteriores. ¿Por qué? Si bien el concepto de repetición que Freud menciona en “Recuerdo, repetición y elaboración” (8) se refiere a la tendencia del paciente a repetir una experiencia pasada de su propia vida con un acto, en vez de recordarla, la repetición puede darse también en la generación siguiente, es decir en los hijos o en los nietos. De esta manera, por ejemplo, un hijo puede incorporar ideales y valores de los padres, ó montos de afecto no procesado, que deberán ser ligados de alguna manera.

En Tótem y Tabú leemos que “…habremos, pues, de admitir que ninguna generación posee la capacidad de ocultar a la siguiente hechos psíquicos de cierta importancia(9)

Tisseron aporta que lo indecible, de la primera generación, pasa a ser innombrable a la segunda e impensable en la tercera. (10) El resultado son marcas ausentes de pensamiento, marcas de lo no dicho que tienen que ser tenidas en cuenta al pensar el padecimiento, sobre todo en aquellos no mediatizados por la palabra, que son las patologías del acto.

En cuanto a los secretos, por un lado Piera Aulagnier los relaciona con la estructuración de la vida psíquica, en tanto es posibilidad de crear pensamientos ajenos a la mirada del otro. Dice:

El derecho a mantener pensamientos secretos debe ser una conquista del Yo, el resultado de una victoria conseguida en una lucha que opone al deseo de autonomía del niño, la inevitable contradicción del deseo materno a su respecto(11)

J. Puget, sin embargo, nos habla de otra vertiente del secreto, que no tiene que ver con la subjetivación: “Algunas familias quedan estructuradas en torno a secretos grupales que deben conservarse definitivamente silenciados. La consigna tácita es que sus miembros nunca deben referirse a lo que saben y menos aún a pensarlo o decirlo todos juntos. Fantásticamente se evita así la desintegración familiar que se produciría al difundirse algún hecho penoso o vergonzoso” (12)

En el caso, encontramos un secreto referido a la filiación, donde Leone queda desubjetivado, Ilustrado en el caso como un pasaje al acto que expulsa al joven de la escena; con la suerte de poder armar otra. También podemos pensar en lo no dicho referido a los orígenes de la filiación, filiación que sí está operando en ese hijo con los padres,  pero que indudablemente queda afectada por la desmentida que funcionaba en la trama familiar, sumado a la figura del secreto.

 Recordamos, para concluir, que el Edipo no es otra cosa que la introducción un sistema de parentesco es una estructura simbólica en la cual se introduce y comprende la sucesión de las generaciones, la comprensión de la muerte y el acceso a simbolismos más grandes que lo introducen en otros grupos sociales.

 

Por otro lado, el caso nos ha dejado diferenciar la mentira sostenida en un pacto de pareja (un engaño) que la mentira que involucra a un hijo en un pacto de silencio sobre su filiación.

Bibliografía

(1)Berenstein I (2007)., Del ser al hacer. Curso sobre vincularidad. Paidós)

(2) Ibid, p.100.

(3) Ibid, p. 75.

(4) (Nominé, Bernard (2008) “Estructuras clínicas y salud mental. Memorias” En Cap. 1. La secta: un fenómeno)

(5) Kaes, R. Conferencia del 16 de abril 2007. El malestar del mundo moderno, los fundamentos de la vida psíquica y el marco metapsicológico del sufrimiento contemporáneo.)

(6) Dodds, E (1951) “Los griegos y lo irracional”

(7) Kaes, R. - El pacto denegativo en los conjuntos trans-subjetivos - Rene Kaes. Amorrortu editores)

(8) Freud, S. “Recuerdo, repetición y elaboración” (1914) A. E., XIV.)

(9) Freud, S. “Tótem y Tabu”. (1912) Obras Completas Tomo XIII. Amorrortu Editores. 1979)

(10) S. Tisseron. Las imágenes psíquicas entre generaciones. 1995. En El psiquismo ante la prueba de las generaciones. Amorrortu editores.)

(11) Piera Aulagnier “El derecho al secreto, condición para poder pensar”, en “El sentido perdido”, Ed. Trieb, 1980)

(12) Janine Puget y Leonardo Wender “Los secretos y el secretar” en revista Psicoanálisis ApdeBA. Vol. II)

martes, 23 de noviembre de 2021

La pregunta por el padre del nombre y la filiación

Es frecuente que en algún momento el analizante se pregunte acerca de quién eligió y quién le puso el nombre de pila, el que carga de buena o de mala gana. De la pregunta por el padre del nombre se puede ir a la pregunta por la filiación, es decir: por la persona de la que se cree proceder. La respuesta a esta última requiere recurrir al apellido (en francés: le nom du père), que denomina el concepto psicoanalítico en esta materia. Se responde con el apellido, hasta desembocar en la cuestión del padre del nombre.

La pregunta que se presenta es qué será en el futuro del apellido, el que se agrega al nombre de pila para identificar esa procedencia, sea del padre, de la madre, del tío o de quién hizo la crianza. No alcanza del todo el nombre del pueblo o el del clan de origen. En otros contextos, en la cultura quechua, el nombre “Amaru”, por ejemplo, que no es vacío de sentido porque significa “culebra de gran tamaño”, podía no necesitar el agregado de un apellido para identificar con precisión a alguien, hoy no es el caso. No alcanza el nombre “Atahualpa”, que significa “ave de la fortuna”; su uso es tan extendido que requiere de alguna otra palabra para evitar confusiones. Tampoco son suficientes sintagmas descriptivos, poéticos u otros, como el agregado al nombre de la protagonista de un libro de Lucy M. Montgomery, que disfrutaba mi hija, titulado “Anne la de Tejados Verdes”. Las cuestiones de la filiación no dejan ahí de incidir en la historia, aun de manera tácita.

A veces sucede que el apellido, que refiere filiación, sea reemplazado por elección ya sea por otro o por algún complemento cargado de significaciones de otro costal. La función que el cambio tendrá en cada caso queda por verse.

Cabe notar también que en el marco de la revuelta contra el autoritarismo patriarcal la cuestión de la filiación se mantiene intocada, nadie propone eliminar el apellido o reemplazarlo por un número. En la práctica analítica la distinción entre padre biológico y padre reconocido por la ley positiva rara vez no es materia de trabajo, siempre sobre el trasfondo, advertido por Freud, de la caída de la fantasía de descender de padres todopoderosos.

La pregunta acerca de qué será en el futuro de la función que cumple el apellido va más allá de las referidas al patriarcado y a algunas otras.

martes, 9 de junio de 2020

Edipo, tránsito y naufragio e instalación del superyó y yo de realidad definitivo

Hoy seguiremos desarrolando el tema de la entrada pasada: la especificación de los complejos de Edipo en el varón y la mujer, su tránsito, naufragio y la instalación del superyó.

Los complejos de Edipo (son femenino y masculino) no solo son importantes por la articulación de la identidad de género con el genital, donde se dan los posicionamientos masculino y femenino, sino porque introducen al sujeto en el esquema simbólico del parentesco que el niño está en condiciones de comprender. Antes de eso, abuela, abuelo, tío eran más bien representaciones cosa. En cambio, la introducción en el sistema de parentesco es una estructura simbólica en la cual se introduce y comprende la sucesión de las generaciones, la comprensión de la muerte y el acceso a simbolismos más grandes que lo introducen en otros grupos sociales. No es casual que a esa edad de los niños , en todo el mundo, comienza la escuela primaria.

Tanto en la mujer como en el varón, los Edipos son completos: homosexual y heterosexual. No solo se ama al progenitor del sexo opuesto, sino al del mismo sexo. O sea que son conflictivos y merece una elaboración. Ya explicamos lo que sucede respecto al heterosexual, pero también es conflictivo el Edipo homosexual y eso merece una elaboración y abandono del objeto homosexual.

En la mujer, el abandono de la madre la introduce en el Edipo positivo. En el varón hay un gran conflicto: el conflicto del varón es someterse homosexualmente al padre o matarlo. Por lo tanto, la salida implica que lo que ha sido problema vincular conflictivo se resuelva no solo en identificaciones al sexo que le corresponde, sino en una identificación muy particular, que es identificación a los valores de los padres, dice Freud, unidos y compatibles entre sí.

Esta identificación a los valores de los padres es la identificación que forma al superyó y constituye salida del complejo de Edipo. Freud aquí hace una observación bastante diga de explicar. Dice que el superyó de la mujer es débil y que el superyó del varón vuelve contra sí gran parte de la agresión que había dirigido contra el padre. En ese sentido, parece otorgarle una capacidad dee exigencia y de culpabilidad más grande. Esto ha planteado muchos interrogantes y también se explica por una categoría muy abandonada por los psicoanalistas, que es la categoría de superyó cultural, que Freud menciona en El malestar en la cultura.

Si la identificación al superyó es la idnetificación a los valores de los padres, el superyó de los padres es la identificación al superyó cultural, que es la estructura de valores de una sociedad histórico, cultural, dada. Incluso, Freud especifica que hay superyóes subculturales dentro de una misma cultura. Entonces, esto podría explicar la idea de Freud de que las mujeres de su tiempo tuvieran un superyó más débil. Esto quiere decir que la transmisión de valores femeninos en 1930 evidentemente constituían en valores domésticos y a no tener grandes valores en la cultura y la sociedad. En cambio, los valores para los varones de esa época sí los lanzaba a tener valores en la cultura, en la guerra, en la política. Es decir, estaban mucho más dirigidos a la obtención de logros económicos, sociales, políticos o en la guerra. Actualmente, esto fue cambiando. Hace 40 años, en Argentina no habían policías mujeres, por ejemplo. Hoy en día hay oficiales mujeres en todos los ejércitos del mundo y han participado en guerras. También hay presidentas, políticas y esto ocurrió en un breve lapso de tiempo.

El superyó cultural que hoy estamos transmitiendo a las niñas no es el superyó de debilidad doméstica que se les transmitía a las chicas en la época de Freud. En el caso Dora, ella tenía inquietudes intelectuales y en el historial se lee que ella asistía a conferencias culturales dedicadas a señoras y señoritas. ¿Qué cultura era esa, especialmente preparada para señoritas? Era una cultura lavada. Por eso no podemos tener inconvenientes en entender por qué Freud dijo que el superyó de su época, en la mujer, era un superyó más débil.

Hay un cierto problema en la traducción de naufragio, que en alemán también se usa para decir "ir al fundamento". Lo que sucede con el complejo de Edipo es que se vuelve fundamento, estructura psíquica. Lo que fue un cmplejo vincular se vuelve fundamento del yo de realidad definitivo, o sea preconsciente-consciente y superyó, en tanto ahí se produce la represión primaria, que es la que divide sistemas.

También hay discusión entre los psicoanalistas sobre la represión primaria. Freud dice que tiene que ser el antecedente necesario de la represiones secundaria. Esto quiere decir que tiene que ser necesariamente la que divide sistema inconsciente de los sistemas secundarios: yo realidad definitivo y superyó. La carta 52 es inestimable en este sentido. Es cierto que habla de represiones, porque al fundarse el aparato psíquico estrato en estrato, hay represiones, pero le da un peso absoluto a aquella que divide el inconciente del preconsciente. O sea, hay que darle un estatuto absolutamente privilegiado al que divide el sistema primario en el que rige el principio de placer a lo que divide a los sistemas secundarios, en lo que rige la representación palabra y el principio de realidad.

Naufragio quiere decir sobreinvestidura del Edipo y represión primaria.

Aunque la carta 52 no lo dice, pero podemos suponer que cuando se establece en ella la represión primaria, las represiones que han ido separando estratos, desaparecen, porque en el inconsciente circulan las pulsiones libremente con energía precisamente libre, no ligada. Las diferentes sobreinvestiduras que han habido entre estratos van siendo absorbidas e integradas a los estrtaos secundarios por sobreinvestiduras. Las pulsiones quedan fijadas. Lo que se va al fundamento es la compleja trama vincular: el ello queda reprimido, pero lo que quiere decir Freud es que la compleja trama vincular sea transformado, sobreinvestido en yo masculino o femenino, integrado al sistema de parentesco y que ese yo sea diferenciado el superyó. Por lo tanto, a los 6 o 7 años se da la primera estabilización del aparato psíquico en su sistema primario y secundario. A partir de ahí, lo que más va a sobrevenir es la revolución puberal-adolescente, pero como reorganización sobre esos sistemas.

La resolución heterosexual implica al Edipo negativo sobreinvestido. La salida del Edipo allí es por la heterosexualidad, pero pueden haber personas en las cuales haya predominado el homosexual. Para Freud, gran parte de la libido homosexual se transforma en libido gregaria y no hay que olvidar que para Freud el naufragio del complejo de Edipo implica una gran destinción de libido a la función gregaria social, por eso también los chiquitos ingresan al colegio. Hay un gran empuje a la gregariedad. Esta es otra categoría de Psicología de las masas, que es la libido o función de agregación, necesaria para construir grandes conglomerados sociales, sobre todo en las grandes civilizaciones. Esa es una de las funciones del Edipo, que es destinar libido gregaria, además de elegir el objeto de amor.

Del Edipo, la mujer sale por decepción y lentamente, por un padre que la frustra, del que la mujer sale cuando deja tener esperanzas en él. El varón sale por amenaza de castración.

Fuente: Encuentro n° 22 de Freud desconocido titulado "Edipo, tránsito y naufragio e instalación del superyó y yo de realidad definitivo"

Próxima entrada: los narcisismos

miércoles, 30 de octubre de 2019

El narcisismo en la clínica con niños: intervenciones con los padres.

Notas de la conferencia dictada por Beatriz Janín.el 02/10/2018

No venimos al mundo con un narcisismo, sino que nos constituimos narcisísticamente en función de la mirada de los otros.

Incidencia de los padres.
La realidad fiundamental para el niño es la realidad psíquica de los padres y de aquellos que lo rodean. Nadie nace con una constitución psíquica determinada y en esto hay que insistir, porque es algo que se está borrando, atribuyéndoles a los niños patologías de por vida, como si nacieran de tal o cual manera. Cuando un niño nace, se trata de alguien que va a ir constituyéndose psíquicamente y que está marcado por los otros. Antes de que nazca, hay deseos, proyectos, ideales que lo involucran.

El niño se constituye en un entorno familiar y social. Cada familia está en una sociedad determinada, en un momento histórico determinado. hay momentos históricos que marcan caídas narcisistas importantes, por ejemplo. Que alguien nazca cuando uno de los padres ha perdido el trabajo, por ejemplo, no es lo mismo que si ese padre no lo hubiese perdido. Eso va a determinar la representación que los padres tengan de si mismos. El niño no entiende cuáles son los avatares, lo que toma es lo que el Otro le devuelve, la imagen del mundo.

En las adopciones, antes de que un niño sea adoptado, también van a haber deseos, ideales, puestas en juego, que lo involucran. Cuando ese niño nace, lo que puede pasr es que en ese encuentro -tomado de Piera Alaugnier- de la madre con el hijo, con aquel que se encuentra puede responder o no a esos deseos, ideales, proyectos, etc. Piera dice que en realidad, si el niño que nace fuera exactamente como lo sueña la madre, estamos en problemas porque sería el hijo del incesto. Si hay algo distinto, algo en lo que esa madre no se puede reconocer en ese hijo, también vamos a tener algo importante. Va a haber un desencuentro en lugar de un encuentro.

La elección del nombre.  La inclusión en una cadena generacional. En el sanatorio de un hospital a veces escuchamos que se dice “Se parece a los abuelos”. En realidad el niño no se parece demasiado a nadie, pero esto es fundamental. Hay diferencia entre decir “Se parece al abuelo” que decir “Se parece a una ratita”. La diferencia es sideral, porque cuando se dibuja un parecido, es porque se lo está incluyendo en una generación, en una familia determinada. No importa que efectivamente se parezca o no. Es imposible ser objetivo con los hijos. Por eso yo me opongo a los cuestionarios hechos a los padres o a suponer que por lo que ellos contesten se puede hacer un diagnóstico del chico. En realidad, en el vínculo padres-hijos, que se juega el narcisismo, están en juego todas las pasiones. El vínculo padres-hijos es un vínculo pasional, donde hay amores, odios, y ningún padre puede tener una mirada objetiva en relación a un hijo. Es decir, lo que se le puede preguntar a los padres no nos da una radiografía del chico y tampoco se trata de algo que se pueda medir o cuantificar. No se trata de la observación de la rata de laboratorio. Se trata de la conservación que los padres hacen de ese hijo, con lo cual lo que los padres nos digan de ese hijo nos va a decir un montón de cosas, pero no acerca del niño, sino quién es ese niño para ellos. Es decir, nos va a hablar de ellos. Ricardo Piglia dice que no puede hablar de sí mismo sin hablar de sus padres y de sus abuelos. Yo diría que no puedo hablar de mis hijos sin hablar de mi misma. Esto también es algo que hay que tener en cuenta y que hace a la clínica.

Cuando un niño nace hay muchas cosas que se ponen en juego. Todo niño que nace tiene un resarcimiento narcisista si todo sale bien, aunque si hay dificultades puede ser también un golpe al narcisismo.  Las expectativas puestas en el nacimiento de un niño. Van a haber además deseos, identificaciones. Reaparecen también los conflictos con los propios padres, porque hay un cambio de lugares. Pero además, el nacimiento de un hijo exige renuncias narcisistas. Por ejemplo, uno deja de ver la película que quería ver para ver películas infantiles. Esto es lo más obvio, pero estamos en una época en la cual hay una idea de que todo tenemos que funcionar sosteniendo el narcisismo, hermoso y resplandeciente todo el tiempo. Hay cierta patologización que actualmente se hace, donde nada de la infancia se soporta: si se mueven mucho, si pelean o discuten, y enseguida se los medicaliza.

El narcisismo.
Los padres se reflejan en el niño y ubican en él sus propias imágenes. Decíamos que cuando uno habla de un hijo, está hablando también de uno. El hijo no solo se va a constituir reflejándose en los padres, sino que los padres se van a identificar o no con rasgos, funcionamientos, actitudes de ese niño.

Hay algo que ha pasado siempre, pero que está exacerbado ahora: como el mundo se encarga de darnos golpes al narcisismo, muchas veces se espera que los hijos sostengan el narcisismo perdido, que sean ellos los que nos demuestren desde bebés que son maravillosos, entonces uno se puede identificar en la situación invertida con ese bebé maravilloso. El tema es que es casi imposible sostenerse como yo ideal (pensemos en esto de sostenerse siempre como perfecto y genial), entonces hay un momento que cae. El riesgo es que si el vínculo de esos niños con esos padres descansa en que el hijo sea sostén narcisista de los padres, cuando deja de ser el yo ideal, yo del narcisismo y de los ideales de omnipotencia, cae como negativo del yo ideal.  Puede pasar de ser el “yo ideal” a ser “el negativo del yo ideal”, o sea, todo lo opuesto y entonces ese niño queda como una especie de atacante, porque es casi como si se supusiera que atacan el narcisismo, porque no es aquel que los padres esperaban y aquel que los tendría que sostener. Ningún niño es perfecto, aunque uno en algún momento lo crea, pero esto cuesta en el sentido que se ponen en juego expectativas imposibles de cumplir.


Transmisión transgeneracional.
Lo intergeneracional, lo transgeneracional. Decíamos que había que pensar en la inserción dentro de una cadena generacional. Lo que se da allí es la transmisión a través de las generaciones. Si un niño se constituye a partir de la mirada de los padres, también se trata de la mirada de la sociedad en la que vive. El niño también recibe una transmisión de las generaciones pasadas. Por eso es interesante preguntarle a los padres por historias de los propios padres. El material de los abuelos es muy interesante para tomar. Hay muchas cuestiones, sobre todo aquellas que han sido calladas, obturadas, secretos que se pasan de generación en generación. Muchas veces algo es secreto porque atacaría el narcisismo de aquellos que están involucrados y es la culpa o la vergüenza que hace que algo se mantenga como secreto y pasa como una caja cerrada de una generación a la otra. Hay un autor, Tisseron, que habla de lo indecible, de la primera generación, pasa a ser innombrable a la segunda e impensable en la tercera. Esto puede dejar marcas ausentes de pensamiento, por lo que también hay que tener en cuenta cuando uno piensa en lo que le pasa a un niño.  Las marcas de lo no dicho.


En general se le atribuye todo a la biología, entonces se dice que un niño nació y funciona de tal manera o a la incidencia de la sociedad, que es enorme y es cierta. Me parece que entonces perdemos nuestra especificidad, que es lo psíquico. Por ejemplo, muchos profesionales dicen que los padres son absolutamente normales y se preguntan por qué este chico tiene tantas dificultades. En realidad, el tema nunca es una cuestión directa, uno tiene que ver cuál es la incidencia de los padres, cuál es la incidencia de lo social en los padres, qué momento están atravesando, todo este tipo de cuestiones, pero además, el niño tiene un psiquismo que se está estructurando. Entonces, toma elementos de esto que los otros le dan, va ligando esas marcas y va armándose en una complejidad creciente. O sea, sino estamos pensando que es lo biológico o es lo social y no hay nada en el medio. Las marcas que el niño toma son las huellas que van quedando y articulándose. La complejidad es algo fundamental, nosotros tenemos que pensar en todas las determinaciones que no son nunca lineales. Nunca es solamente por una sola causa, hay que pensar la complejidad.


La constitución narcisista.
¿Cómo se constituye un niño narcisísticamente? El niño constituye su propia imagen a partir de:
La imagen que le devuelven los padres. El niño se refleja en los ojos de la madre (o en quien realice la función materna), es decir, es la madre la que le va a dar una representación de sí a través de su mirada. El espejo está ahí, en el cómo es mirado por los otros. Pero no solo es la imagen que le devuelven a él de si...
La imagen que él tiene de ellos. Un niño con un papá o una mamá deprimidos, como por ejemplo a partir de una coyuntura social, hace que el niño no se constituya de la misma manera que otro que los padres están bien. Ese va a ser un espejo para el niño.
La imagen que ellos tienen de sí mismos. La imagen que los padres tienen de sí también se la devuelven al niño. Lacan plantea en el estadío del espejo el esquema de la estructura, como el niño se anticipa mirando a la madre, aún sin poder caminar, a una totalidad. Lo que Winnicott agrega a esto es que esa totalidad que él ve va a tener que ver con la mirada que tengan sobre él.


Me preocupa especialmente la imagen que los otros puedan tener del niño. Si bien esto es en tiempos iniciales de la constitución psíquica, esta organización y representación de si que va a producir el yo de placer, el primer yo del narcisismo,. Un profesional le dice a los padres de un nene de un año y pocos meses que es trastorno de espectro autista. Esto pasa habitualmente, yo recibo muchísimos niños que han sido catalogados de esta manera desde muy pequeños. ¿Qué les pasa a sus padres a partir de eso? La mirada sobre ese niño cambia. La idea que pasan a tener de ese niño es que es alguien que va a depender de ellos toda la vida y que además va a estar toda la vida mal. Hay una investidura muy diferente a ese hijo. Lo terrible de estos diagnósticos suele ser la idea de que es de nacimiento y de por vida, que es una condición. Con lo cual no le dan ninguna escapatoria y ese niño se va a constituir psíquicamente -en su yo- en ese reflejo, como alguien que no va a poder.


El trabajo con los padres.
Es trabajo psicoanalítico. Los padres no son seres a pura consciencia, nadie lo es. Cuando uno escucha un paciente adulto, no piensa que está hablando solamente desde su consciencia, sino que piensa que está determinado por muchos elementos. Los padres están marcados por sus propios deseos inconscientes, por sus prohibiciones e ideales. Son sujetos escindidos, como todos. Sus palabras, con lo que nos cuentan o nos dicen, son efectos de transacciones entre las 3 instancias: ello, yo y superyó. Van a ir diciendo lo que puedan al respecto.


Tipos de consulta:
  1. “Es un desastre”, “No tiene nada que ver conmigo Se expulsa en el niño lo propio insoportable. Ellos suelen sentir que este niño les está mostrando lo que no quieren ver de ellos. Les viene desde el afuera aquello que no toleran, porque lo que no soportan del hijo por lo general es aquello por lo que se sienten convocados o identificados en algún punto. Esto marca un tipo de trabajo con los padres, porque funciona como defensa la desestimación y/o desmentida de lo propio insoportable. Más que la represión, están funcionando las otras grandes defensas. El analista no es juez y nadie sabe cómo hay que educar a un chico, esto hay que decírselo a los padres de entrada. Lo que uno puede ayudar a los padres es a no repetir, a repensar las cosas que le pasan, pero esto es un trabajo con ellos. Se interviene mediante señalamientos, ayudándolos a reencontrarse con su propia historia…
Pero además, cuando la consulta es así, uno puede pensar que en esos padres hay una patología narcisista y por eso se centran en esto que les pasa a ellos y no en el sufrimiento del niño. No resgistran el sufrimiento del niño, entonces una cuestión que hay que ir trabajando con ellos es que empiecen a registrarlo, que ese chico no es un atacante. Eso no se puede hacer directamente, justamente porque son patologías narcisistas. Hay que darle mucho lugar a ellos, o sea, hay que poder escucharlos sin pretender que hablen del niño. Muchas madres dicen “Si, si, mucho él, ¿y yo para cuándo?”. Si ellos se sienten alojados y escuchados en el sufrimiento que sienten, es más probable que le puedan dar ese lugar al hijo. André Green dice que las personas que parecen muy cerradamente narcisistas son personas que han sido muy heridas en su narcisismo. En realidad lo piensan como infancias muy difíciles y estos padres que ven a sus hijos funcionando de un modo que no es el esperable para ellos, aparece como un ataque terrible para ellos, por lo tanto lo desechan y lo ponen afuera. Hay que escucharlos sin perder que son personas que están sufriendo un montón. No hay que matarlos porque pobre el nene, porque ellos también están sufriendo y por eso se defienden de esa manera. Piensen que la desmentida es la defensa por excelencia de un ataque narcisista.


  1. La culpa la tiene la maestra”. Desmentida de las dificultades propias en el niño. El registro lo tiene otro en un mundo externo que resulta peligroso. Acá el trabajo es más difícil porque no aparece en ellos la desesperación, sino que lo que se desmiente es la situación. Si uno no presiona en aquello por lo que consultan, diciéndoles por ejemplo que si el problema es de la maestra, ¿por qué ellos están consultando? ¿Qué les parece, si está todo bien? Ahí en general aparece alguna cosa que a ellos les preocupa. Ellos deben sentir que uno no es un aliado de ese Otro que le indicó la consulta. Estos padres, como pueden, están defendiendo su propio funcionamiento narcisista y puede pasar que pasen de verlo de yo ideal al negativo del yo ideal, como antes les decía. “Es igual a mi y me fue bien”, acá también es un tipo de consulta dnde predomina la patología narcisista de los padres.


  1. Está sufriendo”. Hay una preocupación por lo que el niño siente. Predomina la represión, la patología suele ser neurótica. Ese punto al que hay que llegar con los padres, que es donde ellos ven que el niño se porta mal pero no porque él lo decide, cuando hay un recorrido hecho, les preocupa que el niño sufre.


Los padres tienden a repetir con sus hijos las marcas propias que sus padres destacan en ellos. Esto es lo que nosotros vamos a poder trabajar con ellos y es fundamental. Por eso lo que yo planteo es que en el trabajo psicoanalítico con los padres, uno no puede hacer las entrevistas tipo anamnesis.


Primeras entrevistas.
Hay que hacer entrevistas abiertas en donde uno pueda ir haciendo preguntas, el cómo armen ellos la historia del chico nos va a dar más información que las fechas concretas o los datos concretos. El cómo armen ellos la historia del niño nos va a dar más información sobre este, que los datos concretos. No son acontecimientos lo que está en juego, sino vivencias. Después uno puede preguntar más cosas o preguntar por lo que ellos no han hablado, pero de esta manera ellos pueden ir ligando lo que les pasó. Que una madre diga que le dio el pecho hasta los 3 meses, en si no dice nada. Pero si nos explica que se lo dio hasta los 3 porque tenía que volver a trabajar o porque le resultaba insoportable darle el pecho, o porque se enfermó otro hijo, nos va dando elementos de la historia y ellos van ligándola de otra manera. No es un trabajo pedagógico, lo que hacemos es ayudar a construir nuevas posibilidades.


Caso Tomás.
Voy a dar un ejemplo de cómo un niño puede quedar apresado en esa imagen que le devuelven los padres. Tomás tiene 3 años y no quiere defecar en el inodoro, cosa que es bastante común y piden que le pongan los pañales para hacerlo. Aparecen berrinches que para los padres son absolutamente desmedidos. La madre aparece sumamente angustiada y dice que no lo soporta más, que él la ataca en la calle y en cualquier lado que ella lo lleva y que es inmanejable.


Tengo algunas entrevistas con los padres, lo conozco al nene y cito de nuevo a los padres a solas. Me llama la atención que lo vean tan agresivo, sobre todo que la mamá tenga un estado tal de desprotección con un nene tan chiquito. Le digo que habla de él como si fuera un hombre poderoso y no un nene chiquito. Yo veía al nene negociando esto de las heces, porque el nene hacía berrinches como cuando empiezan a controlar esfínteres. Como tienen que hacer una renuncia, hacen berrinche por otro lado. La madre dice que cuando lo mira, se le viene encima la figura de un hermano que le pegaba, que la golpeaba y la maltrataba y habla de su indefensión ante este hermano más grande que ella, que nadie la defendió nunca de eso.


Fue necesario este pasaje para que esta mamá, con este nene, empezara a mirarlo de otro modo, diferenciándolo de ese Otro que si era más poderoso que ella cuando era chiquita. Ahora el nene es chiquito y ella es una adulta. Muchas los padres se confunden con aspectos de ellos, o con otros que han tenido importancia en su vida. Entonces, el niño se constituye con una imagen que es ajena.


Intervenciones.
Todo esto se va a jugar en las primeras entrevistas, la repetición en el juego, los ideales, las identificaciones, etc. Pero las intervenciones con los padres son clave porque pueden modificar la representación que traen del niño. Cuando uno abre preguntas y no le dice “Pasa tal cosa”, sino que deja terrenos abiertos, abre la situación como para poder ubicar a ese niño como un otro semejante pero distinto, y también para poder reubircarse y reubicarlo en relación al entorno. Una cuestión clave es que si nosotros podemos lograr que modifiquen la representación que tiene de ese hijo, ellos le van a empezar a devolver a ese hijo una mirada diferente. Le van a abrir puertas. Esto no es algo que pueda imponérsele a los padres, esto va cambiando de manera sutil. Una vez unos padres se quejaban de una nena de 3 años que rompía todo, se subía sola a la alacena para agarrar las galletas que ellos guardaban arriba. Lo primero que yo les dije es que esa nena tenía una motricidad excelente, cómo puede hacer todo esto tan chiquita sin caerse. A veces, hay que mostrarles un niño que no están mirando.


Tomar en cuenta:
  • La representación de modelos.
  • La herencia cultural.
  • El lugar que ocupan socialmente (contrato narcisista de Piera Aulagnier). Es importante tomar lo de la violencia de la interpretación. Ella plantea que cuando uno nace, mucho antes de saber y escribir, firma un contrato que tiene que ver con aquello que uno debería cumplir para ser aceptado por el grupo de pertenencia. Es decir, para ser considerado y sostenido por el grupo. Es un contrato porque todo grupo social necesita tener miembros. Lo que ella plantea , interesante para trabajar con poblaciones vulnerables, es que a veces ese contrato narcisista que se le propone, es un contrato inaceptable, porque es un contrato que implica ser parte de una máquina al servicio de otros y que lo deja sin lugar. Ej: El contrato narcisista que se le plantea a los chiquitos que nacen en lugares donde los padres no tienen trabajo, ni casa, ni comida. En Europa esto pasa con los hijos de inmigrantes, los hijos de los “sin papeles” no tienen un lugar en el mundo. Esto hace que no se puedan armar proyectos, porque en realidad el contrato narcisista presupondría que uno, sostenido por el grupo, va a poder formar parte y hacer determinadas cosas. El contrato narcisista en cada grupo es distinto, pero si los padres no pueden plantearle algún proyecto para ese hijo, o que sea un proyecto inaceptable, es muy difícil incluirse.
Yo me opongo a la baja de imputabilidad en los adolescentes, porque cuando a un púber no se le da un lugar en el mundo futuro y se les ofrece ser un héroe ya, si les dicen que corre riesgos, eso es mucho más atractivo. El lugar de delincuente terrible ¡es un lugar! Los pibes que hacen todo lo posible para pasar a la cárcel de adultos, dicen “Ahí voy a ser un preso”, aunque las condiciones de vida sean inferiores que en el reformatorio. Esa es la identidad posible que le termina dando la sociedad como contrato narcisista. No todos venimos del mismo lugar y hay que poder ubicarse dentro de la lógica del otro, el paciente en nuestro caso. También hay que entender la lógica infantil que es muy diferente a la lógica del adulto y la lógica del adolescente, que también es muy diferente a la del adulto.
  • La fijación a un modo de funcionamiento (como satisfacción de deseos o como intento de calmar la angustia o de reducir el dolor)


Pregunta: ¿Qué sería esto del proyecto inaceptable?
B.J.: Se trataría en un principio de que el chico no tendría un lugar en el proyecto de los padres, pero además es un contrato que es sobre todo social. Lo que ella habla de un contrato inaceptable es fundamentalmente cuando los padres forman parte de un grupo que ha quedado socialmente afuera. Es gente socialmente vulnerable. Cuando yo decía que uno se constituye narcisísticamente, en función de la representación que el otro le devuelve de sí, pero también en la imagen que uno tiene de los padres, y se refleja en ellos, fíjense que una madre que no puede llegar a fin de mes no va a libidinizar a ese hijo ni narcisizarlo de la misma manera que si está tranquila con su vida.


En general, la pérdida de trabajo es algo que se siente como fracaso propio y más en esta sociedad. La gente dice que hizo algo mal y entonces lo echaron. Esto causa depresión en hombres y mujeres, porque la sensación de perder el trabajo es como perder la propia identidad. Se es en función del trabajo que se tiene. Esa mirada sobre los hijos va a ser una mirada compleja, hay algo allí de caída narcisista y para narcisizar a otro -esto lo plantea Silvia Bleichmar- uno tiene que tener un excedente narcisista. Un plus de narcisismo, sino no puede narcisizar a otro. Los padres que carecen de este plus de narcisismo, le resulta muy difícil sostener narcisiísticamente a otro o lo sostienen de la manera que yo les planteaba antes, suponiendo que ese otro los tiene que sostener a ellos, pero ahí revierten el vínculo. Para los adultos, mejor buscarse otra forma de sostén narcisista, porque en algún momento uno va a caer de los hijos (en el mejor de los casos) y para los pacientes también. Lo esperable no es que los hijos sostengan a los padres. Cuando los padres invierten la relación y suponen que los hijos sean el sostén narcisista de ellos, los deja desprotegidos. El chico arma una espcie de “como si”, de ser ese maravilloso que tiene que sostener a los padres, pero es un narcisismo como el que dice André Green, falsamente constituído, que se va a tener que sostener en la vida con determinados soportes. Son esos pseudo narcisismos, que en realidad hay una falla en la constitución narcisista, porque una buena constitución narcisista permite bancarse los golpes del destino que existen siempre. Es imposible no sufrirlos y además los hijos no son nunca totalmente aquello esperado como uno mismo tampoco lo fue.


El rol del educador también tiene con poder sostener narcisísticamente a los alumnos y esto es fundamental. Cuando los docentes invierten el vínculo, también estamos en problemas. Si los docentes esperan que los alumnos los amen incondicionalmente, estamos en problemas. Estamos en un momento de mucho quiebre narcisista en los adultos, que una de las cosas que pasan es que los padres suponen que pueden educar sin conflicto. Cuando hay un vínculo establecido, yo se los digo a los padres, porque a veces esperan que los nenes le digan “si mama” cuando los mandan a bañarse. Eso no va a pasar, no pasó nunca, porque la educación se da en pelea y es conflictiva. De la misma manera, el vínculo de los educadores con los alumnos puede ser muy armonioso y muy bueno, pero van a haber conflictos. Y los chicos no pueden ser los que sostengan el narcisismo de los maestros, sino que los maestros son los que tienen que sostener el narcisismo de los chicos, incluso en los momentos en que los alumnos no quieran tanto al maestro. Lo mismo que los padres, hay momentos en que los hijos los odian y eso no significa nada. Por eso es importante el trabajo con los padres para que puedan sostenerse a si mismos y poder sostener a los otros.