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martes, 28 de septiembre de 2021

¿Qué es la sobreadaptación? Consecuencias clínicas

Uno de los conceptos que frecuentemente se pasan por alto es el de sobreadaptación. Éste está implicado en el fenómeno psicosomático, el ataque de pánico y los padecimientos actuales. Por eso, seguiremos el desrrollo que hace HARTMANN, H, para investigar este concepto.

 LA ADAPTACIÓN

Una vez que el niño abandona el vientre materno para establecer contacto con un mundo conformado de estímulos que desconoce en su totalidad, las partes que conforman su personalidad están carentes de unidad y coherencia por lo que su capacidad de supervivencia depende enteramente a diferencia de otras especies de un “auxiliar externo” para adaptarse física, social y psicológicamente al medio y construir su propia identidad.

Esta función de sostenimiento que es indispensable durante los primeros años de vida generalmente es desempeñada por la madre, quien se encarga de interpretar las necesidades del niño prestándose como pilar fundamental en la adaptación de este nuevo organismo a todas las exigencias que la realidad le impone.

Harttman definió la adaptación como “la relación recíproca del organismo con su medio típicamente esperable”. (HARTMANN, H, en “Comentarios sobre la Teoría Psicoanalítica del Yo”, en “Ensayos sobre la Psicología del Yo”, México: FCE, 1960)

La adaptación, una función del yo, es un proceso esperable en todo ser humano, que se inicia desde el nacimiento, y garantiza la conservación biológica psicológica y social de un individuo.

La rigidez o flexibilidad de la integración del infante en su medio depende sobre todo de la relación que establezca con las figuras involucradas en su cuidado durante los primeros años de vida, ya que mediante estas logra incorporar progresivamente reglas externas que desplazadas hacia el mundo interior le van permitiendo una independencia mayor del entorno, este proceso se acompaña de logros o fracasos en la capacidad para mediar entre las exigencias de la sociedad y la vida pulsional logrando así un equilibrio entre estos polos.

En condiciones de desarrollo normal las exigencias pulsionales y las restricciones culturales se articulan de manera equilibrada logrando así adaptarse a las demandas que impone el medio con una eficiente postergación y gratificación de las pulsiones.

Cuando el desarrollo sigue un camino conflictivo dando primacía a los instintos o a la realidad, el proceso adaptativo obstaculiza el desarrollo normal, ya sea retrayéndose a la fantasía y al placer o sobre-adapatandose a una realidad que sofoca al organismo físico dando lugar a diversas psicopatologías que utilizan al cuerpo como el medio de expresión de sus conflictos.

LA SOBRE- ADAPTACIÓN

Liberman utilizó el término sobre-adaptación para referirse a personas con un self ambiental sobre-adaptado, en desmedro de un self corporal sojuzgado y repudiado, con un exceso de ajuste a la realidad exterior, lo que contrasta seriamente con una ausencia de conexión con los mensajes emanados del interior emocional y corporal, todo esto los define como “personas que padecen de cordura”. (LIBERMAN, D., “Observaciones Psicoanalíticas y Consideraciones Metapsicológicas acerca del Paciente Sobreadaptado que Somatiza” en “Del cuerpo al símbolo” Editorial Tres, Buenos Aires, 1986)

Cuando hablamos de sobre-adaptación nos referimos a un tipo de estructura estable, cuya característica fundamental consiste en negar los aspectos emocionales que podrían generar sufrimiento. Esta estructura supone una falla en la inscripción de los estímulos corporales en el aparato psíquico, por lo tanto el cuerpo constituye un obstáculo para alcanzar objetivos que generalmente sobrepasan las posibilidades emocionales reales.

La preeminencia del mundo externo sobre el mundo interno que caracteriza a estas personas, los lleva a imponer el deber por encima de todo, especialmente del placer, y a definir su identidad a partir de lo que hacen, sometiéndose a un superyó cruel que no admite errores y por lo tanto demanda acciones esforzadas y valientes.

Esta parte psicótica de su personalidad se asienta sobre una fantasía omnipotente de invulnerabilidad e inmortalidad con una realidad delirante plasmada en la disociación cuerpo/mente, que no les permite registrar sensaciones que van más allá de los receptores exteroceptivos y que por lo tanto los lleva a estar sometidos constantemente a situaciones de riesgo para su vida.

Estos pacientes se presentan con las siguientes características:

• Son personas exitosas, con una gran capacidad de trabajo, emprendedoras, se despliegan como líderes exigidos y exigentes, con tendencia a asumir grandes responsabilidades.

• Suelen hacerse cargo de los problemas de los demás, se convierten en receptores de problemas familiares y suelen constituir el sostén estable de estos, pero no confían en los otros, no saben pedir ayuda, ni delegar.

• No conciben el ocio, ni lo disfrutan, no admiten ninguna actividad que no sea productiva e incluso asumen grandes responsabilidades aún en los lugares a los que aparentemente concurren para el esparcimiento y relajación.

• Es raro verlos fatigados, las pocas horas que pueden desconectarse de las exigencias externas hacen que se desplomen dormidos en cualquier lugar, pueden estar con una taquicardia crónica, no muy acentuada pero continua, tener el metabolismo basal aumentado, sin llegar a registrar signos de malestar corporal.

• La mayoría han escalado posiciones socioeconómicas importantes a costa de enormes sacrificios, por lo que muchos los consideran como “adictos al trabajo”.

• Definen su identidad a partir de lo que hacen, su pertenencia esta determinada por sus cargos, títulos logrados, puestos en tal empresa y reconocimientos sociales obtenidos, no creen que se los quiera por ellos mismos, sino por lo que prestan.

• La mayoría manifiestan bienestar corporal y orgullo por sus capacidad de trabajo y rendimiento por lo que es muy difícil encontrarlos en terapia debido a su incapacidad para ligar trastornos fisiológicos con emociones, cuando lo hacen no acuden a desarrollar un proceso, sino a que el terapeuta les preste un servicio que los readapte nuevamente para poder seguir con sus tareas sin ulteriores complicaciones.

jueves, 6 de mayo de 2021

Las adicciones, ¿patologías de lo transicional?

Con los aportes de Winnicott, podemos pensar cómo se conforman, en resumen, algunas psicopatologías en lo transicional, self y adicción. Sonia Abadi, en su libro El modelo terapéutico de D.W Winnicott (1996) Ed. Lumen:

"En las adicciones observamos el uso fetichizado de un objeto externo que brinda seguridad, protección y completud. El falso self es una parte entronizada del self, idealizada y utilizada a la manera de un fetiche. Más adelante esta función podrá estar desplazada sobre alguna cualidad personal hipervalorada.

En la patología del objeto transicional el garante del ser se halla en el afuera y a lo largo de la vida será transferido sobre alguna posesión material o estará en el origen de las conductas adictivas.

En un caso hay dependencia de un objeto externo y en otro la dependencia es de un aspecto interno. ¿Por qué un individuo hace una adicción y otro construye una estructura narcisista sobrevalorando un aspecto de su propia persona? ¿Corresponden a distintos momentos del psiquismo o a distintos tipos de fallo?

Creemos que en el caso del objeto transicional patológico, la madre evita la relación personal con el niño: las cosas concretas serán las encargadas de brindarle calma y acompañamiento.

En el otro modo de relación, la madre le transmite al hijo su certeza de que será capaz y maduro para auto sostenerse y prescindir de ella. También se apoya excesivamente en su capacidad de comprender y tolerar las ausencias. Le atribuye cualidades adaptativas que el niño tiene que asumir aunque se sienta frustrado o atemorizado (...)

Las integraciones patológicas, el autosostenimiento, el uso adictivo de objetos, son algunos ejemplos de esta consolidación cicatrizal cuyo objetivo es la restauración de la identidad perdida (p.153-154)".

lunes, 31 de agosto de 2020

La adaptación a la realidad y su relación con la represión.


Un colega en formación en Instituto de la ApA comentó un trabajo de un reconocido analista de habla inglesa para quién la represión permite la vida social, y adapta a la realidad. Y que el analista no tiene que levantar la represión siempre y hay veces en que es conveniente mantenerla o hacerla aparecer. ¿Entienden cuando a veces decimos que hemos aceptado como regalo al caballo de Troya en el psicoanálisis?

Toda represiṕn es una defensa patologica. El yo solo puede domeñar a lo que no esta reprimido. El inconsciente reprimido está fuera del dominio del yo. El inconsciente no reprimido, en cambio, es domesticable.

La represión originaria, que es la única represión, no actua "para lograr el acceso a la cultura". La cultura no es consecuencia de la represión sino de lo que retorna de lo reprimido. Los deseo parricidas e incestuosos reprimidos son irrefrenables, no dominables, domesticables, domeñables o sofocables por el yo. Sólo el levantamiento de la represión puede poner al impulso instintivo en manos del yo y llevarlos a un juicio en el cual decidirá si llevarlos a cabo o no, cuando y dónde hacerlo o si renunciar a ellos, pero ya bajo su dominio. No hay otra represión que la originaria, lo demás son efectos secundarios de la represión.

Llama la atencion la dificultad que produce al lado de la claridad conceptual y expositiva de Freud: Todos los llamados mecanismos de defensas, la represión y todas las demás, son patológicas. Hay defensas normales, son las que no producen inconscientización: lucha, fuga, desestimación por el juicio, elaboración, representaciones de expectativa, atención.

Creo que una lectura de Freud hasta el final, ej. Construcciones en el análisis, harían innecesarias estas aclaraciones. Y con respecto al levantamiento de las represiones: eso que se acostumbró a denominar interpretación, Freud hubiese preferido llamar construcciones.

Pregunta: ¿Podría desarrollar la idea respecto de el Inconsciente no reprimido es domésticable?

Sólo cuando se levanta la represión, es decir, cuando acabamos con la represión de lo inconsciente, este puede ser dominado. Mientras esté reprimido, no tiene acceso a la conciencia y el Yo no puede hacer nada con él. Más aún, el Yo es arrollado por lo inconsciente reprimido. Tomemos un ejemplo sencillo; un tic. El yo se desespera por controlarlo, por dominarlo, se angustia y no puede hacerlo. Sólo haciendo consciente el deseo inconsciente y las escenas inconscientes el yo puede elegir satisfacerlo, posponerlo, o renunciar definitivamente a él, pero ya no genera síntomas, en última instancia frustración. Pero la frustración es algo de la vida cotidiana, no es un síntoma.

Ya desde 1894/1896: la represion desaloja representaciones del prec, y como estas estan indisolublemente unidas a un trozo de realidad, la represión aleja de la realidad.

Pregunta: ¿Estamos en estado de pura pulsion ?
No, retornamos al momento que Freud describe en el tomo V, pág. 588, en la que el chico pasa del proceso primario al secundario y viceversa sin obstáculos. Esa distinción entre Cc e Incc se da al principio y la represión sólo se instala una vez que esa separación haya sido nítida. Los partidarios del superyó y la represión advierten del peligro de su levantamiento, como si eso pudiera llevar a una actividad instintiva sin frenos. Todo lo contrario: sólo los instintos reprimidos son irrefrenables. La represión es un perjucio mayor a la cultura que su levantamiento. (La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna, Malestar en la Cultura, etc, etc.)
 La famosa frase del artículo La represión remite a esa parte de la interpretación de los sueños.

Este texto se compuso en base a un debate originado en el grupo "Conceptos Fundamentales de Psicoanálisis: Grupo de Intercambio", dirigido por José Treszesamsky


martes, 28 de abril de 2020

El humor de Tute