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miércoles, 13 de noviembre de 2024

Ni neurosis, ni psicosis

Existen casos clínicos donde resulta difícil categorizar a los pacientes como psicóticos o neuróticos. Son personas a las que las interpretaciones clásicas de Freud parecen no afectar, y suelen expresar frases como "Mi psicólogo dijo..." sin mostrar implicación subjetiva. Tradicionalmente, orientamos el diagnóstico en función de la eficacia o la forclusión del Nombre del Padre. Sin embargo, hoy en día, observamos una ruptura con los antiguos paradigmas sociales, como el matrimonio, la familia convencional o el empleo de por vida.

Desde una perspectiva clínica, cuando un analista encuentra dificultades para comprender el relato de un paciente durante varias sesiones, tanto en su narrativa como en sus fantasías, es posible que esté ante una psicosis. Los pacientes neuróticos generalmente acuden a consulta para quejarse de algo o de alguien específico. En contraste, otros pacientes suelen ser enviados por familiares o personas cercanas, y aunque pueden parecer compensados, se percibe algo extraño en ellos.

El uso de psicofármacos ha dado lugar a manifestaciones más moderadas de psicosis, incluyendo casos de psicosis no desencadenadas. Jacques-Alain Miller ha propuesto el concepto de "psicosis ordinarias" para referirse a estas formas menos evidentes. Por su parte, el DSM agrupa estas manifestaciones bajo el término de "trastornos de la personalidad", clasificados en tres categorías: A, B y C.

Los trastornos del grupo A se consideran psicosis que no se descompensan completamente. Este grupo se caracteriza por rasgos como fragilidad psíquica, egosintonía (aceptación de los propios síntomas como normales), patrones de comportamiento repetitivos e inflexibilidad. Se trata de pacientes que suelen ser percibidos como "extraños" o "excéntricos" y que rara vez buscan ayuda por iniciativa propia; generalmente, son llevados a consulta por otros. Dentro de esta categoría, el DSM incluye:

  • Trastorno paranoide de la personalidad: sujetos desconfiados y suspicaces.
  • Trastorno esquizoide de la personalidad: personas que tienden a aislarse, sin necesidad de relaciones sociales.
  • Trastorno esquizotípico de la personalidad: individuos que presentan fenómenos limítrofes, similares a los observados en descompensaciones psicóticas.

Tanto las psicosis no desencadenadas como los trastornos del grupo A del DSM comparten cuatro características distintivas, que marcan una diferencia frente a los cuadros clínicos más clásicos y requieren una comprensión clínica ajustada a estas nuevas configuraciones subjetivas.

ERRANCIA

En estos casos, no se encuentra el Nombre del Padre, ese vector fundamental que organiza la existencia del sujeto como resultado de la operación edípica. En su lugar, los pacientes parecen atrapados en un modelo repetitivo de comportamiento que repiten sin ser conscientes de ello, lo que les genera sufrimiento. En lugar de contar con un significante que los nombre y dé sentido a su experiencia, presentan múltiples identificaciones que funcionan como un "como si". Sin embargo, al intentar profundizar en estas identificaciones, se revelan como cáscaras vacías, sin contenido significativo real.

POBREZA SINTOMÁTICA

Estos sujetos no presentan grandes dilemas ni conflictos internos visibles, salvo en episodios donde pueden mostrar rasgos paranoides. Los problemas no los perciben ellos mismos, sino más bien quienes los rodean. Son personas que no se cuestionan ni plantean preguntas profundas sobre su experiencia; no tienen síntomas que les generen malestar psíquico evidente y se presentan más bien como sujetos simples.

PERPLEJIDAD

La perplejidad es una característica distintiva en las psicosis, junto con la certeza. Maleval destaca que, en el delirio, existe una lógica: ante la perplejidad por el goce del Otro, el sujeto intenta localizar un perseguidor. En los paranoicos, esta figura persecutoria se consolida, pero en los esquizofrénicos no alcanza a estructurarse del mismo modo. En esta perplejidad, algo se rompe en la experiencia del sujeto: surge una pregunta que lo interpela, pero, en lugar de generar una crisis de sentido, aparece una especie de incapacidad para procesar esa pregunta, lo que se traduce en mutismo o en un vacío en el relato de su experiencia.

FALLAS EN EL GOCE

Estos pacientes experimentan pequeños desajustes o desenganches en su relación con el goce. Sin embargo, logran encontrar diferentes maneras de reanudar esos desajustes: a través del trabajo, en una relación amorosa o mediante algún tratamiento. Estas estrategias permiten que el sujeto mantenga cierto equilibrio, evitando una descompensación más evidente.

CONSIDERACIONES CLÍNICAS

Estas cuatro características permiten identificar casos que no encajan claramente ni en la neurosis ni en la psicosis. En psiquiatría, este tipo de pacientes suele ser clasificado dentro de los trastornos de personalidad, particularmente en el grupo B, donde encontramos los trastornos límite de la personalidad. Este tipo de presentaciones es cada vez más común en la clínica contemporánea, lo que exige a los analistas estar atentos y ser capaces de trabajar con los nuevos significantes y modalidades de sufrimiento propios de la época actual.

Fuente: Notas de la conferencia "Ni neurosis, ni psicosis" (Jorge Bafico). 9/11/24, I Congreso y XII Jornadas - Ansiedad y Angustia de la Institución Fernando Ulloa. 

lunes, 30 de marzo de 2020

La esquizofrenia en el psicoanálisis actual de orientación lacaniana


Fuente: Herreros, Gerardo (1998) "La esquizofrenia en el psicoanálisis actual de orientación lacaniana" Conferencia brindada en el Congreso de Psiquiatría Jornadas Atlánticas. - Revista Acheronta.

Las producciones más recientes sobre la temática de un cuerpo sin órganos, son un modo de aclarar algo que se llama esquizofrenia. En ella el lenguaje no logra hincarse en el cuerpo, es decir, que no es que el cuerpo esté sin órganos, hay al menos uno que es el lenguaje, porque si hay algo en lo que nada el esquizofrénico es en ese manejo enloquecido del lenguaje, pero simplemente no logra que se hinque sobre su cuerpo.
J. Lacan

Mi idea es poder sentar las bases, aunque mínimas, necesarias e imprescindibles para pensar la conceptualización de la psicosis en general y de la esquizofrenia en particular, para el psicoanálisis hoy, ya que en el cálculo que hice de mi interlocutor, es decir de Uds, supuse a un psiquiatra, porque que tiene que ver con el nombre de este Congreso, Congreso Argentino de Psiquiatría y no todos los psiquiatras son psicoanalistas.

Históricamente Uds conocen al menos el análisis que hace Freud del texto de un psícótico, Schreber, paciente de Fleschig y que Lacan en principio, realizó su tesis sobre un caso de "paranoia de autocastigo" y durante toda su enseñanza realizó presentaciones de enfermos con pacientes psicóticos e hizo un gran esfuerzo por avanzar en un tratamiento posible de las psicosis, situando así una de las tantas diferencias entre Freud y Lacan.

Si bien Uds. Saben que los psicoanalistas lacanianos trabajamos con el concepto general de estructura clínica y que estas son a grandes rasgos dos grupos: aquellas en las que se inscribió en el sujeto la castración, en términos freudianos, o donde se operó una ley regulatoria, metáfora paterna de Lacan y entonces tenemos las neurosis y las perversiones, y aquellas en las que no, psicosis; no es menos cierto que tanto Freud como Lacan, realizaron articulaciones en torno a la esquizofrenia.


Ahora bien, es lo mismo hablar de esquizofrenia para el psicoanálisis que para la psiquiatría?.

La respuesta es que en parte sí, y en parte no. El punto en que coinciden psiquiatría y psicoanálisis, podemos situarlo psicopatológica e históricamente. Como sabemos, el concepto de esquizofrenia es tomado por el psicoanálisis del campo de la psiquiatría. Pero ¿de qué psiquiatría y de qué manera?.

De la psiquiatría clínica de fines de siglo pasado y comienzos de este. Es decir de la época clásica y clínica de la psiquiatría dónde se prestaba atención a la semiología y fundamentalmente al discurso del paciente. La Psiquiatría de grandes clínicos como Kraepelin, Seglás, Serieux, Griessinger, Clereambault, etc, Que le dedicaban tiempo al paciente y al discurso de estos.

El término esquizofrenia, es posterior al psicoanálisis, a diferencia del de paranoia y data de 1911, año fundamental para la psicopatología en tanto tres obras, la de Bleuler "Demencia precoz o el grupo de las esquizofrenias", el texto de Schreber de Freud y el de la libido de Jung, entre estos tres hombres se fijará el concepto, si bien a Freud nunca le gustó y propuso cambiarle el nombre, sin mucho éxito. Y vieron como fue, esquizofenia quedó y paranoia desapareció de los manuales.

Originalmente la esquizofrenia será la demencia precoz de Kraepelín más el aporte -entre ellos el nombre- de Bleuler, psiquiatra profundamente influenciado por Freud de quien toma parte de sus conceptos a travéz de Jung. Discípulo de Bleuler en la escuela de Zurich, le escribe a Freud " Ud. Sabe que Bleuler está totalmente convertido".

Sin embargo, si bien Bleuler toma conceptos freudianos fundamentales como la Spaltung, existe una salvedad fundamental, la desexualización de sus aportes. Para citar un ejemplo, la transformación del autoerotismo freudiano, típico de la esquizofrenia en relación a los fenómenos corporales, en el autismo de Bleuler, donde justamente el eros es lo eliminado. Es decir, cualquier referencia sexual, tan alterada en el campo de las psicosis, es eliminada del concepto de esquizofrenia para la psiquiatría, maniobra de resistencia al psicoanálisis, por asimilación o integración, diría.

Pero este marco de articulación entre la psiquiatría clásica y el psicoanálisis, es muy diferente del de parte de la psiquiatría actual más cerca de la neurobiología y de los manuales internacionales actuales, donde ya sólo se habla de trastornos y que creo se clasifica en relación a una direccción del tratamiento centrada en los psicofármacos, más que a la clínica o los mecanismos de producción de las psicosis.

Es decir, a pesar de que Lacan recomienda la no ignorancia de la semiología psiquiátrica y de ciertas coincidencias con la psiquiatría clásica, en tanto semiología, hay profundos puntos de divergencia en torno a la llamada esquizofrenia.