Mostrando las entradas con la etiqueta Hans. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Hans. Mostrar todas las entradas

jueves, 3 de octubre de 2019

Fobia y sexualidad en la infancia. Síntoma y función paterna

Notas de la conferencia dictada por Ariel Pernicone, el 27/08/2019

Herbert Graf es el verdadero nombre de Juanito. Max Graf era su padre y Otto Honey era su madre. El historial de 1909 fue el primer historial de un niño que padecía de fobia a los caballos. Se trata de un caso planteado por Freud y sobre el que Lacan da muchas vueltas también, como en el Seminario 4, Las relaciones de objeto. La propuesta de hoy es hacer una articulación entre este caso y la función del padre. ¿Cómo se articula un síntoma fóbico en la infancia, con relación a lo sexual, a lo pulsional y al síntoma?

La escena que voy a relatarles podría ser probablemente una pequeña anécdota cotidiana y hasta una costumbre típica de la Viena de principios de Siglo XX , si no la hubiera protagonizado Sigmund Freud y Herbert Graf, conocido por nosotros como el pequeño Hans o Juanito.

Esta escena, leída hoy a la distancia, me parece a mí, que cobra toda su colosal dimensión, por el símbolo que representa y por las enormes implicancias que tuvo para la historia del psicoanálisis con niños, ese breve encuentre en torno a un regalo, entre su creador -Freud- y un pequeño niño que casualmente cumplía años ese día.

Según el rastreo biográfico que pude hacer, fue el propio Max Graf , padre de ese niño llamado Herbert Graf, conocido crítico de música y discípulo de los primeros tiempos de Freud. Por 1902, Freud hacía las reuniones de los miércoles. Max Graf estaba entre uno de los primeros discípulos. Max Graf llega a Freud por una bella dama que había sido su paciente, cosa que dijo Freud y también fue relatada por Max Graf. Esa joven era la madre de Juanito, en 1897 y es mencionada en una carta a Fliess.

Juanito nace en 1903 y el caso se publica en 1909, como respuesta de Freud de lo que había trabajado en Tres ensayos para una teoría sexual de 1905. Freud, en el historial, jamás cuenta que conocía a Juanito. Freud, en realidad, intervino mucho en la vida de la familia Graf y eso el historial no lo revela. La investigación biográfica sirve para tener el contexto en el cual surge un texto. Es fundamental, aunque uno lee los casos por la letra escrita. El contexto de la época donde surge un texto permite un mejor trabajo de lectura.

Max Graf relata en detalle la anécdota:
Freud tenía un papel entusiasta en todos los acontecimientos familiares de mi casa, esto a pesar de que yo era un hombre joven y Freud era ya de edad avanzada y sus cabellos maravillosamente negros comenzaban a encanecer.

En ocasión del tercer cumpleaños de mi hijo (se refiere a Herbert ) Freud le trajo un caballo de balanceo que por sí mismo llevó hasta arriba por los 4 tramos de escalera que conducían a mi casa ".

No es menor la preexistencia del significante “caballito de madera” que Freud le regaló a Herbert a los 3 años. De este significante caballo, llegó cabalgando hasta nosotros, ya no ese regalo que fue para ese niño, sino como el símbolo de una enseñanza, un legado que conserva toda su vigencia en nuestro trabajo de lectura, como caso fundante del psicoanálisis con niños.

En mi opinión y en la de muchos analistas que trabajamos con niños, no hay forma de empezar a entender la dinámica de las neurosis en la infancia, si no se realiza un pasaje casi ritual, por ese baño de lenguaje, esa enorme "proliferación imaginaria " de este niño de 5 años , que constituye el historial freudiano fechado en 1909. Con esta convicción, quisiera avanzar con la propuesta.

El terapeuta de Juanito fue su padre y Max Graf le llevaba el reporte a Freud de lo que iba trabajando con su propio hijo. En la historia inicial del psicoanálisis, muchos pacientes eran hijos de amigos. Anna Freud fue paciente de Freud, Ernest Freud fue paciente de Anna Freud, los hijos de Melanie Klein fueron pacientes de ella, los hijos de Winnicott se atendieron con Melanie Klein.

Max Graf le permitió a Freud constatar el Edipo en vivo y en directo, de lo que Freud trabajó en Tres Ensayos, hasta que se produjo un tropiezo: aparece el miedo muy intenso a lo caballos.

¿Cómo entendemos el síntoma fóbico en la infancia, en particular en el caso Juanito? Freud va a plantear en forma clara y contundente que parte del problema y la clave central del pequeño Hans se juega en el intento de resolución del conflicto de ambivalencia con su padre.

Tal como lo formula en su versión del Edipo positivo clásico, Hans estaba dominado por un fuerte interés pulsional dirigido hacia su madre y serán los deseos incestuosos anudados a ella, los promotores de la expresión del deseo de eliminar a su padre -deseos parricidas- como un molesto rival a quien por otra parte, al mismo tiempo. amaba y tenía un apego tierno muy importante a él.

Según Freud es en ese conflicto de ambivalencia con el padre , enhebrado con la intensidad pulsional y en su enlace al complejo de castración , donde debemos ubicar la fuente central de la angustia , y aquello que conducirá a Hans a realizar una búsqueda de salida a su conflicto por la vía del síntoma .

Freud dirá que la salida a ese enorme conflicto que se sernía sobre el pequeño Edipo, encuentra esa solución desplazada a través de esa formación sintomática que fue justamente la fobia al caballo. Es decir, gran tensión en la ambivalencia respecto del padre que busca una resolución en la estructura y como no hay salida, produce un desplazamiento hacia la figura del caballo.

El caballo como síntoma, tiene una función: resuelve el sentimiento de ambivalencia hacia el padre. La hostilidad hacia él, será reprimida, y desplazada en forma metonímica en ese objeto que ahora representa al padre. La intención parricida al padre queda reprimida y se desplaza al caballo. El desplazamiento es uno de los mecanismos del síntoma, en especial en la fobia. Entonces, el caballo que lo quiere morder es un representante del padre.

Siendo consecuente con su idea , hacia ese blanco lo vemos disparar a Freud su famosa intervención del 30 de marzo de 1908 cuando Hans junto a su padre lo visitaran en su consultorio. Ahí Freud le enuncia el Edipo al pequeño Hans, como una interpretación. LO hace desde un lugar de oráculo, casi como una sentencia. Ahí encarna lo que Lacan definirá como la función del padre simbólico.

Es importante consignar que en 1926, en "Inhibición síntoma y angustia" Freud plateará una conclusión mas contundente aun, al afirmar que todo el motor de la represión del deseo hostil hacia el padre y sus deseos por la madre, radica fundamentalmente en la angustia de castración, de la cual ahora el caballo será un representante directo, que se manifestó en el niño en el temor angustioso a ser mordido. El caballo será entonces el representante, por la vía del descentramiento y la regresión, de la figura del padre como agente de la castración.

Lo interesante es que la fobia de Juanito, a la que Freud le dedicó 100 páginas de historial, duró de 4 a 5 meses. De principios de enero hasta el 2 de mayo. Suele ocurrir en la clínica que el síntoma fóbico dure mucho tiempo y otras veces es un momento, que tiene su función, que es lo que vamos a tratar de explicar.

¿Qué dice Lacan respecto a su lectura del caso Hans?
Es la palabrería de un niño de 5 años, entre el 1 de enero y el 2 de mayo de 1908. Esto es el pequeño Hans para un lector que no este al corriente, y si lo esta, y no tiene inconveniente es estarlo, sabe que esta palabrería tiene su interés….

Una fobia con todas las molestias que supone en la vida del joven sujeto, todas las inquietud es que suscita en su entorno, y todo el interés que esto despierta en el Profesor Freud…..".( Seminario IV).

Ahora bien, para entender lo sucedido con el síntoma, Lacan decide partir de la situación pre-fóbica con la siguiente pregunta: ¿En que situación encontramos al niño previo al estallido de la angustia y su posterior constitución de la fobia al caballo? Estas pinceladas que hace Lacan son para nosotros pequeñas orientaciones clínicas. Es decir, si ustedes encuentran en su consultorio con un niño con un síntoma fóbico, quizá habría que hacerle caso a esta indicación.

Lacan dirá que en verdad Hans no se encontraba privado de nada. Vivía en un mar de felicidad, enredado eróticamente en un juego fálico, relación imaginaria con su madre, que denomina como el juego del engaño, o el juego del señuelo intersubjetivo. Etapa super feliz, dirá con cierta ironía, en la que el niño nada plácidamente en un mar de dicha.

Al mismo tiempo Hans está intensamente interesado en la cuestión del wiwimacher, el hace pipí, y la prohibición de la masturbación no ha surtido aún efecto sobre el.

Con relación a su madre, el niño avisora un nuevo término, que se ubica entre su madre y el, en su comprensión inconsciente respecto de ella y su deseo.

Allí es donde siente al "falo" como el centro de su deseo, núcleo principal de la sexualidad femenina que marca esa fundamental estructuración inicial de un sujeto y que orienta su mundo en los primeros tiempos.

En relación a ese deseo, y esa falta primordial, él mismo se sitúa en distintas posiciones, ofreciéndose como falo,… Lacan dirá , "cameleándola" en una relación tramposa.

Es una relación tramposa, porque transcurre en un campo imaginario, dual, en una forma de vinculación intersubjetiva en la que el niño le asegura a la madre que puede colmarla en todo cuanto le falta en su deseo, y esta al mismo tiempo se muestra colmada por él. Esto es en relación a la falta primordial de la madre y él en lugar de falo, completándola. El niño entra en el juego del cameleo, donde ella le dice que es todo y él se ofrece en ese luga, teniendo ambos como telón de fondo aquello que la teoría freudiana nombra como " El penis neid", o envidia al pene , situándonos en esta etapa primera de Hans en el tiempo que Lacan denomino como la cuestión del falo imaginario. A la altura del seminario 4, Lacan está tematizando, entre otras cosas, la cuestión del falo imaginario.

Hasta aquí, parecía marchar todo bien, donde madre e hijo se completan en forma mutua. Estamos en el tiempo del narcisismo. Los primeros informes de Max Graf destinados a Freud se sucedían sin dificultades, proveyéndole la información normal y esperada respecto de la sexualidad infantil, pero en forma sorpresiva para todos, este niño aparentemente colmado y feliz empieza a angustiarse, y como si fuera poco comienza a tener, posterior a esa angustia primera, una intensa fobia a los caballos , negándose a salir de su casa.

¿Que precipitó la crisis? - se pregunta Lacan. Segunda orientación clínica para nuestro trabajo. Lacan va a plantear que el niño va a sufrir una descompensación a causa de la irrupción en el escenario dual e imaginario con su madre, de dos elementos reales que precipitaran a Hans en su crisis porque le plantean un problema nuevo a su existencia que requiere una solución.

Los dos elementos reales serán, en primer lugar el nacimiento de su hermana Hanna, y por otro lado, y principalmente, aquello que trajo como conflicto su propio crecimiento, que es la sorpresiva irrupción en su cuerpo del goce real y pulsional que provee su pene. Lo de la hermanita es típico del nene que está entronizado en el deseo de su madre y lo vienen a barrar cuando nace un hermano. Lo segundo es la sexualidad infantil, la aparición de las erecciones, el juego con el hace-pipí y lo que en su cuerpo empieza a aparecer como goce real y que conmociona su estructura. Dice Lacan:

“La cuestión parece simple pero no lo es, ya que es importante comprender que el trabajo psíquico que representa para todo sujeto en estructuración integrar el efecto traumatizante de la pulsión es una tarea compleja y en torno a esta cuestión se pueden explicar muchos de los síntomas por los que nos consultan en la niñez”

Otra orientación clínica: en muchos de los casos que nos vienen a consultar, hay algunas cuestiones que tienen que ver con el efecto traumatizante de lo pulsional. Es algo de lo real que irrumpe en el cuerpo y que hay que integrar.

Lacan entiende que estos dos elementos reales que irrumpen en su mundo, conmocionan su estabilidad, y las reglas hasta allí conocidas por el niño cambian de repente, y deberá pues realizar algún esfuerzo o trabajo psíquico para integrarlas de alguna forma, pero justamente será aquí donde se encuentra con una dificultad que traba la solución: La carencia del padre real. En este seminario, Lacan intenta trabajar la incidencia del padre real en la salida del campo imaginario. Toma el caso Juanito como un ejemplo de algo que produce un problema, una falla, una dificultad para salir del campo imaginario cuando hay una carencia de la intervención del padre real.

Lacan distingue padre simbólico, padre imaginario y padre real. El padre simbólico es el de Tótem y Tabú, el padre muerto, que está en un lugar inexistente, como figura. Con el padre imaginario es con el que se la ve todo niño, porque es el padre con el que se rivaliza, el que se lo supone Superman, con el que se fantasea. Curiosamente, dice que con el padre real es con el que menos se las puede ver, porque es el padre real, el padre con sus fallas. Las ve por sus efectos o por sus déficit.

Aca tenemos otro punto en la orientación clínica: como un niño puede quedar como síntoma de la disputa parental. El psicoanalista que trabaja con niños, frecuentemente tiene que trabajar con los padres. Freud no revela todos los detalles, porque él se aboca a escribir el discurso del niño, el diálogo con el padre y busca la perspectiva más intrapsíquica de Juanito. Lacan, en cambio, introduce la cuestión del padre y la madre en la problemática del síntoma.

El problema radica en que en este momento de descompensación, que todo sujeto en estructuración debe atravesar, donde las reglas conocidas de su mundo cambian, el niño ha de dar un paso que resulta literalmente infranqueable por si solo. No hay forma que salga de esta trampa por si solo, requiere de la intervención de un cuarto.

En este punto Lacan será contundente e implacable respecto de su lectura de la participación del padre de Hans en relación a la formación del síntoma del niño :

“Será en ese momento de crisis en el cual Hans se encontrará buscando una salida a ese juego imaginario con la madre, debiendo además intentar integrar a su subjetividad la existencia de los efectos pulsionales de su pene real , que se topa con un fuerte obstáculo en su desarrollo, tal como lo nombra Lacan, la ausencia del "pene mayor de todos", es decir el del padre, debiendo afrontar así su complejo de Edipo, en una situación que exige una simbolización particularmente difícil”.

Explicará así, que para la asunción de la función sexual viril en el varón, juega un papel esencial la presencia del padre real. Para que el sujeto sea atravesado verdaderamente por el complejo de castración, y encuentre un pasaje de salida, es preciso que el padre real juegue de verdad el juego, es decir que asuma su función de padre castrador en su forma mas correcta. Es decir, para salir de ese campo imaginario (que es estructurante, pero requiere una salida) el padre real debe asumir la función de padre castrador.

Podemos pensar que el padre de Hans es el padre prototipo de este momento, sobre todo en estos tiempos que el patriarcado ha empezado a caer. Ese padre bondadoso intenta no privarlo de nada y esto puede traer algunos problemas.

El caso Hans, según Lacan, ilustra como un niño se las arregló para encontrar en su síntoma, una suplencia allí donde su padre tan inmensamente bondadoso, ese padre cariñoso y amado, fallo en su función. Un padre que se obstinaba en no querer castrar.

Será allí, concluye Lacan, que ante la carencia de esta función significante central para la estructuración humana, Hans deberá recurrir a la un sustituto que supla esa carencia. Por eso en Hans aparece un caballo al cual Hans le teme, un caballo que lo quiere morder, que se cae. El caballo tiene múltiples significaciones, ese es otro tema importante. El caballo le permite hacer a Hans un recorrido que va de lo imaginario hacia lo simbólico.

Esta posición nos diferencia tajantemente de las posiciones conductistas. Para Lacan, el śintoma tiene una función y no debe ser erradicado brutalmente, sino dejarlo desplegar y que esa angustia desaparezca o se alivie. O que el síntoma caiga caiga tras cierto modo de trabajar la cuestión. El síntoma es indicador de una falla de la función del padre.

El caballo como síntoma , en ese sentido, será el significante que le aportará el punto de enganche , con sus múltiples significaciones posibles, que le permitirá el recorrido por su proliferación imaginaria, y a través de sus diversas construcciones míticas, para encontrar así el camino necesario de salida que va desde lo imaginario a lo simbólico.

En síntesis, para Freud el complejo sintomático del caballo, representó para el niño el sustituto desplazado de la representación del padre, allí donde el conflicto de ambivalencia, y la represión de la hostilidad edípica hacia él reclamaba una solución .

En Lacan, será la carencia del padre real, aquello que compelirá a la estructura subjetiva a buscar un sustituto de ese significante, y en este punto es donde el síntoma cumplirá una función que aportará una salida a la crisis planteada .

Probablemente dos caras complementarias de la misma moneda, en la que ambos coincidirán en la importancia central de la fuerza traumatizante y estructurante a la vez que ejerce la pulsión, y aquello que provee la castración simbólica como una vía de salida necesaria y posible a la conflictiva de todo sujeto en estructuración.

¿Cómo siguió la vida Juanito -Herbert Graf-?

Su vida se desarrolló muy exitosamente en el campo de la música.

Siguiendo probablemente de alguna forma cierto camino identificatorio en este campo que era la especialización de su padre, Herbert se convirtió en uno de los mas famosos regisseurs ( director de escena) de la ópera, que constituye una función clave en ese medio, que por otra parte fue una profesión prácticamente creada por el, cuya esencia consiste en crear la escenografia que sostiene la obra operística.

En el período previo al nazismo, emigra de Viena. A partir de 1936 trabajó como director de escena de Metropolitan de Nueva York, donde permaneció casi 30 años. Allí contrajo un primer matrimonio en 1927 con Lisselotte Austerlitz , del cual nació un primer hijo llamado Werner Graf en 1933, y luego tuvo un segundo matrimonio, con Magrit Thuering con quien tuvo una segunda hija en el año 1966, a sus 63 años, en Suiza , que se llama Ann Kathrin Graf, y actualmente tiene 41 años, quien vive en Ginebra donde Herbert Graf terminó su vida profesional como director de uno de los principales teatros de ese país.

Como parte de esta investigación tuve la posibilidad de dialogar con Ann-Kathrin Graf , vía e-mail, en el curso de los meses del 2007, y hacerle algunas preguntas.

Al preguntarle respecto de sus recuerdos sobre el padre, me dijo que conservaba pocos recuerdos ya que él falleció cuando ella apenas tenía 6 años, pero de todos modos siempre mantuvo fresco en su memoria el recuerdo de su padre, en su estudio, completamente dedicado a la preparación de su tarea en la casas de opera en todo Europa y que además estaba segura que el nunca volvió a tener síntoma fóbico alguno ni a realizar tratamiento alguno en su vida.

Herbert Graf falleció en 1973, de cáncer de riñón, luego de haber gozado de un enorme respeto en el mundo de la ópera y habiendo trabajado en casi todos los grandes teatros y con los cantantes más reconocidos de su época.

Caso clínico.
Joven de 11 años, con un intenso miedo a las tormentas. Se presenta angustiado y me dice que su miedo empezó en un momento en que estaba en su casa sin su padre y con su madre. Se produce, a fin de año, una tormenta feroz. En su opinión, eso desata sus tomores. Evoca que ese dia, con el avance de la tormenta, sintió que el agua empezaba a empujar con fuerza hacia adentro de su casa y que tal circunstancia le produjo una intensa angustia, al sentir que no podía detener el agua que inundaba con su fuerte empuje, mientras la tormenta no se detenía. Recuerden que término drang (empuje) de la pulsión.

Recuerda que a partir de ahí quedó muy asustado, y casi obsesionado con el clima. Comenzó desde entonces a observar las nubes, el viento, siempre atento, alerta, angustiado ante la posibilidad que se desate una nueva tormenta, y otra vez se produjera el empuje del agua hacia el interior de su casa, situación que deseaba evitar. Ese es el relato.

Eso que empuja, que viene de afuera, que le resultó sorpresivo, son todos los términos que empieza a articular mientras habla.

Su relato continúa, en los sucesivos encuentros, hablando de diversas cuestiones que iba asociando a sus miedos, hasta que un día llega a un punto, en el cual ubica ciertas cosas que le pasaban en el cuerpo y entonces, hablando de esto asocia, que lo que antecedió al miedo a la tormenta, fue una ocasión en la que él estaba en el auto con su familia y al mirar fijamente hacia una esquina, vio a unas mujeres que estaban con “poca ropa, paradas en una esquina y se le veían las tetas”.

El Seminario XXIII Lacan habla de la resonancia en el cuerpo, la pulsión como el eco en el cuerpo de un decir. Es decir, algo que como palabra o significante resuena en el cuerpo. Esto está todo el tiempo en la clínica. Mira las tetas de las mujeres en la esquina y le produce una especie de rayo.

Según recuerda, allí, quedó sorprendido por esta situación que lo impactó mucho y dice: “sentí como un rayo o relámpago en el cuerpo”. Ahí es donde articula otro significante. Es la excitación sexual que irrumpe en él. Parece nombrar entonces, algo de un goce desconocido, ignorado, que de pronto irrumpe en su cuerpo, no se sabe si es desde afuera o desde adentro, que empuja sorpresivamente y de alguna manera en el lenguaje, en la metáfora, empieza a ser nombrado, articulado, por la vía del síntoma. Lo que importa es que pudo empezar a hablar de eso.

Pregunta: ¿Cómo era la sexualidad de de estos padres?
A.P.: Los padres de este menor, la convivencia era compleja. No había relación sexual entre ellos. El padre lo trae a consulta. Cuando el chico empieza a desplegar su sexualidad puberal, se producen una serie de problemas que derivaron en este tema.

Pregunta: ¿Por qué creés que Lacan habla de carencia de padre real en Juanito? Porque me suena a la constitución de una psicosis.
A.P.: Yo no integré la posición de la madre en el caso Juanito. Hay 2 modos de pensar el falo y el deseo de la madre respecto de un hijo. Lacan explica que el niño es metáfora del amor por el padre o es metonimia. En el sentido que el hijo puede ser la metáfora del deseo de la madre por el padre, el padre de Juanito, en relación al deseo de la madre, está fuera de juego. Por el lado del deseo de la madre, todas las interevenciones del padre caían en saco roto; o bien porque el padre no tenía la suficiente decisión de producir el efecto de castración que Juanito necesitaba, o bien porque estaba fuera del deseo de la madre.

Se puede suponer que había un conflicto a nivel de la pareja y Juanito estaba enredado. La madre se había analizado con Freud en 1897 y 2 de sus hermanas se habían suicidado. En 1897 fue el año clave del autoanálisis de Freud con las cartas a Fliess. Él analizaba su propia fobia, que era una fobia a los trenes. Lo remonta a un recuerdo infantil donde él viajaba con su madre y la recuerda desnuda. En ese año, Freud descubre el Edipo en él, su sexualidad infantil, entre agosto y noviembre. Es el mismo período donde analiza a esta joven y a otras histéricas conocidas en los textos.

Lacan plantea que el intento del padre de Juanito de intervenir, quedaba siempre fuera de juego.

Pregunta: Hay fobias que no se resuelven en la infancia.
A.P.: Hay que dintinguir entre lo que es fobia de estructura y lo que es fobia como síntoma. La fobia en la estructura son las fobias universales, según Freud. Son fobias por las cuales todos los niños atraviesan, porque son estructurantes, como el miedo a la soledad, a la oscuridad. Todos los niños, en algún momento de su estructuración subjetiva, atraviesan un momento de fobia.

El caso de Juanito es fobia como síntoma, como suplencia de una falla. Eso puede quedar en la infancia y no retornar nunca más. La cuestión es la relación a la angustia, lo que aparece en la fobia en la adultez es un intento de tramitar la angustia, de producir una localización de la angustia para que no irrumpa de manera pavorosa. En el caso que vimos del púber, vemos la irrupción pulsional en el cuerpo. Hay algo que él no puede integrar y entonces hace esta metáfora de la tormenta. Esto puede terminar ahí, pero la cosa es cómo se sigue jugando el partido en relación al partenaire, cómo se las va a ver en su sexualidad en el encuentro con el otro, haciendo uso de los títulos en el bolsillo, como decía Lacan.

Alexandre Stevens dice que la adolescencia es un síntoma que es respuesta a la metamorfosis de la pubertad. Es decir, ¿cómo tramita alguien la metamorfosis de la pubertad? ¿Cómo se las ve con la sexualidad? Porque la adolescencia no es un término del psicoanálisis. El psicoanálisis menciona la metamorfosis de la pubertad. Cuando algo tiene un nivel de angustia que no se puede tramitar, vemos diferentes formas de respuesta: acting out, consumo… Pero también vía la neurosis: síntoma obsesivo y síntoma fóbico.

El síntoma impide que irrumpa una angustia primaria más pavorosa. Esa es su función y siempre está en relación a la sexualidad. En los sueños de angustia, aparece una caída del disfraz del sueño y el deseo reprimido aparece poco velado. Aparece la angustia. La pesadilla es la avanzada de quedar a merced del Otro. Esa es la angustia más pavorosa, ser objeto pasivo del Otro, vérselas con la angustia de lo real y la posibilidad de quedar devorado por el Otro. La pesadilla es distinta a los sueños de angustia, lo ven en el Seminario X. Algunas pesadillas son la antesala de un brote psicótico. Es el sueño dentro del sueño, la sensación de que te despertás por miedo y en realidad se sigue soñando y aparece nuevamente la pesadilla.

Relacionado: Juanito: Diversas modalidades de la función paterna. (Héctor Yankelevich)

miércoles, 4 de septiembre de 2019

La fobia en el límite.

Por Sergio Bracchitta
Si un hombre está solo no puede más que delirar, si no está en relación al semejante no se enfrenta a la falta. Pero estos otros con los que necesita relacionarse, tienen que ser un número finito, determinado, porque si no, uno se perdería en el infinito. Se puede soportar determinado número finito, pero si se excede cierto límite uno se diluye.

La fobia es una manera de poner barrera a ese infinito, es una forma de delimitar un campo, de poner un límite. Si no, hay continuidad entre adentro y afuera, es más, si no hay un límite, no hay adentro y afuera, no termina de haber cuerpo. La falta del límite es la intrusión del otro, es la psicosis. A esto la fobia viene a poner un límite, viene a poner un freno.

¿Qué es la fobia? Fobos es el dios griego que representa el temor, de ahí viene el nombre fobia. Es la personificación del miedo y acompaña a Ares (su padre) en el campo de batalla. Su madre es Afrodita. A Fobos no se le atribuye ninguna leyenda en particular. Es cierto, el fóbico no hace grandes hazañas, el obsesivo es el que está siempre queriendo hacer grandes hazañas. El fóbico no quiere salir a la batalla, se retrae, sin embargo siempre está en el campo de batalla, está atrincherado y si sale, sale a la guerra.

La fobia es el miedo, el susto. Pero cualquier niño tiene miedo a algo y no necesita armar una fobia. Y si no, alguien se encarga de que esos miedos aparezcan, por ejemplo con esos pequeños antihéroes ya caídos en desuso como el Cuco o el Hombre de la bolsa.
El Cuco da miedo, pero no permite armar una fobia. Porque el Cuco es un temor que introduce la madre. Introduce algo tercero, algo más allá de ella a quien recurrir: “si no tomas la sopa va a venir el Cuco”. Si la madre introduce un lugar tercero al cual temerle, es lo mismo que si dijera: “¡vas a ver cuando venga tu papá!”. No es necesario armar una fobia de eso, porque la metáfora paterna está funcionando, la madre esta instaurando una terceridad, más allá de ella, a la cual, ella también responde.

En la fobia, esta terceridad no se instaura de esta manera, es más lábil. La fobia se arma de otro modo. Se arma con cualquier cosa, a condición de que pertenezca a su entorno. Alguien que vive en el campo no hace una fobia a los ascensores, hace una fobia a las gallinas, por ejemplo. Recordemos que la casa del pequeño Hans estaba rodeada de caballos.

¿La fobia es un síntoma? ¿Es la fobia una entidad clínica más dentro de las neurosis? ¿Entra en la serie: neurosis obsesiva, fobia, histeria? Freud, en el historial del pequeño Hans la llama histeria de angustia. 
Efectivamente hay síntoma fóbicos. Cualquiera puede tenerle miedo a algo.

Recuerdo un paciente obsesivo que tenía un miedo atroz a las arañas. Era un síntoma fóbico que le producía quedar paralizado y mudo frente a la presencia de una araña. Por ejemplo: en una oportunidad este paciente ya adulto sale al patio de su casa y ve una gran araña. La araña estaba inmóvil y él queda paralizado. Quería matarla o salir corriendo, pero no podía hacer absolutamente nada. Esta escena duró alrededor de dos horas hasta que enfrentó a la araña (un detalle: la araña estaba muerta, ¿qué hubiese hecho ella ahí tanto tiempo?). En su análisis tuvo un sueño: estaba en el baño mirándose al espejo, gira la mirada y ve que una gran araña camina por la pared dejando su hilo. De golpe, a la altura de él la araña gira yendo en su dirección y empieza a envolverlo con su tela. Él gira la mirada y ve que es la madre, ve que la araña es la madre. Con este sueño resolvió el miedo a las arañas. 
En este caso es una formación del inconsciente, un síntoma que se resuelve como tal, con el desciframiento. Pero, ¿podemos reducir la fobia a un síntoma?

Lacan: “Presten atención: todo lo que pasa de neurótico, pasa esencialmente en el baño. Son muy importantes estas concordancias de ambientes, del baño, del vestíbulo; para el hombre del placer del siglo dieciocho, todo pasaba en el tocador, cada uno tiene su lugar. Si quieren precisiones la fobia pasa en el ropero, en el corredor, en la cocina, la histeria pasa en la recepción de los conventos de la moda, las neurosis obsesivas en los cagaderos; préstenles atención a estas cosas muy importantes".

Esto nos deja al alcance de lo que intentaré franquear el año próximo, a saber, una alcoba donde no pasa nada más que el acto sexual que se presenta como preclusión (Verwerfung), es lo que se llama comúnmente el consultorio del analista. Es el título que daré a mi lección del año próximo que se llama: el acto analítico”. (Seminario 14)

En “Función y Campo...” Lacan dice: “…Freud encontró la lengua primera de los símbolos, viva todavía en el sufrimiento del hombre de la civilización. Jeroglíficos de la histeria, blasones de la fobia, laberintos de la Zwangsneurose…”
Lacan le está dando un lugar a la fobia entre la neurosis y la histeria, es decir, en la serie de las neurosis.

Hablando del deseo: Para la histeria es insatisfecho, para el obsesivo es imposible y para el fóbico es prevenido. Una manera de ubicar las estructuras en relación al deseo.
En el armado de la metáfora paterna, que es una manera de escribir los tiempos del Edipo, en el comienzo, el niño queda alienado al deseo de la madre. El significante del nombre del padre viene a sustituir el deseo de la madre. Cuando la madre dice: “si no tomas la sopa viene el Cuco”, está apuntando a algo más allá de la relación de ella con el hijo. Le está transmitiendo que no alcanza con ellos dos, que ellos dos no se bastan, que el niño no le basta a la madre. Esto viene a poner orden, aunque sea a través del temor. Pero es la madre la que habilita, la que inaugura la terceridad, mostrando su punto de impotencia.

Cuando esto no ocurre es problemático. Cuando la madre no habilita este lugar, cuando el padre no se hace temer lo suficiente. El padre de Juanito era muy amable, explicaba las cosas, pero no gritaba lo suficiente.

La alternativa es intentar ubicar allí otra cosa. Para Juanito el caballo es la solución. Es lo que le permite el armado de la metáfora. Pero se trata de la estructura mínima. Necesitó del caballo para poder armar un límite, para armar la escena. El caballo le permitió delimitar un lugar. La fobia siempre está armando escenas, al delimitar el armado de un campo. Pero es desde la cocina, como dice Lacan.

En su adolescencia, Juanito, Herbert Graf, decidió a qué iba a dedicar su vida: Director de escenas. Lo interesante es que esta profesión no existía, él la estaba inventando. Se ocupó de crear escenas quedando detrás de la escena, en la cocina de la ópera. Creó un significante que el Tesoro de los significantes no poseía. Este es un punto de máxima creación. Es el significante que indica que el Otro no posee todos los significantes, señala que el Otro está barrado. Es el significante de la falta en el Otro.

El armado de la fobia le permitió al pequeño Hans no quedar atrapado en el primer tiempo del Edipo, no quedar identificado, por ejemplo, al falo de la madre (que lo hubiese convertido en perverso). La fobia le permitió el armado de una neurosis, de una neurosis fóbica, con los mínimos elementos, pero suficientes.

miércoles, 25 de abril de 2018

Clínica de la angustia. Su lógica.


Apuntes de la conferencia dictada por Isidoro Vegh el 4/4/2017

Siendo la charla inaugural de este ciclo, se me ocurrió que podría serles de utilidad es ver qué sostiene a esa clínica con eje en la angustia: su lógica. Si Freud pudo atender a Catalina en las escalinatas de una montaña, o acompañarlo al gran músico y compositor Mahler por los bosques en los alrededores de Viena, o pudo dar un ejemplo en lo que califiqué como una buena sesión en el relato con el joven con el que viajaba en el ferrocarril, en lo que se conoce como el relato de aliquis, el segundo ejemplo de Psicopatología de la vida cotidiana; en todos esos casos si Freud pudo situarse como analista, es porque tenía bien articulada la lógica. Es decir, que si uno puede situar el mejor modo, la lógica que sostiene la clínica del psicoanálisis, tiene más libertad. Muchas veces se utiliza la teoría como corset. No es eso lo que propongo, sino transitar la lógica que sostiene la clínica para no quedar atados como un corset, sino para que puedan moverse con libertad.

Les propongo pensar esta charla como "Freud después de Lacan". Tal vez a muchos de ustedes les haya pasado lo que a mi me pasó, que después de haber leído un texto de Lacan, uno vuelve a leer un texto de Freud que ya tenía leído y subrayado y se pregunta qué había leído antes. Parece un texto nuevo. Y no sólo nuevo, sino que a uno le parece que Freud era un genio. Como dijo Lacan un día, "a mi me acusan de loco, pero el verdadero delirante -en el sentido positivo del término- fue Freud". Entonces voy a hablar desde esa perspectiva, de lo que sería una práctica recursiva: Freud después de Lacan.

A grandes trazos, en Freud se suele hablar de 2 teorías de la angustia. La primera, que demuestra que Freud desde el inicio no solo era un teórico, sino alguien que estaba ligado intensamente a una práctica clínica. Freud trabaja el tema de la angustia ya desde 1895, 5 años antes de ubicar lo que sería la ruptura epistemológica con la que podemos decir que nace el psicoanálisis, que es La interpretación de los sueños. Freud intenta distinguir la neurosis de angustia de otros cuadros que él llama neuropsicosis. Es decir, que el tema de la angustia lo toma muy precozmente. En ese trabajo, él plantea que alguna de las llamadas neurosis de angustia se pueden situar como un capítulo de lo que serían las neurosis actuales. Y se llaman actuales porque la causalidad no remite a una representación reprimida sucedida en otro tiempo, sino a causas actuales. Por ejemplo, si en una pareja el caballero sufre de eyaculación precoz, puede ser que si el caballero atiende a la dama por otros medios, ella no sufra de angustia, pero él sí. Él sí, porque la energía sexual, que Freud llamaba libido, no tendría la descarga adecuada. Esa ausencia de descarga adecuada, se transforma en angustia. Ese sería un ejemplo de neurosis de angustia como capítulo de neurosis actuales. Pero también puede suceder en las neurosis comunes. Si la represión de los deseos y las pulsiones sexuales funciona de modo tal que inhibe la realización adecuada del acto sexual, también se puede convertir en angustia. Es decir, en la primera teoría de la angustia de Freud, la represión lleva a la angustia.

En un texto muy posterior, del año 1926, un clásico también, Inhibición, síntoma y angustia, allí ya se trata de otro tema. Precisamente, el que va a retomar Lacan. Freud va a distinguir entre lo que sería la angustia automática o angustia de muerte, pero lo que nos va a interesar a nosotros hoy es la angustia señal. Una angustia que por el mismo hecho de llamarse señal, nos introduce una pregunta: ¿Señal de que? Esta angustia señal se caracteriza por tener una secuencia distinta de lo que es la represión. Es una angustia que cuando el sujeto la advierte, lo hace cambiar de dirección, de rumbo. Supongamos que se trate de una agorafobia, una fobia a salir al exterior. ¿Qué nos dice nuestro maestro Freud? El acercamiento al límite entre el interior y el exterior podría proponerle al sujeto que sufre esa fobia algo que sería una tentación sexual que sus ideales, sus valores o sus mandatos superyoicos se lo prohíben. La angustia es señal de ese peligro y entonces se instaura la represión y su efecto puede ser el síntoma. El movimiento es el contrario del anterior. En la neurosis de angustia, como Freud la plantea en en 1895, la represión causa angustia. En el año 1926, Inhibición, síntoma y angustia, la angustia señal hace que se instaure la represión. Esto es un antecedente de lo que Lacan encontró en la obra de Freud.

A veces me he encontrado con periodistas que me han preguntado si Lacan era famoso por una cuestión de moda o si introdujo algo. Introdujo algo importante: vamos a ver qué es lo que lacan nos propone respecto de la angustia y nos va a enseñar también cómo situarse con el padre, en este caso con su padre simbólico que era Freud. El neurótico, en general, tiene problemas para situarse con el padre: se somete, lo niega, lo pelea. El problema es cuando hacen teoría psicoanalítica, porque lo hacen desde su neurosis.

Lacan dedicó un seminario de un año a hablar de la angustia. Él mismo comenta que algunos le cuestionaron dedicarle un año a ese tema. Ya estaban bajo los efectos del post freudismo. Uno a veces escucha, incluso entre los analistas, que dicen que no hay que ver las cosas del pasado y en su lugar ver para adelante. Bueno, hoy a la noche cuando se acuesten, ustedes decidan que sus sueños serán para adelante: que no aparezca mamá, papá ni la abuelita. Ustedes se lo proponen... ¿Se dan cuenta de que es un absurdo? Lacan le dedica un año al tema de la angustia porque se da cuenta que para su maestro Freud era un tema esencial. Lo primero que nos dice es que si uno quiere buscar una respuesta en la tradición existencialista, lo que encuentra se acerca pero no llega: menciona a Sartre, a Heidegger, el cuidado, el darse cuenta de nuestra condición de das-dein, de ser arrojado al mundo, nuestro destino para la muerte. Para nosotros los psicoanalistas, dice Lacan, eso no es suficiente. Es más, ni siquiera está bien enfocado el tema. Entonces comienza con el ABC:

A) La angustia es un afecto.
No es un significante, no es una ilusión. Es un afecto. Y yo voy a hacer una distinción que no es de Lacan; me pertenece: es un afecto, no un sentimiento. Un afecto afecta a lo real. Pongamos un ejemplo de la vida cotidiana: si alguien pierde un amante, probablemente se deprima. Si es una relación que les importa, quizá por un tiempito no le sale fácil una carcajada o no tenía ganas de ir al boliche. Algunos tienen problemas para encontrarse con el apetito. Es decir, afecta a lo real. La dama por ahí no tiene ganas de maquillarse, los caballeros quizá por unos días no tenían ganas de darse la ducha cotidiana o de afeitarse. El sentimiento, en cambio, es la dimensión imaginaria del afecto. Si está enganchado al afecto, tiene un valor. Pero el sentimiento puede no estar enganchado al afecto. Es como si ustedes fueran al programa de Mirtha Legrand y ella te dice ¡Cuánto me gustás!, ¡Qué alegría verte! Y dentro de media hora no sabe ni cuál es tu nombre. Es la dimensión imaginaria del afecto. O en un drama por televisión, podemos llorar pero al ratito hacemos zapping y nos reponemos. Entonces, la angustia no es un sentimiento, sino un afecto. Por eso Lacan dice que la angustia no engaña. Si el analizante nos cuenta que hay angustia, ahí nos detenemos, porque ahí hay algo. En principio, un límite.

B) la angustia es un efecto.
La angustia es un efecto de un software, de un programa que nos habita. Freud le puso nombre y lacan lo retoma: angustia de castración. ¿Qué quiere decir angustia de castración? Nosotros hablamos de castración como de la lluvia, nos entra por una oreja y nos sale por la otra. Pero no es así, porque ustedes saben que en las 4 paredes de un consultorio, salta la verdad. ¿Ustedes saben que muchísimos jóvenes toman viagra antes de ir a encontrarse con una chica? No tienen problemas de artereoesclerosis ni disminución de testosterona. Lo que tienen es angustia de castración. Es decir que esa castración no es una palabrita, produce efectos. Nadie lo cuenta, todos caminamos por la calle, especialmente los varones, con cara de macho latino. Pero donde se canta la verdad, que es en la cama o en el diván, las cosas saltan.

Para Freud, la castración era una amenaza. Si el nene malo se quiere acostar con la mamá, papá le dice que le va a cortar el pito. Narcisismo fálico, el chiquito hace una evaluación, consulta con un economista de confianza y dice "costo-beneficio: para acostarme con esta vieja arrugada, mejor cuido el pito y como me dijeron, el día de mañana tendré otras". Negocio redondo, resolución del Edipo, la castración culmina el Edipo. Esto es Freud. Su consecuencia moral es "deje de pelearse con su jefe en el trabajo y va a ver cómo se le va la angustia". Son psicoanálisis adaptativos, ¿se dan cuenta? En cambio, un psicoanalista que se ubique en la lógica que vamos a desarrollar, le diría al analizante: ¿Quiere que se le vaya la angustia? Decídase, ¡Asesine a su jefe! Eso sí, hay que aclarar que hay que asesinarlo simbólicamente. ¿Qué quiere decir asesinarlo simbólicamente? Vamos a verlos en unos pocos esquemas que muestran que algunas pocas veces, Lacan tuvo piedad de nosotros.

Este gráfico está en el seminario de la angustia. Hay una línea vertical que divide 2 columnas. Se trata de un esquema, que como todos los esquemas sirve como apoyo para el pensamiento. No es que acá vamos a encontrar loa fórmula de Juan Perez o Marta Gonzalez. Se trata de un esquema que muestra cómo sería la estructuración de un sujeto:

Piso de arriba: Para nosotros psicoanalistas, la historia comienza en un lugar específico: el bebé aparece en el mundo si hay un otro que lo desee. Sabemos que desgraciadamente no siempre es así y sabemos que eso tiene consecuencias serias. Pero partamos de cuando eso sí sucede. La A es la inicial de Autre en francés. En el inicio, tiene que haber un Otro que deseé un hijo. Escribimos la S, que es casi el único lugar donde lacan pone una S mayúscula para lo que voy a decir ahora, si no la usa para escribir "significante". Acá la usa para indicar que se trata de un sujeto mítico, un sujeto por venir. El concepto de sujeto no existe en Freud, es un concepto lacaniano. Sujeto viene en lugar de individuo, en lugar de persona. Sujeto quiere decir que está habitado por el lenguaje y que puede hacer ejercicio de la palabra. Cuando el bebé nace, tiene las condiciones neurológicas para adquirir el lenguaje, pero no lo tiene. Por eso es un sujeto por venir. En términos freudianos, un bebé es el falo imaginario. Se trata de un primer tiempo: madre fálica, el niño en el lugar de falo como objeto de ella, lo cual es necesario, como decimos a veces en broma, que a los 30 o 40 años hay que salir de ahí. Uno no puede quedarse siempre en ese lugar.

Piso del medio: Si todo sale bien y un terceridad interviene entre la madre y el niño, que se llama padre. Entonces pasan 2 fenómenos. Estas flechitas las pongo yo, no Lacan. El Otro, que es la madre, va a ser introyectado por el bebé pero barrado, Ⱥ. Por favor, no digan tachado. Barrado se relaciona con la barra de la castración. Quiere decir que el Otro tiene que aceptar, si funciona la metáfora paterna, que no puede reincorporar a su hijo. Tiene que soportar una falta. Pasa a ser un Otro incompleto, eso es lo que quiere decir Otro barrado. En la medida que Ⱥ se incorpora, dice lacan, esto es el inconsciente. El inconsciente es un conjunto de significantes donde al menos falta uno. Y el sujeto pasa a ser un sujeto barrado. Va a incorporar los primeros fonemas, se va a constituir entre un significante y otro y va a estar dividido entre consciente e inconsciente, entre lo que dice y lo que sabe, pero va a tener que pagar un precio.

Piso de abajo: El precio que paga, lo dice nuestra música popular, el tango: La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser. En psicoanálisis, diríamos que es la vergüenza de haber sido el falo de mamá y el dolor de ya no ser ese falo. Por eso Lacan llama al sujeto manque à être. Falta en ser, dejar de ser un objeto del Otro. Por supuesto que el sujeto ganará en libertad, porque a partir de ese momento, podrá ser un sujeto de deseo. Y ese sujeto de deseo se va a constituir con un premio consuelo que es esto que Lacan escribe con la letra a minúscula. Del objeto a, Lacan dijo que fue su único invento. Si entre $ y a le ponemos ◊ (losange), tenemos la fórmula del fantasma $ ◊ a.

Fíjense cómo del primer movimiento, donde el bebé era el falo del Otro, un objeto al servicio del deseo o del goce del Otro, si acepta dejar de ocupar ese lugar y esa pérdida del ser, gana como sujeto del deseo. Lo decimos, por ejemplo, con el objeto oral: si se pierde el pecho en el destete, se abre lugar al apetito. Para que haya apetito, tiene que haber una operación de pérdida. Por eso Lacan, que le gustaba mucho ironizar, un día dijo “Pobres los ricos”, porque como están llenos de objetos, les falta la falta, lo que constituye nuestra esencia como sujetos deseantes.

El problema es el siguiente: ¿Cómo viene al consultorio alguien que viene a demandar análisis, en el campo de la neurosis? Viene con su inconsciente constituido, pero ocurre que el ser humano no soporta muy bien esa falta. Étienne de La Boétie, un pensador, escribió un libro que no publicó en vida porque lo hubieran liquidado, acerca de la servidumbre voluntaria. Él formula esta pregunta: ¿Cómo puede ser que haya tiranos? Y dice que solo hay tiranos en la medida que hay otros dispuestos a soportarlos. ¿Y cuál es el beneficio de soportar a un tirano? El tirano promete, con su dedo sabio, que él sabe a dónde hay que ir. Y la historia de la humanidad nos muestra situaciones increíbles. ¿Cómo puede ser que el 95% de los alemanes, el pueblo más culto de Europa, a un delirante paranoico como Hitler? ¿Cómo pudo el pueblo italiano con toda su historia, su relación con la estética, seguir durante décadas a Mussolini? Y con la realidad argentina mejor ni me meto. Entonces, el neurótico vuelve a retroceder y se ofrece como objeto para sostener al Otro:
Y nos postergamos como sujeto del deseo ($). Un ejemplo clásico: un analizante se recibe de arquitecta. Venía hablando de su sueño de irse a Europa a ver todas las construcciones romanas, góticas, neoclásicas… Para ella, un viaje soñado. ¿Pero qué le pasa? Viene a la sesión angustiada: “¿Pero cómo me voy a ir? Pobre mamá, ¿Cómo la voy a dejar?” Se está ofreciendo en el lugar de objeto para sostener al Otro, con el riesgo de postergar su deseo. En este caso hay angustia, pero no siempre ocurre eso. Si el sujeto no se da cuenta no se da cuenta que está en este lugar, puede seguir preso durante años. Es función nuestra y del análisis ayudarlo a que descubra dónde está retenido, donde está preso. Ejemplo simple: “Vivo con una mujer que me maltrata todos los días, pero no la puedo dejar”. Rápidamente surge en análisis que del mismo modo lo maltrataba su padre en la infancia. Es decir, sigue queriendo estar en ese lugar de sufrimiento, pero que para él es un lugar de protección. Solo se va a convertir en angustia (angst, en alemán), en angustia señal, cuando algo se le convierta en anuncio. Un anuncio que le diga dónde está encerrado.

Supongamos que somos espectadores de lo que sucede en una cárcel, como en el texto del tiempo lógico de Lacan. Supongamos que hay 10 presos que están en cadena perpetua y bueno, el ser humano es capaz de acostumbrarse a cualquier cosa. Ocurre su vida cotidiana en ese espacio, pero de pronto viene el Director de la cárcel y les dice “La semana que viene, 2 de ustedes van a salir en libertad”. Podemos aportar que a partir de ahí, empieza la angustia. Sören Kierkegaard, en su libro “El concepto de la angustia”, lo dice así: la angustia surge cuando la libertad se anuncia, pero nada la asegura.

Como se trata de una lógica para el sustento de una clínica ligada a la angustia, el camino más corto para mostrarlo en un cuadro clínico esto que acabo de señalar, que resume la diferencia entre Freud y Lacan. Para Freud, la castración era una amenaza y era la castración del órgano. En el esquema que vimos antes, la castración es la castración del Otro, y en lugar de ser una amenaza, es una oportunidad. La angustia señal, si el analista sabe acompañarla, es la oportunidad de acompañar a nuestros analizantes a un efecto de liberación. Liberarse de ese lugar de sujeción al Otro para poder instaurarse como sujeto del deseo. ¿Se advierte la diferencia de lo que es una vida transitada de un modo o del otro?

El caso Juanito, es el más clásico de todos. Juanito es presentado como un clásico historial de fobia, pero como toda fobia, lo que antecede es la angustia. Una crisis de angustia. Una mala lectura del caso como la de los postfreudianos diría que la angustia de Juanito es porque nació su hermanita. Pero la angustia surge un año y pico después de que surge la hermanita. Empieza en el mismo tiempo que Juanito comienza a toquetearse el pene, a sentir la cosquillita en el órgano sexual. El relato comienza con las anotaciones de un padre que era un admirador de Freud, como una contribución a la investigación, pero en realidad era el marido de una histérica que se había analizado con Freud y muy lejos no había llegado. Porque cuando Juanito le pregunta a la madre si también tiene una cosita de hacer pipí, ella le dice que tiene. Y cuando Juanito insististe con el wiwimacher, entonces la madre le dice “qué porquería”. ¿Por qué qué porquería? O sea que el padre de Juanito vuelve al analista a decir que le arregle a su mujer y las consecuencias: un hijo con fobia que no puede salir a la calle por miedo a los caballos. Esa fobia se le instaura después que él tiene un sueño donde él está solo, sin que la madre lo acaricie, lo cual hace que muchos analistas se confundan y crean que la angustia surja ante el hecho de quedarse solo. No, es exactamente al revés. Ese sueño, como formación del inconsciente, le está diciendo que él podría estar por el mundo sin estar todo el tiempo pegado a la mamá. Y no le surge en cualquier momento, sino cuando su pitito, mediante la excitación, le anuncia que en vez de ser él todo un objeto goce de la madre, podría tener su propio objeto de goce. Es lo que representa lo que Winnicott descubrió de un modo genial como el objeto transicional. ¿Qué es esa mantita, o esa muñeca rota que la nena no quiere cambiar por otra mejor? ¿Qué son esos objetos que el Otro no le gustan? Son sustracciones de goce al Otro. Por primera vez, el chiquito o la chiquita pueden decir “Yo tengo mi propio objeto de goce”. Así surge la angustia, y se trata de un padre teórico que no interviene. Como dice Lacan, “Zeus sin el trueno, no es Zeus”. Un gran poeta, Vinícius de Moraes, lo decía de este modo: quien no escuchó roncar a su madre, no sabe lo que es tener padre.

¿Qué le decía el papá de Juanito a Juanito? “Juanito, ¡no te tires en la cama donde está tu mama, porque eso no está bien, lo dice el Profesor Freud!”, y Juanito que era muy pillo le decía “Te propongo un negocio: vos te vas con tu mamá, yo me quedo con la mía”. ¿Así se interviene? Este es el papá de Juanito, un papá al que Juanito ya no sabía cómo hacerlo reaccionar. Dice Lacan que cuando Juanito le pega en la barriga al padre, es para ver si reacciona. No estoy diciendo que hay que maltratar a un chico, de ningún modo, sino que hay veces que es necesario poner límites. Si uno quiere ser padre o madre, no puede quedar anclado en el fantasma de querer que todos te amen. Tenés que aceptar que también te odien. Hay analista que quieren que los amen. Entonces después vienen a controlar y cuentan que el paciente le debe tanto dinero, otro le debe otro tante. Creen que si no cobran van a ser amados. Están equivocados, porque en un tiempo van a cosechar el odio del fracaso del tratamiento y además se van a quedar sin el dinero.

Hay 2 frases de lacan que definen bien la estructura de la angustia. Freud dijo, para diferenciar angustia de miedo, que en el miedo hay un objeto. Uno puede tener miedo a que caiga una bomba, como dijo en el caso de Melanie Klein. Pero en la angustia no hay objeto, dice Freud, aunque algo hay.

Lacan dice que la angustia surge ante el deseo del Otro. Para que surja ante el deseo del Otro, primero hay que cortar el goce con el Otro, sino no surge. Ese es el tiempo del anuncio. Es decir, el preso descubre que está en ese lugar porque lo comanda el deseo del Otro.

La segunda frase de Lacan es, a contrario de la Freud que dice que la angustia es sin objeto, Lacan dirá que la angustia es con objeto. ¿Y cómo lo entendemos? La angustia surge cuando el sujeto se da cuenta de que él está como objeto, a merced del deseo del Otro. Ahí se juntan esas 2 frases. ¿Qué hace un analista que acepta esta lógica que estoy exponiendo en un paciente que llega a ese tiempo de angustia señal? No hace el encuadre kleiniano rígido, no comparto. Si es posible, sin medicación.
  • Si la angustia es desorbitante, como diría mi maestro Pichón Riviere, le daremos una medicación. El mínimo y necesario para que pueda seguir hablando.
  • Pero si es posible y sin medicación, entonces le hablaremos por teléfono, le daremos 2 sesiones en un día, le damos una sesión al día siguiente. Porque de lo que se trata es ayudarlo a que pase. La angustia es señal de que se está frente a un umbral.
  • Tenemos que enseñar a nuestros analizantes a que no desesperen, a decirles incluso que no es malo que tenga esto, que no se desespere, que juntos lo vamos a transitar. Es muy importante que el analista no retroceda.
En Juanito, la angustia hace que Juanito no siga el modelo del padre, sometido a una mujer. Eso sería asesinarlo simbólicamente.

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre Freud y Lacan?
I.V.: Cuando yo mencioné lo de la angustia señal, tanto Freud y Lacan hablan de angustia de castración. Coinciden en eso. Freud explicita la cuestión de la castración en función del órgano y con Lacan pensamos que está mucho mejor expuesta cuando habla de la castración del Otro. Pero tengamos presente de que fue Freud que estableció las equivalencias simbólicas niño = falo. Es decir que Freud entendió que salir de ese lugar de falo imaginario del Otro es un equivalente de la castración. Es decir que Freud no es unívoco en ese aspecto. Lo que pasa es que si nos quedamos solo con la castración del órgano, que sería la castración en el tener, nos perdemos algo que nos dice la clínica, que es entender mejor esa castración del Otro, que además tiene un valor ético.

Un valor ético que en la clínica, es decir, que para no hacer análisis melancolizantes tenemos que aprender a distinguir cuándo se trata de la intervención equivocada del Otro real y cuándo se trata de la respuesta equivocada del fantasma del sujeto. Sino, lo que haremos siempre es culpabilizar al sujeto. Si un paciente nos dice que la madre siempre le dijo que quería abortar y que nunca naciera, siempre le dijo que todo lo que hacía estaba mal, el paciente responde a eso de una manera comprensible: desconfía de todos. Una intervención equivocada sería decirle que lo que una escucha es que él desconfía de todos y que así no se puede vivir. Otra intervención sería decirle que con una madre que le dice eso, ¿Cómo usted no va a ser desconfiado? ¡Qué problema que tenemos! ¿Cómo haremos para que usted tenga confianza nuevamente? Es diferente. El analista distingue qué es lo que está relacionado al Otro real y qué es lo que corresponde a la posición equivocada del sujeto. Es decir, plantear la castración del Otro es entender que en el origen no está el gen. No se nace siendo un chico con desatención. Un chico con desatención, la mayoría de las veces, es un chico que está sobrecargado de conflictos en su casa. Los que trabajan en los colegios lo deben saber. Cuando se quiere resolverlos con la ritalina o apelan a una cuestión de genes, es porque eso sirve, además del negocio farmacológico, para desentenderse de la responsabilidad del Otro que está en juego. Es decir que pensar la angustia señal como castración del Otro nos permite avanzar en cuestiones que también Freud dijo, aunque de un modo menos explícito, hacia una clínica que tiene un mejor valor ético. Un valor ético sostenido.

Pregunta: En la clínica, a veces cuesta encontrar esto de la angustia como anuncio. Quizás en el caso Juanito es más claro, ¿Podrías precisar más acerca de ese momento?
I.V.: Hay un relato que es muy bueno del que Lacan dice unas palabras en el seminario de un Otro a un otro. En la parroquia lacaniana se ha difundido: el caso de Arpad de Helen Deutsch, de la fobia a las gallinas. La viene a ver a ella un jovencito cuya familia lo manda por ser homosexual, pero a él eso no le molestaba. Cuenta sus angustias y en el relato, Helen Deutsch sabe que eso no viene así nomás, cuenta que en su infancia tuvo una historia que fue la siguiente. Arpad era el hijo menor de una familia que vivía en una granja en el campo y la madre acostumbraba a llevarlo al gallinero. La madre le ponía el dedo en el orificio a las gallinas a ver si estaban por poner un huevo o no. Él iba con la madre a hacer eso y entusiasmado por ese gusto de la mamá que él percibe, él empieza a disfrutar con que su mamá le empiece a meter a él un poco el dedo en la cola. Arpad empieza a hacer caca y le da forma de huevito, la deja por distintos lugares de la casa y no entiende por qué la mamá se enoja. En ese jueguito de ir con la madre al gallinero, que la madre le toque la cola, pasa los años hasta que su hermano mayor, obviamente lleno de celos, lo toma un día de atrás y le dice “Yo soy el gallo, tú eres la gallina”. En ese momento llora desconsoladamente y tiene su primera crisis de angustia, que luego se convierte en una fobia a las gallinas. Imagínense que viviendo en el campo, es un gran problema. ¿Qué es lo que significó esa frase del hermano de “Yo soy el gallo, tú eres la gallina”? La respuesta de él en el medio de la angustia fue “Yo no seré una gallina”. Lo que le dijo el hermano, tomándolo de atrás, le funcionó de anuncio: ese lugar que él tenía con la madre, tenía un precio: no vas a llegar nunca a gallo, vas a quedar como gallina.

Ese es un ejemplo de anuncio. Es un relato muy paradigmático, se ve muy claro. Otras veces suceden con cosas más simples de la vida cotidiana. A veces puede suceder que de pronto alguien pierde una relación y recién ahí está disponible para interrogarse qué hizo él/ella para merecer eso. Se convierte en un anuncio que lo dispone para poder interrogarse. ¿En qué lugar estaba yo en esa pareja? El otro día me contaban de una relación de pareja donde el caballero empieza a sentirse mal cuando empieza a sentir que su mujer se enamora del jefe y no quiere saber más nada de él. Recién ahí se empieza  a preguntar cómo era su relación con esa mujer. Él bañaba a los hijos, hacía la comida, los llevaba al colegio, hacía la cama. Era una madre. ¿Qué mujer se puede calentar con mamá? Pero pudo recién empezar a interrogarlo cuando su mujer le dijo que le gustaba otro hombre. Nosotros le damos la bienvenida a la angustia, pero los pacientes muchas veces dicen que ya no pueden retroceder. Dicen que si sabían que el análisis les traía esto, no hubieran venido. Es como si prefirieran haber quedados presos y mejor enterarse a los 20 que a los 60.

Pregunta: Más allá de la supervisión y el análisis propio, ¿Cómo se puede posicionar el analista frente a su propia angustia por una situación del análisis?
I.V.: Es un caso donde se han invertido las posiciones. En lugar de que el analista esté en el lugar adecuado, se han cambiado los lugares y de pronto el analizante pasa a ocupar el lugar que debería ocupar él. Ha perdido su lugar. Eso nos pasa a todos en algún momento, lo importante es registrarlo y no hacer esto que es una trampa típica: salir del consultorio, o peor si trabajan en sus casas, y hablarlo con la pareja. Uno queda tomado por la angustia y contamina su ámbito familiar. Nuestra tarea es insalubre y si les pasa eso mi consejo es este: no salgan tan rápido del consultorio. Se sientan en sus cómodos sillones, miran la foto de Freud… ¿Saben por qué tenemos la foto de Freud? Porque podemos decir Freud me ama a mí más que a otros. Caminan, se calman un poco y tratan de recordar en qué momento el discurso del último paciente o del anteúltimo les empezó la angustia. Y les va a ir mucho mejor con los pacientes y con sus familias.

Pregunta: Me gustaría escuchar una breve mención de la diferencia entre angustia y ansiedad.
I.V.: Yo suelo plantear que la angustia para nosotros es esta angustia señal, es este umbral. También tenemos la angustia automática, que es ante un hecho actual. Cae una bomba y luego el recuerdo de eso funciona como trauma y precisa elaborarse. Freud clásico. Lo que se suele llamar ansiedad no es lo mismo que la angustia señal. Es una respuesta en el yo de una sensación de displacer por un apremio al que el sujeto no puede responder. No tiene letra para responder. Puede ser un apremio que venga de la realidad o que devenga de las pulsiones, o que devenga del superyó. hay algo que en su cotidianidad está desencadenado, que lo apremia por una respuesta que no puede encontrar. De ahí podemos entender 2 posiciones distintas: un psiquiatra clásico va a dar medicación para disminuir esa ansiedad al mínimo posible. Es como que a un médico uno lo vaya a ver por un intenso dolor de cabeza y le da una aspirina. Puede calmar el dolor, ¿pero si ese dolor de cabeza tuviera que ver con algo más grave? Está arruinando algo que está indicando que eso está a resolverse y la medicación no es una buena respuesta.