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martes, 29 de abril de 2025

Niños hiper estimulados: consecuencias clínicas

FuenteAndrew J. Smart (2014) "EL ARTE Y LA CIENCIA DE NO HACER NADA" 

Cuando los niños empiezan la escuela (y cada vez más, antes de iniciar su escolaridad), los padres llenan sus vidas con una inacabable serie de actividades: deportes, clases de música de iniciación temprana, escuela de chino con inmersión en la lengua extranjera, campamentos de verano, tareas de voluntariado en organizaciones caritativas, clases de equitación, teatro, preparación para olimpíadas matemáticas y talleres de ciencias. Cierta clase de padres parece experimentar un temor ubicuo y profundo de que sus hijos puedan disponer de tiempo para no hacer nada y ser niños. Los padres se ven en la necesidad de trabajar cada vez más horas, a veces por el mismo salario. Obligamos a nuestros hijos a soportar un bombardeo interminable de actividades que ofician de padres sustitutos, como una manera de convencernos de que todavía participamos en la vida de nuestros hijos de algún modo significativo. 

Podemos recibir el informe de los maestros o de los entrenadores y profesores acerca de los avances de nuestros hijos, sin haberlos visto jamás llevar a cabo la actividad en la que los inscribimos. Después de todo, tenemos cosas más importantes que hacer, como trabajar. No debería sorprendernos que a medida que las «citas de juego» hayan reemplazado la actividad de pasar el rato con amigos y jugando al aire libre, los índices de angustia y depresión infantil se hayan disparado por las nubes, así como la obesidad infantil. 

Es posible que la actual generación de niños sea la primera que tenga menor esperanza de vida que la generación anterior. Más allá del volumen de datos epidemiológicos y clínicos que esperemos ver para convencernos de que esta posibilidad es real, la causa subyacente es bastante sencilla: los niños que no pasan varias horas todos los días corriendo al aire libre, compartiendo con amigos, sin hacer nada en especial y, en cambio, destinan cada instante del día a tareas y clases inducidas por sus padres, a verse con sus amigos con horario, comer alimentos procesados y jugar a los videojuegos para explorar sus mundos virtuales, aumentan de peso y se deprimen.

Existen cientos de libros y artículos de revistas acerca de la administración del tiempo infantil, con títulos como Organización-, Administración del tiempo y habilidades de estudio para niños-, Tarde, perdido y sin preparación: guía parapadres sobre cómo ayudar a sus hijos con las funciones ejecutivas-, y ¡Organiza a tu hijo! 

Para esos padres y estudiantes obsesionados con el éxito para los cuales la manipulación farmacológica innecesaria con medicación para el tdah derivada de las anfetaminas no es financiera ni moralmente problemática, existen, en apariencia, muchísimos médicos que no le huyen al dopaje académico y estarán dispuestos a recetar medicamentos para tratar el tdah a estudiantes a quienes no se les ha diagnosticado el trastorno, para que puedan lograr una concentración artificial agudísima y aplastar a sus competidores en sus exámenes. 

Esos médicos en nada se diferencian, desde el punto de vista ético, de los oscuros médicos del submundo del doping que suelen encontrarse en los deportes profesionales. Y sostendría que es la misma cultura de «ganar a cualquier precio» la que alimenta el deseo de usar cualquier medio necesario para lograr resultados en pruebas que, en esencia, nada significan.

Obligar a un niño a ser un miniadulto hiperorganizado, estimulado farmacéuticamente, a una edad temprana anula la sensación de control sobre su propio mundo de ese niño. La depresión y la angustia se encuentran fuertemente correlacionadas con la sensación de falta de control de la propia vida de un individuo.

(...)

Rilke describió el ingreso a la escuela como el ingreso a la cautividad. Los padres modernos están más obsesionados con las actividades orientadas a promover el desarrollo que, en teoría, mejoran las probabilidades de que sus hijos alcancen el éxito aun antes de que empiece la escuela, un éxito que se define en función de títulos obtenidos, sueldos futuros y distinciones. 

En el poema «Biografía imaginaria», Rilke describe el horror de empezar la escuela; mi experiencia personal incluyó el llanto, en el momento en que mi madre me dejó en la fila junto a otros niños aparentemente felices frente a la puerta del jardín de infantes: 

Primero una infancia sin lindes y sin 

renuncia ni meta. Oh delicia inconsciente. 

De pronto miedo, barreras, escuela, vasallaje y 

caída en la tentación y la pérdida.

domingo, 20 de noviembre de 2022

¿Legitimar las practicas del psicólogo en la escuela o construirlas críticamente? -Chardon-

 Actitud respetuosa:

  • Significa priorizar el aspecto participativo, de cooperación horizontal y de reflexión critica.


  • Forma parte de una concepción de trabajo.


Las acciones están guiadas por “valores” que son el fundamento de las mismas: respeto mutuo, aceptación de las diferencias, aceptación del derecho a la disidencia, saber escuchar, poder escuchar, mantenerse en un plano de horizontalidad con el/los interlocutores.


La metodología de trabajo, la posibilidad de pensarse como sujeto-objeto de la transformación implica una toma de posición, en tanto produce una reflexión permanente acerca de lo que se hace, se produce y sus consecuencias. Implica valorizar al otro, sea docente, directivo, padre, portero, como sujeto poseedor de saberes que nos interesa conocer.


Modelo de trabajo: Es participativo en la medida en que se tratan de tener en cuenta las opiniones y sentimientos de los distintos actores que conforman la institución.


En diferentes estudios realizados, se observa que las personas que más participan en la solución de los problemas que se presentan en un contexto determinado, tienen que ver con un sentido de pertenencia al lugar o comunidad de la que se trate.


Hagamos un poco de historia.


La institución escolar, si bien fue un espacio donde se realizaban practicas psicológicas, no eran estas consideradas muy prestigiosas.


Las practicas realizadas consistían en diagnosticar. Casi quedaron circunscriptas o reducidas a esta única y repetitiva tarea. La consecuencia fue etiquetar y establecer quiénes podían seguir en lo que la escuela consideraba “normal”. Los otros eran categorizados como disléxicos, disortograficos, hiperquinéticos.


La categoría de normal y patológico se constituyeron en sutiles dispositivos de expulsión, que prontamente fueron naturalizados.


Durante algún tiempo se trabajo en las escuelas desconociendo la especifidad de la institución educativa, homologando todas las practicas psicológicas a un solo modelo de trabajo.


La psicología se convirtió en el instrumento que legitimó la exclusión de los diferentes de un sistema educativo, que hacia de la homogeneidad su credo, mediante la medida individual de las capacidades “naturalmente” diferentes. Convalidó con la medición (elemento por excelencia del modelo positivista de la ciencia) la expulsión de los distintos de esta institución.


Recién a fines del siglo pasado y principios de este se generaliza la escuela gratuita, graduada y obligatoria. Los miembros de las clases populares son pensados por primera vez como sujetos educativos.


La conjunción entre la aparición de la escuela obligatoria y la aplicación del modelo positivista, produce dos categorías nosológicas que son propias de las instituciones educativas: “niño con problemas de aprendizaje” y “niño con problemas de conducta”.


Estas dos etiquetas encubren las dificultades del sistema para la inclusión y permanencia de todos los niños en la escuela. A los diferentes se los estudia, diagnostica y separa de la institución, no sin antes culpabilizarlos por la situación.


Los psicólogos formados en el modelo medico hegemónico comienzan a trabajar con estos pacientes individualizados en el interior de la institución educativa. Vuelve a un terreno conocido, el de la patología, no importa que la institución ya no sea el hospital, se reniega de la especificidad de la institución educativa. Los lugares de trabajo son homologados a hospital / consultorio y las personas consultantes a pacientes.


Algunos ejes para pensar otras formas de practicas en la institución.



Pensar al psicólogo en la escuela desde la prevención, es construir un espacio y un lugar diferente al de la lógica hegemónica. En la tensión entre las teorías de la reproducción y las de la resistencia, creemos en la posibilidad de que se creen intersticios, polos de oposición y trabajo común, solidario, que pueden ser aprovechados para trabajar en esta línea.


Así, el psicólogo puede ayudar a pensar y anticiparse a los hechos antes de que sucedan, puede promover acciones para una participación más efectiva de los diferentes colectivos: docentes, padres y alumnos.


Plantea también una relación de horizontalidad con el docente que consulta, tomándolo como un profesional con saberes propios a partir de su formación y experiencia, que hay que valorizar, para que se incluyan en la reflexión.


Desconstrucción de lo obvio.


Es desarmar lo que se ha naturalizado. 


La naturalización hace que las situaciones, hechos, categorías, se tornen invisibles y, por lo tanto ocultas, de manera que aquello que tiene un origen social e histórico, aparezca como algo del orden de la naturaleza, de la biología, que ha existido siempre.


Centrar la mirada en lo obvio supone:


  • 1°: Prestar atención a aquello que no llama la atención.

  • 2°: Pensar y reflexionar acerca de las categorías que utilizamos y sus implicancias.

  • 3°: Comenzar la tarea de separar las capas ocultas tras lo obvio.


Volver a darle visibilidad, poner en foco todo esto, supone pensar en los aspectos de la vida cotidiana que se dan por hechos y que en general no son tenidos en cuenta.


En las escuelas y en las familias hay una marcada tendencia a mostrar que no hay problemas, mas que a destacar qué se hace cuando se presentan problemas.



Objetivo de la desconstruccion: Es contribuir a una comprensión mas profunda de las interrelaciones que se dan en las escuelas.


No quedar entrampado en lo obvio. Permite individualizar cada uno de los sistemas de significaciones que se estructuran mutuamente.



Es posible pensar sobre la demanda: quién demanda y para qué, desde qué sector de la escuela proviene esa demanda (directivos, docentes, padres, alumnos, personal auxiliar)


Crear un espacio que interpele nuestras teorías y permitirnos practicas mas allá de las recetas estereotipadas, es un reto y al mismo tiempo provoca incertidumbre.


Para ello es también necesario estar actualizados en los documentos sobre Educación, las políticas nacionales e internacionales en temas de Educación y Salud, los temas de gestión de la educación y la bibliografía reciente acerca de cómo se aprende.


El lugar de la ética y las practicas.


Los alumnos de 7° hicieron una “manteada” a un compañero, que terminó con una costilla fracturada.


¿La demanda acerca de la intervención implica necesariamente encontrar quien fue? ¿Individualizar él o los culpables nos libera de poder analizar con los alumnos, los maestros y los padres, las consecuencias que un hecho como tal acarrea?


En este caso, una posible línea de trabajo pasa por trabajar con todo el grupo, no solo con aquellos que se levantaron cuando la Directora y la maestra preguntaron en tono culpabilizador: “¿Quién fue?”.


“¿A quien cuido cuando callo?” fue la frase con la que se trabajó en ese grupo. ¿Qué defiendo cuando no digo quien fue? ¿Quién defiende al agresor de su propia agresión?.


Preguntarse en ultima instancia por el papel que desempeñamos en la institución, de qué manera está reglado de antemano y cómo a partir de nuestra reflexión critica se puede contribuir a la construcción de una intervención más creativa, que tenga en cuenta la complejidad del hecho educativo y deje de lado la receta y la prescripción fácil, que tenga en cuenta la construcción conjunta con los docentes, los alumnos, los no docentes y los padres.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Normalidad y patología en la adolescencia. Conceptos básicos para el educador -García Arzeno-

 El transito desde la normalidad hacia la patología es imperceptible y por lo tanto, resulta difícil establecer criterios inequívocos de ambas posibilidades.

El docente acumula una cantidad de observaciones que fundamentan su experiencia, pero no siempre puede procesarla de un modo adecuado si no tiene los conocimientos necesarios y suficientes sobre lo que es la adolescencia.


Aberasturi y Knobel se refieren al “síndrome normal de la adolescencia”, el cual incluye periodos de desequilibrio e inestabilidad extrema y duelos.


La adolescencia es un periodo de contradicciones, confuso, ambivalente, doloroso, caracterizado por fricciones con el medio familiar y social. este cuadro es frecuentemente confundido con crisis y estados patológicos.


El desprecio que el adolescente muestra frente al adulto es en parte una defensa para eludir la depresión que le impone el desprendimiento de sus partes infantiles.


El adolescente esta buscando una identidad y una ideología. Con frecuencia se somete a un líder que lo politiza y, en el fondo, reemplaza a las figuras paternas de las que está buscando separarse o no tiene mas remedio que buscar una ideología propia que le permita actuar de un modo coherente en el mundo que le toca vivir, pero si es así, no se le da tiempo para lograrla, se lo apremia y responde con violencia.


Ante esta situación todos nos hemos preguntado cómo proceder con el adolescente que se rebela, que rechaza la dependencia y se torna violento. Según Aberasturi, dar libertad sin limites es lo mismo que abandonar a un hijo. Por eso, en el ámbito escolar, el joven necesita saber claramente lo que si y lo que no se puede hacer o decir para saber luego escoger entre obedecer o transgredir.



La mayor o menor anormalidad de este síndrome normal se deberá en gran parte a los procesos de indentificacion y de duelo que haya podido realizar el adolescente.


La patología que se mezcla mas frecuentemente con el síndrome es la psicopatía.


Los educadores pueden contribuir a elaborar adecuadamente estos duelos o no, y entonces favorecer las salidas psicopáticas.


La negación del dolor que ocasiona la perdida que provoca el estado de duelo es una de las defensas mas habituales; pero entonces el riesgo de una conducta descontrolada, impulsiva, abreactiva, es mayor, porque la acumulación de tantos duelos podría llevar a un estado de desesperación.


A diferencia del verdadero psicópata que necesita estar siempre rodeado de gente a quien dominar, el adolescente necesita estar solo y replegarse a su mundo interno.


Las conductas impulsivas, autoritarias, psicopáticas del adolescente normal serian, pues, esporádicas, alternando con estados de ensimismamiento.


El docente enfrenta a menudo situaciones cuya solución desconoce como así también la verdadera naturaleza del problema. Generalmente no tiene a quien recurrir para interiorizarse ni para contar con una ayuda al respecto.


Alumno introvertido, tímido y cerrado.


Es importante saber si siempre fue si o se ha vuelto ensimismado en determinado momento. Si siempre fue así, es una cuestión de temperamento, constitucional. Muy difícilmente cambie y no debe llamar la atención, a amenos que su desconexión llegue hasta el extremo de no poder seguir al docente y a sus compañeros en la tarea escolar.


Es muy difícil discriminar entre el alumno “ausente” o distraído del introvertido. Este ultimo sigue muy de cerca lo que sucede a su alrededor aunque no lo parezca. Se trata mas bien de un muchacho que privilegia el pensamiento por sobre la acción. A menudo pasan por pasivos y reciben calificaciones mas bajas de las que merecerían.


Estos estados de ensimismamiento pueden alternar con otros de euforia y expansión. Si es así, es cuando menos deben preocupar. Se trata de esas oscilaciones que los expertos consideran normales.


En caso de resultar preocupante, una visita al hogar puede ser lo mas oportuno.


Estos jóvenes introvertidos pueden pasar por buenos alumnos en conducta a su natural modo de ser tranquilo y pasivo.


Detalle a tener en cuenta: la mirada. El joven normal introvertido sigue atento con su mirada todo lo que ocurre a su alrededor. Si, en cambio, su mirada esta perdida en algún punto invisible, se le llama y no responde, es necesario indagar mas a fondo pues es un estado de “ausencia” no natural que debe ser investigado.



Alumnos maniacos, extrovertidos e inquietos.


Es aconsejable no insistir en una disciplina rígida de pasividad total porque esto esta fuera de su alcance. Es mejor organizar actividades que canalicen esta hiperactividad.


El muchacho hiperactivo normal esta descargando por esa vía toda la ansiedad que le provocan los cambios psicofísicos; pero puesto a pensar es capaz de muy serias reflexiones.


Hay un grado de psicopatía normal en la adolescencia que no llega a mayores y es pasajera.


El alumno maniaco y psicópata es el que ofrece las mayores dificultades al docente y a las mas altas autoridades de la institución, ya que se constituyen en lideres negativos que pueden movilizar a una división en contra del mismísimo director.


M. Klein: No se trata de una ausencia de Superyo, sino justamente de lo contrario: el Superyo es tan severo que impulsa a actuar de tal modo que el castigo severo es inevitable; el castigo ratifica el sentimiento Icc de culpabilidad y conduce a un nuevo acto delictivo para recibir mayores castigos y así sucesivamente.


Lo mas conveniente es llamar al joven a la reflexión. La secesión interminable de acción-castigo-acción, debe cortarse con un llamado a la conversación, al dialogo con un adulto autorizado y, en lo posible, respetado por él. 


El dialogo deberá establecerse también con el hogar. La expulsión debería ser la ultima instancia adoptada una vez agotados todos los otros recursos posibles.


En la adolescencia se juega la 3° y ultima oportunidad de mejorar y resolver las identificaciones que subyacen a la escala de valores vigente para cada individuo. Si estas identificaciones no se resuelven durante la adolescencia, muy difícilmente se resolverán después cuando cristalicen como rasgos del carácter, y cuando la mayoría de edad aleje al muchacho del radio de acción de los adultos.


Alumnos que funcionan como lideres negativos pero que son inteligentes y aplicados.


Se trata de muchachos que desarrollan un fuerte y evidente sentimiento de competencia hacia la autoridad.


Es un hecho incuestionable que en la mayoría de los casos el docente rechaza al alumno que sabe mas que él; reacciona con agresión, indiferencia o desprecio y, apela a las medidas disciplinaria; es decir, lo castiga.


El rol del docente no debe pasar por la posesión absoluta de la verdad. ¿Quién la posee?.


El enfrentamiento solo sirve para agravar las cosas. El aprendizaje se convierte en una lucha sin cuartel. Mucho de lo estudiado en ese contexto se perderá en el camino porque no ha habido una verdadera asimilación sino mas bien una “indigestión” de datos para refutar al contrincante. Si embargo, una dosis adecuada de esta pugna puede ser positiva.


El educador que entra en el juego de “sabelotodo” esta destinado al fracaso. En primer termino porque nadie lo sabe todo. En segundo lugar, porque rompe la asimetría basada en la madurez y el enseñar y aprender se transforma en un desafío en el que cada parte quiere poner en ridículo a la otra.


Un adolescente es omnipotente porque esta en la edad para serlo. Pero un adulto que se pone a su altura demuestra su propia inmadurez y una vez llegado a este punto el camino de retorno es prácticamente imposible.


El alumno “sabelotodo” puede resultar una especie de cachorro juguetón para un adulto maduro, quien podrá sacar buen partido de esta situación dándole lugar para ayudar a otros compañeros y a él mismo, por ej, en tareas de investigación.


Si puede dominar sus sentimientos hostiles y reaccionar con madurez, es posible que logre transformar al líder negativo en positivo hallando en él un excelente colaborador.


Por muy inteligente y estudiosos que sea el líder negativo, siempre esta utilizando todas sus aptitudes en una lucha por el poder y el docente es su primer contrincante. En otras oportunidades esta lucha se da contra otro alumno inteligente y estudiosos que puede resultar un peligroso competidor. En algunos sistemas educacionales se estimula este tipo de competencia entre 2 equipos del mismo grupo o entre 2 o mas divisiones del mismo colegio o entre distintos establecimiento educacionales.


En estos casos, se provoca y valora el enfrentamiento mas que el compañerismo; la hostilidad mas que la comprensión mutua; el aprendizaje como arma de guerra mas que como enriquecimiento interior.


Alumno que es líder negativo que no estudia.


Es el clásico mal alumno que moviliza a los compañeros contra el docente y el aprendizaje.


El docente debe esforzarse por hallar algún recurso didáctico que transforme la pesada lección de física en un tema atractivo de conversación. Por ej, en vez de estudiar las leyes de la gravedad y la aerodinámica, les propone buscar todos los artículos periodísticos e informes de la tv. acerca de un accidente aéreo contemporáneo para tratar de explicarlo. De esta manera, uno a uno irán acercándose al profesor “sin haber estudiado la lección” tal como impone el alumno líder negativo. No sienten que están traicionándolo y paulatinamente se irán adentrando en el tema del cual quedara solamente relegado  este ultimo hasta que su rol se transforme en una “pose” sin atractivo para sus compañeros.


Un grupo difícil implica un esfuerzo mayor para el docente y una metodología adecuada. Debe recurrir  a toda su capacidad creativa y docente.



Alumno talentoso


Se recomienda planear actividades que estimulen la imaginación y la creatividad de manera tal que puedan aplicar su inteligencia y sus aptitudes. también aconsejan iniciarlos en la ampliación de sus lecturas.


El alumno inteligente y rápido puede ser un auxiliar del docente si se lo sabe conducir. De no ser así, puede transformarse en un alumno problema ya que termina su tarea antes que los otros, se aburre y molesta al resto.


Alumno lento.


No hay correlación positiva entre el ritmo lento y un CI bajo.


Los mas lentos necesitan una adaptación de los textos y los ritmos y una mayor cantidad de ejercitación para los que sí tienen cociente mas bajo.


Puede haber un bloqueo emocional que provoque esa lentitud. En otros casos, se trata de un estilo personal, a veces producto de su identificación con el estilo de una familiar muy querido.


Alumnos impedidos.


Es adecuado reemplazar tareas que no puede realizar por su impedimento físico por otras que si puede para compensar y así poder evaluar adecuadamente su aprendizaje y ayudarle a levantar su autoestima.


El docente debería contar con el asesoramiento y apoyo de un psicólogo, el propio alumno disminuido y el resto del grupo. La dinámica de todo el grupo debería ser observada por un experto para destacar y evitar dificultades motivadas por la presencia de ese joven.


Psicoanálisis: La presencia de un niño visiblemente disminuido, confirma la fantasía de castración, situación que ambos sexos creen que es una característica exclusivamente femenina. La burla de los otros esta motivada por la angustia de castración reactualizada, según la cual nadie esta exento de perder un órgano.

El docente debe aliviar al disminuido haciéndole notar que en realidad la castración es sinónimo de imperfección. El que no puede aceptar la castración es porque se considera perfecto y omnipotente. De tal modo la castración queda redimensionada como un hecho universal. Todos carecemos de algo y debemos aceptarnos así.

A propósito de una intervención sistémica en la escuela -Culloch-

 Las bases teóricas y sus implicaciones.

El pensamiento sistémico representa un cambio de epistemología.


El cambio principal es el abandono de la visión causal, lineal, de los fenómenos humanos a favor de una visión circular, sistémica.


El pensamiento sistémico orienta nuestra mirada hacia las interacciones entre individuos (o hacia los sistemas) mas que hacia el individuo aislado. No nos interesaremos únicamente por las interacciones entre aquel para quien la ayuda se solicita y las personas significativas de su entorno, sino también por las interacciones entre estas personas.


No podemos aislar al niño o su síntoma del contexto con el que interactúa. Nos preguntaremos qué es lo que ocurre entre este niño y los diferentes sistemas significativos de su entorno que producen, amplifican o mantienen el síntoma. No nos preguntaremos “por que” sino “como”.


La inadaptación en clase no es una cualidad inherente al niño, sino el resultado de una interacción entre sus características personales, por un lado, y las condiciones del medio familiar, escolares y sociales, por el otro.


El síntoma forma parte del equilibrio actual del sistema. Su existencia es un signo de que hay un disfuncionamiento en este sistema. Una modificación o una desaparición del síntoma tendrá forzosamente repercusiones en otros miembros de los subsistemas significativos.


El objeto de estudio del interventor especializado en la escuela.


El objeto de estudio no es ni un individuo, ni el síntoma aislado, sino el proceso interrelacional que participa en la emergencia, la amplificación y/o el mantenimiento de los síntomas manifestados por el individuo.


Por lo tanto, es evidente que él o los que solicitan ayuda (maestro, inspector, profesores) como actores en este proceso, forman parte del objeto de estudio.


El objeto de estudio es interactivo. No se estudia la problemática de un niño, sino la forma en que interactúa con otras personas del contexto en las que se sitúa el problema, y el modo en que estas personas interactúan entre ellas.


Entre las numerosas interacciones de una situación problemática, existen algunas en las que es mas útil, prioritario, intervenir. Se toma uno de los bucles interactivos


Ej: Franco y: sus compañeros; su maestro; su inspector.

     El padre de Franco y: el inspector; los distintos miembros de su familia; el maestro de su hijo.

     Entre el maestro y: los niños de la clase; el inspector; sus colegas.


Los objetivos de la intervención sistémica.


Objetivo esencial: Separar al niño de su lugar como portador del síntoma, desbloqueando el proceso interrelacional que hace nacer, mantener o reforzar el síntoma.


Se trata de cambiar la manera de interactuar de los individuos implicados y no de los propios individuos.


En el ejemplo de Franco: Objetivos:


  • Intentar apartarnos de la lucha simétrica entre la escuela y el padre, y crear un terreno de colaboración entre ellos haciendo circular las informaciones, intentando introducir los matices en las percepciones reciprocas.


  • Intentar situar las dificultades del niño en su contexto: contexto escolar, contexto familiar.


  • Intentar concentrar la mirada de la escuela sobre la escuela y lo que sucede en ella, y la mirada de la familia sobre la familia y lo que sucede en ella, con el fin de apartarse de las acusaciones reciprocas.


Las modalidades de intervención.

Surgen de la singularidad del encuentro entre los diferentes actores de una situación problemática y el interventor externo (psicólogo), cada intervención debe, por lo tanto, reinventarse.


Pero las bases comunes a toda intervención sistémica serán:

 

  • Connotación positiva: Se trata de una mirada positiva sobre una situación problemática. 


Se abandonan las criticas culpabilizadoras: al no razonar en términos de causa-efecto, no existe “culpable” del disfuncionamiento.


El hecho de pensar positivamente y, por ej, valorar los esfuerzos hechos para resolver el problema, permite un acceso más fácil al sistema. Pues los distintos protagonistas de la interacción problemática, al sentirse menos juzgados, mejor reconocidos, tendrán una tendencia menor a resistirse a la intervención.


  • Reemarcamiento: Es una nueva lectura (positiva) de una situación problemática que tiene como fin cambiar la percepción de esta e introducir un cambio. 


Esta nueva lectura debe ser lo suficientemente próxima a la percepción que tiene quien solicita ayuda como para ser recibida y lo suficientemente distinta como para ser dinámica.


Esta nueva lectura se basará, a su vez, en una percepción ampliada (o contextual) del problema planteado.


El contrato de trabajo.


Se debe clarificar con las personas implicadas, el contrato de trabajo que precisara el modo de intervención, así como los limites de esta. Un contrato claro crea buenas condiciones para una colaboración dinámica.


Definir la relación.


Es precisar las propias competencias y disponibilidades delimitando sus dominios de intervención y declarando de un modo explicito lo que se piensa hacer y no hacer.


Al hacerlo así, el psicólogo adopta una posición denominada “elevada”, es decir, no acepta ser alguien “sin papel” cuya función sea totalmente definida por el demandante. 


El definirse con claridad contribuye a disminuir las expectativas mágicas reciprocas y las decepciones inevitables.


Marcar el contexto.


Significa crear, junto al demandante, un contexto de colaboración, de búsqueda común de soluciones.


¿Quién es el cliente de la intervención?


El demandante es el cliente, pero en un sentido cliente-colaborador. Se considera al maestro como un operador de cambio potencial; se va a intentar trabajar con él para cambiar las reglas del proceso interrelacional problemático.


jueves, 9 de junio de 2022

El modelo ecológico-social del bullying

Lucas Vazquez Topssian

El bullying es un fenómeno complejo. Si bien no todos los factores que contribuyen al bullying son abordables desde la psicología, lo cierto es que al profesional sí le corresponde hacer una evaluación del fenómeno. ¿Cómo hacerlo? Swearer, Espelage y otros (2009), propusieron un modelo ecológico-social del bullying centrado en la víctima, con el fin de comprender la singularidad del caso. Propone la evaluación de cinco factores, que a continuación veremos.

FACTORES INDIVIDUALES. Implica cuestiones como la depresión, la ansiedad, la impulsividad, la falta de capacidad para resolver problemas, etc.

FACTORES FAMILIARES. Evaluar si existe poca supervisión por parte del adulto, si en la familia hay abuso, agresión. Indagar si existe falta de compromiso parental.

FACTORES PARTICULARES ENTRE LOS PARES: A nivel del grupo donde ocurre el bullying, nos interesa saber si éste está aceptado. Debemos identificar quién es el agresor, si se trata de una persona individual o de más personas. Conocer las características de ese grupo.

FACTORES ESCOLARES: Indagar si el bullying es cometido por personas adultas. ¿Qué intervención realizan los adultos ante el bullying? ¿Se castiga (en lugar de ayudar) a quienes lo ejercen? ¿Cuál es el clima en la escuela?

FACTORES COMUNITARIOS: Evaluamos aquí los niveles de agresividad en la comunidad. ¿Con qué recursos cuentan? ¿Está la escuela integrada y es parte de la comunidad?

domingo, 27 de marzo de 2022

Cine y psicología institucional: una mirada sobre la película Machuca.

 El presente trabajo aborda el análisis de una escuela chilena desde el punto de vista de diversos referentes de la psicología institucional en base a la información del texto de Greco “La Igualdad es una Experiencia Sensible o La Igualdad en Escenas de Machuca”, Se intentará ir desde lo manifiesto hacia lo latente, teniendo en cuenta la estructura y la dinámica de la organización.

Según la información que nos manifiesta el caso, podemos precisar que se trata de una escuela chilena, de nombre desconocido, en el año 1973, meses antes del golpe de Estado al Presidente Allende. Evidentemente, se trata una institución del tipo cultural básica según Bleger y, según Ulloa, una institución del hombre aprendiendo, porque en ella se encuentran individuos creciendo emocional e intelectualmente.

Es una escuela de élite, pero su director Mc Enroe ha incorporado a niños y jóvenes de barrios carenciados. Este instituyente consiste en un proyecto igualitario, surgido y sostenido por él, jamás explicado a padres, profesores y alumnos. La articulación normal de la escuela se fractura y el conflicto se genera, según se puede observar, a partir de diversas formas de segregación vinculadas con las diferencias sociales de los nuevos alumnos. Se mencionan miradas poco hospitalarias por parte de los compañeros y trato diferencial de los profesores.

Un análisis más minucioso nos habla de una organización democrática, ya que regulada por la legislación vigente y sus propias normas internas. Existen jerarquías como la de Director, alumno y se menciona la participación de los padres, que financian la institución. La escuela cuenta además con rasgos de organización total, no solo porque al ser una escuela de élite implique por sí misma el control social de los que se están formando, sino por la figura del Director que a continuación analizaremos y la situación política donde está inserta la institución. La característica de organización total, en este sentido, está dada por el freno de las relaciones sociales, según consta en el caso: “no haber buscado acuerdos y consensos, por lo tanto ser autoritario, intolerante, discriminar a quienes no quieren formar parte de él”.

La primera fractura, del orden de las responsabilidades, está en Director Mc. Enroe, quien aparece ocupando el rol de líder, pero su figura concentra varios roles: motor emocional (que aglutina al grupo), programador o administrador, y gestor (relaciones con el exterior). Estos roles parecen haberse patologizado, al observar que el Director toma un rol perseguidor – superyoico, sabotear sistemáticamente las tareas que él mismo logró (discriminar a quienes no quieren formar parte del proyecto resulta una paradoja a nivel lógico) y tomar decisiones impulsivas. La concentración de roles nos habla también de un grupo dependiente, que funciona con una imagen parental y carece de autonomía y eficiencia. En este sentido, el director es un analizador, porque ha puesto en evidencia la estructura de la escuela.

Otro analizador interesante, que presagia el deterioro de la organización, es la aparición de grupos formales: citando textualmente, “los vestidos de uniforme” y “los otros con sus ropas humildes”. 

Ulloa nos plantea la existencia de la tendencia a la dispersión en las instituciones. Existe en esta escuela una fragmentación a nivel de las normas, que no hacen estrictamente a la organización institucional en sí, sino al estilo personal, a la identidad de cada sujeto, se establecen pautas en relación a lo que está bien o está mal,  coartando la impronta personal, coartando el verdadero estilo personal de los miembros de la organización y su creatividad. Esto nos hace pensar en que el predominio de la tendencia integradora es aparente, y que esta tendencia organizadora no se está acompañando con una real expansión hacia  afuera. Se corre el peligro, en este caso, que la tendencia a la dispersión ampute una parte de la institución, por ejemplo, expulsando a los alumnos humildes por diversas formas, o en un caso extremo que se destruya.

Siguiendo a Ulloa, las articulaciones de una organización pueden fracturarse. La información suministrada nos habla de una fractura de las responsabilidades. La fractura articular aparece en lo que psicología social se llama “chivo emisario”, encarnado en los nuevos alumnos, que cargan con las culpas ajenas. Nos importa saber cómo surge y por qué se eligió a ese y no a otro para ese rol fracturado, por qué se produjo ese desplazamiento. Una respuesta posible sería la circulación entre la institución y el contexto socio-político donde está incluida, ya que las instituciones, según Ulloa, reflejan el contexto en donde están incluidas, a la vez que tratan de modificarlo. También podemos pensar en la pertenencia, descripta por Funes Molineri, tomando a Lourau, dada por los segmentos que se aprecian en los integrantes de la institución. Citando textualmente: “unos vestidos con uniforme, otros con sus ropas humildes; […] unos de piel blanca, otros de piel oscura; unos en sus casas lujosas, otros en barrios y construcciones sumamente precarias” inferimos, en este sentido, que la pertenencia o no a un determinado grupo segmentario hace establecer relaciones de dependencias o agonistas con otros grupos dentro de la institución.

Algo sobre lo que podríamos indagar, para conocer el origen de esta fractura, es qué es lo que los individuos de están proyectando sobre la institución y, específicamente, sobre estas personas reales. Deberíamos hacer un examen sobre estas ansiedades prehistóricas, por ejemplo, cómo se vive en estas familias de élite. Porque si no sabemos qué proyectan, no podemos saber de qué se están defendiendo cuando se enfrenten al peligro de la re-introyección. 

Otra fractura puede estar ubicada en el factor geográfico, ya que la escuela está ubicada cerca de los barrios pobres donde residen los niños y jóvenes incorporados. No podríamos afirmarlo hasta indagar cuál es la relación entre la institución y los elementos que la rodean, prestando atención a la historia, que podría estar obturando. Así mismo, convendría conocer la historia de institucionalización, cómo se paso de los proyectos individuales a uno colectivo, con qué fin, entre otros. Recordemos que toda institución conserva memoria de los hechos desde el momento de origen, memoria que es capaz de relatar, pero también capaz de reprimir. También hay mitos y variaciones entre la historia escrita y oral.

Lo expuesto hasta aquí me hace pensar en que una escuela en estas condiciones, necesitaría de los servicios de psicólogos institucionales. Las condiciones que me parecen adecuadas serían las de un equipo de trabajo, pues se trata de una institución ajena a nuestro país, y sería útil el encuentro interdisciplinario con locales. Esto requeriría del uso del obrador para coordinar el abordaje y articular objetivos.

El equipo de trabajo debería, por lo menos en este caso, trabajar interdisciplinariamente. Motiva a ello la multiplicidad de causas que atraviesan la institución, aquí no podemos pensar con un enfoque único. Sugiero tomar en cuenta la ecología y evaluar cómo se relaciona la institución con su medio, tener en cuenta la psicología política para conocer las relaciones de poder. Además, se debe tener un enfoque desde la historia y la sociología.

Las intervenciones que sugiero son, por empezar y teniendo en cuenta la rigidez de los roles que ya vimos, la intervención de dinámica de grupos. El examen de la historia institucional, como ya se ha mencionado, también es necesario. La utilización de la asamblea sería sumamente adecuada, porque hay indicios de que no hay representación de los distintos grupos. Pensemos en esos padres cuya utilización de sus fondos no se han utilizado de una forma pactada. Si aceptamos la idea de que se trata de una institución dependiente, creo que el equipo de psicólogos no debería perder la oportunidad de que la institución logre comunicarse de una manera menos patológica.

Bibliografía:

“Psicohigiene y Psicología Institucional”, Bleger, José.

“Análisis Psicoanalítico de las Instituciones”, Ulloa Fernando.

“Estructura y Dinámica del funcionamiento de las instituciones: democráticas, autogestivas y totales”. Matilde de la Iglesia- Alejandro Burlando Paez. Compilado por Dra. Corvalán de Mezzano, en “Psicólogos Institucionales Trabajando”, ed. 2010.

 “Implicación y Transferencia Institucional desde la Perspectiva del Análisis Institucional”.  María Funes Molineri. Compilado por Dra. Corvalán de Mezzano en “Psicólogos Institucionales Trabajando”, ed. 2010.

“El analizador y el analista” LaPassade, Compilado por Dra. Corvalán de Mezzano en “Psicólogos Institucionales Trabajando”, ed. 2010.

“Permanecer y Transformar” de Alicia Corvalán de Mezzano, capítulo II: “Permanencia y cambio en una consulta institucional”