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lunes, 28 de agosto de 2023

La noción de falta de objeto

Hoy ubicaremos la noción de objeto desde la lectura que hace Lacan de los textos freudianos, donde nos trae los ejes de un desvío muy fundamental en las lecturas. Se trata de un ideal de relación de objeto armónica y completa que el texto freudiano contradice.
La noción de objeto se presenta de entrada en una búsqueda de objeto perdido. El objeto es siempre a reencontrar, por eso se trata de la búsqueda del objeto. Así lo puntualiza Lacan, siguiendo la letra freudiana.

En los “Tres ensayos de teoría sexual”, Freud nos plantea un concepto fundamental como el de sexualidad infantil y nos dice que dicha sexualidad contiene los rasgos de la pulsión sexual y el camino de su desarrollo.

Le da todo su valor a la latencia como fenómeno psíquico que se pone en juego entre los cinco, seis o siete años hasta cuando comienza la pubertad.

La latencia divide en dos partes la sexualidad en el hombre, por obra de la represión. Es un tiempo donde se forma lo que después serán inhibiciones de la pulsión sexual, los diques del asco, la vergüenza, la estética y la moral.

Estas construcciones no provienen de la educación, sino que tienen que ver con las etapas de construcción psíquica. Son los mecanismos de la sublimación y las formaciones reactivas de la pulsión.

Algunas veces la latencia no es silenciosa e irrumpe un monto de excitación sexual que no pudo sublimarse y produce síntomas.

La latencia, entonces, divide la sexualidad humana en dos tiempos, la etapa oral, anal y fálica por un lado, y por el otro la pubertad.

La elección de objeto también se da en dos tiempos, la primera entre los dos y cinco años, y la segunda con la pubertad.

Etapa oral

El chupeteo es modelo de las exteriorizaciones sexuales infantiles. La pulsión se satisface en el cuerpo propio (autoerotismo). Parte del chupeteo, pero avanza diciendo que otro sector de la piel o de las mucosas puede convertirse en zona erógena.

El concepto de zona erógena es importante. Cualquier sector del cuerpo o de los órganos internos puede tener la propiedad de la erogeneidad. Este desplazamiento lo vemos claramente, nos dice Freud, en la histeria.

Los labios del niño se tornaron zona erógena y la leche le dio placer. O sea que, al comenzar, la satisfacción erógena quedó unida a la necesidad de alimentación.

La meta sexual de la pulsión infantil es producir satisfacción por estimulación de la zona erógena. La necesidad de repetir la satisfacción se da, por un lado, por un sentimiento de tensión, de displacer, y por otro lado, por una sensación de estímulo proyectada a la zona erógena. El modelo de satisfacción es mamar.

Etapa anal

Al igual que la zona de los labios, la erogenización de la zona anal se apoya en funciones corporales. Este sector del cuerpo tiene un alto valor erógeno.

En la infancia, los trastornos intestinales procuran excitaciones en esta zona, ya sea por constipación o por múltiples evacuaciones. El juego entre expulsión y retención provoca sensaciones que son un fuerte estímulo.

También podemos considerar, nos dice Freud, que el hecho de que un lactante se rehúse a vaciar el intestino en el lugar donde se lo indica el adulto sea un signo de futuro nerviosismo (niños díscolos).

El contenido de los intestinos es tratado por el niño como una parte de su propio cuerpo. Representa el primer regalo que hace al adulto y expresa con él su obediencia o su desafío.

El “regalo”, más tarde, el niño lo significará como “hijo” según las teorías sexuales infantiles: un niño nace porque algo se ingiere y es dado a luz por el intestino.

La retención de las heces es una de las raíces del estreñimiento en los neuróticos.

Etapa fálica

En los varones y en las niñas, la etapa fálica se relaciona con la micción (glande y clítoris). Por las secreciones, por los lavados y cuidados higiénicos, son zonas de mucha excitación y de sensaciones placenteras.

Este tiempo también se caracteriza en el niño pequeño por el onanismo, que establece la primacía de esta zona erógena para la actividad sexual posterior.

Tenemos que distinguir tres fases en la masturbación infantil: la primera corresponde al tiempo de lactancia, la segunda se desarrolla hacia el cuarto año, y la tercera en la pubertad.

Si el onanismo de lactancia desaparece, puede volver a presentarse la pulsión sexual en esta zona cerca de los cuatro años, hasta que una nueva sofocación la detenga, o bien puede seguir sin interrupción.

Si continúa ininterrumpidamente hasta la pubertad, es problemática, ya que indica una excitación que no pudo ser sofocada o reprimida.

La segunda activación sexual infantil deja huellas inconscientes profundas que determinan su carácter y la sintomatología de la neurosis.

La vida sexual infantil, nos aclara Freud, muestra componentes pulsionales que, a pesar del lugar privilegiado de las zonas erógenas, son la pulsión del placer de ver y de exhibir, y el de la crueldad. Aparecen con independencia de las zonas erógenas, y más tarde entran en relación con la vida sexual.

El niño pequeño tiene curiosidad de ver los genitales de otras personas, quiere exhibir su cuerpo y andar desnudo por la casa. Luego, la vergüenza pone un dique y los niños se convierten en mirones.

La crueldad es característica del carácter infantil. La posibilidad de detenerse frente al dolor del otro se desarrolla más tarde. Freud lo conecta con la pulsión de apoderamiento: niños que ejercen una particular crueldad hacia los animales y los compañeros de juego.

Entre los tres y los cinco años se inicia una actividad que permanece unida a la pulsión de saber o investigar. La pulsión de saber de los niños recae con intensidad sobre los problemas sexuales y se despierta por ellos.

La pregunta fundamental sobre el origen de los niños y la suposición de que todos los seres humanos poseen un genital como el suyo pulsan e impulsan estos enigmas. Así es como el niño construye las teorías sexuales infantiles.

La investigación sexual de la primera infancia es solitaria. Es un primer paso hacia la orientación autónoma en el mundo y establece un apartamiento del niño de las personas de su entorno en los que fundaba su confianza.


Luego de la latencia, es decir, el tiempo de la represión, viene una oleada pulsional que abre otro tiempo.

Este nuevo tiempo nos trae una nueva meta sexual que se alcanza con la cooperación de todas las pulsiones parciales y las zonas erógenas que se subordinan al “primado de la zona genital”. La pulsión sexual se pone al servicio de la función reproductora.

Para que todo este pasaje se produzca con éxito, nos dice Freud, es preciso que se cuente con las disposiciones originarias y todas las particularidades de las pulsiones. Esto quiere decir que el pasaje no se da per se ni en todos los sujetos igual.

A las perturbaciones de este pasaje las que llama “inhibiciones del desarrollo”.

Es característico de esta etapa el crecimiento de los genitales externos y el desarrollo de los genitales internos.

Este aparato debe ponerse en marcha por estímulos externos (por excitación de las zonas erógenas), desde el interior del organismo y desde la vida anímica. Estos tres factores generan un estado de “excitación sexual”. Este estado provoca un sentimiento de tensión y alteraciones en los genitales (erección del miembro masculino y humectación de la vagina en la mujer) que es preparatorio para el acto sexual.



Dijimos, entonces, que durante esta metamorfosis las zonas erógenas se insertan en un nuevo orden, y tienen un papel importante en la introducción de la excitación sexual.

La excitación se conecta por una parte con el placer, y por otra con el aumento de la tensión que termina siendo displacentero. La excitación sexual reclama más placer, es pulsionante.

Freud aquí nos plantea un problema: “¿De qué modo el placer sentido despierta la necesidad de un placer mayor?”.

Las zonas erógenas cumplen un papel muy importante. Mediante su estimulación brindan un cierto monto de placer, y es desde aquí que se inicia un incremento de la tensión para llevar finalmente al acto sexual. El placer último, el de la descarga (el orgasmo), es un placer de satisfacción, y con él se elimina la tensión de la libido.

Este placer final es nuevo y depende de condiciones que sólo se instalan con la pubertad. El placer de las zonas erógenas pertenece a placer preliminar y deriva de la vida sexual infantil.

La activación autoerótica de las zonas erógenas es igual en ambos sexos en la niñez, y la diferencia de los sexos en este punto se establece en la pubertad.

El texto nos aporta una tesis en relación a las manifestaciones autoeróticas y masturbatorias: “La sexualidad de la niña pequeña tiene un carácter enteramente masculino”. Hace una distinción entre masculino y femenino, y se refiere a la pulsión activa o pasiva (que, nuevamente, debemos pensar como posiciones).

Junto con el cambio de lo autoerótico a la nueva meta sexual se da el hallazgo de objeto.

Nos dice Freud que el hallazgo de objeto está preparado desde la más temprana infancia.

El hecho de mamar el pecho materno se vuelve modelo para todo vínculo de amor. El hallazgo o encuentro de objeto es un reencuentro. Siempre se trata de restaurar la dicha perdida.

La elección de objeto es guiada por indicios infantiles, renovados en la pubertad, cuyos modelos de amor han sido los padres. Por la barrera del incesto esa elección se orienta hacia otras personas.

Lacan toma este texto en el Seminario IV: La relación de objeto, donde coloca sus aportes a este texto, la noción de falta de objeto y los tres registros (Real, Simbólico e Imaginario) en relación a las categorías de la falta. Así, nos puntualiza los desvíos de los psicoanalistas que siguieron a Freud.

jueves, 21 de febrero de 2019

La sexualidad infantil en Freud (2)


Continuamos nuestro recorrido por la teorización freudiana sobre la sexualidad infantil. En esta ocasión, abordaremos la zona anal, la fálica y el posterior período de represión de la actividad pulsional.

[La primera parte de esta serie puede leerse en La sexualidad infantil en Freud.]

Freud investiga sobre la meta sexual de la sexualidad infantil y nos habla de las zonas erógenas. Parte del chupeteo, pero avanza para decirnos que otro sector de la piel o de las mucosas puede convertirse en zona erógena.

El niño chupeteador busca sectores de su cuerpo que pueda chupar (como el dedo del pie). Cuando se encuentre con las zonas predestinadas al placer, estas se convertirán en predilectas. Este desplazamiento aparece en los síntomas de la histeria: cualquier sector del cuerpo o de los órganos internos puede tener la propiedad de la erogeneidad.

La meta sexual de la pulsión infantil es la de producir satisfacción por estimulación de la zona erógena. La necesidad de repetir la satisfacción se da, por un lado, por un sentimiento de tensión, de displacer, y por otro lado hay una sensación de estímulo proyectada a la zona erógena. Este estímulo externo consiste, la mayoría de las veces, en la manipulación “análoga al mamar”.

Si el modelo de satisfacción es el mamar, ¿cómo pensar las sustituciones por otras acciones musculares cuando se activan zonas diferentes del desarrollo pulsional del niño?

viernes, 21 de octubre de 2016

Las Etapas de la Evolución Psicosexual desde Freud.

La teoría de Freud es conocida como la evolución de la vida afectiva y tiene que ver con la persona en su totalidad. Desde el momento de nacer el hombre incompleto es un ser en búsqueda de equilibrio, busca la no necesidad puesto que el equilibrio existe cuando no se necesita nada. Freud formula los estadios del desarrollo de la sexualidad del niño, a los cuales corresponden los estadios de desarrollo afectivo e incluso los del desarrollo psíquico en su totalidad. Estos estadios se hallan relacionados con la génesis del aparato psíquico y resultan de una serie de desarrollos: desarrollo de pulsiones y desarrollos del ello, yo. Y superyo, y de las interacciones de los diversos desarrollos. Cada estadio se compenetra con el siguiente, de modo que la transición de uno a otro es gradual. Por esta razón la duración de los tiempos otorgados a cada estadio, deben ser considerados como de tipo promedio.

ETAPA ORAL (0 a 2 años)
La etapa oral de succión es la base para la relación con otros y en la etapa canibalística se empieza a establecer la relación objetal. durante los primeros meses de vida, la lengua, la boca constituyen la principal fuente de placer. Las primeras manifestaciones de la sexualidad aparecen enlazadas a la función vital de incorporación de alimentos. En la búsqueda del equilibrio el recién nacido recurre a lo único que tiene a su alcance : la boca que es por donde ingresa el alimento (primer equilibrador para la primera necesidad) y asociado a el esta el afecto materno que implica seguridad protección. La tendencia bucal se hace autoerótica: cuando el bebe esta frustrado, ansioso elimina o disminuye esta situación mediante el chupeteo.
Con respecto al aparato psíquico el yo comienza a funcionar en la ultima etapa de este estadio. El principio del placer comienza a entrar en conflicto con el principio de realidad.
Si esta etapa oral ha sido superada correctamente, sin grandes traumas, el sujeto habrá aprendido a incorpora no solo alimentos sino también cariño, la información, será en adelante un sujeto receptivo. Sino el descontrol en cualquier ámbito de lo oral, será evidencia de la superación incompleta de esta etapa, ej.: “comerse las uñas porque estoy nervioso”.
privación : depresión, esquizofrenia, bulimia o anorexia.
sublimación: canto y estudio.

ETAPA ANAL (2 a 3 años)
Las heces son la primera entrega del niño hacia el mundo. En la anal expulsiva el placer está en destruir sádicamente y en la anal retentiva el placer está en tener el control de los objetos. entre los dos y cuatro años el otro extremo del aparato digestivo se constituye en la zona erógena: el ano. Existe una sensación de placer relacionada con la excreción. Hay que tener en cuenta que este es el periodo donde esta realizando el aprendizaje de control de esfínteres. Por otra parte el niño se siente orgulloso por ser capaz de producir y obsequia su producto a su madre. Presiente que puede controlar la reacción de los demás que están pendientes de el. Por primera vez va a ser el quien va a dar y otro quien recibe y ejercita esa novedad. De aquí saldar el sujeto capaz de enfrentarse bien con lo laboral, alegre de producir, capaz de tarea fecunda. De aquí surgen los primeros parámetros de orden prolijidad, aseo, etc.
En este estadio el yo esta totalmente formado, es plenamente un sujeto independiente de los otros. Con el comienzo de la educación del control de esfínteres, el niño comienza a interiorizar prohibiciones lo que favorece que comience a formarse un precursor del superyo.
Lo mas importante de este estadio no es el placer de retener o expulsar sino que por primera vez se produce un agudo conflicto entre las ideas de los padres y el deseo del niño por hacer lo que quiere.
fantasías : acto sexual en forma de lucha, de intercambio de materias fecales y el parto anal.
sublimación: creación, trabajos manuales y colecciones.

ETAPA FÁLICA O EDIPICA (3 a 5-6 años)
Se dan los complejos de castración  y los complejos de Edipo y Electra. En este estadio pasan a ocupar el primer lugar los órganos genitales. El niño se procura placer a través de la manipulación de esa zonas y existe un gran predominio de tendencias exhibicionistas.
Complejo de castración: en esta etapa el niño se siente orgullo sus órganos sexuales y el temor de que algo le pase se denomina angustia de castración. Señala la entrada de la niña en el complejo de edipo y la finalización de este periodo en el niño. La angustia de castración inaugura en el nene el estadio de latencia.
Complejo de Edipo: puede ser considerado como el apogeo de la sexualidad infantil. En esta etapa el niño experimenta en relación a sus padres deseos amorosos y hostiles. Consiste en el amor hacia el progenitor del sexo opuesto y celos hacia el progenitor del mismo sexo. El ni{o quiere ser como su papá y reemplazarlo en todo, se puede decir que hace de su padre un ideal., se identifica con el, a la vez toma a su madre como objeto de amor. Comienza a percibir u entre el y la madre el obstáculo es el padre, surge entonces el deseo de suprimirlo. El niño lo supera con la amenaza de castración y en la el caso de la niña renuncia cuando comienza a ilusionarse con ser madre, por lo que se empieza a acercar a su mamá.
En este estadio el se constituye el superyó como instancia diferenciada del YO, esto es así porque el niño internaliza prohibiciones. El superyó es heredero de los padres, no solo como fuente de amenazas y castigos sino como o fuente de amor y protección.
El complejo de Edipo constituye la culminación normal del desarrollo psicosexual del niño Desempeña un papel fundamental en la estructuración de la personalidad y en la orientación respecto a la elección de pareja.
Al final de esta etapa las tres instancias psíquicas están constituidas. El Ello permanece como la capa profunda de donde surgen tendencias en búsqueda d satisfacción. El Yo asume funciones de relación con el mundo exterior, el superyo representa las tendencias morales y los ideales. El éxito que el Yo tenga respecto a
  • ·    La adaptación a las exigencias del mundo exterior.
  • ·    A la satisfacción adecuada del ello.
  • ·    De las exigencias del superyó.

Va a determinar las características de la personalidad del sujeto.

ETAPA DE LATENCIA (6 a 12 años)
La energía libidinal se orienta a desarrollar las facultades del yo y a sublimar. Empieza la extraversión. aparentemente la crisis afectiva a quedado de lado, el sujeto puede dedicarse plenamente a otra tarea como incorporarse a la sociedad, a la escuela, etc. Los impulsos sexuales y agresivos quedan como dormidos hay un aquietamiento temporario o en estado "latente”.

ETAPA GENITAL (12 años en adelante)
Surge fuertemente la libido pero inconcientemente aún con objetos paternos. La contradicción se controla por la intelectualización y el ascetismo. La libido se desarrolla cuando se logra superar totalmente la castración. Durante la pubertad surgen transformaciones debidas al crecimiento físico donde hace irrupción las hormonas al torrente sanguíneo. Comienza la atracción hacia el sexo opuesto. El adolescente se angustia por su soledad y por eso va a recurrir a uniformarse en el vestir a adoptar un lenguaje común, hacer lo que el grupo festeje, a buscar un lugar para si en el grupo. Y en un intento de demostrar que no necesita a nadie va a rebelarse en contra de los padres, de las normas que estos imponen.
El ser que se busco a si mismo, su integridad, su equilibrio, el placer de la no necesidad a través de la incorporación (etapa oral), la producción (etapa anal), de la relación con el otro(etapa fálica) ahora debe asumir su propia plenitud. Si a la adolescencia logra utilizarla para encontrarse en vez de para aturdirse, si utiliza sus posibilidades intelectuales nuevas cerca de los 18 años podrá acceder a una definición coherente de si mismo, se habrá encontrado y terminara de estructurar su personalidad, revisara los valores infantiles, quitara los que ya no les sirve y elaborara su escala de valores personal.