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martes, 22 de julio de 2025

Lo no idéntico y el agujero en la verdad: de Frege a Lacan

Frege logra establecer un inicio lógico para la serie numérica porque introduce algo que resiste al principio de identidad: aquello que no es idéntico a sí mismo. Sin embargo, esta inclusión inaugura una dificultad central. Según el principio leibniziano —“son idénticas aquellas cosas que pueden sustituirse unas por otras sin alterar la verdad”—, lo no idéntico no puede entrar en la sustitución. Y si no entra en la sustitución, es decir, no participa de la serie, entonces cabe preguntarse:
¿de qué naturaleza es aquello que no puede sustituirse?

Lo no idéntico, al no poder ser intercambiado sin que la verdad se altere, afecta la consistencia misma de la verdad. El problema que se abre no es solo lógico o filosófico, sino fundamentalmente clínico, en tanto que la verdad, en psicoanálisis, es aquello que ha pasado por el Otro. Lo que no es idéntico a sí mismo, entonces, señala algo que no pasó por el Otro, algo que no se inscribe en la cadena significante y cuya existencia irrumpe como retorno fuera de serie.

En el Seminario 9, Lacan inicia la construcción de una lógica del significante a partir de una crítica al principio de identidad. En ese movimiento, lo no idéntico se vuelve una figura de agujero, no como una falla a reparar, sino como punto estructurante. Donde Frege busca restaurar la consistencia que el no-idéntico pone en crisis, Freud ubica allí el núcleo mismo del aparato psíquico. Lacan lo formaliza como el punto axial de la estructura: correlativo al sujeto del inconsciente.

Esta divergencia señala una fractura irreductible entre la lógica formal fregeana y la praxis analítica. Por eso, Carlos Ruiz afirma con razón que “del número no sale el inconsciente”. La pregunta que late allí es:
¿qué inconsciente?
Uno que no se construye como serie ni como consistencia, sino como efecto del agujero que lo no idéntico introduce en la cadena del saber.

Frege más allá de Hegel: el objeto entre concepto y existencia

En estas entradas remarcábamos la novedad radical que introduce el planteo fregeano en torno al estatuto del objeto. Incluso señalábamos que podría pensarse como un paso más allá respecto de aquella afirmación hegeliana —de la que Lacan se sirve— según la cual el concepto es el tiempo de la cosa.

Con Frege, el objeto ya no es una cosa del mundo, ni remite a una sustancia ni a una inmanencia empírica. Por el contrario, su existencia se define exclusivamente por su relación con un concepto. El objeto, en este sentido, aparece como algo despojado de cualquier espesor material o histórico. No importa si tiene o no una existencia empírica: esa dimensión es irrelevante para establecer su estatuto lógico. Incluso su eventual inserción en el espacio resulta secundaria. Su ser se agota en su subsumisión conceptual.

Ahora bien, si el objeto sólo existe como efecto de un concepto, ¿qué puede decirse de este último? El concepto, en la arquitectura fregeana, posee un valor puramente operativo. Se sostiene en el principio de identidad, pilar que ha regido la lógica del pensamiento clásico durante siglos, y que Lacan se empeña en cuestionar, aunque no por ello deja de apoyarse en Frege.

¿A qué nos referimos cuando decimos que el concepto se sostiene del principio de identidad? A que sólo adquiere valor por ser idéntico al concepto de…. Este redoblamiento —que es crucial en la lógica de Frege— permite desligar al objeto y al concepto de toda perspectiva positivista o empirista.

Este movimiento pone el acento en el concepto, que gana primacía sobre el objeto. Pero al mismo tiempo, establece una relación de consistencia estructural entre ambos: no hay objeto sin concepto. La pregunta que queda abierta es entonces la inversa:
¿puede haber concepto sin objeto?

sábado, 10 de mayo de 2025

El padre y la inconsistencia de la verdad

El sujeto es inseparable de una aporía estructural que afecta al Otro como campo y conjunto. Esta falla fundamental hace indispensable la presencia de un sostén, algo que venga a suplir aquello que carece de referente.

Este problema involucra los límites de lo significantizable, lo que lleva a Lacan a reformular su concepción del orden simbólico. Para ello, inicia un cuestionamiento al principio de identidad, siguiendo el camino abierto por Frege, con el fin de formalizar las condiciones lógicas del inicio, tanto de la serie significante como de la posibilidad misma de la existencia. Si se pone en duda el principio de identidad, es porque el sujeto hablante lo pierde al someterse al lenguaje, lo que lo obliga a identificarse. Así, surge una posible respuesta a la pregunta: ¿para qué se necesita un Padre?

Lacan mantiene una clara apoyatura freudiana, aunque sus herramientas conceptuales sean distintas. Freud ya había abordado esta cuestión al afirmar que el inconsciente admite la contradicción, lo que implica aceptar un orden insensato y la imposibilidad de una verdad absoluta.

Los recursos matemáticos y lógicos de Lacan le permiten situar esta contradicción en el centro de la paradoja de Russell, en la que ninguna respuesta es completamente adecuada.

La paradoja de Russell es una paradoja lógica descubierta por Bertrand Russell en 1901. Surge en el contexto de la teoría de conjuntos y plantea un problema sobre la auto-referencia en los conjuntos. Supongamos que existe un conjunto R definido como el conjunto de todos los conjuntos que no se contienen a sí mismos. La paradoja es que:

- Si se pertenece a sí mismo, por su propia definición, no debería estar en R.

- Pero si  R no se pertenece a sí mismo, entonces, según la definición de R, debería estar en R.

Esta paradoja mostró que la teoría de conjuntos desarrollada por Frege tenía problemas fundamentales, lo que llevó posteriormente a desarrollar sistemas más estrictos.

Lacan usa esta paradoja para mostrar que en el inconsciente hay una estructura similar: un punto de inconsistencia donde el sujeto no puede representarse completamente dentro del lenguaje. Es decir, el sujeto no puede ser al mismo tiempo el que se nombra y el que es nombrado sin generar un cortocircuito lógico. Esto cuestiona la idea de un Padre como garante absoluto de la verdad y la identidad.

¿Cómo se relaciona esto con el Nombre del Padre? Tanto Freud como Lacan, en sus primeros desarrollos, sitúan al Padre en el campo de la verdad, como su sostén y garantía de consistencia. Sin embargo, al cuestionar el principio de identidad, se abre una fisura en la verdad, que deja de ser absoluta y se vuelve no-toda. Esto impacta directamente en la operación paterna, que queda afectada por una insuficiencia estructural, más allá de cualquier contingencia histórica.

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Sobre la personalidad

 En los primeros años de su enseñanza Lacan dedicó un texto a una discusión con Daniel Lagache. Allí contrapone cierta lectura que propone de la obra de Freud, eso que llamó su retorno a Freud, la primacía de la instancia de la letra en el inconsciente; a la lectura de Lagache en torno del término personalidad.

En algún sentido se trata de interrogar la pertinencia o no de incluir dicho concepto en el corpus teórico del psicoanálisis. Es interesante que sea en ese escrito, alrededor de ese tema, donde propone una orientación para la cura analítica que consiste en ir a un campo más allá de los ideales.

Es claro que la práctica analítica, así entendida, se dirige a interrogar para, eventualmente, poder conmover alguno de los anclajes del sujeto en su relación al deseo del Otro.

Tomado este contexto y orientación, parece que es claro que Lacan descarta la utilización del término personalidad en el ámbito del psicoanálisis.

Una de las apoyaturas en las cuales sostiene esta crítica es la raíz etimológica del término personalidad, el cual proviene del teatro, y se plasma en la dimensión de la máscara.

Más o menos por la misma época la máscara es considerada con relación al síntoma. No sólo que el síntoma enmascara, sino que hay una máscara del síntoma.

Tomada desde esta perspectiva la máscara, y por ende la personalidad, funcionan como una pantalla. Algo cuya función es la de encubrir, velar, incluso algo que disfraza y que muestra para ocultar.

En este sentido el término personalidad, por lo que arrastra de pantalla, se asocia al entramado identificatorio vía el cual el sujeto asume una posición que parodia, por remedar la identidad de la que carece. Pero detrás de ello hay un punto más contundente: si bien la máscara es esencial a la posibilidad del deseo en el sujeto, opera como una respuesta que impide la formulación de la pregunta, aquella que concierne al sujeto como deseante.

jueves, 24 de junio de 2021

Problemas vocacionales en la adolescencia

En las primeras definiciones de VOCACIÓN se la consideraba como algo innato, en esa definición se pierde de vista algo común a los hombres: su capacidad de elección y decisión. HUARTE de San Juan hace 500 años decía que los ingenios se heredaban y que los padres debían ver en sus hijos esos ingenios 

Un joven que concurre a O. V  demuestra estar preocupado por su persona en relación con su futuro. Busca ayuda lo cual indica que en ese vínculo con su futuro compromete a otro.

 

En el proceso de Orientación Vocacional interaccionan tres factores: FUTURO-PERSONA-OTRO.

Todo lo que ocurra en esa interrelación, es emergente de un contexto más amplio que los engloba (estructura social) y en un orden más estricto de del orden institucional de producción: familia y educación.

 

Incide en la O.V el contexto social: el sistema de valores que determina la gente, el sentido que tenga la educación.

La elección siempre tiene que ver con los otros (reales y fantaseados). Nunca se piensa en una carrera o en una facultad despersonalizados Se quiere ser como tal persona real o fantaseada que tiene tales atributos que supuestamente se lo da el rol ocupacional que ejerce.

Para un adolescente definir el futuro es “que hacer” y “quién soy”.

El psicólogo tendrá que mostrarle  que relación tiene el quehacer concreto con ese modo de ser que se propone asumir.


La persona que tiene que elegir está en crisis. La adolescencia misma es un periodo  de crisis que requiere un reajuste. Una de las áreas donde ese ajuste habrá de realizarse se refiere al estudio y al trabajo, entendidos como medios y formas de acceder a roles sociales adultos. Cuando se realiza este ajuste se ha alcanzado la identidad ocupacional.


La identidad ocupacional se desarrolla como un aspecto de la identidad personal. Y ambas se entienden como la interacción de factores internos y externos de las personas., Pero que también se gesta sobre la base de las relaciones con los otros.

 

En esas relaciones con los otros, algunos aspectos merecen una atención particular:

1- la génesis del ideal del yo

El “yo quisiera ser...” de los chicos es  siempre un “yo que quisiera ser como fulano que posee tales o cuales virtudes y que ha establecido tal o cual relación conmigo”. Así como el ideal del yo se establece sobre la base de identificaciones con adultos significativos, el ideal del yo en términos ocupacionales se establecerá en términos de relaciones, cargadas afectivamente, con personas que ejecuten roles ocupacionales.

 

2-Identificaciones con el grupo familiar

En O.V deben tenerse en cuenta:

a-El valor que le da el grupo a las ocupaciones

b-La propia problemática profesional de los integrantes del grupo familiar.

 

El grupo familiar es el grupo de pertenencia y de referencia que desde chico recibe el adolescente.

Es el grupo de referencia positivo.

 

3-Identificaciones con el grupo de pares

Opera de la misma manera que el familiar, pero es tomado como grupo de referencia negativo, por que es lo contrario de lo que el grupo familiar espera

Los valores del grupo de pares son muchas veces más imperativos que los familiares.

Habrá que observar si hay contradicción o no de los valores entre los grupos de familiares y el de pares.

 

Todo adolescente que plantea una contradicción entre estos dos grupos, nos esta hablando de una disociación de su identidad, de identificaciones con los dos grupos que no puede integrar.

 

4-Identificaciones sexuales

Las ocupaciones no son consideradas como sexualmente neutras. Las pautas culturales en cuanto a los roles sociales de las mujeres y hombres son internalizados. Y juegan un papel muy importante como causales de gustos, actitudes, intereses e inclinaciones.

  

La crisis de identidad en la adolescencia

Para Aberasturi , la dinámica de la adolescencia tiene que ver con la elaboración de tres duelos básicos:

El duelo por los padres, por el cuerpo infantil y el duelo por el rol e identidad infantil.

Estos duelos permiten la elaboración de la identidad en la adolescencia.

El desarrollo de la identidad y de la identidad ocupacional están muy relacionadas.

 

La identidad se gesta sobre tres puntos:

    • grupos

    • procesos de identificación

    • esquema corporal

 

Y se traduce en una serie de pares antitéticos:

    • El sentimiento de quien  es uno y de quien no es

    • Quien quiere ser y quien no quiere ser

    • Quien cree que debe ser y quien no cree que debe ser

    • Quien se permite ser y quien no se permite ser

 

Desarrollo de la identidad ocupacional

Pasa por  etapas:

 

1- Elección fantaseada (hasta promediar la adolescencia)

2- Tentativa de elección (el la que se conjugan intereses, capacidades, sistemas de valores    con algún proyecto vocacional)

3-Elección realista.

 

El momento que el adolescente concurre a la orientación esta en un momento de exploración., por eso nunca un proceso de O.V culmina con la consolidación de la identidad. Eso ocurrira años después.

 

Las situaciones pueden ser de 4 tipos:

    • predilematicas

    • dilemáticas

    • problemáticas

    • de resolución

 

Predilematicas: El adolescente tiene el aspecto de alguien que “no le pasa nada”, no se da cuenta que tiene que ir de exploración, es traído a la consulta y no sabe para que viene, ni porque.

 

Dilemáticas: el adolescente se da cuenta de que “algo le pasa”  puede verse invadido por la urgencia y puede tener miedo por la elección

 

Problemáticas: Parece realmente preocupado. Hay más discriminación, menos confusión, pero no hay todavía integración. Se plantean dicotomías: “Tal cosa me gustaría ser, pero tal otra da dinero”

 

Resolución: Se trata de encontrar una solución. Implica elecciones y elaboración de duelos.

 

Una persona ha adquirido su identidad ocupacional cuando ha integrado sus distintas identificaciones, y sabe que es lo que quiere hacer, de que manera y en que contexto. 

 

Vocación y reparación

 

La elección de una carrera mostraría la elección de un objeto interno a ser reparado.

Por ejemplo: la vocación de medico deberá ser definida por un “con que” y  un a la “manera de quien”, pero además según una modalidad predominante de reparación implícita en su quehacer. Solo así se entenderá  su identidad ocupacional. 

Las reparaciones pueden ser autenticas o seudo reparaciones (maníaca, melancólica, compulsiva,  etc.)

La carrera que se elige sería el depositario interno del objeto que pide ser reparado. Y la relación con la carrera esta determinada por la modalidad de la reparación.

 

Elección y duelos

 

Toda elección de carrera supone elaborar un duelo. Porque también se dejan objetos y modos de ser. Se elige una cosa y se dejan muchas otras.

 

Los duelos se realizan sobre 4 situaciones:

 

    •         el duelo por la escuela secundaria

    •         por el paraíso perdido de la niñez

    •         por la imagen ideal de los padres

    •         por las fantasías omnipotentes

 

el adolescente debe elaborar duelo por las cosas que deja, que pierde y duelos por el self: Otros proyectos, otras carreras, su omnipotencia.

Un duelo bien elaborado supone que se puede tolerar los sentimientos de culpa frente al objeto y frente a si mismo, experimentados en toda separación.

Se conduele no solo por el colegio que deja, sino tambien por partes de él que ha identificado proyectivamente con ese colegio que se deja.

 

Etapas que se dan en la Orientación Vocacional


La primera etapa es de lamento. La segunda es de decepción y desesperación. En el sentido de que nada va a ser alcanzado, de que nada puede resolverse. Es un momento en que cambia su sistema de valores, su ideología y sus relaciones con los objetos. Los valores que tenia no sirven para nada..

Para el psicólogo es un desafió poder tolerar este momento de desesperación en el proceso de O.V, porque reedita sus propios momentos de desesperanza al elegir la carrera.

El tercer momento es el de separación. En las ultimas entrevistas aparecen  fantasías de muerte o sentimientos de soledad.

Los duelos elaborados durante el proceso de O.V se  expresan mediante sentimientos y manifestaciones clínicas. Entre los sentimientos predominan: La tristeza, soledad, ambivalencia, culpa. Estos sentimientos se observan claramente en la capacidad de recordar acontecimientos pasados, la recuperación de ideas, los proyectos o conceptos abandonados, los que no son integrados y  vinculados con decisiones actuales. También se percibe un aspecto general de cansancio, reflexión, autonomía y ganas de hacer cosas.

Solo si la experiencia de orientación vocacional es vivida como autor reparación, el estudio como “preparación para” será experimentado como un quehacer reparatorio. De ahí surge el valor profiláctico de la orientación vocacional frente a los estudios superiores.

Una elección madura es una elección que depende de la elaboración de los conflictos y no de la negación de los mismos. Depende e la identificación consigo mismo. Una mala elección es A-conflictiva, ya que los mismos son negados. Se hace con conocimiento de lo que se puede y no se puede,  provee estudios que coinciden con sus intereses, finaliza una situación problemática.

 

Fuente: Bohoslavsky “El marco de referencia. Apunte para la elaboración de un modelo de los problemas vocacionales”

martes, 28 de julio de 2020

La deformación actual del concepto de Género


El concepto de género no corresponde al psicoanálisis, pero podemos hacer una articulación desde él. Género es una categoría que admite gran cantidad de enfoques, no obstante, se han hecho ciertos abusos acerca de esta noción.

Hay un abuso de la categoría de género que preocupa, en tanto producto del pensamiento débil, no riguroso. Toda esta serie de posteos de "Freud desconocido" está defendiendo el pensamiento riguroso dentro del psicoanálisis. Si el psicoanálisis es hoy una Torre de Babel -lo viene siendo desde hace mucho tiempo- y notables psicoanalistas ya percibieron la falta de unidad teórica y clínica del psicoanálisis. Desde mediados del siglo pasado se reconoce que el psicoanálisis funciona con pensamiento débil, sin comparaciones ni contrastacioens entre las teorías ni entre sí. Tampoco hay contrastación de las teorías con los casos clínicos.

El pensamiento débil se extiende en la sociedad. Las teorías sobre lo líquido que produjo el sociólogo Bauman (amor líquido, pensamiento líquido, etc). Juan José Sebreli dice que el asalto de la modernidad es un asalto a la razón y realmente nuestra época, a pesar del desarrollo científico técnico, viene siendo un ataque a la razón.

La categoría de género surgió con los primeros estudios de género y como definición, podemos decir que se trata de la cantidad de propuestas identificatorias de significados de valoraciones y aún de coacciones identificatorias que las culturas hacen sobre ambos sexos. Esa es una buena definición que se puede introducir en la teoría freudiana y ayuda a comprender la cuestión de las identificaciones e incluso a comprender la teoría de la castración, porque todas las culturas han significado a la mujer como minusválida, así que no es difícil entender que las mujeres se hayan sentido así o hayan envidiado a la masculinidad y considerado al pene como un significante de valor.

Sebreli y Bauman creen que a pesar de los adelantos científico-técnicos, una onda de pensamiento débil con tendencia a la irracionalidad se extiende y ha contaminado también al psicoanálisis. Por ejemplo, el pensamiento lacaniano, anticientífico, tiene mucho de irracional. La categoría de género, tal como la definimos, ha seguido avatares impensables. En algunos casos, se terminó en la idea de que la biología no existe y que el género es una autopercpción que tiene cada individuo, independientemente de su condición biológica. Esto llevó a que se crea a que la educación que los padres dan a los niños, atribuyéndoles ser nenes o nenas, es una tiranía. Está muy bien que a los niños y a las niñas se les ofrezcan todo tipo de juguetes, pero diferente es que se los fuerce: eso es una tiranía indiferenciadora.

Las ideologías de género, nombre dado por las iglesias evangélicas, nos dan casos como el de Diana Maffia, ganadora de premios Konex por sus estudios de género, dice en una conferencia que ya existían varones embarazados en el mundo. En realidad, se trataba de tres hombres trans embarazados, biológicamente nacidos mujer. El objetivo manifiesto de esta ideología es desconocer el cuerpo y se lo propone como educación en los colegios. Lamentablemente, la reaccion más fuerte proviene de los religiosos y de derecha. ¿Pero qué tiene que ver la biología con la derecha o con la izquierda? Estamos hablando de problemas de clases sociales, no problemas de identidades que tengan que ver con la biología.

El psicoanálisis freudiano sostiene que el yo primitivamente se forma como representaciones en base a los perceptos corporales y esto proviene de Freud y también un psicoanalista que abandonó la metapsicología, Winnicot, que en su definición del self, que proviene de los perceptos corporales manipulados por los padres. Ese es el núcleo del yo; no se puede desmentir la información que proviene del cuerpo como núcleo del yo en el psiquismo.

Estas ideologías quieren borrar al cuerpo, lo cual no quiere decir que haya que negar el fenómeno trans: gente que por diversos motivos que hay que estudiar se sienten en un cuerpo ajeno al sexo psicológico que han desarrollado. Son trans-varones o trans-mujeres, ¿por qué hay que borrar las diferencias? Así como se ha reconocido y valorado a las homosexualidades, el matrimonio, ¿Por qué desconocer la heterosexualidad? Hablamos de una mujer trans en femenino, pero ¿Por qué desmentir la verdad biológica de una trans?

La deformación del feminismo. Feminismo es la defensa de los derechos sociales, políticos, económicos de las mujeres. No hay que confundir el feminismo con la defensa de cualquier opción sexual. La homosexualidad se aceptó, pero el feminismo no es la defensa de todas las opciones sexuales y se ha desnaturalizado. El feminismo no es de derecha ni de izquierda; no es una cuestión de clase, sino la defensa de los derechos de la mitad de la humanidad, quienes han sufrido afrentas, sean reinas, princesas, obreras o pordioseras. Las reinas han sido consortes. Con suerte han sido reinas con pleno derecho, pero la mayoría eran varones. Aún siendo aristócratas, las mujeres han sido discriminadas y el feminismo es la defensa de la mitad de la humanidad, de los derechos de las mujeres.

El borramiento de las diferencias también atenta contra toda producción de conocimiento psicológico. Les guste o no, los pacientes y las neurosis siguen teniendo problemas de la identidad masculina o femenina. Se toma la identidad sexual como algo consciente, lo cual ignora todo el proceso inconsciente de la identificación sexual.

En esta cultura, la libertad actualmente se entiende como una falta total de límites. No obstante, el cuerpo es una determinación con la que nacemos y nos condiciona. El cuerpo existe y nos brinda datos para procesar y no se puede carecer del cuerpo. Somos esclavos de la libertad, porque por ejemplo, no podemos escapar de la forma de hablar.

El riesgo está en llevarse por delante todo lo que dijo Piera Alaugnier sobre violencia primaria: las pautas primarias para que un niño constituya su yo, la educación primaria para la hominización.


Fuente: Encuentro n° 30 de Freud desconocido "La deformación actual del concepto de Género", del 16/11/18

martes, 25 de febrero de 2020

¿Identidad o identidades?


El problema de la identidad, nos remite al yo como estructura autónoma pero que se haya influenciado por el ello, repitente de lo ancestral de los discursos vacíos, de las pulsiones que una y otra vez hacen su recorrido y pujan en demanda de satisfacción, por el super yo vocero del texto familiar y social que exige cumplimiento y la realidad externa que se presenta irreverente en el aquí y ahora.

El yo es, como dijera Freud, una parte del ello modificada por la realidad exterior, el yo asoma con el narcisismo y no es sin el Otro.

El yo toma modelo, imagen y semejanza a partir del Otro, espejo, mediante el cual cristalizan como un precipitado las identificaciones. La identificación primaria es una imago, una imagen simbólica sostén de todas las identificaciones futuras, es por ello que según Lacan el yo es pura exterioridad, semejante a una cebolla en el cual cada capa es una identificación de manera tal que al quitar cada una de ellas nos deshacemos de esos otros con quienes nos hemos identificado.

La identificación nunca es total, siempre es parcial, es a un “rasgo”. Al niño, por ejemplo, le dicen “tiene los ojos del papa”, “la boca de la mama” y así mientras crece copia rasgos, que los otros ofrecen como modelo, por lo que el yo, no es una instancia totalizadora integrada cohesionada como dice el concepto de self, sino el yo es fragmentado, tal como un collage en de identificaciones, dando esa apariencia de unidad y totalidad coherente que parecemos desde lo conciente.

El niño se identifica, entonces, parcialmente con las personas, objetos y actividades que le reportan placer al Yo. El psicoanálisis reconoce la identificación como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona, por lo tanto, la infancia es ese momento de estructuración psíquica, en donde las identificaciones van dando forma a ese pequeño ser, dar forma en el ser y en el hacer, a partir de copiar al mundo adulto. Ya Freud, decía que el niño juega en definitiva a “ser grande”, o sea que va formando-se según la interacción que el entorno y la cultura de su comunidad le ofrecen 

Donald Meltzer, desde una perspectiva kleiniana, Propone que en la pubertad reaparecen las confusiones propias de la etapa preedípica y también la confusión de las zonas erógenas. Esta situación se agrava con la aparición de los caracteres sexuales secundarios, que hacen que el/la joven se cuestione con preguntas del tipo: ¿de quién es este cuerpo? La llamada transición adolescente implica justamente el pasaje del mundo del niño en la familia hacia el mundo de los pares y de allí al mundo adulto.

El proceso adolescente, es un momento crítico en el que ese Yo infantil, aparentemente estable, se pone en jaque, debido al avance pulsional, que lleva al sujeto a explorar en la exogamia, y a medida que esto sucede el mundo familiar al cual se ha identificado en sus comportamientos y en su acervo cultural se ve cuestionado y sacudido

El tránsito de la pubertad a la adolescencia y de allí a la llamada vida adulta implica complejísimos procesos que crean una exigencia de “trabajo psíquico” a una mente que se encuentra en cierto modo en una situación caótica, como dijimos

Al entrar en la adolescencia se produce un choque en el encuentro con un mundo que no sigue las pautas que reglaban las instituciones que regulaban la infancia del que ahora es un joven.

En este tránsito entonces aquellas identificaciones infantiles son revisadas a fondo, el adolescente entonces cuestiona los emblemas paternos de los que había estado orgulloso en su latencia, salir acompañado por los padres avergüenza, más si es visto por sus pares, aunque a escondidas de todos se niegue a deshacerse de sus juguetes , tal es el estado de cosas. Así cuestiona las identificaciones con respecto al “parecerse a “por lo que rápidamente encuentra un modelo externo en quien encontrar ropas que le guste, aunque como veremos al final de la adolescencia, estos modelos transitorios, caerán para dar pasó a su propia identidad en el vestir. Así sucede con todo: música, deportes, religión, y…vocación...

El ideal del Yo,  trazado en base a los ideales paternos es cuestionado debido a la tensión en la comunicación con los padres, ya que lo normativo es desidentificarse de aquello que direccionó el Ideal, y ese es el punto para la construcción de las identidades, ya más que la pregunta sobre qué debo hacer (en el futuro en el mundo adulto) está la de cómo debo ser.

Así en el crecimiento y la evolución las identificaciones infantiles son revisadas y abren paso a la construcción de identidades en los diferentes aspectos de la vida, en un proceso de revisión-selección-elección.

La palabra identidad viene del latín ”identitas” y éste del término ídem que significa “lo mismo”. Ésta palabra tiene la particularidad de referirnos a que una persona tiene características que la hacen única y diferente a las otras personas, y por otra parte refiere a características que son “lo mismo” que una persona tiene con otras.

Esta cuestión lingüística nos lleva a afirmar que cuando hablamos de identidad nos referimos a lo que nos diferencia por los que somos únicos, construcción que en la adolescencia se realiza a partir de las identificaciones infantiles, que perviven en el inconciente o bien han transmutado durante el proceso hacia la adultez, pero el criterio de idéntico lleva a que compartamos esa característica con otros, por ejemplo el Nombre y el Apellido, que son portadores de identidad con algo que somos para nuestros padres ( o que fuimos), así vemos jóvenes que se ponen nombres de fantasías o sobrenombres ya que lo rechazan por disgusto o como proyección del conflicto con los padres.. 

Nombre y apellido son emblemáticos con la identidad del ser, así entramos en el terreno de otras identidades construidas con sus ladrillos basales en aquellas identificaciones arcaicas: la identidad sexual, la identidad cultural, la identidad política, la identidad religiosa-espiritual, la identidad vocacional-ocupacional, ya que no hay de ninguna manera una identidad única, ya que el Yo como hemos visto no es total ni único.

Desde otra postura psicológica, quien ha trabajado y buceado acerca de la construcción de la identidad, desde la potencia que ejerce la sociedad, es Erik Erickson, quien considera que Freud desmerecía el rol de la sociedad con respecto a la identidad.

Su teoría observa a la sociedad como una fuerza positiva que influía para moldear el yo durante el desarrollo. Esta teoría del desarrollo psicosocial divide en ocho períodos críticos y conflictivos la construcción de “la identidad”. Erikson no habla de identidades sino de identidad, ya que se basa en un yo que a través de éstas etapas maduraba desde una fragmentación hacia un yo maduro y total. 

Cada crisis es un momento crucial para la resolución de aspectos importantes; éstas se manifiestan en momentos determinados según el nivel de madurez de la persona.

Si el individuo se adapta a las exigencias de cada crisis el yo continuará su desarrollo hasta la siguiente etapa; si la crisis no se resuelve de manera satisfactoria, su presencia continua interferirá el desarrollo sano del yo. La solución satisfactoria de cada una de las ocho crisis requiere que un rasgo positivo se equilibre con uno negativo.

A modo de síntesis, diremos que Erikson sostiene que para llegar a tener identidad el niño parte de la confianza básica vs. la desconfianza, pasando por la Autonomía vs. La vergüenza y la duda, y la Iniciativa vs. La Culpabilidad en la primera infancia, la Industriosidad (adaptación a la cultura y producir en ella) vs. Inferioridad en la latencia. Ya en la adolescencia para Erikson el tomar identidad se debatía entre Identidad vs. Confusión, en la cual el adolescente debe determinar el sentido de sí mismos, es decir quiénes son, las antípodas de este proceso sería quedar atrapado en la confusión adolescente, entre el yo y los objetos, entre el yo y los otros yoes.

Observamos así que Erikson tiene una postura teórica en la que el adolescente parte de su confusión a una determinación de identidad, de quien es, lo que implica la suposición de llegar a un Yo maduro y total. (Las otras etapas se dan entre la adultez y la vejez).

Hemos citado a Erikson por ser un reconocido autor que trabajó acerca del problema de la construcción de la Identidad valorando el rol de la sociedad en este proceso, pero discernimos en algunos puntos, como lo es la madurez total del Yo, y por ende llegar a una absoluta certeza de quien soy. 

Ya hemos discernido acerca del proceso de identidad del ser o identidad personal y hemos partido desde las identificaciones infantiles para explicar su constitución, hemos apelado a autores como Freud y Lacan desde una postura psicoanalítica y a Erikson para referirnos a una postura más psicosocial.

Con referencia a la identidad vocacional-ocupacional tomaremos como autoridad a Rodolfo Bohoslavsky., quien desde la modalidad clínica se aboca a trabajar lo vocacional-ocupacional a partir de una exploración exhaustiva de la personalidad del consultante 

Sostiene que el adolescente “no busca sólo el nombre de una carrera, lo que va a buscar es algo que tiene que ver con la realización personal, la felicidad, la alegría de vivir, etc.”….” Al adolescente le preocupa más lo que puede llegar a ser”

Bohoslavsky dice que el futuro no es sólo definir qué hacer, sino quién no ser, hay preocupación por el qué hacer en el futuro, y el proceso de orientación no sólo se debe trabajar con la identidad ocupacional, es decir el qué hacer, a partir de identidades de carreras, y roles, sino que el Orientador debe ayudarlo a ver qué forma de ser elige, o quiere elegir en su futuro hacer, y qué relación tiene ese qué hacer concreto con el ser que desea ser...

Bohoslavsky nos trae el tema de las identificaciones en la Orientación aludiendo que la elección está basada sobre identificaciones, argumentando que estas refieren a funciones defensivas, si se utilizan como forma de superar un conflicto o contradicción.

Cuando las identificaciones pierden su carácter defensivo original. Una elección basada en una identificación no es una mala elección si se hace de forma autónoma y pierde su conexión con sus motivos originales.

La identidad ocupacional se desarrolla como un aspecto de la identidad personal, concluye Bohoslavsky, con quien coincidimos. La identidad personal y vocacional –ocupacional se basan en el esquema corporal, y se relacionan con el medio que las rodea. Ambas son una “continua interacción entre factores internos y externos a la persona”

La problemática del Orientador es la estrategia para que el consultante trabaje su ser en el hacer por ende en Orientación vocacional-ocupacional se trabaja con la identidad personal y la identidad vocacional-ocupacional, no se podría de otra manera.

La identidad personal y la identidad ocupacional, se van gestando simultáneamente, en un proceso que puede llevar a la unidad o a la fragmentación; a la salud o la enfermedad psico-social por cuanto están en continua articulación, en tanto referencia del ser en actividad y actividad que hace al ser”. Gelvan de Veinstein.

jueves, 6 de febrero de 2020

Ser o no ser... autor y actor de su propia obra.

Por Lucas Vazquez Topssian
• ¿Qué son, cuáles son y por qué se afirma que las “novelas” son las narrativas que constituyen la identidad?

Piera Aulagnier, dice que el ello es un maestro-brujo que repite una historia sin palabras que ningún discurso podrá modificar, es por eso que el orientador vocacional, al igual que el psicoanalista, asisten a multiples novelas que los consultantes despliegan con el intento de desarmar y armar su texto de vida y en otros casos como meros espectadores de un guión trazado de antemano por quienes han pretendido marcar un destino único, ya sean los padres u otros familiares.

Freud, en 1909, en La novela familiar del neurótico sostiene que una de las operaciones más necesarias, y más dolorosas en el desarrollo de la persona, es desasirse de la autoriedad parental.

Durante la infancia, el complejo de Edipo, es la trama vincular que configura un drama conflictivo, cuyo argumento es llegar aparecerse a los padres, la identificación como correlato de este complejo, tiene la función de ligar al niño con los emblemas paternos. Por otra parte el conflicto edípico tiene la función de dar lugar a la elección sexual, que luego será revisada y reelaborada durante la adolescencia.

Durante su crecimiento el niño va comparando a sus padres con otros padres, por lo tanto este deseo de ser como ellos se pone en jaque al comparar sus progenitores con otros, comienza a criticarlos en vista de que otros padres son preferibles en muchos aspectos.

Según Freud en muchas ocasiones de su vida el niño tiene el sentimiento de ser relegado por sus padres, añorando el amor total que le deparaban en los primeros años, amor que en muchos casos observan que es dado a otros hermanos que le siguieron, a menudo siente que es un hijo adoptivo, esto es las fantasías de adopción que frecuentemente algunos niños despliegan ante el comportamiento hostil de los padres y observar en otros conductas mas cariñosas según su propia observación. Esta situación infantil es designada por Freud, como “Novela familiar de los neuróticos” es una actividad fantaseadora que se revela primero en los juegos infantiles y luego desde la prepubertad se apodera del tema de las relaciones familiares.

En su texto, Freud dice que en las fantasías posteriores a la pubertad, el individuo se ocupa de librarse de sus menospreciados padres y sustituirlos por otros de un rango social más elevado. Una vez que el púber llega a conocer las múltiples vinculaciones sexuales entre padre y madre deja de lado, abandona estas fantasías de adopción y ya no duda de su origen, esta sería su segunda fase de esta “Novela familiar”, que se sostiene a partir de la primera fase “Asexual”.

Esta Novela familiar freudiana tiene diferentes derivaciones a partir del conocimiento de los procesos sexuales, que llevan al sujeto a imaginarse situaciones y relaciones eróticas de sus padres, llevando a colocar a la madre en situaciones de secretas infidelidades y de relaciones amorosas ocultas. Otra derivación es el tema de la venganza y las represarías, en aquellos niños que fueron castigados por los padres, surgen en esta novela fantasías de vengarse de ellos. Los hermanos menores a partir de este texto fantástico, otorgan tantas relaciones amorosas a la madre que se adjudican la legitimidad proclamando ilegítimos a sus hermanos mayores, esta derivación es eficaz para eliminar a los hermanos en la fantasía. Otros intereses particulares propios de cada familia y cada sujeto condimentan este texto cliché de la fantasía “Novela familiar”, dándole el matiz que cada uno imagine como autor del guión.

Estas obras de ficción donde se observa el esfuerzo por remplazar al padre real, son expresiones de la añoranza de la primera infancia feliz cuando su padre era el “Súper hombre y su madre la mujer más hermosa”.

El género narrativo de la novela, se nutre con estas ficciones vinculares similares a la novela familiar. De hecho, novela que proviene del italiano significa noticia y es una prosa , en la cual se narra una acción fingida en todo ó en parte de sucesos, pasiones y costumbres. El diccionario la define como “Obra literaria narrativa de cierta extensión, de carácter abierto, que contiene elementos diversos en un relato complejo”. Este carácter abierto le permite a su autor gran libertad de elección para integrar personajes, introducir historias cruzadas o subordinadas, cambiar de orden los hechos o incluir otros textos dentro del guión principal.

Así también el género de la telenovela, en el que se plasma en imágenes, con las más variadas historias, los textos fantaseados conscientes e inconscientes del texto básico de la novela familiar, muestra desde una perspectiva sociológica identidad ideal-izada del sujeto latinoamericano que retroalimenta el estereotipo local, siendo este una forma de lenguaje e identificación; un modo ambivalente de conocimiento y poder, y un modo de representación que es complejo, ambivalente y contradictorio.

Al representar hombres y mujeres “ideales” sobre todo en términos de raza y clase social, el discurso telenovelesco le dice a su espectador que sabe qué es lo que quiere ver y qué aspira a ser, intentando fijar en los sujetos la ilusión de una forma ideal de ser y parecer.

Observamos que los temas más frecuentes de novelas literarias, tanto como de las telenovelas tratan de héroes y heroínas, de clases sociales diferentes, conflictos parentales, prohibiciones, secretos familiares devenidos en tabúes, conflictos sexuales, casamiento por conveniencia, venganza entre hermanos, elecciones frustradas, asesinatos, odios, amores y pasiones con temas diversos, en los que en su último análisis encontramos aspectos varios de la conflictiva edípica universal.

Esta pequeña reseña, nos sirve para analizar las complejas tramas novelescas que se sostienen en la elección vocacional-ocupacional. En este ámbito lo vocacional se relaciona con el sentido que el sujeto encuentra en su vida es decir lo que siente y quiere SER. En tanto que lo ocupacional remite al HACER, o sea la accion direccionada hacia dicho sentido de la vida.

Como sostiene Gelvan de Veinsten, “Lo vocacional necesita sintetizar en principio las diferentes “Novelas” que se han escrito para uno aún antes de su nacimiento, en el camino de llegar a ser el autor de su propio argumento

La novela freudiana que se teje en cada ser producto de la familia e instituciones posteriores, es urdida a partir del deseo de los padres que a su vez soporta el peso de sus propias demandas familiares, o sea que los mandatos se tejen mucho antes del nacimiento, la madre que cuando niña juega con su muñeca, ya esta fantaseando la impronta del ser que quiere para su futuro hijo, el padre que de niño ha jugado al futbol en el potrero del barrio, imprime su deseo en ese hijo por venir imaginándolo un estrella del futbol y así con las mejores intenciones, y la leche caliente que nutre y ama se van colando los deseos y mandatos familiares que se revelan en el querer ser, en el parecer y en querer hacer.

Es por eso que Freud, en el texto que hemos reseñado, dice que en el crecimiento el sujeto debe desasirse de los padres siendo esto doloroso pero necesario para, como dice Gelvan de Veinsten llegar a ser el autor de su propio argumento.

El grupo familiar durante la infancia ofrece espacios, juguetes, experiencias para que sus esperanzas se cumplan. Esto es la novela familiar, el niño entonces tiene asignado por su familia un lugar y un papel, tanto como lo han tenido sus padres, hermanos, abuelos, primos, tíos. El complejo de Edipo y la fantasía de la novela familiar del neurótico se escriben a partir de la gran novela familiar: tener los ojos de la madre, la sonrisa del padre, caminar como el abuelo, son sentencias que se van tejiendo y por las cuales el sujeto se identifica y en este texto escrito por otros, imprime su particular novela.

La necesidad de aprobación por parte del clan, hace en la mayoría de los casos que el guión que uno escribe coincide en su mayor parte con la gran obra familiar.

Las consecuencias de esta novela pueden llegar a ser positivas o negativas. Los aspectos más positivos recaen en el hecho de poder dar identidad, en tanto soporte y pertenencia al sujeto, quien empero y como ya hemos dicho tiene que reescribir para apropiar-se en su guión. Consecuencias negativas, podemos observar en los casos de aquellos neuróticos que haces una “Copia fiel” del dictado familiar y se encuentran siendo y haciendo lo que deben ser y hacer, sin modificar ni apartarse ni una coma del texto parental. Es también el caso de los psicóticos que ni siquiera se pueden plantear escribir su propio libro, como dice Aulagnier, no saben que pueden reescribir el texto que otros le escribieron, es decir no cuentan con la posibilidad simbólica de apropiarse de las páginas de su vida y reescribirlas, posibilidad con que cuenta el neurótico.

En el ámbito vocacional-ocupacional el orientador tiene con frecuencia la oportunidad de observar estas posibilidades y su función es trabajar con ellas.

A partir de estos textos en los que la familia aporta la historia generacional, como el genial García Márquez lo muestra en Cien años de Soledad, el sujeto se identifica para pertenecer, él es quien mediante la identificación toma esta historia, se ciñe a ella o se aparta, la compra en su totalidad o reescribe sus propios párrafos. Va forjando así la identidad, que construye a partir de sus identificaciones infantiles. La adolescencia es esa peculiar etapa en el cual como ya dijimos el sujeto tiene necesariamente que desasirse de sus padres proceso doloroso durante el cual revisa cada una de sus identificaciones infantiles (regresión normal adolescente) para poder construir la identidad, en los aspectos personales, sexuales, vocacionales-ocupacionales, religiosos, etc.

La construcción de la identidad podríamos entenderla como crédito otorgado por los otros (los que crían, los que educan y los que de alguna manera a medida en alguna medida se cruzan y vinculan); a través de la conciencia que habilita la construcción de una imagen sobre sí que se ajuste al ideal.

La identidad por lo tanto se conforma alrededor de un proceso de unión a los otros, es decir, de pertenencia, pero al mismo tiempo, también, de separación con los otros, o sea, de diferencia. Mientras la identificación tendría que ver con las primeras experiencias de satisfacción, la separación, la diferencia, estaría asociada al dolor. De ese modo podría postularse que la identidad se estructuraría en torno de las experiencias de satisfacción por un lado y, del dolor por otro, que en conjunto, establecen marcas que edifican la subjetividad. La identidad es, pues, la representación de sí como perteneciente a un conjunto, pero también como diferente al mismo. Su paradoja más evidente consiste en que siendo una referencia al sí mismo, sólo puede sostenerse con lo que está en otra parte.

En los procesos de Orientación, la familia suele aparecer pre-ocupada sobre el futuro del consultante, en el texto narrativo de la novela familiar, para que el consultante los dialogue y pueda elegir desde su nueva versión, desde su nueva identidad. En los encuentros de Orientación la trama urdida por la familia se arma, se desarma, se vuelve armar como un rompecabezas en el cual la decisión autónoma puede llegar a materializarse en una elección de vida, como así también la Orientación abre un espacio para revisar elecciones que como copia fiel para no defraudar el ideal de sus padres han derivado en ocupaciones frustrantes y que pueden ser revisadas y re-orientadas.

Las novelas del pasado, dice Gelvan de Veinsten deben ser “releídas” adecuadamente para que no presionen en el futuro, lo cual implica la revisión de afectos positivos y negativos, como culpas y reproches lo que permitirá una elección autónoma y no como resultado de conflictos no resueltos.

Además de la “novela familiar”, al crecer nos inscribimos en otras novelas: la “novela escolar” y la “novela sociocultural”, por las cuales atravesamos al formarnos, mientras crecemos, y nos vamos socializando e institucionalizando.

La escuela es la institución más significativa luego de la familia, que a su vez se inserta en una comunidad sociocultural, por lo que es transmisora de valores acerca de su potencial y su papel social.

Como bien trabaja Alicia Fernández, en su libro La sexualidad atrapada de la Señorita Maestra, el sistema educativo presenta una mayor proporción de presencia femenina entre los docentes, éste sistema sancionando las diferencias sexuales, le exige a quienes enseñan esconder su sexualidad y anular su corporeidad tras el guardapolvo, dando al término tradicional de “señorita” y al actual “seño”, una fantasía de virginidad y pasividad, a la vez de darle la función de segunda madre lugar a partir del cual se construye en su rol y mira a sus alumnos-hijos significándolos y rotulando como el más inteligente, “el que no se integra”, el “desvalido”, el” travieso”, el “vago”, el “prolijito”. Roles a partir de los cuales se tejen verdaderas novelas aúlicas, y es lo que va a influir en la construcción de la identidad...

Casi parece naturalizado en los escenarios de la vida escolar situaciones del tipo en las que quien es rotulado como vago generalmente es a quién le cargan los hechos de violencia o perturbación, en las cuales esta segunda mamá repite: ¿otra vez vos?, y las más de las veces la realidad indica que sus compañeritos –hermanos al saber el rol fantaseado que ese niño ocupa, lo provocan y empiezan la situación a sabiendas de que éste es quien será sancionado. Estas situaciones, como ha señalado A. Fernández, suelen atrapar la inteligencia, si quedan estancadas como factores externos del aprendizaje que surgen a partir del contexto del niño y no del propio sujeto. Así también generalmente el abanderado no suele ser el niño más activo y productivo con sus inquietudes a la hora de aprender, sino aquél que es prolijo, obediente, estudioso, o sea hiperacomodativo (aunque no asimile tanto o presente conflictos cognitivos interesantes) pero es quien cumple con todas las expectativas en la mirada de la “maestra segunda mamá”.

Los niños que han sido presionados para aprender en el tránsito de su vida escolar, o que se han sobreadaptado, como forma de resolver estas presiones de los ritmos, y los tiempos de la vida escolar sin tener en cuenta su maduración y/o su estadio del desarrollo personal (ej.: “ los niños de primer grado tienen que alfabetizarse para el mes de septiembre) y de la mirada de la maestra que por ejemplo puede observar en la desatención un trastorno de aprendizaje y no tomándose en cuenta el estrés escolar que el niño pueda atravesar. Todo esto puede traer un desinterés progresivo de sus estudios, medidas sobrecompensatorias como compulsión al estudio, o bien somatizaciones, inhibiciones y síntomas diversos. Como dice Gelvan de Veinstein “La detección de los intereses individuales deben ser una misión de la educación a fin de facilitar las experiencias necesarias para su desarrollo

Los procesos de Orientación deben tomar en cuenta estas novelas escolares, en las que se incluyen padres y docentes...

La sociedad inserta en una cultura que promociona determinados valores, se plasma en políticas de estado y en economías que configurarán determinados modelos educativos, que formarán sujetos para “esa” sociedad.

Así sociedades que buscan ser homogéneas reproducen y felicitan al buen alumno que se acomoda a aprender lo que el docente quiere. Sociedades autónomas y creativas favorecen al alumno que critica y cuestiona, y que produce a partir de su creatividad, en tanto que las sociedades autoritarias (como la que generó la a la dictadura cívico – militar del “76, y sus disvalores) buscan premiar al alumno pasivo, que no molesta ni cuestiona.

Estos modelos socioculturales generan novelas en las que puede haber dobles discursos como “matar para imponer ideales humanitarios”, atrapando así a sus ciudadanos dándoles pautas a seguir para ser exitosos, solidarios o egoístas dependa lo que ella necesite. Así se va tejiendo la identidad socio-cultural de cada sociedad, que cuando es reconocida, le sirve a sus miembros para saber quiénes son y darle referencia, y que si se desdibuja genera la confusión tal como si se desconociera la identidad personal.

Retomando a Piera Aulagnier, podemos decir que como Orientadores, asistimos y demandamos de nuestros consultantes a que sean autores que revisen sus vivencias y se reescriban, sólo así en ese lugar en que el maestro brujo que es el ello que repite una y otra vez los mitos de la novela familiar, pueda dar lugar al discurso de un “Yo siendo Yo” con las luces de su propio escenario, no sólo conformado por la novela familiar sino por las novelas que lo han transitado institucionalmente, la novela escolar y la sociocultural.