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viernes, 18 de julio de 2025

Sujetos de la deuda: la incidencia del neoliberalismo en "El juego del calamar".

Lucas Vazquez Topssian

En El malestar en la cultura (1930), Freud señala que toda cultura se funda sobre la renuncia pulsional. Esta renuncia, exigida por el Otro social (la Ley, las normas), genera culpa. Y esta culpa es muchas veces inconsciente: no es por algo que el sujeto haya hecho, sino por haber deseado, incluso sin saberlo. Se trata de una culpa inconsciente, ligada al superyó. Esta culpa se puede leer como una deuda simbólica con el Otro: se le debe haber renunciado, se le debe obediencia, se le debe un sacrificio.

En Tótem y tabú (1913), en el mito del padre de la horda, el parricidio del padre originario genera una culpa transmitida entre generaciones. Los hijos matan al padre, lo comen y luego lo veneran mediante la instauración de la Ley y el tabú del incesto. Esa culpa heredada es una deuda simbólica que se paga a través de la Ley: el superyó, la moral, la prohibición del incesto.

Lacan retoma y reconfigura esta noción en su lectura estructuralista del sujeto, donde podemos rastrear aspectos de "la deuda".

En el seminario "Los escritos técnicos de Freud" (1953-54), y más claramente en "El seminario 4: La relación de objeto" (1956-57), Lacan presenta la deuda simbólica como aquello que surge del ingreso del sujeto en el campo del lenguaje. Se trata de la deuda con el Nombre del Padre.

Cuando el sujeto accede al orden simbólico, lo hace al precio de una pérdida: queda alienado en el significante, pierde algo de su ser. La castración simbólica implica que se le debe algo al Otro: no se es sino a través de ese Otro. La deuda es entonces el efecto de la castración simbólica: el sujeto se constituye debiéndole su ser al Otro del lenguaje.

Se trata de una deuda que no se puede saldar, no es algo que se paga como una cuenta. Es infinita, estructural: no se trata de un acto pasado, sino del hecho mismo de estar marcado por el significante. Por eso, en el Seminario 7 (La ética del psicoanálisis), Lacan vincula esta deuda con la imposibilidad de realizar el goce, con la falta estructural, y también con lo Real.

Veamos un caso mínimo...

Un paciente que se siente constantemente en deuda con sus padres, o con la sociedad, puede estar expresando una forma desplazada de esa deuda simbólica. El análisis no busca que "pague" esa deuda, sino que se subjetive respecto a ella: ¿de qué se siente culpable? ¿Qué cree que el Otro le exige? ¿Cómo responde su deseo a esa falta estructural?

Incidencia de la época

Ahora bien: Existe una correlación muy sugerente y potente entre la deuda simbólica estructural del sujeto y la forma en que la economía contemporánea se organiza en torno al régimen de deuda. Esta relación fue explorada por varios autores contemporáneos (como Lazzarato, Dardot & Laval, o Zizek), y permite pensar cómo la estructura del psiquismo en el campo del Otro simbólico encuentra una suerte de eco o refuerzo en el lazo social actual.

Como dijimos antes, para Lacan, el sujeto está estructuralmente en falta, castrado por el lenguaje, y esa falta se traduce como una deuda simbólica con el Otro. Es una deuda impagable, no cuantificable, ligada al deseo y a la imposibilidad de completarse. Esta deuda es el efecto de haber sido hablado, deseado, significado: el sujeto le debe su ser al significante.

En el capitalismo financiero actual, especialmente desde los años 70 en adelante, la deuda se ha convertido en una lógica central de producción de subjetividad. Esto se ve en:

  • Endeudamiento de los Estados (crisis de deuda, FMI, default).

  • Endeudamiento de las personas (créditos, tarjetas, hipotecas, billeteras virtuales).

  • Interiorización de la deuda: el sujeto se auto-responsabiliza por su fracaso, se culpa si no rinde, si no “invierte bien” su tiempo o cuerpo.

Se configura así una subjetividad del "empresario de sí mismo", que se debe a sí mismo ser productivo, exitoso, sano, feliz. La culpa no proviene del superyó freudiano clásico, sino del mandato de rendimiento y de una deuda moralizante que nunca se salda (Byung-Chul Han lo describe como la era del “sujeto del rendimiento” agotado por su propia autoexplotación).

De esta manera, podemos decir que el capitalismo actual explota esa deuda estructural, la captura, la convierte en deuda económica o moral, y la reintroduce en el circuito del goce y el consumo. Así, el sujeto queda preso entre una deuda simbólica imposible de saldar y una deuda económica interminable que lo obliga a rendir constantemente.

Ejemplo clínico 
Un paciente que dice: “Nunca es suficiente lo que hago. Siempre siento que le debo algo a alguien: a mi jefe, a mi pareja, a mis padres, al mundo”… está encarnando esa doble inscripción de la deuda: simbólica (inconsciente) y económica/social (ideológica). En este punto, el análisis puede ayudar a separar la deuda simbólica del superyó neoliberal, abrir un espacio para que aparezca el deseo propio.

En conclusión, podemos pensar una correlación profunda entre la deuda simbólica estructural y la forma de dominación actual basada en la deuda financiera y moral. El neoliberalismo no inventa la deuda subjetiva, pero la instrumentaliza y exacerba, atrapando al sujeto en una espiral de rendimiento, culpabilización y autoexigencia.

El juego del calamar
El juego del calamar (Squid Game, 2021) es una obra que encarna con crudeza y precisión la lógica contemporánea de la deuda y, al mismo tiempo, pone en escena su dimensión simbólica, ética y subjetiva. Es una ficción que dramatiza cómo la deuda —económica, moral, social— puede ser el eje organizador de un orden social que empuja al sujeto hasta la desubjetivación y la muerte

La deuda organiza toda la trama de esta serie: todos los personajes aceptan participar en el juego mortal porque están endeudados. Pero no se trata solo de una deuda financiera; hay algo más: algunos deben dinero a bancos o prestamistas. Otros están moralmente endeudados con sus familias (hijos, madres, parejas). Algunos tienen una deuda simbólica con su propio fracaso: no estar a la altura de una expectativa social (éxito, masculinidad, rol filial).

El juego aparece como una forma de redención ante esta deuda —como si ganando pudieran “salvarse”, “reparar” o “comenzar de nuevo”. Pero lo que se pone en juego es la vida misma. El costo del “pago” es la existencia.

El juego condensa la lógica del capitalismo tardío.  Por ejemplo, todos compiten individualmente, aunque se forman lazos transitorios. Se promueve el mérito, es decir, gana quien “más se esfuerce” (pero el juego es absolutamente desigual, hombres contra mujeres, ancianos contra jóvenes, etc). El espectáculo de la violencia es consumido como entretenimiento por los ricos (la élite internacional que observa los juegos). En la serie hay una remisión al goce obsceno del Otro: hay un superyó que manda “¡goza!”, incluso con la muerte del otro. Se trata de una economía del goce sin ley, sin falta, donde el deseo ha sido sustituido por la pura acumulación o supervivencia.

A finales de la primera temporada y comienzos de la segunda, vemos que el protagonista, Gi-hun, gana. Tiene el dinero. Pero no puede usarlo. Su subjetividad queda capturada por algo que no se paga con plata: no puede ver a su hija, no puede cuidar a su madre; tampoco puede volver a su vida anterior ni fundar una nueva. La deuda simbólica reaparece: no es la deuda económica la que lo traba, sino una falta más radical. El dinero no salda el duelo, el sufrimiento, la traición, el haber sobrevivido. Como en Lacan: la deuda real no se paga.

En general, el juego de la serie dramatiza que el lazo social actual está montado sobre la competencia, la exclusión, la autovaloración, y el espectáculo de la caída del otro. Pero hay momentos donde los personajes resisten: forman alianzas, se cuidan. Algunos se sacrifican. Surgen lazos que no están mediados por la lógica del mercado. En esos momentos, aparece la ética del deseo, no del cálculo. Son interrupciones del orden neoliberal. Pero la serie muestra que el sistema tiende a reabsorber esas líneas de fuga.

Desde una perspectiva clínica, El juego del calamar muestra cómo el sujeto contemporáneo está saturado de deudas, que se inscriben tanto en el cuerpo como en el psiquismo:

  • Siente que debe algo que no puede nombrar.

  • Sufre un mandato de éxito o redención.

  • A menudo, el fracaso no genera duelo, sino vergüenza, auto-odio, impulsos suicidas.

En este contexto, el análisis puede abrir un espacio para separar las deudas reales de las simbólicas, para sustraer al sujeto del imperativo de pagar con su vida o con su cuerpo lo que no debe ser pagado.

El juego del calamar es una metáfora brutal del sujeto atrapado en la lógica contemporánea de la deuda, donde lo simbólico ha sido eclipsado por una economía de la cuantificación, del rendimiento y del espectáculo. Sin embargo, la serie también deja entrever un resto humano: la amistad, el duelo, la ética, el deseo. Y ese resto es lo que hace posible una respuesta que no sea la repetición.

domingo, 16 de febrero de 2025

La Estratificación de la Identificación y su Impacto en el Sujeto y la Masa

La división de la identificación en tres niveles operativos permite interpretar fenómenos complejos y ubicar coordenadas clave en aspectos de la vida de un sujeto.

Por un lado, la identificación primaria se presenta como un núcleo inaccesible y opaco, algo que no puede ser completamente articulado a través del significante. Sin embargo, esta identificación primaria se convierte en el fundamento sobre el que se construye el ideal del yo. Es a partir de este ideal que Freud puede explicar la estructura, formación y cohesión de la masa.

La masa, independientemente del número de individuos que la componen, se cohesiona cuando algo ocupa el lugar del ideal del yo. Esta estructura ilustra cómo opera el campo de lo ideal en el sujeto, así como el mecanismo de la idealización. Sin idealización, no hay masa.

El ideal del yo funciona como un soporte simbólico que no solo mantiene la cohesión del grupo, sino que también posibilita una identificación imaginaria entre sus integrantes. Estos miembros quedan, en cierto sentido, hermanados a través de un término común: un significante que actúa como eje organizador.

Cuando lo que ocupa el lugar del ideal del yo se derrumba, la masa se desintegra. Un ejemplo impactante y perturbador de este fenómeno se encuentra en el final de la película La caída, donde se muestra el colapso del nazismo y sus consecuencias en la masa. En ese momento, el otro, que antes era un reflejo en una identificación mutua, se transforma en un resto vacío de valor tras la caída del Ideal.

martes, 3 de diciembre de 2024

"Fingir que finge": un ejemplo en el cine y el caso de IA

 “Fingir que finge” es una expresión que se refiere a la capacidad de hacer pasar una verdad como un engaño para engañar a otra persona. Jacques Lacan la utilizó en varios de sus escritos. Un animal puede fingir (ejemplo, fingir estar muerto), pero no puede "fingir que finge".

Para Lacan, la capacidad de fingir que se finge es una prueba que permite determinar si existe un sujeto. En su opinión, cuando una máquina pueda fingir que finge, se deberá concluir que también hay un sujeto, que probablemente no tenga buenas intenciones. 

Para ejemplificar esto, hay un ejemplo freudiano de un famoso chiste judío, un ejemplo que permite entender la dimensión del sujeto humano distinta al de cualquier máquina imaginable. Se trata de aquellos dos judíos que van en tren y uno le pregunta al otro: “— ¿Por qué me dices que vas a Lemberg para que yo crea que vas a Cracovia, cuando es a Lemberg realmente a dónde vas?”

Un ejemplo del cine:

En la película "Esperando la Carroza", Nora saluda a Sergio (su cuñado), frente a su familia diciendo:


Lo que descubrimos a lo largo de la película es que efectivamente, Sergio realmente era amante de Nora. Allí ella estaba "fingiendo fingir" frente a su esposo y a su cuñada.

¿Puede la IA fingir que finge?
Esa es una pregunta interesante y compleja que ha sido debatida por filósofos, científicos de la computación y expertos en inteligencia artificial.

En teoría, una inteligencia artificial (IA) puede simular o imitar comportamientos que parecen inteligentes o conscientes, pero la cuestión es si puede "fingir que finge" de manera auténtica.

La capacidad de una IA para fingir que finge implica varios niveles de complejidad:

1. Simulación: La IA efectivamente puede simular un comportamiento o una respuesta que parezca inteligente o consciente.
2. Autoconciencia: La IA necesita tener alguna forma de autoconciencia o conciencia de sí misma para poder fingir que finge.
3. Intencionalidad: La IA necesita tener la capacidad de formar intenciones y planes para fingir que finge de manera convincente.

Actualmente, las IA más avanzadas, como las redes neuronales profundas, pueden simular comportamientos complejos, pero no tienen autoconciencia ni intencionalidad en el sentido humano.

Sin embargo, es posible que en el futuro, las IA más avanzadas puedan desarrollar alguna forma de autoconciencia o conciencia de sí misma, lo que les permitiría fingir que fingen de manera más convincente.

En resumen, aunque las IA actuales pueden simular comportamientos complejos, no pueden fingir que fingen en el sentido de tener autoconciencia y intencionalidad. Sin embargo, es posible que en el futuro, las IA más avanzadas puedan desarrollar estas capacidades.

miércoles, 21 de agosto de 2024

Lacan y Borges, amenazados.

Pierre Goldman, fascinado por Lacan. Su película.

Ha comenzado a circular una película sobre el juicio a Pierre Golman. El film nos presenta a alguien que delinque por motivos personales, y se quiere revolucionario. La causa del juicio es la sospecha y casi certeza de un doble asesinato.

Pierre Goldman logró fama por causas policiales y por escribir un libro. En él se escribe su intento de robo o secuestro a Lacan. También las razones que le impidieron el acto.
Goldman deja por escrito:
Un día logré encontrar a dos delincuentes, negros, dispuestos a realizar un atraco a mano armada en mi empresa. Me pondría en contacto con ellos, les dije. De vez en cuando, nos reuníamos, hacíamos tal o cual plan de agresión. (…). De estas hipótesis criminales que formulamos, mencionaré dos. Había considerado cometer un atraco en casa de Jacques Lacan. Pregunté por la distribución del lugar. Hice un plano (se lo encuentra entre mis papeles, está en el archivo, me negué a indicar el significado). Lo que me interesó de este asalto fue que tuviera lugar en la casa de un psicoanalista brillante. Pensaba, durante este atraco, obligar a los clientes a recitar, en la sala que servía de antesala a la guarida del maestro, unos versos de Artaud que les habría indicado. Habría llamado a Lacan con exquisita cortesía, con deferencia, diciéndole que el arma que blandía no era un símbolo fálico, que su miedo no me parecía el signo de una angustia de castración, suponiendo que él tuviera miedo. (Le habría informado que estaba dispuesto a matarlo al menor gesto).

El plan se lleva a la práctica, pero la admiración interviene oponiendo resistencias:
Fui con un negro una noche a lo de Lacan, en rue de Lille. Mi compañero estaba armado con una daga. Quería que usara esta arma en lugar de una pistola. Habíamos planeado irrumpir en lo del psicoanalista poco antes de que terminara sus entrevistas. Así que fuimos a la rue de Lille. Encontramos a Lacan, acompañado de su secretaria. Mientras subíamos las escaleras lo vi descender con majestuosidad. Mi compañero me dijo que lo teníamos que atacar en el acto: asumimos que su secretaria llevaba el dinero del día en su bolso. También podríamos obligarlos a regresar al consultorio, para darnos el dinero que ansiábamos.
Pero cuando vi a este pensador de pelo blanco, quedé atrapado, golpeado, impresionado: nunca podría apuntarle con un arma. Se lo dije a mi compañero y nos fuimos.
En su libro, además, menciona el por qué había elegido como víctima a Lacan: “el atraco que me había comprometido a cometer contra Lacan estaba inspirado por la fascinación”.
En la película nos encontramos con la representación de algunos cercanos a Lacan y un retrato del clima político de Paris de fines de 1960 y mediados de 1970.

Borges amenazado y los beneficios de la muerte.

En “Borges, sus días y su tiempo”, María Esther Vázquez, consigna algunas anécdotas sobre el escritor.

Los años sesenta transcurren con un incremento del reconocimiento social de Borges, quien se convierte en una figura pública. Está condición promueve tanto el acercamiento de bienintencionados así como de algunos odios. En cuanto a los últimos, el escritor comienza a recibir a menudo, por medio telefónico, amenazas de muerte. Las amenazas se prolongan en el tiempo hasta que una intervención les pone fin.

Entonces, durante un llamado, Borges contesta:
Mire, yo vivo en tal calle, en tal número, en el sexto piso y en la puerta hay una chapa que dice Borges: usted no se puede equivocar. Casi siempre estoy en casa y cuando tocan el timbre suelo abrir yo mismo la puerta; matarme es bastante fácil. Si usted lo hace, me favorece. Nada hay que favorezca más a un escritor o a un artista que una muerte violenta; Lugones y Gardel son una prueba de lo que digo. Venga nomás, no pierda más tiempo, lo estoy esperando”.

martes, 25 de abril de 2023

Ver no es lo mismo que mirar. Un ejemplo en la literatura.

Según la teoría psicoanalítica de Jacques Lacan, la mirada es un objeto pulsional que tiene un papel importante en la formación de la subjetividad y en la construcción de la identidad.
En la concepción lacaniana, la mirada no se refiere simplemente a la capacidad de ver o percibir visualmente el mundo que nos rodea, sino que es un objeto pulsional, es decir, algo que despierta un deseo inconsciente en el sujeto. En este sentido, la mirada es un objeto de deseo que tiene un poder seductor y fascinante sobre el sujeto.

Lacan sostiene que la mirada es un objeto pulsional fundamental en la construcción del yo, ya que el sujeto se forma en relación a la mirada del Otro. Es decir, el sujeto se define a sí mismo a través de cómo es visto por los demás, y esto implica una relación de poder en la que el sujeto se siente expuesto y vulnerable a la mirada del otro.

Por lo tanto, la mirada es un objeto que representa el deseo del otro y que puede generar angustia y malestar en el sujeto, ya que éste se siente como objeto de la mirada del otro. De este modo, la mirada es una fuerza que puede tanto seducir como aterrorizar al sujeto, y que tiene un papel fundamental en la construcción de la subjetividad.

El caso Jorge de Burgos

"El nombre de la rosa" es una novela histórica escrita por el autor italiano Umberto Eco y publicada en 1980. La trama de la novela se desarrolla en la Italia del siglo XIV, en la que el protagonista, el monje franciscano Guillermo de Baskerville, es enviado a una abadía a investigar una serie de misteriosas muertes que han ocurrido allí.

El personaje bibliotecario de la novela de Umberto Eco En nombre de la Rosa, llamado Jorge de Burgos, es un monje anciano e invidente, venerado y temido, de enorme erudición, que dirige una abadía donde varios monjes han sido asesinados en extrañas circunstancias.

Dice en la novela:

"Clavaba los ojos en nosotros como si nos estuviese viendo, y siempre, también en los días que siguieron, lo vi moverse y hablar como si aún poseyese el don de la vista. Pero el tono de la voz, en cambio, era el de alguien que solo estuviese dotado del don de la profecía"

Umberto Eco reconoció publicamente la influencia literaria de Borges en el personaje de Jorge de Burgos.

—Me gustaba la idea de tener un bibliotecario ciego y le puse casi el mismo nombre de Borges—

jueves, 9 de marzo de 2023

El Cuento de la Criada: ¿Qué pasaría si los hombres fueran los infértiles?

"El cuento de la criada" es una novela distópica escrita por Margaret Atwood, publicada en 1985. La trama se desarrolla en un futuro cercano en el que Estados Unidos ha sido reemplazado por la República de Gilead, un estado teocrático totalitario en el que las mujeres son esclavizadas y utilizadas únicamente para la reproducción.
La historia se cuenta desde la perspectiva de Offred, una mujer joven que fue separada de su esposo y su hija y ahora es una "criada", es decir, una mujer fértil que es asignada a una familia de élite para procrear. Offred narra su experiencia en el régimen opresivo de Gilead, en el que las mujeres no tienen derechos y son forzadas a cumplir con estrictas normas de comportamiento y vestimenta. Las criadas son controladas por los "Comandantes" y sus esposas, y se les prohíbe leer, escribir, y tener cualquier contacto con el mundo exterior.

A lo largo de la novela, Offred recuerda su vida antes de la toma del poder de Gilead y reflexiona sobre su situación actual. También se muestra cómo el régimen de Gilead se construyó y cómo funciona, a través de flashbacks y recuerdos de Offred.

La trama se desarrolla a medida que Offred se involucra en una relación ilícita con el Comandante de la casa donde trabaja, y su intento de encontrar una forma de escapar del régimen opresivo. La historia culmina en un final abierto, en el que no se revela si Offred logra escapar o no.

En "El cuento de la criada", el ascenso de Gilead fue causado por una combinación de factores políticos, sociales y religiosos.

En la novela, se describe que Estados Unidos se encuentra en un estado de decadencia económica, política y social. Las tasas de fertilidad han disminuido drásticamente debido a la contaminación ambiental y la exposición a sustancias tóxicas, lo que ha llevado a una disminución en la tasa de natalidad. La tasa de mortalidad infantil también ha aumentado, y muchas parejas han tenido dificultades para concebir y llevar a término un embarazo exitoso.

En este contexto de crisis, una facción conservadora y religiosa conocida como "los hijos de Jacob" lleva a cabo un golpe de estado y establece el régimen de Gilead. Los hijos de Jacob eran un grupo de extremistas religiosos que consideraban que el gobierno anterior era corrupto y que la sociedad necesitaba ser purificada. Ellos culparon a las mujeres por la crisis de fertilidad y se centraron en controlar y subordinar a las mujeres para poder controlar la reproducción y aumentar la tasa de natalidad. Para lograr esto, crearon un sistema totalitario que oprimía a las mujeres y les negaba sus derechos más básicos.

En el régimen de Gilead, se estableció una jerarquía social basada en la pertenencia a ciertos grupos y en el género. Las mujeres fértiles fueron asignadas como "criadas" y obligadas a procrear para los Comandantes y sus esposas, mientras que las mujeres estériles y aquellas que se oponían al régimen eran castigadas o ejecutadas. El régimen también impuso un estricto control de la información y la comunicación, lo que dificultó la disidencia y la organización de la resistencia.

Ahora bien... ¿Que hubiera pasado si los únicos infértiles de la novela hubieran sido los hombres?

Adelantemos qué cosa definitivamente NO pasaría:


Si en el mundo de "El cuento de la criada" los infértiles fueran los hombres en lugar de las mujeres, la sociedad descrita en la novela podría haberse desarrollado de manera diferente. Aquí hay algunas posibles implicaciones:
  1. El patriarcado sería aún más pronunciado: En la novela, la opresión de las mujeres se justifica por su supuesta inferioridad biológica. Si los hombres fueran los infértiles, la desigualdad de género podría justificarse de manera aún más explícita, ya que los hombres serían vistos como "defectuosos" desde un punto de vista biológico. Esto podría reforzar aún más el dominio masculino en la sociedad.
  2. La subrogación masculina podría ser un tema más común: En la novela, las mujeres fértiles son utilizadas como "criadas" para llevar a cabo embarazos para los hombres de élite estériles. Si los hombres fueran los infértiles, la subrogación masculina podría convertirse en una práctica más común. Aunque esto podría desafiar las normas de género tradicionales, también podría perpetuar la subordinación de las mujeres en la sociedad.
  3. El control de la natalidad podría ser menos importante: En la novela, el control de la natalidad es fundamental para mantener el control sobre las mujeres fértiles. Si los hombres fueran infértiles, el control de la natalidad podría ser menos importante, ya que las mujeres podrían tener hijos con parejas fértiles. Sin embargo, esto también podría significar que se les presionaría más para que se reprodujeran.
  4. La dinámica de género podría ser diferente: En la novela, los hombres tienen el poder absoluto y las mujeres son subordinadas. Si los hombres fueran los infértiles, las mujeres podrían tener un papel más importante en la sociedad y en la toma de decisiones. Sin embargo, esto también podría significar que se esperaría que las mujeres fueran las principales responsables de la reproducción y el cuidado de los niños.
En resumen, si los infértiles fueran los hombres en el mundo de "El cuento de la criada", la sociedad podría ser aún más patriarcal y desigual. Las prácticas como la subrogación masculina podrían ser más comunes, y la presión sobre las mujeres para reproducirse podría ser aún mayor. Sin embargo, también es posible que la dinámica de género y la toma de decisiones sean diferentes.

domingo, 1 de enero de 2023

Una cara del Superyó: La Manía

En el año 1920, Freud define a la manía desde la perspectiva de los conceptos elaborados en la segunda tópica (yo-ello-superyó). Para esta problemática psíquica, pondrá el acento en el Superyó.
El Superyó es una instancia psíquica de dos facetas.

Una de ellas, se caracteriza por demarcar la ley y permitir así, la interiorización de normas consensuadas socialmente.

La otra vertiente del Superyó, en cambio, es cruel, en tanto le ordena al sujeto cumplir con mandatos necios e insensatos que, además, por ser absolutos, resultan imposibles de cumplir. No importa lo que el yo consiga en la vida, el superyó no queda jamás queda satisfecho.

Cuando el sujeto se identifica plenamente con los imperativos del superyó, pierde la capacidad de orientar su existencia en relación a su deseo. Y puede -esto es más habitual de lo que se considera-, responder con un accionar maníaco, en pos de cumplir sin pausa los mandatos inagotables del superyó.

¿Cómo reconocemos manifestaciones maníacas?

Se trata de Sujetos que…

. Exhiben en su vida sentimientos de omnipotencia, gran júbilo y triunfo.

. Tienen conductas consumistas (de objetos y/o sustancias)

. Necesitan de la exposición, porque dependen en exceso de la mirada del otro

. Hablan y se mueven de manera acelerada

. Es casi imposible que se detengan: realizan muchas actividades, trabajan incansablemente, no descansan lo suficiente ni tienen buen dormir

¿Por qué resulta difícil interrogar clínicamente al sujeto en estado de manía? Porque el sujeto se siente mejor que nunca, en estado de euforia, absolutamente liberado.

Sin embargo, llegan a la consulta porque el “exceso”, por algún motivo, los ha sobrepasado -psíquica o físicamente-.

¡Importante!

Intervenciones clínicas posibles en el cuadro de la Manía:

Se tratará, como se pueda, de señalarle al sujeto el horizonte de la falta, la incompletud, frente al “todo es posible”.

A modo de ejemplo:

. Podemos tener una actitud gestual que indique una pausa o expresarle directamente si le es posible hablarnos más despacio

. Le comunicaremos siempre los motivos: “cuesta mucho, por el apresuramiento, seguir tus decires”.

. Nosotros mismos, como clínicos, nos esforzaremos para hablar más pausado, haremos puntuaciones en el discurso, que demuestren en acto, que no todo es igual, ni todo tiene el mismo sentido y/o dirección.

Al intento de producir escansiones, interrupciones temporales, Fernando Ulloa lo denominaba: “Introducir la demora”.

Una recomendación cinematográfica, que expone el cuadro clínico de la manía

La película El hombre irracional (2015) muestra la historia de un profesor que sufre una gran desazón y siente que nada en su vida tiene sentido. De la noche a la mañana, exhibe un pasaje de un estado melancólico a un estado maníaco. Este guión desarrolla dos manifestaciones sufrientes -de puro goce-, la melancolía y la manía. Ambas presentaciones clínicas tienen en su origen el sometimiento del Yo del sujeto a las exigencias categóricas, voraces y fundamentalmente crueles del Superyó.

lunes, 19 de septiembre de 2022

Personalidades Múltiples o identidades Disociativas

Tenemos en el Cine varias referencias, tales como el Hombre Lobo, Sybill, Dr. Jekyll & Mr. Hyde, Psicosis, Perfect Blue, Hulk, Zelig, Fight Club, supuestas posesiones demoniacas en diversas formas o mediums, etc. La mayoría de ellas tienen en común el presentar los rasgos más severos de amnesia ante cada marcada diferencia de personalidad impredecible cuando emergen.

He visto personas que hablan de sus Identidades Múltiples y parecen más un recurso infantilizado del super-yo o de pensamiento mágico en lo pre-operatorio infantil. Por ejemplo, hubo una moda de soñar en mundos paralelos, conocida como "Shifting" sobretodo con temáticas de Harry Potter y creer que tienes una vida allí real del cual entras al soñar y que no pocas veces repercuten en tu vida "real". Vale decir, es posible creer que se tiene personalidad múltiple y fantasear a modo pre-operacional con eso de igual forma. Puede ser llamativo o hasta entretenido imaginarse a uno mismo en dicha manera, si tomamos en cuenta la Película "Intensamente", película que no tiene absolutamente nada que ver con personalidades múltiples o disociativas. No obstante, en la película, las distintas emociones (entelequias) remueven aspectos que son "como sí" fuesen otras persona en tu identidad al activar.

En mi Libro: El regreso a Freud tras el extravío de Lacan, di algunas breves referencias de ella indirectamente en el Capítulo V y VI (más explícita en Cap V).

Lo de Personalidades múltiples o identidades disociativas (trastorno de identidad disociativo como se conoce en la psiquiatría). Es complejo de distinguir de una histeria disociativa neurótica propia del S.XIX, de una Esquizofrenia paranoide, Trauma con defensas de escisión-fragmentación, lógica pre-operatoria, epilepsias, etc. Por tanto, no se suele emplear tal diagnóstico por lo infrecuente.

Algunos Psicólogos o Psiquiatras de plano NIEGAN que tal cuestión exista, descartándola por completo, a raíz de otros diagnósticos diferenciales más a fines, por mi parte, yo no estaría tan seguro de abolir tal diagnóstico y no descarto a priori su pertinencia como fenómeno subjetivo propio o diferencial mismo.

Hay casos clínicos que reivindican los casos expuestos por Breuer sobre la segunda consciencia o estado hipnoide para recodar eventos. Freud elaboró una fusión de histeria y epilepsia para Dostoievski respecto a ideas parricidas. También nos recuerda ideas del Self en E. Jacobson en la identidad. En cierto modo, la idea de identidad difusa en Kernberg para casos de Limítrofe bajo darían líneas sobre la confusión introyectiva-proyectiva entre Self y objeto. Y el sonambulismo en algunos rasgos disociativos de su canal perceptivo que se cierra y el canal motor que sigue abierto (tomando la idea de Freud en 1900).

He tenido pacientes que se transforman en "otra persona" irreconocible, pero se debe a gatillantes emocionales y/o recuerdos reprimidos.

Sin embargo, creo que es importante, antes de establecer o concluir la pertinencia de tal fenómeno subjetivo como tal, realizar un pormenorizado estudio exploratorio de los amigos imaginarios en la infancia, analizar la conformación de algún super-yo sádico-punitivo prematuro en vínculos primarios, constituciones del Super-yo con rasgos muy diferentes entre sí enlazado a Ideales del Yo muy opuestos, creo que son rasgos a tener en cuenta. Estudiaría detenidamente la constitución del super-yo y cuáles co-existen y qué tipos de Ideales del yo co-existen y qué tan opuestos son unos de otros. También diferenciar los mecanismos defensivos neuróticos de los defensivos pre-neurótico (esquizo-paranoide). En resumen, no levantaría sospecha de Personalidades Múltiple, si no tengo analizadas las capas del Ideal del yo y las diversas rutas del Super-yo.

La idea del Trauma como raíz, puede ser viable en mecanismos defensas disociativos o de amnesia histérica. Eso sí, libros al respecto que dan DEMASIADO ÉNFASIS aquello, extrapolando que cada personalidad múltiple contiene un trauma de alguna época de cada suceso biográfico. Si bien es una hipótesis posible, creo que no logra explicar los diversos efectos y su mantención. Se debe estudiar daños neurológicos, uso de drogas, epilepsias, etc.

La personalidad múltiple o identidad disociativa es difícil diagnosticar ante tantos factores posibles, otra forma de diferenciar diagnóstico es estudiar los estados emocionales reprimidos que activan recuerdos específicos que conllevan a comportarse o pensar de formar muy diferente a la acostumbrada. Por eso es crucial a su vez, diferenciarlo de lo maniaco-depresivo y sus ciclos.

Con la Esquizofrenia Paranoide (algunas Catatónicas) lo que más diferencia con la Personalidad Múltiple serían que las diferentes voces son fuera de su mente y las escucha. En la Personalidad Múltiple las distintas personalidades son ecos internos, pero aun así, difíciles de delimitar con la Esquizofrenia misma.

Por otra parte, desde la Neurología se hace necesario descartar posibles cuadros de epilepsias y sus efectos de amnesia.

La idea del Self en la escuela norteamericana de E. Jacobson siempre me pareció una tópica psíquica construída a la luz de identidades múltiples. Me parecen entelequias en lo forzado y más forzada la universalidad subjetiva que conlleva. Quizás en personalidad múltiple tenga más provecho. Pero en desarrollo universal o entender la clínica en general, pues no me cierra su teoría.

Si remontamos a la New Age Psicología Transpersonal sobre el Observador Testigo o el Ojo (puerta de Chakra) que emplea el MIND-Fulness (fetiche del sobre-presente) es la creación de una personalidad dentro de la personalidad, como la que observa-fuera-de meta-meta-observador-cósmico, muy colindante a las crisis en des-personalización defensiva. No olvidemos que el Padre de la Psicología Transpersonal, C. Jung empleó la idea de Sombra y por sobretodo de Arquetipos como entelequias de inconsciente universales filogeneticos. Luego S. Grof (2do padre de la Ps. Transpersonal) empleó la droga LSD y luego respiración holotrópica (cuando se prohibió el uso de droga) para infligir psicosis y supuestas mentes emergentes nuevas acorde aquello.

Ante todo, por ética, si recordamos los problemas y desventuras del (de los) protagonista(s) en la película Zelig, cabe preguntarse éticamente (solo lanzo aquí la pregunta, no la respuesta) el derecho a no tener una identidad fija con nombre propio estable o tener trans-nombre, identidad fluída, en cuanto poder edificarse varias identidades a la vez y no representarse en nombre de solo una. Pues bien sabía Freud (1926) que el Yo como unidad es una aspiración social donde recae la responsabilidad legal a responder uno de sí.

Fuente: Troncoso, Diego "Personalidades Múltiples o identidades Disociativas"

sábado, 10 de septiembre de 2022

El hilo invisible: marcas de lo no dicho en la filiación en familias homoparentales

Por Lucas Topssian

Una de las conformaciones familiares actuales más interesantes, cada vez más frecuentes en la clínica, son las llamadas familias homoparentales, cuya proliferación ha sido facilitada por los adelantos biotecnológicos y el cambio de legislación en algunos países respecto a los derechos de población LGTBI. Son familias que, por su conformación, abren la brecha entre progenitor/a y padre/madre, relanzando viejas preguntas: ¿Qué es un padre o una madre? ¿Bajo qué pactos se fundan? Familias que, como cualquier otra, no escapan al sufrimiento como cualquier otra. Berenstein, en ese sentido, recalca que las parejas del mismo sexo deberán pasar también por las vicisitudes del vínculo, dificultades que tienen que ver con el trabajo arduo que propone la ajenidad. (1)

En este trabajo acompañaremos una de estas familias, tomada de la película “El hilo invisible”, para pensar temas tan frecuentes en la clínica como la filiación, los silencios y la infidelidad.



Paolo (52) y Simón forman una pareja italiana de hombres unida bajo la figura de “sociedad civil”, pronta a la celebración de su vigésimo aniversario. Ambos crían a su hijo de dieciséis años Leone, quien nació por subrogación de vientre en California a través de Tilly, una mujer estadounidense que ayudó a sus padres a traerlo al mundo y que todo este tiempo ha sido una presencia amorosa en sus vidas. Tilly tardó dos años en tener a Leone. Tilly, por su parte, tiene su pareja con quien vive en EEUU, Leroy. Leone se encuentra haciendo un documental sobre su familia para el secundario, con especial acento sobre los derechos de filiación por parte de parejas del mismo sexo. A los 15 años de Leone, el alcalde transcribe la partida de EEUU donde figura que ambos son sus padres.

La película nos muestra que esta familia ha vivido una vida relativamente común, ocupada en sus asuntos cotidianos, donde la pareja parental sólo discutía por temas “normales”, según ellos. Simón administra un restaurante (que Paolo es dueño) y además es sommelier. Guarda en la casa una colección de vinos. Para poder criar a Leone, ambos debieron hacer sacrificios: Paolo le pidió a Simón que abandonara su doctorado, a lo cual éste último accedió. Paolo, por su parte, se puso a trabajar vendiendo cocinas y renunciando, según él, a ser un gran arquitecto.

En este tipo de familias, los lugares y las funciones de “madre” y “padre” se reparten obligatoriamente entre ambos “patrés”, plural de pater, como Berenstein menciona haciendo mención a la institución romana y medieval. Es interesante que no solo Berenstein, sino la psicología en general, han propuesto históricamente al padre como una figura mediadora o tercera interdictora entre el hijo y su madre (2). Poco se suele teorizar acerca de qué hace un padre por su cuenta, en qué medida está implicado su deseo, su cuerpo.

La novedad.

La noche anterior al vigésimo aniversario de la pareja, Paolo descubre, revisando por primera vez el celular que su pareja se había olvidado, que Simón lo ha estado engañando durante dos años con Riccardo. Encontramos aquí una novedad, es decir, ese evento imprevisto, dispar entre el evento y el recuerdo, fundadora de un nuevo tiempo y espacio para la familia (3). Este evento coincide con que Leone (17 años) comienza a salir con su primera novia. Como en todo evento, a los sujetos les toca hacer con esto que se presenta, no sin incertidumbre. Ahí se puede ubicar las dimensiones de Berenstein acerca de la semejanza, ajenidad y la diferencia. Paolo se encuentra con eso y se topa con la ajenidad, donde al otro se lo desconoce y también a él mismo en esa versión que aparece.

Paolo inmediatamente acude y le cuenta el hallazgo a su hermana, quien lo calma y le responde que en lugar de Simón, ella se hubiera ido hace tiempo de su lado porque desde que Leone nació, no pensó en otra cosa que en “comida para bebés, pañales, pediatras y vacunas, cursos de inglés, de chino, la escuela…”. Ella le pregunta por la sexualidad de la pareja y Paolo responde que hace años que “Eros se fue de vacaciones” y que la pareja se sostenía desde otros pilares, “como el amor”. La hermana le resalta que hace tiempo que Paolo no mira a Simón a los ojos, que no le pregunta cómo está, qué piensa, lo que teme. Paolo se justifica diciendo que no tienen tiempo.

Un dato para observar es que la infidelidad comienza justo para la época en que el alcalde transcribiera el acta de nacimiento de Leone. Es lícito preguntarse, si no hipotetizar, si ese obstáculo legal no tenía que ver con el flujo posibilitador para la emergencia del querer estar juntos. Desde “Psicología de las masas…” reconocemos bien la cohesión del grupo mediante la identificación a un ideal, a la vez que la experiencia de lo extranjero, de lo otro, mantiene la aspiración al universal implícita en las identificaciones simbólicas. En ese sentido, Bernard Nominé lo resume diciendo que “nada une más a un grupo como un buen enemigo común. Cuando el enemigo común desaparece la cohesión del grupo resulta amenazada(4)

Por otra parte, la infidelidad se descubre en el momento de salida de exogamia de Leone, quien se encuentra saliendo con su primera novia y relación sexual. Ubicamos aquí una reformulación del el contrato narcisista, según Kaes, que es aquel que asigna a cada sujeto un cierto lugar en el grupo y que para P. Castoriadis-Aulagnier“incluye los ideales y los valores; transmite la cultura y la palabra de certeza del conjunto social(5) Es la adolescencia de Leone lo que encuentra la falla el contrato, trastocando la triple función del contrato narcisista: asegurar un origen, establecer una continuidad, asegurar al niño, en contraparte de su investidura del grupo. Leone reclama un nuevo lugar y eso no es sin una modificación en la dinámica familiar. Se debe tener en cuenta que el contrato narcisista mantiene una temporalidad de proyecto y de futuro para el grupo, de manera que tal evento también afecta a los padres.

La reconfiguración de dicho contrato que pone a jugar en cada sujeto el posicionamiento subjetivo en relación a la filiación y si habilita en los difentes actores una permutación simbólica que dirija a la exogamia.

La infidelidad de la pareja, no necesariamente rompe el contrato narcisista tampoco, sino que lo pone a trabajar. La crisis emerge en la pareja y  ahí se lanza el conflicto que los llevará a ver cómo lo resolveran. La infidelidad puede ser un acting dirigido al otro, en ese olvido del celular. Muchas veces la infidelidad no tiene que ver con una cuestión de deseo, puede ser una venganza, una respuesta al miedo a sentirse atrapado en un vínculo, un modo de recuperar una complicidad perdida,un refugio narcisista. También habrá que ver qué lugar tiene ello en el plano de la fantasía de la pareja..

Paolo confronta a Simón frente a toda la mesa por su infidelidad. Simón, enojado porque su pareja violó su intimidad y le leyó los mensajes, se va de la casa decidido a separarse. Entre ambos ocurre una pelea a los gritos y Simón finalmente se va de la casa.

Ocurre una seguidilla de venganzas cruzadas: Paolo rompe una foto de la pareja; descorcha y tira por drenaje la colección de vinos de Simón. Cuando Simón y Riccardo van a buscar sus cosas sin avisarle a Paolo, descubre las botellas vacías de su colección de vinos, lo que lo hace enojar. En represalia, él le destruye a Paolo un estimado traje de Prada. Más tarde Paolo nota y llora por su traje destrozado. Paolo contraataca e intenta vender el restaurante que Simón administra. Su hijo lo ve y trata de reconfortarlo, a lo que él le pide que no vea más a su otro padre, pero Leone trata de mantenerse al margen. Lo que detiene la seguidillas de venganzas es el hecho de que Simón y Paolo son citados por su abogado y allí se enteran que la Corte ha fallado en contra de la doble parentalidad de Leone. En Italia rige el principio ius sanguinis, y la ley les pide volver a un estado anterior y pruebas para determinar quién es el progenitor (por ejemplo, un ADN), cosa que ellos ignoran porque no habían querido saberlo cuando hicieron la subrogación. El abogado les advierte que la Justicia puede, en favor del menor, obligarlos a tal prueba.

Aquí encontramos una especificidad en este tipo de familias, que cuestiona la idea de que la pertenencia al parentesco que los hace parientes esté necesariamente determinada por el vínculo de sangre y “lo natural”, conforme a la definición de familia que también menciona Berenstein. En realidad, esta manera de pensar data de la Grecia del siglo V a.C, según Eric Dodds, donde a partir de las invasiones jónicas apareció la idea de la transmisión de las enfermedades por la sangre, como así también la familia vinculada por la sangre (6). Surge también la figura de familia condenada como se ve, por ejemplo, la vemos en la tragedia de Edipo y Antígona. Hasta entonces no existía la idea de “culpa de sangre” en sentido estructural, sino que la culpa era algo individual respecto a los otros.

Si bien Berenstein también ubica para la época estructuralista los lugares familiares de padre, madre, hijo y el tío materno, en este caso encontramos otra figura, que en la película es “la dede”: la mujer que gestó el embarazo (que no es quien puso el óvulo). Se trata de las subrogadas, gestantes, ó portadoras (“carrier”). Tanto en la película como en las familias homoparentales reales que se pueden ver en la clínica, se escucha que estas mujeres muchas veces conservan una relación más o menos estrecha con la familia, aún después de haber dado a luz. En este trabajo no se hará sino más que plantear la pregunta por qué lugar tienen estas mujeres.

Una de las preguntas frecuentemente formuladas en los análisis por los pacientes que constituyen este tipo de familias es qué y cómo transmitir el relato del origen a su descendencia, ya que el proceso de fertilización asistida es de por sí complejo y requiere la participación de diversas personas. [CZ3]  La GS (gestación subrogada) es de gran complejidad e introduce elementos como el dador de los gametos, el gestante y las figuras de crianza. Además, la clínica muestra que no faltan las comparaciones con las parejas heterosexuales, en el sentido que las parejas suelen plantear que falta una madre, sobra un padre, en lugar de plantear que la familia “es así”.  En la familia del caso que estamos analizando, lo que vemos es que hasta ese momento, la familia se manejaba con la siguiente máxima: “El ADN y la sangre no une a la familia, sino el amor y la sinceridad”. Se trata de un pacto denegativo, que implica una restricción al saber. Para lograrlo, en su momento, ambos hombres habían mezclado su semen en lo que ellos llamaban “cóctel” y haciendo silencio respecto al asunto.

El pacto denegativo es una formación inconsciente bifásica que mantiene la ilusión de que el vínculo se burla de la negatividad radical, siendo un pacto que se hace sobre el no-vínculo. Tal acuerdo se hace sobre los mecanismos de represión, desmentida o rechazo. Estos pactos, según Kaës, sirven para la conformación del vínculo y también como modalidad defensiva (7). El caso nos deja ver un pacto formado a la manera de la desmentida, en tanto el conocimiento sobre la filiación de Leone es activamente rechazado. Cumple con la fórmula “Yo sé que, pero aún así…”. Este tipo de pactos, por otra parte, mantienen al hijo excluído de parte de su propia historia.

Roto el mencionado pacto de ignorancia sobre la filiación de Leone, comienza entre los padres una batalla por el ADN, pues cada uno afirma ser el progenitor de Leone en base a los parecidos, los gustos, la personalidad de Leone. Riccardo convence a Simón de tomar pelos del cepillo de pelo de Leone para obtener una muestra y así anticiparse al resultado del ADN, sin Leone saber nada de esto. Paolo secretamente también realiza por su cuenta una prueba de ADN.

Por separado, ambos descubren que no son los progenitores de Leone, pero creyendo recíprocamente que el otro lo es. Comienza una etapa de “paz”: Simón le compra a Paolo un traje nuevo, Paolo le cede el restaurante a Simón. Hablan de lo que han logrado juntos con la crianza de Leone, de lo importante del respeto. Incluso hablan de un régimen de visitas. Pero conforme la charla avanza, ambos se dan cuenta de la realidad: ninguno de los dos es progenitor de Leone.

Ambos confrontan a Leone con los resultados, pero éste se enoja al darse cuenta que lo hicieron sin su consentimiento, recordándoles lo que siempre le han dicho sobre el ADN, el amor y la sinceridad. Los padres terminan confesando que ninguno es su progenitor. Leone huye de la casa, se toma unas pastillas, escala una palestra sin protección y cae desde lo alto sobre unas colchonetas, quedando inconsciente. Es llevado a un hospital por sus amigos.

Los padres rápidamente aparecen, junto con la tía, quien le aclara que lo del ADN no cambia el hecho de que ellos sean los padres. Tilly, la gestadora subrogada, se hace presente y al ser confrontada, ella confiesa que ante el séptimo embrión que a ella le habían implantado, la mujer temía que tuvieran que volver a empezar. Ella confiesa haberse acostado una vez con su ex marido, Stephen, pese a que el médico le dijo que no lo hiciera. Tilly ya tenía tres hijos con él. Al quedar embarazada supuso que el embrión implantado había sobrevivido, aunque siempre dudó de eso y no lo dijo para conservar la alegría de Paolo y Simón y porque ella sintió que ellos lo deseaban. Ella le dice a Leone que sus padres hicieron de él quien es, no ella ni Stephen. Leone los perdona a todos.

La respuesta sobre el origen de Leone llega: su progenitor es Stephen, a quien no conocerá por haber él fallecido unos años antes. Paolo y Simón logran, con su abogado, adoptar a Leone. Leone cuenta, en un video, que pasa los días viviendo con un padre o con el otro, que no han vuelto a juntarse. Leone rescata el amor que ambos padres le tienen a él y que siempre serán una familia.

Marcas de lo no dicho

Se puede formular la pregunta de si todo el proyecto escolar de Leone de hacer un documental de la familia no se motorizaba a partir de una marca silenciada. Por otro lado, el accidente de Leone se trata de una situación grave que en la clínica podemos catalogar de pasaje al acto, motivada ante una gran angustia, como Lacan señala en el seminario X.

En los casos donde la patología de ciertos sujetos no estuvo marcada por ningún trauma grave en su propia vida, se vuelve necesario revisar los traumas de las generaciones anteriores. ¿Por qué? Si bien el concepto de repetición que Freud menciona en “Recuerdo, repetición y elaboración” (8) se refiere a la tendencia del paciente a repetir una experiencia pasada de su propia vida con un acto, en vez de recordarla, la repetición puede darse también en la generación siguiente, es decir en los hijos o en los nietos. De esta manera, por ejemplo, un hijo puede incorporar ideales y valores de los padres, ó montos de afecto no procesado, que deberán ser ligados de alguna manera.

En Tótem y Tabú leemos que “…habremos, pues, de admitir que ninguna generación posee la capacidad de ocultar a la siguiente hechos psíquicos de cierta importancia(9)

Tisseron aporta que lo indecible, de la primera generación, pasa a ser innombrable a la segunda e impensable en la tercera. (10) El resultado son marcas ausentes de pensamiento, marcas de lo no dicho que tienen que ser tenidas en cuenta al pensar el padecimiento, sobre todo en aquellos no mediatizados por la palabra, que son las patologías del acto.

En cuanto a los secretos, por un lado Piera Aulagnier los relaciona con la estructuración de la vida psíquica, en tanto es posibilidad de crear pensamientos ajenos a la mirada del otro. Dice:

El derecho a mantener pensamientos secretos debe ser una conquista del Yo, el resultado de una victoria conseguida en una lucha que opone al deseo de autonomía del niño, la inevitable contradicción del deseo materno a su respecto(11)

J. Puget, sin embargo, nos habla de otra vertiente del secreto, que no tiene que ver con la subjetivación: “Algunas familias quedan estructuradas en torno a secretos grupales que deben conservarse definitivamente silenciados. La consigna tácita es que sus miembros nunca deben referirse a lo que saben y menos aún a pensarlo o decirlo todos juntos. Fantásticamente se evita así la desintegración familiar que se produciría al difundirse algún hecho penoso o vergonzoso” (12)

En el caso, encontramos un secreto referido a la filiación, donde Leone queda desubjetivado, Ilustrado en el caso como un pasaje al acto que expulsa al joven de la escena; con la suerte de poder armar otra. También podemos pensar en lo no dicho referido a los orígenes de la filiación, filiación que sí está operando en ese hijo con los padres,  pero que indudablemente queda afectada por la desmentida que funcionaba en la trama familiar, sumado a la figura del secreto.

 Recordamos, para concluir, que el Edipo no es otra cosa que la introducción un sistema de parentesco es una estructura simbólica en la cual se introduce y comprende la sucesión de las generaciones, la comprensión de la muerte y el acceso a simbolismos más grandes que lo introducen en otros grupos sociales.

 

Por otro lado, el caso nos ha dejado diferenciar la mentira sostenida en un pacto de pareja (un engaño) que la mentira que involucra a un hijo en un pacto de silencio sobre su filiación.

Bibliografía

(1)Berenstein I (2007)., Del ser al hacer. Curso sobre vincularidad. Paidós)

(2) Ibid, p.100.

(3) Ibid, p. 75.

(4) (Nominé, Bernard (2008) “Estructuras clínicas y salud mental. Memorias” En Cap. 1. La secta: un fenómeno)

(5) Kaes, R. Conferencia del 16 de abril 2007. El malestar del mundo moderno, los fundamentos de la vida psíquica y el marco metapsicológico del sufrimiento contemporáneo.)

(6) Dodds, E (1951) “Los griegos y lo irracional”

(7) Kaes, R. - El pacto denegativo en los conjuntos trans-subjetivos - Rene Kaes. Amorrortu editores)

(8) Freud, S. “Recuerdo, repetición y elaboración” (1914) A. E., XIV.)

(9) Freud, S. “Tótem y Tabu”. (1912) Obras Completas Tomo XIII. Amorrortu Editores. 1979)

(10) S. Tisseron. Las imágenes psíquicas entre generaciones. 1995. En El psiquismo ante la prueba de las generaciones. Amorrortu editores.)

(11) Piera Aulagnier “El derecho al secreto, condición para poder pensar”, en “El sentido perdido”, Ed. Trieb, 1980)

(12) Janine Puget y Leonardo Wender “Los secretos y el secretar” en revista Psicoanálisis ApdeBA. Vol. II)

martes, 7 de junio de 2022

Gozo autista y lenguaje

"Un buen ejemplo de sistema psíquico separado de los estímulos del mundo exterior, y que puede satisfacer aun sus necesidades de nutrición de manera autista (para emplear un término de Bleuler [1912], nos lo proporciona el pichón encerrado dentro de la cáscara del huevo con su acopio de alimento, al cual el cuidado materno se limita a aportarle calor.

Freud S. (1911b) Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico




Autismo: argumentos 


Eugen Bleuler hacia 1911, propuso el término autismo [aytós: uno mismo] y lo describió ligado a ciertos actos del pensar esquizofrénico. En aquel tiempo se trataba de un apartamiento de la realidad, con privilegio de la vida interior de tal manera que el mundo exterior se conformaba como una pura apariencia, de acuerdo a una geometría euclidiana. Sin embargo, cuando hablamos de autismo precoz nos referimos a un estado diferente al autismo de Bleuler, más enlazado a las psicosis. Así, los pequeños psicóticos, a diferencia de los autistas, acceden a una mayor riqueza en su vida anímica, que se puede inferir del refinamiento de sus manifestaciones, tales como alucinaciones visuales o acústicas, delirios, expresiones bizarras, neologismos, lenguaje hipocondríaco, entre otras. El niño autista, por el contrario, no suele responder, en los casos más graves, a los estímulos verbales, en otros, sólo puede acceder al significado literal de una frase. En ocasiones, el autismo se ensambla con la psicosis, tal el caso de Dick, publicado por Melanie Klein en 1930 ["The importance of symbol formation In the development of the ego”]. El pequeño Dick presentaba una posición psicótica, y otra, de carácter autista no trabajado por la autora. Se trataba de un niño de cuatro años que carecía casi de vocabulario, desarrollo intelectual y afectos empobrecidos. Al mismo tiempo, “era indiferente a la presencia o ausencia de la madre o la niñera [...] no tenía casi intereses, no jugaba y no tenía contacto con su medio”. La producción de los observables [alucinaciones visuales, acústicas, y delirios] que presentan las psicosis requiere de la escritura de ciertos argumentos, signos, de los cuales carece el autista. Sin embargo, cobran relieve argumentos enlazados a alucinaciones afectivas. 


Alrededor de la década del “40”, Leo Kanner llamó a este síndrome "autismo infantil precoz". Al mismo tiempo que este autor realizaba sus investigaciones, Hans Asperger, en forma autónoma, efectuaba descripciones en algunos aspectos similares. Antes de los registros y diferenciaciones de Kanner, estos niños eran considerados y ubicados como retrasados mentales, o bien, como afectados por un cierto desequilibrio emocional, que nunca terminaba de ser especificado. Y si bien el retraso y la inestabilidad suelen asociarse al autismo, para algunos autores, se trata de una problemática diversa. Esta configuración es denominada: trastorno autista e incluido en los “Trastornos Generalizados del Desarrollo” por el DSM. IV y autismo infantil por el CIE-10 – acrónimo de la Clasificación Internacional de Enfermedades, versión 10-.


También, el DSM IV, diferencia el autismo de otros estados, que poseen manifestaciones, que coinciden en ciertos aspectos y que han sido incluidos en  los “Trastornos Generalizados del Desarrollo” cómo el “Síndrome de Rett”, el “Trastorno Desintegrativo de la Niñez”, el “Trastorno de Asperger” y los “Trastornos Generalizados del Desarrollo” no incluidos en otro lugar. 


No obstante, con la aparición de la última versión DSM V, en el año 2013/14, son relevados y cobra valor el “Trastorno del espectro autista” en diversas modalidades: leve, moderado, grave y severo.


Con la inclusión de los “Trastornos Generalizados del Desarrollo” en las diferentes versiones del DSM, se enlaza la problemática autista al desarrollo, y se privilegia la educación como objetivo estratégico (corrección conducta), con los recursos tácticos pertinentes. 


La última versión del DSM V, sigue sosteniendo como eje referencial la alteración de la interacción social, comunicación y comportamiento, sólo que la presencia de estos trastornos se evalúan según su gravedad, quedando implicados dentro de dicho diagnóstico una gran cantidad de niños y niñas, y variedades subjetivas.


Por otra parte, Bruno Bettelheim hacia 1950, funda la Escuela Ortogénica de Chicago. Considera que en el autismo se detiene de manera completa el desarrollo de la personalidad a nivel preverbal y prelógico. Se obtura toda actividad del lactante fundamentalmente de la «relación de mutualidad madre-infante».


En su itinerario de investigación enlaza y compara Ia experiencia del autista con Ia vivenciada en los campos de concentración de Alemania por sujetos expuestos constantemente a una amenaza de destrucción. 


Es lícito aventurarnos en La fortaleza vacía, de Bruno Bettelheim (2012) que dice: «Lo que era para el prisionero la realidad exterior es para el niño autista su realidad interior. Proponemos por lo tanto que el autismo infantil es un estado mental que se desarrolló como reacción al sentimiento de vivir en una situación extrema y enteramente sin esperanza». 


Parecería que por esta razón Bettelheim (2012), propone una temprana falla en la constitución del vínculo del sujeto con la madre, efecto de un déficit en los cuidados.


La manipulación, la repetición que el sujeto despliega con ciertos objetos, procura evitar aquellos estímulosque lo llevan a actuar. Así, se intenta que nada cambie, y persista un cierto orden. 


En Bettelheim (2012, p. 20) se lee: "Mas, a diferencia de los niños débiles mentales, cuyas reacciones son realmente demasiado primitivas para su edad, la personalidad de los niños autistas se puede desarrollar y alcanzar una gran riqueza. Si, bajo tratamiento, esto llega a ocurrir, o acaso se produce a una edad mucho más tardía, y entonces los niños pueden, o bien decirnos lo que les sucede, o bien darnos pistas mucho más ricas de por qué y cómo se desarrolla la personalidad."


Polemiza constantemente contra las pretensiones sistemáticas y racionalistas de Kanner (1943/44). Ante la postura de Kanner (1943/44) que considera que" los niños autistas no establecen relaciones con las personas, si bien algunos de ellos las establecen con objetos. Este libro se basa en la convicción de que esos niños sí establecen relaciones con personas, aunque ya no (si es que así lo fue alguna vez) de una manera positiva. El suyo es un modo muy extraño de establecer relaciones, pero decir que no las establecen supone tener una idea muy pobre de las relaciones humanas, o cuando menos una imagen prefreudiana de la naturaleza de los sentimientos humanos."


La cura procura generar una espacialidad donde renacer en franca oposición a esos lugares de destrucción del sujeto como los campos de la muerte, que discierne como hospitales psiquiátricos o las familias del autista. 


Estratégicamente la meta del tratamiento apela tácticamente a la regresión para que el sujeto pueda sustraerse de las producciones patológicas, —de la indiferencia apasionada (caso Laurie, autista sin uso de la palabra)—, que operan como defensas, mediante la configuración de una experiencia correctiva.


Al plantearse el problema y desde un punto de vista descriptivo se han considerado, en el autismo, tres manifestaciones patológicas de carácter esencial: a] carecen de la posibilidad de establecer vínculos sociales, b] se retrasan en la expresión verbal, a veces son mudos o ecolálicos, c] apelan a rituales y exteriorizaciones compulsivas y estereotipadas [Rutter (1979)],  a cierta repetición. Esta patología tiene una incidencia 4 o 5 veces mayor en varones que en mujeres. En el mutismo selectivo en cambio, el desarrollo del lenguaje y la comunicación es adecuado, aunque sólo se lo exteriorice en contextos específicos.


Pero, ¿el autismo se asocia a diversas problemáticas?  Desde luego, por ejemplo, la sordera, por lo que es necesario una estricta evaluación diferencial y verificar, en estos casos, el funcionamiento auditivo del niño. En alguna ocasión puede coexistir con el síndrome de Down, su diferenciación en principio se puede realizar a partir de la emergencia de un lenguaje afectivo, que en el autismo está suprimido, también en los primeros el ver cobra privilegio sobre el mirar. 


La superficie anímica en el autismo


Aquí, me ocupará el problema de la superficie psíquica y será el punto de partida de mis investigaciones sobre el estar siendo del autista y no tanto el ser del autismo.


Cuando Freud (1926d), describe los síntomas más frecuentes de la histeria de conversión, los discrimina de acuerdo a las características del instrumento anímico configurado a la manera de la geometría de Euclides: 


1) su desplazamiento al extremo motor o sensorial del aparato psíquico, 2) su permanencia o transitoriedad [un factor temporal] y 3) las variaciones de las sensaciones de displacer que los acompañan.  

Tratare de verter parcialmente en este molde, los elementos de la superficie fenomenológica que presenta el niño autista.  


Motricidad exterior: a) ciertos movimientos  y gestos estereotipados (por ejemplo, sonrisas), b) balanceo y giros intermitentes del propio cuerpo,  si se les interrumpe en el movimiento, suelen tener reacciones catastróficas, c) frotamiento de oídos (autoestimulación vestibular)  y ojos, d) auto-golpes (suelen no sentir el dolor),  e) pasividad;  f) mudez o ecolalia inmediata o mediata a la recepción de sonidos, g) puede haber alguna que otra palabra, por ejemplo una vez al mes, h) no diferenciación entre "usted y yo" (inversión pronominal).


Motricidad interior: a) estados de sopor y letargo b) por momentos estados de pánico e intenso miedo. 


Percepción exterior: a) visión periférica, b) carencia de alucinaciones visuales o acústicas, que suelen aparecer cuando el tratamiento progresa, c) determinados ruidos o sonidos pueden irrumpir en ellos de tal manera que suelen cubrirse los oídos con las manos. d) Miran, pero no ven, oyen, pero no escuchan, casi de manera permanente.  


Percepción interior: a) perturbaciones del sueño, b) trastornos del equilibrio y de la postura, como efecto de problemáticas laberínticas, que se manifiestan por ejemplo en cierta incoordinación al caminar, c) alucinaciones afectivas. 


Vamos a considerar esta diversidad de manifestaciones que denominamos autismo, como una modalidad de funcionamiento singular, de manera que no vamos hablar de un ser autista, sino más bien de un estar siendo autista en el contexto familiar, en un discurso capitalista, que solo es lazo social para el investigador, y diferente del modo de producción específico (capitalista). En este sentido nos diferenciamos de autores como Winnicott y otros, que ubican el autismo en el territorio del ser psicótico, en ciertas unidades sociales como la familia y el barrio. 

Ahora bien, para dar un ejemplo que sirva de ilustración clínica, podemos citar a Paul (Leo Kanner, 1943) [un pequeño de 5 años] carente de vínculos afectivos con las personas. Las cuales o bien, le resultaban indiferentes o eran cosificadas como si fueran un escritorio o una biblioteca (aun la propia madre).  No miraba a los ojos. Estas variedades de exteriorizaciones se incluyeron, desde un punto de vista descriptivo, en lo que Kanner llamó "problemas autísticos del contacto afectivo."


El autismo precoz es poco frecuente, y su inicio se ubica antes de los dos años y medio. Su diagnóstico suele ser tardío, debido a que los padres transitan habitualmente diferentes consultorios antes de acceder a él (Tustin, 1990). 

Agreguemos, que es necesario discriminar descriptivamente los retiros autísticos de la psicosis infantil del autismo que nos interesa. Los niños psicóticos a diferencia de los autistas, acceden a una mayor complejización de su vida anímica, que se puede inferir de la riqueza de sus manifestaciones, tales como: alucinaciones visuales o acústicas, delirios, signos, expresiones bizarras, neologismos, lenguaje hipocondríaco (suelen hablar de sus órganos, por ejemplo, de sus pulmones), entre otras. 

¿Cuál es la ubicación que la psiquiatría le otorga a estas problemáticas?

En el Manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales, de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM, lll), se considera al autismo como una "distorsión en el desarrollo de múltiples funciones básicas implicadas en el desarrollo de habilidades sociales y del lenguaje". El DSM V (2013/14), propone el “Trastorno del espectro autista” en 4 modalidades, –leve, moderado, grave y severo–.

Aquí creo que es oportuno agregar que Winnicott hacia 1967, en "La etiología de la esquizofrenia infantil en términos de la falla adaptativa", nos dice: "Naturalmente, fui muy influido por la formulación de Kanner sobre el autismo (3), pero en los años previos a esta importante contribución, traté estos mismos casos simplemente bajo el rótulo de "psicosis infantil". (...) 

  

No estoy seguro de que la rotulación de "autista" de estos casos por parte de Kanner haya sido beneficiosa. La desventaja, a mi juicio, es que este rótulo les dio a los pediatras, habituados como están a los síndromes y las entidades mórbidas, una pista falsa, que siguieron de buen grado. 

Ahora podían buscar casos de "autismo" y ubicarlos convenientemente en un grupo cuyos límites parecían claros, aunque de forma artificial. Podían entonces sostener que estaban ante una enfermedad de etiología aún desconocida, y presentar su cuadro fácilmente a los estudiantes. 


Sin embargo, esta afección no tiene límites claros y creo que no debería considerársela una enfermedad."


También y para una ilustración más cabal con relación a la clínica, anticipo lo dicho por Winnicott (1967). Así, en "El concepto de regresión clínica comparado con el de organización defensiva", se lee: "no importa lo que se sepa o se descubra sobre la bioquímica, o la neuropatología, o la farmacología de la esquizofrenia, lo cierto es que igualmente tendremos allí a los pacientes, personas como nosotros, en cada caso con una historia sobre el comienzo del trastorno y una buena carga de afanes y sufrimientos personales, y con un ambiente que es lisa y llanamente malo o bueno, o bien generador de confusión en grado tal que puede resultar incluso desconcertante referirlo. (...) Lo que he de decir, pues, no será nada a favor ni en contra del especialista en los aspectos físicos del trastorno; y si no hago mención al trabajo del psicólogo puro o académico, también en este caso debe entenderse, pura y simplemente; que lo que me ocupa está en otro lado."



¿Cómo suelen acceder estos pacientes a la consulta psicológica?

La perturbación en el habla parece ser la mayor preocupación de los padres, que habitualmente consultan cuando el niño tiene 2 o 3 años, aunque los inicios de la manifestación patológica son previos a esta edad. Como estos pequeños pueden sumergirse en silencios profundos y duraderos, las madres suelen decir que sus hijos "no molestan para nada", y "que pueden estar por horas muy tranquilos". Aunque estos niños suelen irritarse con frecuencia y en forma repentina. 


El autismo implica una estasis libidinal



  A estos diversos elementos los podemos considerar, como relevos, como suplencias de factores cuantitativos [energéticos] que no admiten ser cualificados en la conciencia del niño. Con todo, el predominio de los factores cuantitativos deriva en una estasis de libido, que posibilita la formación de la condición necesaria, pero no suficiente del autismo.


Desglosemos los elementos de esta definición:


¿Qué es un factor energético para Freud?


Recordemos que en los estímulos que provienen del propio cuerpo (pulsionales), podemos discernir un proceso cuantitativo, con un período (o frecuencia) determinado (Freud, 1950a; Lacan, 1964). Estos estímulos endógenos en su exigencia de constitución anímica posibilitan la trasmudación a un lenguaje intrasomático. Tramitación probablemente mediada por una conciencia elemental de carácter afectivo.


¿Cómo se genera el desenlace en la estasis libidinal?


En principio podemos decir, que el esfuerzo pulsional no admite la mediación de la conciencia afectiva, generando un estancamiento libidinal. Luego especificaremos en detalle este proceso. Ahora, comencemos desplegando la problemática de la conciencia. 

¿Qué es este lenguaje afectivo?

Se trata de una nueva formación soportada en una espacialidad específica, que impone un límite al carácter prevalente del principio de inercia y se constituye como un representante anímico de la pulsión. 


Pues bien, esta espacialidad de sostén, se conforma como un requisito previo, para la apertura de una sensorialidad intrasomática, mediante el recurso de la proyección de la autoconservación y de la libido sobre los receptores internos). También, podemos hablar de cierta  motricidad intracorporal. (Maldavsky, 1992)

 

Lo percibido del movimiento interior [como desprendimiento de las neuronas llave] es investido por atención automática generando una conciencia automática. El agregado de investidura atención [psíquica] posibilita la constitución de una conciencia afectiva [anímica] que es condición de posibilidad para la formación de una conciencia sensorial intrasomática y de una conciencia motriz intracorporal. La atención implica la formación de un estado de expectación, que permite que la energía libre derive sobre el lugar de la erupción de los estímulos. 

Ahora bien, la percepción endógena no está adosada desde un principio a la conciencia afectiva, requisito necesario para la inscripción de las primeras huellas de memoria de los desprendimientos de afecto. Para lo cual, entonces, se necesita de un trabajo que implique un movimiento proyectivo del afecto propio, sobre un soporte [otro contextual] que permite su cualificación. Su posterior introyección configura la sobreinvestidura que añade la conciencia afectiva a la recepción endógena; además de estos procesos se requiere de un pensar identificatorio con el movimiento interior de la descarga (vasomotriz y secretora). 

Cabe agregar que en la conciencia afectiva, el carácter cualitativo accede a "Omega" a través de "Psi". Ahora bien, en el autismo esta conciencia afectiva, es abrumada por los actos defensivos, por lo cual sólo se constituye restitutivamente al ser proyectada, posibilitando quizás, alucinaciones de carácter afectivo o bien de una sensorialidad o motricidad intrasomática (no unificada) en otro. La vividez de estas alucinaciones, depende de la significatividad (bedeutung o valor psíquico), que logre otorgarle el paciente, es decir de la investidura (besetzung) cuantitativa que se ponga en juego. Entonces podríamos hablar de una conciencia alucinatoria de carácter afectivo. 

Además, es necesario considerar la eficacia de la no instauración de la estimulación cenestésica vestibular en el autismo, que incide directamente sobre el registro afectivo y que deriva en el paciente en ciertas perturbaciones del equilibrio y de la postura. En este sentido podemos decir que, el contacto postural y el acunamiento como función materna (el ambiente de sostén, de Winnicott), no se constituyen en soporte de la estimulación vestibular del niño, por lo que en esta patología el laberinto no se establece como representación. 

En cuanto al trabajo concreto, lo propioceptivo vestibular proyectado en los objetos, puede ser uno de los primeros elementos a desplegar en la clínica. Quizá la fase de manejo que propone Winnicott en pacientes profundamente perturbados, nos ayude a pensar en la configuración de un ambiente de sostén específico para el autista, que no necesariamente incluye la educación. Recordemos que la pulsión no es educable. 


Autismo: sensorialidad y motricidad externa



En el decurso de la complejización anímica de un niño, los actos del pensar correspondientes a la proyección [no defensiva "normal"] de la libido intrasomática (hacia la periferia exterior), se caracterizan por fundar primero las zonas de mucosa y luego (con el agregado del erotismo periférico) las zonas de sensorialidad. En las cuales podemos discriminar dos series de cualidades que se anudan a la percepción de los elementos de objeto y a la propia actividad motriz (conciencia motriz). En el autismo precoz, esta complejización del aparato psíquico fracasa, al no constituirse procesos previos, relacionados con factores temporales, espaciales y afectivos.  

En este sentido Nasio (1992) afirma que en el niño autista, es necesario crear una hendidura, allí donde no existe, "como una especie de salto, de emisión libidinal por parte del analista". Es decir, generar en el chico zonas de relieve, de movimientos ondulatorios y de pliegues, de tal manera que permitan la constitución de la actividad pulsional. Por ejemplo, con el paciente, nos dice Nasio, "lo que hace falta no es el hablar: lo que hay que hacer es crear la boca". 


Nosotros añadiríamos la necesidad de trabajar un momento clínico lógicamente previo, que implica la desactivación de los actos defensivos que interfieren en la constitución de factores temporales, espaciales, numéricos y afectivos, cuyo desarrollo permitiría la formación del yo real primitivo; para, en un momento posterior (no esencialmente cronológico) abocarnos a las tareas clínicas propuestas por Nasio.

Desde luego que esta descripción de la complejización anímica, requiere de un mayor esclarecimiento. Así, Freud (1950a) considera que los órganos sensoriales trabajan como pantallas de protección ante cantidad, y también como filtros, pues sólo acceden estímulos con períodos definidos. A su vez la conciencia posibilita "algo otro" (anders sind)" a la diversidad de su entorno, que habitualmente llamamos cualidades de sensación, "y cuya alteridad {anders} es distinguida según nexos con el mundo exterior". 

Y ¿cuál es el contenido de la conciencia?

En este "algo otro" generado por la conciencia, existen series, semejanzas, etc. (Freud, 1950a). Es necesario agregar que, las noticias que nos brinda la conciencia se caracterizan por ser : a) incompletas b) no confiables.


Por otra parte, y en relación a la sensorialidad motriz, podemos decir que los registros de las imágenes, movimiento, pueden ser ocupados por una mayor o menor investidura atención. Sin embargo, las cualidades que se generan son reducidas en su diversidad (en relación a los registros del mundo exterior) y poco llamativas. Al respecto el texto de Freud (1950a) nos dice que: "no provienen de órganos sensoriales de elevada organización, su cualidad es sin duda monótona".(Freud, 1950a) 


Ahora, ¿qué ocurre con los registros de la sensación visual?


Se trata de una  expresión de la eficacia de la vibración luminosa, que se puede descondensar en una variedad de elementos. Los cuales requieren para constituirse como tales que, en la región de mucosa en tanto posibilitadora de conciencia, se genere una cierta "zona de indiferencia" (trabajada en la segunda parte) entre el placer y el displacer (Freud, 1950a), que haga posible el registro sensorial, el cual es investido por atención automática (conciencia automática), que luego deviene gracias al añadido de atención (psíquica) en conciencia sensorial. 


La función de la atención implica investigar periódicamente los estímulos externos, para anticiparse a la emergencia de exigencias impostergables (Freud, 1911b). Desde luego, que se requiere también de un sistema de registro que permita que los productos del trabajo periódico de la conciencia se instalen como memoria. 


Y ¿cómo se articula la investidura-atención con el flujo excitatorio?


A su vez, el devenir de la conciencia automática en conciencia sensorial, al cobrar eficacia un fragmento de investidura móvil (atención), permite la conformación de redes muy complejas, que facilitan la tramitación de imágenes y retrasan probablemente su flujo, sus movimientos (su velocidad de conducción automática). En tanto registramos el cambio (movimiento) como una secuencia de estados que se van trasformando lenta o aceleradamente.


  Cabe añadir que sólo lo móvil de la investidura atención (psíquica) funciona como cláusula de retardo, en tanto tomamos a la atención refleja como sistema de referencia, en su encuentro con la capacidad cualitativa del registro sensorial. (desde luego, tenemos que hablar también, de su coincidencia con una investidura cuantitativa escasa). Probablemente, lo especificado anteriormente sea un fragmento de la "nueva revisión (mediante el mecanismo de atención)" a que es sometido el flujo excitatorio de la percepción, previo a su traducción en una sensación consciente. (Freud, 1900a)   


Ahora bien, cuando registramos sensorialmente un suceso (por ejemplo, el acto de la percepción visual) en el instante actual, podemos hablar de la simultaneidad de cierto número de elementos de objeto, de sus diferentes posiciones en tiempo y espacio. 


Así, la sucesión de los instantes de acuerdo a un cierto ritmo perceptivo en su encuentro con la investidura atención, nos permite construir imágenes animadas, con un determinado sentido (la sensorialidad deja de ser indiferente), quizás profundidad, intensidad  y  nitidez (esta última probablemente implique la resolución de cada uno de los puntos que conforman el conjunto de las impresiones, como efecto de la investidura, interés ). Si este ritmo (de la investidura atención principalmente) se acelerara o ralentara, variarían la animación y el sentido de las imágenes percibidas.


Desde luego, para la constitución de las huellas o restos de memoria de lo registrado sensorialmente, es imprescindible la articulación entre percepción y conciencia. Este enlace es un efecto de la investidura sensorial. Requiere de ciertos actos previos del pensar proyectivo, por los cuales se le atribuyen las sensaciones conscientes a un soporte que proviene del "mundo externo" (la madre), para luego ser adquiridas por el propio yo, vía introyección. Estos procesos derivan en una sobreinvestidura de la sensorialidad, que posibilita un enlace entre percepción y conciencia. (Freud, 1950a; Maldavsky, 1990). 

¿Cómo podemos precisar la barrera autista?


Liberman (1955, 1958) afirma que en el muro autista se ubica una relación de objeto inmóvil. Lo cual implicaría que los nuevos elementos de objeto sensorial, la investidura atención que los inauguraría, o bien las reglas biológicas que la guían, sean afectados por los actos del juicio desestimante o forclusivo. Entonces probablemente sólo se constituya una conciencia automática, que brindaría imágenes desanimadas, inmóviles (en tanto la tramitación del flujo de las imágenes no sería retardada), carentes de sentido (¿ y sin profundidad ?). 

Por su parte, Tustin (1990) considera que el autismo implica un mundo bidimensional. Al respecto, la constitución de una figura (en su ancho y alto) requiere la descomposición o descondensación de la impresión sensorial en diversos efectos de puntos en el espacio, para lo cual es necesaria la vigencia de una cláusula de retardo del factor temporal que no cobraría eficacia, por lo cual consideramos que el objeto del niño autista es predominantemente bidimensional. Esta descripción podría especificar lo que habitualmente llamamos "barrera autista". Cabe agregar que se puede vincular el mutismo del autista, con su mundo de puntos condensados, puesto que nos dice Lacan (1975): "el ser que habla está siempre en alguna parte, mal situado, entre dos y tres dimensiones."


Es imprescindible considerar que estos niños acceden a ciertos objetos que se caracterizan en su superficie por la resistencia que oponen a su presión. Por ejemplo: maderas o juguetes de plástico registrados sólo en un punto condensado (mundo unidimensional), denominados por Tustin (1980/81) figuras autistas de sensación (probablemente los objetos subjetivos de Winnicott, 1958). La construcción de estos objetos duros implica la proyección de un proceso de retracción, que configura un otro que existe, pero sin vida (inanimado), en un momento o fase de la retracción que se trasforma en tóxica. Este tipo de superficie genera sensaciones de tensión (habitualmente denominadas duras), que posibilitan el reencuentro (del niño), vía nivelación tanática, con su propia consistencia (estado de tensión) previamente proyectado, al cual se adhieren o se pegan de manera notoria. En otro momento, las superficies brindadas por la sensorialidad intrasomática y la sensorialidad externa son penetradas, por ejemplo, por su escucha o su mirada (como si las cosas fueran trasparentes), escenificación de las dificultades de cualificación de los estímulos que adquieren un carácter abrumador, intentando despojarse de las cantidades de excitación mediante rabietas y gritos.  

Por otra parte, cierta atención que estos pacientes pueden tener de objetos distantes, y no de sucesos cercanos, quizá se relacione con la lentificación de la frecuencia del estimulo; como efecto de la distancia del objeto. A mayor distancia del suceso, menor frecuencia de estímulo, por el contrario a menor distancia, la frecuencia es mayor.



La estasis no es transitoria en el autismo 



Ahora bien, M. Malher (1958) afirma que en estos pacientes no se conformaría la conciencia de lo interno, externo, ni del propio self. L. Bender, por su parte, conjetura una probable insuficiencia homeostática. 


¿Cómo podríamos precisar esta no suficiencia?


Se trata de una dispersión o no constitución del sistema homeorrhético, como efecto de ciertos destinos de pulsión, operaciones defensivas (desestimaciónes o forclusiones), que remiten a localizaciones narcisistas previas de la libido. Y a una estasis libidinal de carácter genérico y no transitorio, con vías singulares de constitución  (Maldavsky, 1992), que  afecta la instauración y repetición de un erotismo específico: el intrasomático o intraorgánico. Me refiero específicamente a la forclusión de sentido, propuesta por Lacan (1975/76), en la clase del 16 de marzo, que es más radical que la llamada forclusión del Nombre-del-padre y que la forclusión capitalista (castración). 


Sabemos que la forclusión del Nombre-del-Padre es propia de las psicosis. Por el contrario, la forclusión de sentido, cobra relieve en las psicosis no desencadenadas, y en el denominado  autismo precoz. 


Lo nuevo (la indicación de cualidad) que genera una ruptura de la inercia, en tanto implica un apartarse de cantidad, activa, como vimos anteriormente, actos del pensar defensivo (sus fundamentos orgánicos) que recaen sobre: la nueva formación afectiva, la investidura-atención que la inauguraría, o bien las reglas lógicas que la guían. Con lo cual el sistema homeorrhético no se constituye o lo hace parcialmente.


Probablemente cobre eficacia una desestimación previa a la cualidad afectiva, que recaería fundamentalmente sobre la constitución de lo numérico (afectando el proceso de descarga), que descondensa el letargo. El número (discriminado como tal) sería lo primeramente nuevo en el contexto del letargo, en tanto se instaura una cláusula de retardo temporal. 


Al respecto, puedo agregar que Lacan cuando se ocupa de las defensas, recurre a dos modelos: a) El propuesto por Clausewitz para la operación de la defensa en la guerra, su función es rechazar y esperar (un factor temporal), la meta es negativa y sólo procura conservar las posiciones. b) el elaborado por la teoría inmunológica, donde la defensa es una respuesta del sujeto a un antígeno interno o externo al organismo. Aquí, el letargo, el adormecimiento, la aceleración, las expresiones numéricas, el balanceo, entre otras, son una respuesta, una forclusión de sentido. 


Rapaport (1951) parece sugerir otra forma de conciencia en el autismo, en tanto la conciencia no es un fenómeno que implique el "todo o nada", sino más bien que involucra una serie de formas que son afectadas por la distribución de las investiduras. 


Al respecto David Maldavsky considera la vigencia de una conciencia automática de lo percibido en estas problemáticas. Por ejemplo, al lastimarse un niño autista suele no darse cuenta de lo ocurrido; con mayor precisión podemos decir que probablemente invista la zona afectada con atención refleja o automática pero no con atención psíquica.

¿Qué sucede con el otro?

Podemos conjeturar que en el otro se generarían ausencias al estilo epiléptico, donde el niño sería borrado de su conciencia. En este otro supuesto se produciría un proceso de desinvestidura de libido narcisista y autoconservación, que generaría la expulsión en el niño de estímulos externos e internos (pulsionales). El infante se ubica como víctima de un choque  de estímulos provenientes de otro. Entonces, quizá el niño autista genere, vía proyección, un epiléptico, que sufre apagones o ausencias. L. Bender describe formas autistas con estados convulsivos progresivos. También, J. Moiseszowicz   (1988) afirma que se consideran como muy frecuentes  perturbaciones neurológicas y epilépticas. 


Freud (Nunberg y Federn, 1967), preocupado por las problemáticas de borde entre lo psíquico y lo orgánico, se interroga ¿hay una teoría que nos permita  concebir la trasformación de un estímulo tóxico en uno psíquico y de manera análoga, la desintoxicación del estimulante tóxico por la actividad psíquica? Considera que en las neurosis actuales, "los síntomas pueden haber tenido su origen en una insuficiencia por decirlo así 'primaria' de la psiquis. ¿Es esta, entonces, la causa original, o lo es el efecto tóxico directo de las sustancias? ¿O hay tal vez una tercera posibilidad, en el sentido de que cierto número de síntomas se desencadenan por acciones reflejas normales de las vías nerviosas? Se producen ciertamente interacciones muy intensas entre lo somático y lo psíquico" 


Aquí podemos discernir tres posibilidades: 1) una insuficiencia "primaria" de la vida anímica, más precisamente del yo; 2) la eficacia tóxica de la libido; 3) acciones de las vías nerviosas.


Clínica del autismo


Aquí citaré una comunicación clínica de Tustin (1990): se trata de una mujer apegada a contar palabras, ventanillas de automóviles o números telefónicos: 


"El ejemplo más reciente se presentó cuando ella despertó de una pesadilla y vio que la hora era 1:14 (por la tarde)

es en realidad 13:14,

13 suma 4

14 suma 5

4 y 5 suman 9

13 y 14 suman 27,

27 suma 9, 

por lo tanto los dos lados suman 9


Al respecto dice Tustin: "Los autistas de más edad suelen obsesionarse por los números, como lo atestigua el hombre autista del filme Rain Man. Se trata de una especie de auto, hipnosis como la empleada en ciertas técnicas de relajación." Recordemos que en estas técnicas se suele articular la proferencia de números, verbos y sustantivos, su ritmo de emisión, con el ritmo respiratorio, cardíaco, de parpadeo, y otros en el proceso de inducción. En un intento de lograr una cierta equivalencia, en las frecuencias de los diferentes registros.


¿Estos números que suelen escenificar? Una organización primitiva de lo percibido como pura frecuencia pulsional. (Lacan, 1964; Maldavsky, 1992, Moreira, 2016) 


Por otra parte, cabe diferenciar la proferencia numérica habitual en "Rain Man" de las frases articuladas por la mujer mencionada por Tustin. Por ejemplo, la caída de una caja de palillos, determina en "Rain Man" su conteo visual y posterior trasposición a la proferencia numérica: "82...82...82". Solo el interrogante de su hermano le permite acceder al término "palillos" y luego a la suma: "246” (que escenifica la frecuencia pulsional en sus variaciones y con un ordenador introducido desde el exterior). 


En cambio, en la comunicación clínica de Tustin, el decir numérico implica un procesamiento particular de los números de la hora al ser investidos restitutivamente. Esta tramitación determina que uno de ellos, el "9", cobre una mayor frecuencia en su aparición, dicho de otra forma, el procesamiento de los diferentes números (frecuencias pulsionales) determina la convergencia sobre una frecuencia específica, (el 9). De manera similar a las propuestas de las inducciones hipnóticas. Por otra parte, este número es análogo a lo que en matemáticas se denomina agujero negro o punto fijo, que se aplica al área de los sistemas dinámicos, y que funciona como un atractor de otros números. Ahora bien, se requieren dos condiciones para que un elemento sea un agujero negro: a) que una diversidad de elementos sean atraídos por él, y b) que el proceso no genere variaciones en él, en nuestro caso, el número "9" parece responder a estas condiciones. 

¿Qué ocurre con la pulsión escópica o de ver?

La pulsión escópica implica en un primer momento lógico, una especie de mirada interior, de lectura numérica de la propia frecuencia pulsional, luego es vuelta o forzada por el desprendimiento de angustia en la pesadilla, como mirada exterior (la paciente se despierta).  La investidura atención, es capturada por la hora del reloj, en cuyos números reencuentra su propio pulsar libidinal. La investidura-atención no puede salir demasiado de este lugar de condensación numérica, de este agujero negro "nueve" al cual se ha fugado, de manera similar a lo que se supone que sucede con los agujeros negros cósmicos. Es decir que el verbo salir (con la visión), como meta pulsional está posibilitado y limitado por esta condensación. 


En cambio, en Rain Man, el salir con la visión no puede desplegarse, se trata de un contar difuso, donde el operador lógico [la suma] es sostenido por la pregunta del hermano, cobrando privilegio, la monotonía de la nivelación numérica de la pulsión de muerte. Donde la vida psíquica o sus posibilidades, tienden a comprimirse y a desaparecer. 

Si tomamos en cuenta los tres elementos descriptivos de la angustia (descarga, percepción de la descarga, y tono afectivo), tenemos que: en ambos casos el matiz afectivo se encuentra suprimido, aunque la cifra del trauma es proferida, lo cual diferencia estas actividades numéricas de otras no decibles, mudas, como por ejemplo, el juego de un niño autista, que levantaba y dejaba caer una pelusa, con el mismo ritmo, o bien sus movimientos de balanceo. En el caso citado por Tustin, el conteo que denota la percepción de la frecuencia de la descarga está regulado por el "9" como punto de condensación. Mientras que en Rain Man, el conteo, que manifiesta el registro de la frecuencia de la descarga, se dispersa, expresando su trasformación en un drenaje libidinal cada vez mayor, (que puede derivar en la supresión del número) puesto que carece de un ordenador, o bien dispone de uno de menor complejización. 

¿Cómo se articula la pesadilla con el conteo?    

La pesadilla procura una articulación entre una vivencia traumática y un afecto de angustia que faltó en su momento, o su desprendimiento no fue suficiente para anticipar el trauma vivencial. Sin embargo, la vivencia traumática no puede ser tramitada, vía producción onírica, por lo cual la paciente es sustraída del dormir por la angustia. El conteo, sostenido por un atractor, pone coto al desprendimiento libidinal, e implica un intento de restablecer un estado de letargo donde perdería eficacia el conteo mismo (el número). El agujero negro, 9, condensa en su cifra al trauma que no puede ser recordado, ni evocado como afecto angustioso. 


Cabe agregar entonces, que el destino del tono afectivo configurado como angustia, es su borramiento o supresión, principalmente cuando los procesos acceden a una intensidad tal que desbordan al sistema, lo que determina que la pulsión adquiera un carácter tóxico. Un grado mayor de descomplejización implicaría no sólo el borramiento del matiz afectivo, sino también la supresión del proceso de descarga, y desde luego su percepción no sería posible. Es necesario aclarar que esta abolición de la descarga sería un efecto de la activación de la desestimación en su fundamento orgánico.

Si bien Tustin hace referencia al agujero negro en el autismo, se refiere a una experiencia traumática que se articula con el sentimiento (depresivo) de perdida de una parte de su cuerpo, que suele ser encubierta por la encapsulación autista. A esta depresión de la cual habla Tustin (1990), la podemos caracterizar como un estado de aturdimiento, de dolor narcótico (Maldavsky, 1992), cuya magnitud borra todo matiz afectivo, y en algunos momentos probablemente la descarga misma. 


Este dolor narcótico, como estado de hipnosis por terror, trae consigo "algo directamente ominoso". Recordemos que Freud (1921c) nos dice que lo habitual es la hipnosis por la mirada, que no es ajena a los casos citados, aunque desde luego, se puede recurrir a otras modalidades, como "la audición de un ruido monótono" al estilo de estas proferencias numéricas.  


Ahora bien, la alteración económica derivada de cierta energía irrumpiente en el aparato psíquico, que llamamos trauma,  tiene dos tipos de efectos a saber, positivos y negativos (Freud, 1940a). La meta de los positivos es recuperar la vigencia del trauma, desplegado en la pesadilla, vía activación pulsional. 


En ella discriminamos: a) la fijación al trauma y b) compulsión de repetición. La fijación al trauma se caracteriza por obstaculizar el despliegue de la función del sueño en la paciente, que intenta trasmudar la vivencia traumática, en un cumplimiento de deseo. Al quedar obturado el sueño, la angustia sustrae a la sujeto del dormir. Por el contrario, los efectos negativos, son reacciones de defensa que tienen como meta evitar recuerdos y repeticiones de los traumas como por ejemplo el conteo comandado por el atractor nueve. 


Estas reacciones  se oponen a las anteriores, pero en realidad implican también fijaciones al trauma, dado que el nueve lo cifra, pero su tendencia es contraria. Para finalizar, cabe acotar, que Lacan (1974-75) propone la matematización de un fragmento mínimo del psicoanálisis. En este sentido, probablemente la indagación de la frecuencia pulsional, su trasmudación en número y luego en cualidad afectiva, sea una de las vías freudianas que permita instalar la configuración de un mínimo analíticamente formalizado. 


El pequeño Dick y un gozo singular



“Momento divino que me deja los ojos encantados y arde como una rosa incandescente que se consume al punto de abrirse y deslumbrar”. J. L. Ortiz (1970)



En ciertas páginas de “La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo”, de 1930 incluidas en “Contributions to Psycho-Analysis”, Melanie Klein (1982) escribe y con excelente perspectiva sobre Dick, un niño de cuatro años, hijo de un colega de la BPS, a quién toma en análisis en enero de 1929. La pobreza de vocabulario y pensamiento le sirve a la autora para ubicarlo en el contexto de un niño de 15 o 18 meses. No puede dejar de  sorprendernos que escriba y publique el historial cuando el pequeño aún se encontraba en tratamiento (unos seis meses). Aunque  nuestro  propósito no es repetir su historia, recordemos que alrededor de ese tiempo (6-18 meses) el maestro fránces ubica el estadio del espejo,  que concluye en la asunción de una imagen especular como fundadora de la instancia del yo. 


De la denominada fase del espejo, se lee en Lacan (1966) la discordancia entre la fragmentación del cuerpo y la imagen especular que lo captura anticipadamente como unidad, vía actos del pensar judicativo. Así, cuando un pequeño asume de manera evidente y anticipada la imagen en el espejo, sustrae una forma vacía, que le permite no sólo nombrarse, sino también reconocer y en forma invertida su propio deseo. Me refiero al transitivismo, donde adquiere valor toda la dialéctica hegeliana del niño en presencia de un semejante. En el transitivismo se trata de una conjunción del yo y el otro, que implica una identificación imaginaria. Así, el pequeño que golpea a otro afirma que ha sido golpeado (trastorno en lo contrario).


Lacan (1966, p. 110) retoma el caso en el contexto del “Análisis del discurso y análisis del yo” (17-02-54), del Seminario I. Allí, nos dice que es necesario observar la "brutalidad" con que Melanie Klein le impone al pequeño Dick un simbolismo suficientemente rudimentario. Así, desde un comienzo y cuando se presenta la ocasión genera y verbaliza interpretaciones muy significativas: "tú eres el pequeño tren, quieres cogerte a tu madre".


Ahora bien, esta intervención puede ser discutida y cuestionada pero es sorprendente y notorio saber que queda un residuo y algo acontece. El tren especifica siquiera de manera esporádica, el lugar del otro, del pequeño cuya articulación con otros significantes da lugar a la constitución del sujeto.


Su “ego” no está constituido, lo que determina la falta de contacto que lo caracteriza. Klein (1982) lo discierne del territorio neurótico en virtud de su marcada indiferencia, ausencia y apatía. El mundo humano, nos dice el maestro francés, está configurado por un interés hacia los objetos, pero en tanto diferenciados, en este sentido, y con relación a los objetos, el mundo humano es un mundo infinito. Sin embargo, Dick se encuentra inmerso en el decurso poco grato de un mundo no humano que se entreteje caóticamente. Si bien, tiene el lenguaje no se ubica en el nivel de la palabra, es decir, lenguaje y palabra no son lo mismo.  Para Freud (1950a) la palabra, un complejo representativo cerrado, se constituye como la unidad funcional del lenguaje. Incluso Dick es incapaz de efectuar un llamado, se encuentra inmerso en lo real. El lenguaje no se ha anudado a lo imaginario. Pero hay algo y es precisamente la inyección de las coordenadas del Edipo por parte de Klein lo que luego va a permitir el advenimiento de un llamado enlazado al destino de la querencia  o pulsión invocante. 


Así, la interpretación kleniana posibilita la introducción a la significación fálica como aquello que se articula en el otro. 


Empero, es inevitable recordar que para Lacan que todo lo corrobora, Klein es una mujer con experiencia que expresa mal las cosas porque la teoría del ego esta inconclusa e imperfecta lo que aminora y atenúa considerablemente  una eficacia que no se deja precisar. 


De manera que, si para Freud el inconsciente está estructurado como un lenguaje, para Melanie Klein el inconsciente está estructurado como un fantasma, lo que está implicado en lo más íntimo de la teoría. De ahí que no deba ni sorprendernos ni extrañarnos que esta autora imaginarize lo simbólico de manera que sostiene la relación sexual como posible. Así, la mujer existe como efecto de la identificación con el otro, por la idealización de la gratitud. (E. Laurent, 2010)


 R. Harari (1987) considera que los kleinianos parten en su teoría de una supuesta unidad, que después se escinde y disocia para luego reintegrarse. A este itinerario lo entiende como una metáfora laica del pecado o caída y la posterior redención del cristianismo protestante. Así, la salvación y redención se realiza por la reparación que incide sobre la culpa que se resiste a ser explorada, engendrada por el pecado original de carácter sádico.


Ahora bien, retomando el comentario de Lacan de 1954, tenemos que los objetos se multiplican en función de un proceso de expulsión vinculado, si se me permite la expresión, al instinto de destrucción de inagotables repeticiones. A la par que se establecen estas eyeccciones, emerge cada vez una nueva modalidad de identificaciones, lo que no es soportado surgiendo, entonces, una ansiedad exaltada. 

        

La ansiedad, como desprendimiento de afecto, es definida como surgente por Klein. Las diversas relaciones de objeto implican un modo de identificación y la ansiedad opera como una señal. En verdad, estas identificaciones anteceden a la identificación yoica, pero aunque estuviera realizada, toda re-identificación la haría emerger ya que la ansiedad es vértigo y pérdida del sujeto. 


En el pequeño Dick no se establece, ni siquiera, el primer tipo de identificación, que implicaría un esbozo de simbolismo. Para el niño no hay un otro ni un yo, sólo vive en la realidad. El intervalo que se establece entre las dos puertas, interior y exterior,  es el cuerpo de la madre, que lo inquieta sensiblemente.


Klein, está allí como si fuese un mueble, como si no existiese, sin embargo se atreve a hablarle y da palabra por palabra nombre a aquello que participa del símbolo, y que hasta ese momento para Dick no era otra cosa que una realidad cruda y simple.


Pero entonces, ¿cuál es el trabajo de M. Klein? Introducir la verbalización: “Ha simbolizado una relación efectiva: la de un ser, nombrado, con otro ser. Lo que ha enchapado es la simbolización del mito de edipo. “A partir de entonces, y después de una primera ceremonia, que consistirá en refugiarse en el espacio negro para volver a tomar contacto con el continente", sin proponerselo y sin preverlo, la novedad, es decir, lo nuevo, fuente de la mayor resistencia emerge para el niño. (Lacan, 1953/54, p. 136) 


Incurro en la tentación de responder que la realidad de Dick está fijada, establecida, pero es una realidad que no está totalmente deshumanizada, ya que se le puede dar un sentido, está simbolizada, pero se trata de una simbolización inmovilizada "y de una sola y única identificación primaria que tiene nombre: lo vacío, lo negro. Precisamente, lo que es humano en la estructura propia del sujeto es esa hiancia y es ella la que en él responde. El sujeto no tiene contacto sino con esa hiancia.”


Ahora bien, en esta hiancia se juegan un número limitado de objetos que no pueden ser nombrados. Ciertamente, cuenta ya de cierta aprehensión de los vocablos. Pero, ¿qué acontece con la bejahung o afirmación primordial? Podemos decir que no se ha realizado la Bejahung, por lo que no asume los vocablos. Al mismo tiempo, y por más paradójico que ello parezca, existe en él una posibilidad de empatía mucho mayor que la normal o esperable, pues se encuentra perfectamente bien en su relación con la realidad, de modo no ansiógeno. Cuando ve sobre la blusa de Melanie Klein virutitas de lápiz, resultado de un destrozo, dice: "Poor (pobre) Melanie Klein".



Previo al análisis, el pequeño había sido diagnosticado por su coincidencia con las exteriorizaciones patológicas de los adultos, como un demente precoz. Pero, ¿era realmente una demencia precoz? Al respecto, Klein (1982) escribe: el niño se caracterizaba por una ausencia de afectividad, sentimientos y angustia, alejamiento significativo de la realidad y carencia de accesibilidad, así como de lazo  emocional, conducta negativista que alterna con una llamativa obediencia automática, apatía e indiferencia ante el dolor, perseveración, -síntomas todos característicos de la demencia precoz-. Hasta aquí el diagnóstico es sólo descriptivo-sintomático. Luego, Klein agrega, que esta evaluación se verificaba también por la ausencia de toda enfermedad orgánica, porque así lo puso en evidencia el examen previo y en segundo lugar porque pudo ser abordado con instrumentos propios de la psicología. También, descartó entre la multiplicidad de sentidos posibles, una psiconeurosis.


Klein (1982) no sin asombro notó dos cuestiones que hacen obstáculo al mencionado diagnóstico: a) En Dick se trataba de una inhibición del desarrollo, más que de una regresión y b) la demencia precoz tiene poca incidencia en la infancia, por lo que algunos autores no aceptan su presencia en la niñez. Por otra parte, Anna Segal  (1982) en su libro sobre “Melanie Klein” y en este contexto de imprecisiones considera que el diagnóstico probable de Dick sería el de autismo precoz, configuración clínica aislada por Kanner en 1943. Nosotros vamos a considerar un estar siendo del pequeño Dick en el autismo en el contexto de una familia patrilineal. Dicho estado es posibilitado por la relevancia de un destino de pulsión especifico como la forclusión de sentido, defensa más radical que la forclusión del Nombre-del-Padre también presente. 

En Lacan es posible leer una tesis según la cuál en el pequeño autista se generan alucinaciones, que se constituyen como una respuesta que se encuentra en el fundamento de la denominada falta de atención del pequeño. Recordemos que una alucinación implica el retorno de un significante forcluido en lo real. De esta manera, las exteriorizaciones autistas se configuran como una envoltura formal (catáfilas) de una voz alucinada que el niño oye en su inmediatez. 

Fuente: Moreira, Diego (2018), "Gozo autista y lenguaje"